lunes, 20 de mayo de 2024

Una ensalada desangelada


 

En tierra de nadie en Sitges, porque estaba fuera de concurso, pero también porque se vendió como "el gran título de la temporada del cine español", LA ERMITA ejemplifica esa inconcreción con una claridad que parece involuntaria. En su segundo film, Carlota Pereda se muestra ambiciosa y ensaya un relato de terror que constantemente metamorfosea sus bases narrativas en términos tan irreconciliables como el cine social o la sátira costumbrista, emparentándose con cosas muy diferentes entre sí, lo que no permite un resultado fluido, excepto en contadas ocasiones. Como un híbrido descabezado de LOS LUNES AL SOL, EL EXTRAÑO VIAJE y EL ORFANATO, la introducción nos lleva hasta un pueblo vasco, donde cada año se festeja el mito de una niña santa que en tiempos de la peste redimió a una población condenada. Obsesionada con ello, la pequeña Emma visita a una anciana médium, convencida de que ella también posee "el don", y así poder curar a su madre enferma de cáncer. El embrollo empieza cuando la anciana fallece y llega su hija, que subsiste en Madrid oficiando también de médium, pero sin creer en nada de lo que hace. Así, entre fantasmas recurrentes, secretos del pasado y el verdadero problema de una niña que va a quedarse sola en el mundo, la directora se mete en demasiados charcos sin que ninguno sea totalmente satisfactorio. No es un desastre, pero me temo que va a dormir el sueño de la intrascendencia, además de mostrarle a Pereda qué no hacer en futuros proyectos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!