viernes, 7 de abril de 2017

Ettore scola. Un italiano en Italia #15



Es notorio el salto evolutivo que experimenta el cine de Ettore Scola a partir de LA TERRAZZA, de 1980, enloquecido y mordaz retablo de los usos y costumbres más característicos de la sociedad italiana, capaz de lo más noble y, a la vez, lo más bajo. La crítica, en este caso, se encuentra en las incapacidades de un grupo de amigos que se encuentra regularmente en la terraza del título, donde se celebran inacabables fiestas y donde convergen para fomentar unas relaciones que en realidad tienen más de artificio que de otra cosa. Scola divide la película a partir de la observación minuciosa de cada uno de ellos y cómo rara vez la cara social se corresponde con la íntima. Con un reparto difícilmente repetible (Trintignant, Gassman, Tognazzi, Mastroianni, Sandrelli, una Carla Gravina inmensa y que ganó el premio en Cannes...), el absurdo entronca con la piedad que el director siempre despliega por sus personajes. Un guionista incapaz de escribir una sola línea desde hace años, aunque tiene el apoyo incondicional de su mujer; el productor, decadente y adinerado, que pacientemente espera ese guion genial, pero que asimismo no es más que un fantasma para su propia esposa; un tipo, bastante irritante, que presume de estar a la izquierda de la izquierda, aunque su vida sea tan convencional y pequeñoburguesa que le avergüence hablar de la misma; y, por último, el retrato más complejo y conmovedor, el de un viejo político del Partido Comunista que se enamora de una joven que se atreve a llevarle la contraria, desestabilizando su longevo matrimonio y abriendo un interesante debate al espectador sobre la conveniencia del corazón alterado frente a la razón inalterable.
LA TERRAZZA no tuvo precisamente una buena acogida en Italia, donde la mirada equidistante de Scola resultaba muy conservadora para la izquierda y demasiado atrevida para los conservadores, motivo más que suficiente para atender al cine como un arte que trasciende la cortedad de los políticos, y que es capaz de diseccionar toda una sociedad en dos horas y media, que a algunos les parecerá mucho tiempo para observar algo, y sin salir de una terraza...
Maravillosa película.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!