sábado, 15 de julio de 2017

Esa pequeña desmesura



Nadie sabe de dónde sale una película como A CURE FOR WELLNESS, excepto su creador, su ideólogo, que en este caso es Gore Verbinski, un director de esos que uno no se atreve a categorizar como "comercial", aunque el gran éxito de algunos de sus trabajos (especialmente los que tienen a cierto pirata de protagonista) así lo indique. Pero, centrándonos en este reciente título, volvemos a constatar la escasa personalidad de la mayoría de profesionales del cine actual (aunque Verbinski cuente ya con dos décadas de experiencia); y si no, es difícil de admitir una película cuyo ritmo, composición de personajes, ambientación e incluso adscripción moral nos lleven de la mano hacia la serie B de la Hammer, vertiente macabro-gótica, para luego eternizarse en recovecos subtextuales que no son tales, pues esto no es ni "La montaña mágica" ni "El castillo", sino un simple ejercicio de terror psicológico, festoneado por una licuescente fotografía fría y verdosa, algunos regalillos de gore liviano y unas repulsivas anguilas que se deslizan por ahí. Incluso algún retrohype (que haberlos haylos) osará reventarlo todo, con lo bien que iba, y dirá que es un cruce posmoderno entre APOCALYPSE NOW y SHUTTER ISLAND... Yo no me atrevo a tanto, lo dejo en una película normalita, que es incomprensiblemente larga (dos horas y media, muchachos), que tiene algunas escenas e imágenes de cierta creatividad visual y que confirma dos cosas: Verbinski no es Coppola, y además no es Scorsese...
Véanla sólo si tienen muuuuuuuucho tiempo libre.
Saludos.

viernes, 14 de julio de 2017

Ettore Scola. Un italiano en Italia #28



LA CENA, de 1998, más que un film de Ettore Scola, parece una compilación de sus mejores momentos, un autohomenaje que quizás podía haberse ahorrado y que, más allá de constatar cómo domina un maestro su oficio, aporta poco al avance de una filmografía que ya en aquellos años atisbaba su final cercano. Ahí están, para el ojo observador, LA FAMILIA, UNA JORNADA PARTICULAR, la composición coral en un espacio único de LA TERRAZA, y, cómo no, aquel episodio para LOS NUEVOS MONSTRUOS. Scola intenta montar un imponente fresco que refleje las bondades y maldades de una sociedad italiana atrapada en una corrupción política y moral que destruía gran parte de los ideales con que el director impregnó gran parte de su obra; personas que fingen ser otras para ser aceptadas, que no escuchan a quienes sev muestran tal como son y que venden su dignidad por un plato de lentejas. Todo ello cabe en el interior del restaurante que regenta Fiora (Fanny Ardant), que trata a todos sus clientes con la misma amabilidad, y que actúa con la misma protección maternal que ejemplifica a esa madre patria, Italia, que observa a sus hijos, sus comensales, discutir sin ponerse de acuerdo, ensayar el entendimiento mutuo o desdeñar a quien intente salirse de las coordenadas preestablecidas.
Podría haber sido una gran película, y así se intuye por el reparto y el apartado técnico, pero queda como un trabajo más rutinario de lo que cabría esperar de un director de la talla de Ettore Scola.
Saludos.

jueves, 13 de julio de 2017

Un hombre y un perro



Con IN A VALLEY OF VIOLENCE, Ti West vuelve a confirmar que nos encontramos ante uno de los directores con más personalidad del momento. Un western impredecible, impensable para estos días, completamente alejado de efectismos, crossovers y adornos varios; a mitad de camino del Leone más taimado y el Don Siegel de DOS MULAS Y UNA MUJER, con la que además de un genuino sentido del humor comparte una partitura, compuesta por Jeff Grace, facsímil de la de Morricone. Mientras que en el apartado interpretativo, sobresale un Ethan Hawke que de un plumazo hace bajar a la tierra a toda la pléyade de pistoleros infalibles y todopoderosos, componiendo un personaje repleto de matices, imperfecto, con esa mirada de duda que este gran actor siempre ha poseído. El resto del reparto no le va a la zaga, con un re-recuperado John Travolta haciendo de sheriff cojo, James Ransone como su vengativo hijo y la sorprendente Taissa Farmiga, con una descacharrante vis cómica. La historia, que de primeras puede parecer de lo más sobado del género, extrae precisamente su originalidad de un depurado y sutil guion, obra del propio West, que nos coloca ante este hombre que viaja acompañado de su perro en lo que parece una huida hacia México. Tras un antológico encuentro con un sacerdote (encuentro que West vuelve a repetir a la mitad y al final del film), llega a un misterioso pueblo semiabandonado, con la intención de avituallarse y terminar su recorrido, pero no le será tan fácil, y su pasado (una incógnita apenas revelada en un mínimo y lúgubre flashback) parece querer adueñarse de su no menos oscuro futuro.
Pero no se equivoquen, IN A VALLEY OF VIOLENCE no se inscribe, ni mucho menos, en eso tan manoseado del "crepuscular", como tampoco tiene mucho que ver con la reciente corriente de westerns "esotéricos". Si acaso, comparte el buen sentido del humor del último Tarantino y esa sensación de asistir al trabajo satisfecho de un artesano que trabaja en el corazón de una industria despiadada, que desprecia cualquier atisbo de manufactura.
Es, en resumidas cuentas, una de las mejores películas que uno puede ver este verano.
Saludos.

