viernes, 9 de junio de 2023

Películas para desengancharse #106


 

1979 es (al menos desde la perspectiva presente) uno de los años más inexplicables de los oscar. Ver a Robert Benton erigirse sobre Coppola podría ser suficiente, pero hubo otras "lindezas" aquel año. De las más incomprensibles, a mi parecer, es que no ganase como mejor actor Peter Sellers, que en BEING THERE da una lección sobre cómo ser histriónico sin apenas mover un músculo, al tiempo que adelantaba un personaje-tipo, luego incontables veces imitado. Su Mr. Chance implica a ese Cándido de Voltaire, maravillado de la artificiosidad del mundo, al tiempo que impregna a los sabelotodos a base de inocente literalidad. El enigma de ese hombre es mantenido hasta la genial escena final, que no desvelaré, y que comienza abandonando la casa en la que ha sido jardinero y de la que no ha salido jamás. Chance no sabe leer ni escribir, y ni siquiera es capaz de procurarse alimento, pero un accidente fortuito lo llevará hasta la imponente mansión de un influyente hombre de negocios, que encuentra en él a un gran y confiable amigo mientras encara la inevitable muerte. Para decir que no les gusta esta alegoría sobre la estupidez, pueden apelar a su dubitativo y extraño tono, que muta de la comedia absurda a la sátira social, prácticamente sondeando un surrealismo que se hace carne con la maravillosa interpretación de Sellers, paradigma de ese hombre tan transparente que no puedes evitar pensar que oculta algo todo el tiempo. Hal Ashby siempre fue un gran incomprendido, en mi opinión un adelantado a su tiempo, como una especie de Kubrick "con alma" (si hasta suena el "Así habló Zaratustra"), y esta película puede considerarse su obra más representativa. Luego la han copiado, sí, incluso abriendo una caja de bombones...
Más que una buena película, una experiencia hipnóticamente conductista.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!