jueves, 6 de julio de 2023

El tiempo que nos quede


 

Deben ser pocas las películas que logren capturar el sentimentalismo de un tiempo perdido, ahogado por el idealismo, que salten con ligereza sobre la autocomplacencia de "caer bien". Mejor dicho, prescindir del artificio romántico para "ser" lo romantizado. Un gran ejemplo de esto lo encontramos en DADDY NOSTALGIE, con la que Bertrand Tavernier rescató del retiro nada menos que a Dirk Bogarde, para situarlo en el centro de una compleja historia de amor, la de una mujer que visita a su padre tras una grave operación. Compleja pero con estructura sumamente sencilla, contradictoria por la calma que desprenden sus imágenes, porque toda la tormenta interior es un gigantesco off, como si la narración en fuera de campo fuese parte del presagio, de que esos serán los últimos momentos junto a ese hombre que apuró la vida hasta las heces, y ahora languidece junto a una mujer mojigata por razones aún más extrañas. El film partía de un guion firmado por Colo O'Hagan, de la que Tavernier se separó diez años antes, en 1980, y es un reposado tour de force entre Bogarde y Jane Birkin, que intenta dar posible réplica a la majestuosa interpretación de quien parece flotar en cada escena sin esfuerzo. Es una lección de cine, que me permito recomendar a cualquier aspirante a cineasta que esté buscando su voz, que nos sigue descubriendo a ese gigante un poco escondido que siempre ha sido Tavernier, y que pone de manifiesto la máxima proustiana de que sólo lo efímero puede ser inmortal.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!