domingo, 20 de abril de 2014

Rincón del freak #151: La estética inversa y los polos dormidos



En algún sitio, no recuerdo dónde, ya dije una vez que no era Kathryn Bigelow una directora de la que uno pudiera fiarse. No me gustaría ser malinterpretado, simplemente me veo en la obligación de dar cuenta de la trayectoria de una cineasta que, aunque es capaz de asumir riesgos que todos hemos celebrado (ZERO DARK THIRTY, THE HURT LOCKER...), siempre deja algunas extrañas estelas de un conservadurismo tipificado como la palabra en clave en caso de que el experimento empiece a doler demasiado. Y un poco de sadomasoquismo hay, es cierto, en una película tan ridícula y aburrida como THE WEIGHT OF WATER, la adaptación que Bigelow realizó en un momento que podríamos denominar de anquilosamiento de una novela digamos que de escaso bagaje intelectual. Instalada entre finales del XIX y finales del XX, y construida como una imposible correspondencia entre un oscuro suceso histórico y la "investigación" que del mismo emprende una fotógrafa... ¿El problema? El problema es que toda la parte en tiempo presente parece un anuncio de colonia para hombres intrépidos, con su barquito de vela, sus tripulantes arremangados e incluso la calientapollas de turno chupando cubitos de hielo. Con este rápido esbozo todo el esfuerzo derramado en la parte del pasado, que es muy superior pero que no se puede encadenar de ninguna manera, parece como si se tratara de otra película diferente; es una extrañísima sensación, ya digo, ver un sensacional confrontamiento interpretativo entre Sarah Polley y Ciarán Hinds, y seguidamente no poder evitar una carcajada con la ineptitud de Elizabeth Hurley y un Sean Penn loco por coger el cheque y del que no descarto que se pasara ebrio todo el rodaje... Encima es larga, y encima tiene un final francamente ridículo, y teniendo en cuenta que han pasado 14 años y nadie se acuerda de este despropósito, parece preclaro seguir desconfiando de los tambaleos de Bigelow... ¿o no?...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!