miércoles, 12 de julio de 2017

Garrafón



ALCOHOLIST es una película que admite varios adjetivos. "Fallida" es el primero, pero se puede aliñar con "errática", "indolente", "descabezada" o "estéril". Y el material de partida es bueno, pero se desmigaja al poco tiempo de empezar y acaba prácticamente convertida en otra película distinta, que es un síntoma claro de una dirección terriblemente inexperta. Un tipo se despierta en su casa, rodeado de botellas vacías y con lo que parece algo más que una resaca; luego nos enteramos de que, efectivamente, es alcohólico, y que además espía a su vecino, al que parece acechar con la intención de matarlo. De ahí se puede sacar mucho brillo, pero el guion es malo, inverosímil, y trata a los personajes como meras caricaturas: el borracho atormentado, el vecino supuestamente ejemplar, la dedicada terapeuta que intenta ayudar, aunque poco convincentemente. Otra cosa es el estrafalario retrato de los personajes, especialmente el protagonista; si eres un tipo que se bebe tres botellas de bourbon al día, no puedes tener el aspecto de un modelo de perfume francés. No, lo siento, pero de un tiempo a esta parte la obsesión por una imagen cada vez más juvenil ha distorsionado lo que una representación ficcional debe ser: veraz. Detalles como éste dan al traste con una película prometedora, que intentaba cruzar a LEAVING LAS VEGAS con el disloque narrativo de EL MAQUINISTA o incluso MEMENTO.
Curiosa, pero poco más.
Saludos.

martes, 11 de julio de 2017

Mal banal



Siguiendo con el periplo penitenciario-veraniego, es legión la camada de subproductos infumables que inunda la oferta estival, como si el sopor calorífero lograra anestesiar al espectador hasta convertirlo en un borreguito capaz de tragarse cualquiera que sea la cosa. En este caso, y como no podía ser de otra forma, THE DARK TAPES es otra de found footage, que comienza con una premisa interesante pero sólo demuestra una planicie de ideas tremenda, y termina siendo un batiburrillo de remedos bastante simplón. A Guastini y McQuown se les nota una barbaridad que lo suyo es lo técnico, fotografía, iluminación y maquillaje, pero que narran como lo haría el primo tonto de Mariano Ozores, y esta película por episodios es, insisto, una mala copia de inefables como THE BLAIR WITCH PROJECT, PARANORMAL ACTIVITY, o incluso algo de HELLRAISER. Hay algún momento de inquietud, bastantes más de bostezos, muchos de sonrojo y la constatación de que el elenco ha costado baratito, porque al ser todos jóvenes y guapos se intuye que el casting lo han sacado directamente de una academia de actuación.
Olvidable no, lo siguiente.
Saludos.

lunes, 10 de julio de 2017

Será como aquella canción de los años 80...



