Desde su espléndida escena inicial, Caye Casas es capaz de construir una atmósfera de enrarecimiento progresivo, haciéndonos partícipes, casi cómplices, de una trama que funciona por shock puro y duro, y que se crece por el mal cuerpo que provoca sin dar un solo respiro. Qué extraños estos tiempos de VOD instantáneo, plaraformas multicontenido y demás moderneces, en los que una película sin apenas presupuesto, con una estructura que remite al teatro filmado, y que basa su valía en la potencia del guion, no haya encontrado ningún tipo de distribución desde hace nada menos que dos años, cuando es cualquier cosa menos una apuesta arriesgada. LA MESITA DEL COMEDOR es uno de esos raros films de los que es imprescindible no desvelar casi nada de su trama, y sumergirse virginalmente en sus aguas, tan turbias que llegan a ser fétidas. El arranque, magnífico, es una larga escena en la que un matrimonio ya madurito, y que acaba de tener a su primer hijo, está en una tienda, mientras un vendedor algo bocazas les intenta endosar la dichosa mesita, que más bien parece una baratija ostentosa de latitudes orientales. Lo que continúa es la adquisición de la mesita, y el matrimonio en perpetua disputa por ello, mientras esperan la visita del hermano de él y su pareja para celebrar el nacimiento. Paro aquí de contar, y apenas me gustaría añadir que, aunque lo parezca, no estamos ante una película de terror, sino una espiral de locura insana que se desata por motivos estrictamente banales; de hecho, no me ha producido tanta inquietud su vertiente terrorífica como esos largos parlamentos repletos de puyas y reproches, cargados de ese rencor latente que todos y cada uno de los personajes parece profesarse sin llegar a explicitarlo. Es cierto que tiene un desenlace muy jodido de ver, y es cierto que Stephen King ha llegado a alabarla, lo que le ha venido bien para conseguir finalmente distribución (está en filmin), pero va a necesitar algunos añitos más para comprobar si merece ingresar al cine de culto por derecho propio o se queda como un acontecimiento aislado de este cine español a veces tan sorprendente.
¿Recomendable? sí, aunque no para gente muy aprensiva. Le sienta bien el tono ultrabarato, pero aquí se intuye talento para algo un poco más grande y elaborado. Esperemos que el éxito que está obteniendo le sirva a su creador para tener menos problemas de aquí en adelante.
Saludos.
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