
Hablaré más adelante de GOMORRA, cuando su exagerado perfume narcótico haya desaparecido o, al menos, atenuado. Hoy le toca a la otra, bastante más fácil de abordar.
IL DIVO arranca presentando a la clase política italiana exactamente igual que Tarantino hacía con sus señores coloreados en RESERVOIR DOGS, primer punto en contra. En interiores, la cámara no cesa de sobar del zoom hacia los rostros, unos rostros a veces desencajados, otras impertérritos... se pretende emular la desbordante coralidad de 8 1/2, pero Fellini es muy grande para eso. De repente, un enorme salón vacío, pasos y su eco y una figura oscura al final; estética por la estética, porque la figura no dice ni hace nada... probablemente demasiado Greenaway en el subconsciente. De vez en cuando, el director salpica esa "realidad forzada" con imágenes al borde del surrealismo, oníricos bailes sin sentido aparente... ¿Han visto INLAND EMPIRE? Encima se nos exige una memoria de elefante a la hora de interpretar toneladas de información acerca de la corrupción política italiana y sus conexiones mafiosas; hasta tal punto, que unos simpáticos e informatizados cartelitos deben recordarnos de quién se habla en cada momento.
Por cierto, la película habla de Giulio Andreotti.
Saludos por piezas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario