domingo, 12 de noviembre de 2023

Rincón del freak #572: Prescindir del guion como tabla de salvación


 

Me parece muy curioso el caso de SILENT HILL, la película, que se rodó un poco a regañadientes, cuando ninguna productora importante quería hacerse cargo de uno de los videojuegos más exitosos y rompedores de la historia. El motivo parece claro, porque desarrollar la historia allí contenida es casi imposible en un solo largometraje, y recrear su insana atmósfera, una quimera para el público estadounidense, acostumbrado a un terror más "normativo". Sin embargo, Sony Pictures contacta con Konami, e idea una improbable coproducción, con equipo franco-canadiense, pero con estrellas de Hollywood, como Radha Mitchell, Laurie Holden o Sean Bean. El resultado fue una película extrañísima, ni siquiera mala, como el corpus de un videojuego trasplantado a una maquinaria cinematográfica. La sensación principal es la de una aventura gráfica "con personas", salvando las diferencias, algo así como TRON o mucha de la fantasía japonesa de principios de los dosmil. Pero lo más destacable es el absoluto desdén por elaborar un mínimo guion, algo decente y comprensible. Porque: mi hija tiene pesadillas, sueña con un sitio que se llama Silent Hill; la seguridad social no me comprende, así que me llevo a mi hija (la rapto, más bien) a Silent Hill, que es un sitio de pesadilla, pero que allí seguro que se cura. Por el camino, me escapo de una agente motorizada y derrapo después de imitar a Carlos Sáinz Sr. Mi hija, por su puesto, se pierde, así que me meto en el pueblo fantasma con sólo una rebequita de punto... ¿qué puede salir mal? En un momento dado, la mujer policía, que es un poco loca del coño también (dios las cría) pierde toda esperanza de volver, porque el camino se ha derrumbado literalmente. Pocas escenas después, el padre de la niña y agraviado por su madre, acompañado de un inspector, llega a Silent Hill... en coche... ????... A eso le llamo yo tener los huevos morenos...
Seguro que a los gamers de entonces les encantó. Yo, sin que me parezca un horror, pude acabarme las dos horas.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!