Están, ya digo, los que copian a Spielberg, los que hacen lo propio con Lucas, con Carpenter, Ridley Scott, John Hughes, Landis, Donner, etc... Parece un hit parade de VH1, pero es la triste realidad, gente que quiere dirigir, que quiere parecerse a sus ídolos de juventud por una sola razón: no han tenido una idea original en toda su vida. Y ahora, de la mano de este azote de la originalidad que es Netflix, nos ha llegado STRANGER THINGS, que es ya el no va más del copieteo ochentero. Y, comenzando por cómo la idolatría a la literatura de Stephen King alcanza su cota más alta, aquí están insertos sin ningún tipo de rubor ALIEN, E.T., LOS GOONIES, EL CLUB DE LOS CINCO, ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE, STAR WARS, LA COSA... y por extensión cualquier otra cosa que recuerden de aquellos "maravillosos" años. La serie, de ocho capítulos que se eternizan incomprensiblemente en repeticiones sistemáticas, contiene un reparto inverosímil, una trama inverosímil y un desarrollo inaguantable, y que sólo coge carrerilla en el último episodio, el único co algo de sentido. Mientras tanto, veremos a Winona Ryder haciendo de madre histérica, a Matthew Modine de malo con pelazo y por supuesto al grupo de chavales de turno, que van en bicicleta y juegan juegos de rol. El gordito, el negro y el... ¿normal?, que juntos van a intentar descubrir qué diablos le ha pasado al cuarto miembro de la banda, desaparecido en extrañas circunstancias. Por el camino se encontrarán a una niña con el pelo corto que no dice ni mú, aunque el mayor de sus temores se encuentra al otro lado de las paredes, en una dimensión desconocida y chunga, donde habitan seres con los que no querrán toparse. Todo eso cabe en esta serie, imposible de entender (y de aguantar) si no se ha sido niño en aquella época en exceso mitificada, y que está dando ya una camada difícil de asimilar. Todo, absolutamente todo, en STRANGER THINGS parece extraído directamente desde un portal interdimensional de esos, incluso la música de Dixon y Stein, cuyas neuronas parecen haberse quedado ancladas en el "Exit", de Tangerine Dream.
No lo sé, sinceramente, a mí no me ha enganchado tanto como pensaba que haría, y los elogios me parecen excesivos para un producto que apenas aprueba con lo justo, pero pueden aprovechar las tardes de asueto vacacional para echarle un vistazo, a lo mejor le encuentran algo que se me haya escapado...
Saludos.

domingo, 9 de julio de 2017

Rincón del freak #276: Era mejor el Beta...



Hay una fiebre desatada por todo lo que huela a años ochenta, bien vía Spielberg, vía Carpenter, y con el denominador en común de aquellos aparatitos que eran los VHS, probablemente uno de los peores electrodomésticos de todos los tiempos, y por tanto, de los más entrañables. En este maremágnum hay que estar preparado, porque nos la cuelan; parece que todo vale, y las productoras están avispadas para hacer pasar un producto por algo que no es lo que ofrecen, sino una sombra mal dispuesta, una copia barata, una bazofia. y me encuentro con BEYOND THE GATES, terrible serie ultra Z que toma como excusa aquellos juegos que se hicieron medianamente famosos, principalmente el "Atmosfear", que constaba de un tablero y un video en el que aparecía un tipo encapuchado dando las órdenes a los jugadores. Como idea no está nada mal, dos hermanos vuelven a su pueblo natal para recoger y cerrar definitivamente la tienda de alquiler de videos que regentaba su padre, que desapareció sin dejar rastro unos años antes, pero casualmente se topan con el juego de marras "que les arrastrará a una dimensión desconocida"... Ojalá, pero lo único que ocurre en este despropósito es que estaremos viendo a tres actores mediocres poniendo caras raras y recitando diálogos escritos por un guionista con serios problemas de comunicación. Luego al final hay un par de caretas de goma y algo de ketchup, poco más. Eso sí, ni cortos ni perezosos, los perpetradores de esta cosa han tardado poco en colocar los rótulos de cierta serie de Netflix. Ya saben...
Saludos.

sábado, 8 de julio de 2017

Trabajo de fan



VAMPYRES es una pequeña, modesta producción española, que parece hecha a mediados de los años setenta, con todo su candor y, por tanto, con todo su encanto. Le han atizado de lo lindo los que la han visto (que me consta que no son muchos), y todos aluden a la premura de su realización, a sus efectos especiales caseros, sus olvidables actores y actrices, pero sobre todo a haber copiado otras obras sin mucho rubor. De acuerdo, todo ello es admisible y hasta defendible, pero no es menos cierto que nos tragamos terror de chichinabo a mansalva proveniente de Yanquilandia, y nadie se sonroja ni se molesta; y lo que aquí propone Matellano es un homenaje explícito a un sub-subgénero, el del "vampirismo erótico-festivo de factura veladamente lésbica". Sí, eso existe, y los cinéfilos más avezados no han cesado de aplaudir el libérrimo estilo de Jesús Franco en LAS VAMPIRAS, film de culto que aún no ha podido estrenarse íntegro en España; o su reverso gabacho, FASCINATION, de Jean Rollin. De ambos filmes extrae Matellano todo el tuétano para esta extraña, imperfecta y desprejuiciada película, que abusa demasiado del busto operado de la controvertida Marta Flich y denota un amateurismo demasiado evidente, pero que logra captar algo del marciano surrealismo de su gran homenajeado, aunque sea en apenas dos o tres fotogramas que más bien parecen insertos: el VAMPYR, de Dreyer.
Curiosa, pero sólo para ya iniciados.
Saludos.

