lunes, 9 de agosto de 2021

Películas para desengancharse #97


 

Mi único recuerdo de THE BREAKFAST CLUB era bueno, al menos el de un adolescente que se veía representado en lo que no era más que, efectivamente, una representación de lo que la adolescencia significa. No he vuelto a verla hasta ahora, y he suspirado aliviado al constatar que, sin ser un desastre, es bastante peor de lo que la recordaba. Esta es una película sobre cinco jóvenes diciendo y haciendo chorradas, que es lo que pasa cuando no se tiene un móvil, que sale la personalidad de cada uno, en la mayoría de los casos banal. Es cierto que Hughes (un director al que nunca le he pillado el punto del todo) aprovecha el tirón de sus cinco intérpretes, y confía en que su unión funcione por sí sola. Al principio tiene su gracia, con la presentación de cada uno en ese infame sábado de castigo en el instituto, y cómo los vamos conociendo: el empollón, el macarra, la pija, el deportista y la rarita. Es así, o así era en los ochenta, porque, de hacerse hoy día, hubiese importado menos la definición, y seguro que hubiese caído algún negro y/o gay (cosas de las cuotas). Y, bueno, más o menos es entretenida, justo hasta que empiezan los momentos injustificadamente ochenteros, con música "moderna" de fondo y los jóvenes haciendo el chorra. No sé, me parece que hay que ser muy nostálgico para defender esta película; y no hay más que echar un vistazo a su elenco, que por entonces iba a comerse el mundo: el único que ha demostrado ser un buen actor, y con una carrera que dura hasta hoy, ha sido Anthony Michael Hall, curiosamente el que menos proyección parecía tener por entonces.
No sé, se puede ver, e igual les gusta...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!