jueves, 24 de agosto de 2023

Avenidas del tormento


 

No se está hablando lo suficiente de ello, pero a Kevin Spacey resulta que lo han absuelto de todos los cargos que se le imputaban, creo que todos por acoso sexual. Y resulta también que no dejo de pensar en lo sencillo que ha sido destrozar la carrera de uno de los actores más brillantes de su generación. Y no sé cómo puede repararse algo tan terrible, tan injusto y tan repugnante. Y siempre habrá alguien que diga lo de a toro pasado y blablablá, pero lo de la lapidación mediática es uno de los síntomas de una sociedad enferma por creerse demasiado lista, cuando sólo es listilla. Me parecía, por tanto, poco menos que de justicia traer aquí a este gran actor, aunque sólo fuera hablando un poco de uno de sus trabajos. Algún paralelismo hay entre la deriva  de Spacey y la de su personaje en MARGIN CALL, la deslumbrante ópera prima de J.C. Chandor, donde se diseccionaba con precisión quirúrgica la enfermedad, desde el punto de vista de la debacle financiera de 2008, y más concretamente un agresivo banco de inversión, cuyas cuentas internas destapan el desastre que está por venir. Con un tono casi contemplativo, Chandor delega cualquier juicio de valor en la vertiginosa crónica de ese día inacabable, haciendo hablar a sus personajes, pero también mostrando su reflexión interna ante algo que definitivamente les supera. Una película madura, inesperada e incómoda, con un reparto estelar y unos personajes complejos bien dibujados, entre los que sobresale el ejecutivo leal, que un buen día asiste atónito a la gran mentira sobre la que se ha sustentado su vida misma. No estarían de más algunas disculpas, pero ni las hubo entonces ni las habrá ahora, por lo que me temo que podemos esperar sentados...
Saludos.

2 comentarios:

ricard dijo...

¿Disculpas? ¿Por parte de quién? En el fondo, no creo que los financieros sean los más culpables, ya que les iba su sustento diario. Pero, ¿qué decir de las agencias de calificación? ¿Qué decir de los políticos, que mintieron a todo el mundo diciendo que ésto era jauja? ¿Y qué decir de una prensa inoperante, al servicio de la mentira orquestada para que la burbuja siguiera hinchándose?

La película me gustó como retrato de personajes cercados por su necesidad de llevar dinero a casa. Y lo de que uno descubra el pastel pocas horas antes del desastre es útil dramáticamente pero falta a la verdad de lo que realmente ocurrió. Créeme que sé de lo que hablo cuando afirmo que un año antes de la caída de Lehman Brothers -como mínimo- cualquier economista neutral era consciente del desastre que se avecinaba. Pero a esos los silenciaron. Yo tuve noticia de la inminencia de la catástrofe por un modesto profesor (ni siquiera catedrático) de la Universidad de Barcelona. Era a mediados del año 2007 y nadie hizo nada. Yo tampoco.

Saludos.

dvd dijo...

Qué tal, Ricard? No quito ni una coma a lo que dices, por supuesto, y en ese sentido puede que ésta sea una de las películas que más certeramente ha puntualizado aquel desastre. Las disculpas, más bien, las he echado en falta en relación al caso de Spacey, al que han arruinado la carrera a base de acusaciones sin fundamento. Hay algo en esa necesidad de lapidar personajes públicos, sin casi darles lugar a defender su honor, que alude a lo peor de la condición humana. Viendo esta película, la sensación ha sido doble, de asco y de impotencia: los malos, los mediocres, los desalmados terminan por prevalecer, y a lo mejor no podemos hacer nada. Ni más ni menos...
Un saludo y gracias por comentar.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!