viernes, 7 de julio de 2017

Ettore Scola. Un italiano en Italia #27



Hace veinte años, en 1997, Ettore Scola realizó un pequeño pero magistral cortometraje titulado, escueta y elocuentemente, 1943-1997. En él pueden rastrearse todas las esencias del director, tanto sus influencias como sus obsesiones; y, casi sin pretenderlo, construye un hermoso homenaje al cine y a los cineastas. Por allí deambulan De Sica, Fellini, Visconti... Amalgamados en una pantalla que no cesa, que es una ventana a la vida para el niño que mira asombrado las imágenes como testigo de un paso del tiempo inexorable, pero también repleto de sabiduría. El cine, al que el chaval (acaso el propio Scola) llega huyendo de los soldados nazis, y donde encuentra una razón de ser, la de la resistencia de la cultura contra la barbarie. Todo eso cabe en diez minutos de goce visual...
Saludos.

jueves, 6 de julio de 2017

creación





Vi una película
pequeña, como una caja de cerillas
pero que su grandeza allí cabía
que no escondía sus colores ni defectos
y aumentaba con los dolores de abdomen
Una película cortada como lonchas de jamón
que se repliega en una sonrisa asustada
que limpia sus sonetos escondidos
y navega hacia el ocaso
Una película
que enfrenta al hombre con el hombre
para reconciliarlo
con el mundo


Saludos.



miércoles, 5 de julio de 2017

Los padres




Raymond Briggs, reputado guionista y dibujante británico, homenajeó a sus padres en la novela gráfica titulada con sus propios nombres. Algún tiempo después, Briggs contactó al director Roger Mainwood para que trasladara el delicado trazo manual de dicha obra a la animación. así nació ETHEL & ERNEST, que comienza presentando a los dos protagonistas absolutos; él, un lechero bienhumorado y decidido a casarse con ella, que sirve en una casa aristocrática, y poder formar una familia. No será hasta muy tarde, rozando los cuarenta años, que al fin pueden completar su sueño y nace el pequeño Raymond, que queda como hijo único por recomendación médica. ETHEL & ERNEST obtiene sus mejores momentos de esa calmada cronología, que abarca desde los años 20 y tiene su punto crítico cuando Londres es bombardeada por los nazis, y Briggs se detiene en las llanas reflexiones de sus padres, con los pies bien asentados en el suelo y viviendo con curiosidad y escepticismo los incesantes anuncios de guerra por la radio, sin saber con exactitud cómo les afectará en sus tranquilas vidas. Puede que al film le falle su excesiva literalidad, el autor no quiere irse por las ramas ni demostrar falsa afectación, y su relato es de una normalidad que casa estupendamente con los tonos suaves del dibujo, lo que deviene un ritmo que algunos encontrarán algo cansino, pero que rompe radicalmente con lo que la animación suele ofrecer hoy día, y entronca con otro título fundamental de la animación británica, obra del propio Briggs, la aclamada CUANDO EL VIENTO SOPLA.
Saludos.

martes, 4 de julio de 2017

Viaje de ida y vuelta



La última película hasta el momento de Woody Allen (se encuentra rodando otra ahora mismo) es CAFÉ SOCIETY, una película que amalgama otras tantas películas del propio director, y me extraña que esto haya pasado desapercibido para la crítica, pues es el sustento principal de una trama más que floja y de una dirección de actores que desmerece en mucho al director neoyorquino. Aquí están presentes tanto MANHATTAN como ANNIE HALL, BALAS SOBRE BROADWAY y PODEROSA AFRODITA, pero sobre todo ACORDES Y DESACUERDOS, con la que comparte estar situada en una época que el director no ha llegado a conocer. No es este el problema de CAFÉ SOCIETY, Allen es aún capaz de recrear ambientes, atmósferas (Storaro no es moco de pavo) que suplan la economía de medios, pero le falla algo menos tangible aún, una partícula en alguna parte del entramado que lo cohesione, que nos invada y nos haga partícipes de la ensoñación del joven Bobby Dorfman (si Woody Allen volviese a ser joven sería Jesse Eisenberg), recién llegado a Hollywood desde Nueva York para ponerse al servicio de su tío Phil, un conocido productor y agente de estrellas. Bobby quiere medrar, ascender en la escala social, Phil quiere dejar a su mujer, y ambos están enamorados de la misma chica, una lánguida y marmórea Kristen Stewart. A partir de ahí, Allen se sirve de la excusa romántica para hablarnos de actores, actrices, directores, productores, guionistas. Pero también de gangsters, políticos, chicas de mal (o buen) vivir y una cantidad ingente de judíos hablando sobre otros judíos. El resto, ya lo conocen, Allen se lo ha contado a todos ustedes una y mil veces, algunas con más gracia, o con más ingenio, e incluso con bastante más mala leche misántropa.
¿Es entretenida?... Se deja ver, pero, teniendo en cuenta que lo mejor es el arranque (la primera media hora para ser exactos), yo me esperaba otra película muy diferente.
Saludos.

