Pregunta de enjundia, incómoda, puñetera ¿Es para tanto THE BOYS? Si has leído el cómic de Garth Ennis, no; en caso contrario, corres el riesgo de perderte una de las mejores series (por inesperada) de los muy últimos años. THE BOYS merece la pena, por supuesto, por su irreverencia, gusto por la hemoglobina gratuita, sexo guarrindongo y todo lo que huela a incorrección política; y no tanto por ser (que también lo es) una demoledora crítica al American Way of Life, vertiente supermongolos en mallas, sino por explicitar, al fin, en una pantalla lo que el cómic (entendido como arte) lleva décadas sublimando verbigracia de una pléyade de escritores más emparentados con la contracultura que con el stablishment. Cierto que, llegado el momento, la serie echa una miaja el freno, pero ello no nos priva de algunos de los momentos más delirantes de la televisión, a cargo de unos entrañables psicópatas como el terrorífico Homelander, el ultraviolento Billy Butcher o todos y cada uno de los arquetipos superheroicos, que encuentran aquí su versión más destroyer (un Aquaman zoofílico, una Wonder Woman bisexual o un Flash enganchado a cierta sustancia). La premisa argumental es sencilla: ¿alguien cree que un grupo de chiflados con superpoderes no nos miraría por encima del hombro? Los primeros en sacar provecho, Vought, mastodóntica corporación encargada de explotar a estos "seres superiores", llegando a convertirlos en mercancía, protagonizando sus propias películas y realities, y planteando la inquietante reflexión de los límites del ser humano como negocio en sí.
En definitiva, una serie que marca un antes y un después en el audiovisual por su audacia, pero también por una producción con grandes estándares de calidad. A la espera de su inminente cuarta temporada, culto total...
Saludos.
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