martes, 24 de septiembre de 2013

La integridad del rey #1



En la notable filmografía de King Vidor abundan los temas y motivos, aunque es justo reconocer lo mucho y bien que este director se ha ocupado de esos personajes cuya honestidad e integridad moral se ve constantemente puesta a prueba por culpa de una sociedad envidiosa y mediocre, incapaz de valorar su valía precisamente por chocar con una moral a prueba de bombas. Sin embargo son dos los títulos que a mí más me llaman la atención respecto a esto que apuntamos y que revisaremos entre hoy y mañana. En THE CITADEL, de 1938, Vidor adaptaba la exitosa novela de A. J. Cronin centrada en un voluntarioso médico recién licenciado en el Gales de principios de siglo cuya vocación y esfuerzo son socavados constantemente. Desde su primera ocupación en un pueblo minero, donde se enfrentará cara a cara con las precarias condiciones de los mineros, con muertes por culpa de las desatenciones y con el estado dando la espalda a quienes curiosamente sustentan la base de su economía. El prematuramente desaparecido Robert Donat daba vida con su elegante estilo interpretativo a este hombre (con Vidor de por medio, la palabra "hombre" cobra una dimensión mayor), primero un joven que dedica toda su vida a ayudar a quien lo necesita, apoyado incondicionalmente por su joven esposa (la estupenda Rosalind Russell), pero que llegado el momento tendrá que elegir entre ser pobre y honrado o desperdiciar su talento en un lujoso hospital privado, donde se concienciará de quienes necesitan realmente la atención medica. THE CITADEL tuvo cuatro nominaciones a los oscar y fue un sonado éxito en su momento, pero lo más importante fue la vertiente que ya Vidor exploraba desde su etapa muda y que luego se convirtió casi en una constante, esas historias en apariencia grandes, heroicas, pero siempre poniendo en alza valores humanos difíciles de sostener. Una gran y hermosa película, y una de esas lecciones impagables sobre lo maravillosamente imperfectos que son los seres humanos.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!