miércoles, 9 de abril de 2014

Double Dragon System



Vengo a defender ONLY GOD FORGIVES, porque creo que lo merece, por su valentía y, mejor, por el riesgo que Nicolas Winding Refn toma tras las muchas flores recibidas con DRIVE. Y no es signo de estos tiempos que un director de cine abandone a su suerte el posible talismán hallado y decida zambullirse en un acto de autoconocimiento que le permita a él y, sobre todo, a sus espectadores seguir indagando en perfiles más arriesgados. La historia que el danés cuenta aquí es sencillísima, muy trillada y muy asimilada para cualquier cinéfilo, una especie de INFILTRADOS con menos diálogo y más luces (sobre todo lo último); el descubrimiento, a mi entender, consiste en la búsqueda de otra forma de diálogo, más visual, sí, pero aún más "sensorial", entendiendo que nuestros sentidos pueden verse asaltados en cualquier momento por imágenes y recuerdos que, o bien creíamos desaparecidos desde nuestra infancia, o bien nuestra jodida "madurez" nos indica que es una forma trash e inservible, desde luego para llevártela a Cannes (donde no fue recibida precisamente mal). Yo no sé qué les habrá sugerido a cada uno de ustedes, pero yo me acordé inmediatamente de aquellas maravillosas salas recreativas, y más concretamente de algunas máquinas con juegos de artes marciales en las que dos luchadores desplegaban su arsenal de hostias hasta dejar seco a su oponente. Ahora quiero que un sesudo crítico, un defensor de Godard, o Rocha, o Kieslowski, me diga que no puede construirse un discurso fílmico a partir de, por ejemplo, un recurso adolescente, porque sería una imprudencia por su parte. Recordemos que el 99'9% del cine palomitero se basa en los juegos de consolas de última generación; una mutación desafortunada y que aporta menos de lo que resta a esa búsqueda formal a la que aludíamos antes. Que Wnding Refn tenga la osadía de llevarnos a Bangkok y presentarnos a un héroe que no lo es (porque en realidad es un traficante) y que se pega toda la película recibiendo leches, que su mayor oponente, el villano, sea un policía que corta cabezas y canta en karaokes, y que además sus enfrentamientos ocurran en un plano general, casi nos hace desear que aparezca la familiar barra de energía sobre sus cabezas. Y esto también es espectáculo, pero hay que saber digerirlo a su ritmo...
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Le sobra la metafísica pueril de Jodorowsky. Por lo demás, estupendísima película emparentada con el estupendísimo Noé.

dvd dijo...

¿Gaspar o el del arca?...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!