viernes, 23 de agosto de 2013

Peldaños sin rumbo



Finalmente las benditas vacaciones han supuesto un intervalo dilatado entre iguales; curiosa paradoja, pero vaya, aquí estamos y es lo que importa. Hilamos, por tanto, entre dos films de un joven director canadiense no sólo para dar a conocer su personal manera de entender el cine, sino para reivindicarle (exigirle, más bien) una mayor potencia fílmica a la hora de desarrollar unas ideas, que de tan originales terminan por decepcionar. ASCENSION, su segundo film, de 2002, es un ejemplo perfecto de cómo jamás se debe acometer una idea ambiciosa, y lo es. Se trata de una supuesta experiencia a medio camino del misticismo mesiánico, el terror atmosférico y eso que se lleva tanto ahora y que es "una peli sobre el fin del mundo". Tan a medio camino, que no llega a ninguna parte, exactamente igual que sus tres impávidas (y únicas... ¡cuidado!) protagonistas, tres mujeres ataviadas con túnicas y capuchas que llegan a una especie de fábrica abandonada para hacer una cosa rarilla, que no es otra que subir escalones en una "ascensión" que, supongo yo, metaforiza una posible subida a los cielos donde les ha de esperar eso tan pinturero que es "El Creador"... En fin, que no les como más la moral y les prevengo de que en la peli no pasa nada de nada, excepto subir escaleras durante hora y media larga, y que si a uno no le da por mirar la sinopsis ni sabemos que ha ocurrido un apocalipsis ni leches. Resumiendo: que el señor Hussain, de nuevo y exactamente igual, se ve impotente para plasmar en imágenes lo que supuestamente bulle en su "privilegiado" cerebro. Pero, oh pobres mortales... ¿qué sabremos nosotros de los designios de los iluminados?...
Saludos con síndrome post-vacacional agudizado...

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Pues le pasa como a mí. Por eso yo es que ni me pongo a hacer películas. Pa qué.

dvd dijo...

Yo, mientras exista el punto de cruz, lo considero una pérdida de tiempo...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!