miércoles, 16 de enero de 2013

Cámara de pieza



Me suelen irritar muchísimo aquellas películas que "disimulan" su falta de condiciones con un manto invisible y autoconsciente que los "muy entendidos" no dudan en denominar como "humildad de medios". No sé qué tiene que ver una cosa con la otra. El disparadero emocional no debe ser confundido con la simple y pura pájara onanista, y en vanguardia quizá se separen como enigmas de lo pueril, adláteres hermosos o, en términos gastronómicos, ese pequeño e intenso bombón capaz de eclipsar incluso a la caza especiada a la D. O. Con la aparición del no-cine (y excúsenme), o audiovisual hibridado, o "tivimuvi" de calidad, lo arrinconado ha sido el cine-mastodonte, la cortina (aparatosa) de terciopelo y, cómo no, la necesidad del desplazamiento como intocable munición justificada por sí misma. El corolario se hace, ya, interminable, por lo que, hablando de necesidades básicas, me viene como anillo al dedo (y podría ser otra) una "pequeña" producción canadiense en la que el mcguffin no es otro que la posible fascinación que en el espectador medio ha de ejercer un protagonista de extracción tan exótica como la Inuit. El problema es que CE QU'IL FAUT POUR VIVRE (LAS NECESIDADES DE LA VIDA) le hace un flaco favor a la causa, caso de que exista, además de descubrir demasiado pronto las previsibles cartas de su bisoño realizador, que filma cada acto, cada mirada de ese ensimismado multiusos llamado Tivii (curiosa mamertología) como si una revelación nos fuese a ser mostrada a nosotros, los afortunados espectadores que hemos elegido lo raro en lugar de lo trillado. Por desgracia, y lejos de la punzante ambigüedad primitivista practicada por un Lisandro Alonso, y ya no hablemos de Flaherty o el Murnau de TABÚ, esta "oda a la diferencia" no trasciende (y apenas entretiene) por su abigarrado sentido del autoencorsetamiento. Una rareza muy poco rara, vaya.
Saludos glaciales y árticos.


No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!