viernes, 23 de agosto de 2024

Prohibido enamorarse


 

De Alain Delon se podrán decir muchas cosas en el futuro. Si tenía grandes dotes interpretativas, un gran carisma, o si desprendía como nadie el aura de las estrellas. No lo sé, pero Delon era un símbolo, la perfecta encarnación del galán irresistible, y por ello altivo, distante, lo que le sirvió para labrar una interesantísima filmografía, que tanto alternaba los trabajos comerciales con impagables colaboraciones al lado de grandes autores. Daremos un pequeño repaso a sus películas, algunas, todas interesantes, incluso reveladoras, que nos servirán como homenaje tanto como semblanza de una figura polémica, irrepetible y parte activa del Olimpo fílmico de todos los tiempos. Comenzando en un lejano 1958, en el que Delon firmó uno de sus primeros papeles protagonistas. En CHRISTINE, y junto a una también jovencísima Romy Schneider, interpretaba a un teniente alemán que mantiene un peligroso romance con la mujer de un poderoso aristócrata, pero por casualidad se cruza en su camino la joven Christine, hija de un modesto músico, de la que cae perdidamente enamorado. Atrapado entre el deseo de abandonar a su amante, que no se lo pondrá fácil, y casarse con su amada, el carácter de su personaje se va oscureciendo al mismo tiempo que el tono de la película, falsamente jovial, y que desemboca en un final realmente jodido, por mucho que el almibarado Pierre Gaspard-Huit intente enfatizar el lado romántico de la extraordinaria obra de Arthur Schnitzler, "Liebelei", que conoció una magistral adaptación 25 años antes, a cargo nada menos que Max Öphuls. Aun así, es una película que mantiene el buen tono, y en la que ya se adivinan muchos de los modos interpretativos de Alain Delon.
Saludos.

2 comentarios:

ricard dijo...

Vi que estaba disponible en Filmin y sentí curiosidad. Tu reseña acaba de convencerme y procuraré verla un día de estos.

Saludos.

dvd dijo...

Es muchísimo mejor la de Öphuls, pero no está nada mal. El texto original es sublime y difícil de estropear...
Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!