lunes, 9 de noviembre de 2020

Es sólo r'n'r, pero...


 

No puedo comenzar esta reseña sin indicar mi absoluta subjetividad sobre la película de hoy... Bueno, siempre lo es, pero hoy se va a notar mucho más. A finales de los ochenta yo era un lector compulsivo de comics, incluso coleccionista, pero aún no he logrado explicar(me) qué fue lo que ejerció sobre mí una fascinación tan potente cuando descubrí THE NEW MUTANTS, aquel extraño grupo de superhéroes que ni siquiera querían serlo, y que poseían una extraña cualidad: si bien la premisa era conservar a este grupo como jóvenes inexpertos, sus historias eran verdaderamente oscuras, llegando a rozar lo enfermizo. Desconozco si Chris Claremont los creó como experimento o venganza, pero sí hay una razón capaz de explicar esta insana fijación, aunque para ello deben indagar sobre la obra de Bill Sienkiewicz, uno de los genios más impresionantes de la historia del cómic. Así las cosas, THE NEW MUTANTS (la película) es prácticamente indefendible, pero voy a romper una lanza ante lo que creo que va a ser una masacre injusta. Lo primero es que este grupo de personajes estaba efectivamente desgajado de sus "hermanos mayores", los X-Men, lo que daba la sensación de estar ante otra cosa muy diferente, con sus propias reglas y motivos. A esta película le fallan muchas cosas, pero nunca la intención. Le falla la comparativa, porque en apenas hora y media se nos pide que entremos de lleno en el complejo mundo de Magik, Mirage, Wolfsbane, Cannonball y Sunspot, dando por hecho que un rápido barrido por sus traumas y obsesiones nos van a poner en situación, cuando en los comics llevaba sagas de varios capítulos centrarse en un solo personaje (de hecho, este film está extraído vagamente de la magistral saga del "Oso místico"). Luego está el casting, bastante acertado menos en el personaje fundamental, Danielle Moonstar, que resumiré con esta frase: "Una chica de Disney Channel, tapándose constantemente sus incipientes senos con una rebequita, mientras pone cara de estreñida". En mi opinión deberían haber incluido algunos personajes más, como Karma y Cypher, aunque esto hubiese alargado el metraje; y de Warlock no digo nada, porque me temo que me moriré sin ver a este maravilloso personaje en pantalla. En definitiva, una película gafada desde el principio, con sucesivos recortes que pospusieron su estreno durante dos años (pandemia incluida), pero con un espíritu transgresor y bastante ochentero (en el buen sentido), que nos hace albergar una mínima esperanza a los fans de que en un futuro pueda haber una continuación corregida y aumentada.
Lo mejor: una explosiva Anya Taylor-Joy.
Lo peor: no sale Warlock...
Saludos.

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