domingo, 19 de junio de 2016

Rincón del freak #240: ... ¿Parará, papá?... Parará, Pachín...



El caso es que SYMBOL, la única película que había visto hasta ahora de Hitoshi Matsumoto, me había gustado, moderadamente, haciendo un esfuerzo titánico por superar su marciana filosofía, pero era una marcianada entretenida al fin y al cabo. Ahora bien, hay según qué cosas que uno no puede tragar con condescendencia, porque se corre el riesgo de no ser lo suficientemente críticos. En R 100, su último ataque terrorista, este señor imagina a un japonés de triste existencia, ya que su mujer está en coma y debe mantener a su hijo pequeño con la única ayuda de su suegro. Vale, y me vale también que tenga una tendencia masoquista extrema, que le lleva a contratar los servicios de una "empresa" que le hace un extraño contrato, según el cual se compromete a estar supeditado a los caprichos de dicha empresa durante un año, con la gracia de que varias dominatrix se presentarán a hacer de las suyas sin avisar, en cualquier momento y lugar. Problema gordo: Matsumoto quiere hacer una crítica tremebunda al "Japo way of life", pero cae en la misma trampa que intenta tender a lo que suponemos censura, y el producto final pierde rigor y se va convirtiendo en la parodia que no debería ser. Es el fino encaje de bolillos que a Berlanga le salía tan bien: tomarte completamente en serio para poder reírte de los demás. Es cierto que ayuda bastante conocer la singular idiosincrasia de este showman todoterreno para no perderse por su universo de bizarradas sin límites, pero yo apenas la recomendaría a quien esté ampliamente iniciado en estas cosas, no vaya a ser que de una anécdota salga una canción en bucle...
Saludos.

2 comentarios:

ricard dijo...

Es una marcianada que empieza bien, con un punto de partida gracioso y casi bien contado, continua regular ya con muchas reiteraciones y termina fatal, en plan cutre-bizarro.

dvd dijo...

Y el villano es una luchadora de lucha libre de más de dos metros...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!