martes, 30 de agosto de 2011
A la tercera va la vencida
Tres, nada menos; tres veces he tenido que ver MULHOLLAND DRIVE para concederle cierto margen, para dejar de crucificarla, para cogerle puntos a favor y para pensar que no es de lo peor de David Lynch. Después de todo lo que he dicho de esta película, me parece que no es moco de pavo, teniendo en cuenta, entre otras veleidades, la incomprensible deriva de un director de cine que ha ido mutando poco a poco en un superego con patas y tupé... Así y todo, me niego a "contar" la película, a desbrozarla; y eso que no es tan complicada como pretende ser, lo que pasa es que está contada en plan guasón, para que te fijes en un aspecto sin importancia mientras las claves campan a sus anchas delante de tus narices pero disfrazadas de detalle sin importancia ¿Ingenioso? De acuerdo, lo es; pero no es menos cierto que puede asomar la pedantería clásica de los listillos. A Lynch le podía haber salido un thriller melodramático de campeonato, porque la historia tiene un plus de sentimiento que al de Montana le suele faltar la mayoría de las veces; en lugar de ello, se enfatizan una enormidad de bifurcaciones que casi nunca llevan a ninguna parte, o al menos no tienen tanta importancia como la que se le quiere otorgar. Derivar sobre los motivos esotéricos, finalmente no más que trastornos psicológicos, es lo que le resta emoción y hondura; mismo caso que los momentos puramente "lynchianos", que ya cansan un poco porque nos los conocemos de memoria y parecen calcos de otros (las canciones en directo; las apariciones de ultratumba...). Insisto, es una pena, porque aquí sí que hay una historia poderosa y no un argumento basado en una anécdota, como ocurría en INLAND EMPIRE y sobre todo en LOST HIGHWAY. Se ve claramente en la confusa y extremadamente extraña secuencia final: podemos percibir cómo Lynch intenta arañar desesperadamente la realidad que tanto se ha empeñado en dejar atrás sin éxito, porque para cuando deja de especular y FILMA como un director de cine, se desinfla y obtiene la mera apariencia de un serial barato. Encontrar el término medio, el equilibrio, siempre ha sido una virtud reservada a los mejores contadores de historias; en MULHOLLAND DRIVE ocurre exactamente lo contrario: se han tirado demasiados muebles por la ventana y ahora, que ya han llegado los invitados, nos hemos quedado hasta sin mesa para servir el té.
Saludos desdobladamente desdoblados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
7 comentarios:
Ufff... Toca usted una de mis películas favoritas!!
Debo decir que entiendo la crítica, la cual argumentas muy bien, además de constructivamente... Sin embargo, yo esta película la disfruté en un plano puramente onírico, siendo cierto eso que señalas de que la historia daba para sacarle más cinta y profundidad... Lo que pasa es que estéticamente me resultó tan, tan turbadora e incluso hipnótica, que a mí me pasó al revés, para cuando llegó el té me importó tres cojones tomármelo en el suelo...
Saludazo!!
mmmm a mí no me gustó casi nada cuando la vi, pero en posteriores visionados me ha ido pareciendo mejor cada vez. Sigo pensando que le sobran bastantes minutos pero tiene momentos memorables. Un film muy irregular pero, por momentos, fascinante.
Pienso igual que El Chus, palabra más o menos: es tan hipnótica y sugerente esta película que se puede disfrutar perfectamente a otro nivel, sin necesidad siquiera de pillarle todas las claves a la historia; intuyendo y dejándose llevar, como en un sueño. Me fascinó tanto en su estreno que la vi dos veces seguidas en pantalla grande (en el Avenida, un cine que probablemente usted conozca y al que hace años ya no voy). Mmmmhh, esa limusina avanzando sigilosa por las colinas de Mulholland Drive, noche cerrada y música de Badalamenti... Una maravilla.
Mis oníricos saludos.
David Lynch es un visionario, probablemente sea el único cineasta al que se le puede colocar la etiqueta de posmoderno. Obras maestras como "Carretera perdida" o "Mulholland Driver", han abierto nuevos caminos en el ya desgastado y manido lenguaje cinematográfico. No se le debe juzgar desde la tiranía impuesta por la narración clásica, aunque dentro de la misma también ha demostrado ser un verdadero maestro ("El hombre elefante", "Una historia verdadera"). Él construye a partir de la fragmentación de lo narrado, en un intento de acercarse a la abstracción y dejar en un segundo plano la relativa importancia del guión. "Mulholland Drive" es un puzzle concebido con la precisión de un cirujano; están todas las piezas, correspondiendo al espectador la acción/reflexión de colocarlas adecuadamente. En el fondo, lo único que hace es extremar lo que ya habíamos visto en "El gabinete del doctor Caligari"; y en determinadas obras de Lang ("La mujer del cuadro" y "Perversidad") o Bergman ("Persona" y "La hora del lobo").
Un saludo.
Chus, te digo que mi película favorita de todos los tiempos es BLUE VELVET... Es decir: que no le tengo manía a este señor...
Luis, otra vez coincido contigo casi al 100%; en trozos separados de 5-10 minutos son pequeñas obras maestras, pero dos horas y pico a mí me han llegado a aburrir soberanamente...
Kine, supongo que te refieres al de Sevilla ¿?... El único cine en V.O. que se conserva...
Traiana, la primera vez no entendí nada y me aburrí mucho, pero como Lynch es Lynch me dije que a lo mejor el tonto era yo. La segunda vez me quedé dormido a la primera hora... La volví a ver hace un par de meses y la cosa cambió. No me parece una obra maestra, pero tiene su gracia...
Ricardo, es estupendo lo que comentas; el cine está repleto de (existe por las)referencias, pero a mí me sigue sirviendo la máxima de que una película aburrida es una película aburrida. En este caso creo que el esfuerzo por mi parte no ha sido en vano, así que mejor que mejor...
Gracias a todos por comentar...
Creo que Lynch ariesga cruzando la línea de la coherencia narrativa. No es el primero que lo hace, eso del postmodernismo es bastante antiguo ya (de hecho dicen que Lewis Carroll fue el primer postmodernista). Está claro que a unos aburre y a otros hipnotiza, pero poniéndome filosófico, ¿que es el cine sino una gran ilusión, una mentira que nos ponen delante para que salgamos entusiasmados?. Para mí, para quien Blue Velvet es también una de las mejores películas de todos los tiempos, esta peli es una obra maestra y me dejó boquiabierto, con ganas de verla veinte veces más. Yo no necesito más.
Lo que está claro, creo yo, es que este señor no pone de acuerdo a nadie...
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