martes, 12 de abril de 2011

Los medios nunca justifican un fin



Si comienzas tu andadura como director de cine con algo como 12 ANGRY MEN, está meridianamente claro que el destino te tiene preparado un lugar de honor entre los más grandes. Discutir a día de hoy si Sidney Lumet fue uno de los más grandes de Hollywood es discurso baladí: lo era. Y mi sentido homenaje tenía que ser con su debut, puede que el más rotundo de toda la historia junto a NIGHT OF THE HUNTER o CITIZEN KANE, aunque Lumet, al contrario que Laughton, no se arredró ante nada y conjugó una larga y sólida carrera, que además no tuvo por qué buscar acomodo fuera de Hollywood pese a su vocación de mosca cojonera del sistema. Paradigma de esto último, 12 ANGRY MEN supuso uno de esos reveses que el stablishment tiende a mirar con recelo y fastidio; inteligente e intensa, la deliberada teatralidad de su puesta en escena no hace más que reforzar la sensación de agobio que ya impregnaba el original de Reginald Rose. Su guión es ya todo un clásico del inconformismo y la lucha por la verdad: Un jurado popular de doce hombres delibera la condena de un hombre acusado de matar a su padre. Once lo tienen más que claro: culpable y pena de muerte. Sin embargo, un solo hombre se interpondrá en esta drástica decisión; no lo hará por capricho o cabezonería, sino porque no está en absoluto convencido de dicha culpabilidad, y por tanto se niega a enviar a un hombre hacia su final. Sí, el personaje de Henry Fonda te levantará del asiento y hará que aplaudas, te pondrás a su lado indefectiblemente y volverás a creer en el gastado término "justicia". Pero no nos equivoquemos, 12 ANGRY MEN también contiene un mensaje profundamente pesimista, como si el propio Lumet nos anticipara que luchar contra el sistema cuando lo tienes en contra te exime incluso de la presunción de inocencia, y esta negrura implícita es, también, la que ha hecho de esta obra maestra absoluta más que un film de calidad, quizá un referente de pensamiento que en estos tiempos se me antoja tan necesario...
Valga esta pequeña reseña como homenaje a un grande de los de verdad, Mr. Sidney Lumet.
Doce saludos.

2 comentarios:

elprimerhombre dijo...

Tremenda obra maestra, indiscutible. Nadie diría que fue su ópera prima.

Un saludo!

Cinemagnific dijo...

Desde luego, obra mestra indiscutible. Y joder, esto es el inicio de Lumet, pero cerrar su filmografía a los 80 años con maravillas como Antes que el Diablo sepa que has muerto es inaudito. Hemos perdido un grandísimo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!