viernes, 13 de enero de 2023

Los pájaros a las escopetas


 

El caso de Ruben Östlund es diametralmente distinto al de ayer. Hablamos de un cineasta, conquistador de casi todos los premios existentes, y que propone un cine complejo en la estructura, pero con vocación de bajar al suelo cualquier tema que aborde, acercarlo para que cualquiera lo entienda. TRIANGLE OF SADNESS, últina ganadora de la Palma de Oro en Cannes, es una película mutante, un relato que como sus personajes se va adaptando a los cambios e imprevistos, sabiendo que a veces bajarla cabeza es el único modo de no perderla. En su arranque, pareciera que Östlund volviera al corrosivo retrato social de THE SQUARE, con una agencia de modelos masculinos y un joven que quiere abrirse paso como sea. Junto a su pareja, modelo e influencer, asisten a un crucero de lujo, invitados por un seguidor anónimo, y allí se entremezclan con millonarios, descubriendo que cada uno lo es por distintos motivos. Es en ese momento en que el cineasta sueco adopta manera buñuelianas, y despeña a sus personajes entre la burla y el escarnio, en una suerte de carnaval de excesos, donde no faltan buenas dosis de vómitos y diarreas durante una tremenda tormenta. Con el espinazo aún humeante, aún queda tiempo para una coda, en mi opinión innecesaria, en la que se invierten los roles y las miserias de estos personajes llegan a un extremo adyacente a la parodia de trazo grueso.
Es una buena película, incluso con algunos momentos de gran brillantez, pero en ningún modo es el mejor trabajo de su director, que debería empezar a no engreírse con sus "guiones originales" e ir admitiendo las influencias, que son muchas.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!