lunes, 3 de julio de 2017

Teoría del crimen y práctica del castigo



La opinión generalizada opina (como no puede ser de otra manera) que Woody Allen vegeta, desde hace demasiados años, en un confortable paraíso de autocomplacencia que le permite seguir rodando cine aun sin ideas nuevas y tocar el clarinete los sábados. No es que IRRATIONAL MAN sea una excepción, no para mí, que detesto a Allen cuando se pone pretendidamente profundo, pero lo considero un mago de los momentos espontáneos, un genio de lo naif, porque en su cine, en el bueno, lo más sencillo de descifrar es lo que de verdad deja pensando al espectador. Y entiendo que no debe ser fácil comprimir a Dostoyevski en hora y media, como tampoco debe ser fácil encontrar química entre una de las parejas más improbables del cine reciente, un Joaquin Phoenix que no sabe si explotar su comicidad abstracta o dar rienda suelta a toda su ferocidad dramática. No está bien dirigido, y su interesantísimo Abe Lucas, un profesor de filosofía borracho y autodestructivo, va mutando en lo que al final todos sospechábamos: sí, un trasunto de Allen. A su lado, Emma Stone haciendo de pija que quiere pasarse al lado oscuro. No le sale. La trama es eso, Dostoyevski mezclado con unas gotas de Kant y adobado un esquelético entramado sobre la moralidad, la culpa, las relaciones represivas y hasta la ruleta rusa. No es que sea mala, es sólo correcta, y esta película echa mucho de menos una mano más destroyer que la de Allen, este Allen, claro.
Saludos.

domingo, 2 de julio de 2017

Rincón del freak #275: ... perra vida, la del cinéfilo...



Si yo les cuento, un poco así por encima, algunos fragmentos de ONCE UPON A TIME IN VENICE (la Venecia californiana, la playa, no la otra), pueden sentir irreprimibles deseos de migrar a latitudes blogueras menos laxas y frívolas, hundir sus necesidades intelectuales donde las aritas confabulan dedicadas a ignotos cineastas filipinos, que ruedan tomas de cinco horas en Súper8. Pero no, aquí pueden admirar cómo Bruce Willis paga el alquiler de su casa en la montaña rodando escenas como: pasear desnudo en skate, huir de una horda de travestis mismamente travestido, entrar en la casa de un "despiadado" traficante disfrazado de repartidor de pizzas y luego con una cesta de muffins, pedir dinero prestado a un prestamista y luego pedirle dinero a un amigo para pagarle al prestamista, cuando podía habérselo pedido antes al amigo... Y así durante una hora y media en la que uno no cree del todo que lo que está viendo tenga como intérpretes al propio Willis, John Goodman, Jason Momoa (bueno, este sí) o la gran Famke Janssen haciendo un relleno pequeñito. Una hora y media cuyo intrigante fuerte argumental es la recuperación de un perro, que encima ni siquiera hace gracietas de perro, sólo un perrete común y mondón. Ah, me olvidaba, también hay un tipo que hace graffitis de felaciones y samoanas adictas al sexo... Una joya para regalarle en DVD a su peor enemigo, vaya...
Saludos.

sábado, 1 de julio de 2017

El slasher abstracto (o ensimismado)



No es casualidad, ni motivo de extrañeza, que el último film del músico y cineasta Rob Zombie se estrenara en Sundance. La deriva del cine de Zombie ha ido adquiriendo unos tintes que bien podríamos calificar de experimentales, fuera de los parámetros de la industria convencional, incluso de la que promulga productos similares a los suyos, slashers de serie Z, a la vieja usanza, con nulo gusto por los efectos digitales y una querencia enfermiza por manchar a señoritas poco arropadas con salsa de tomate. 31 es una película que quizá no guste tanto a los fans del género, un espídico paseo por una especie de recreación del infierno, al que llega un grupo de amigos que representan el ideal setentero de comuna liberada de dogmas sociales. Desconozco si al señor Zombie le ha dado la vena conservadora y babea filmando la penitencia de quienes se atrevan a ser libres; no creo que sea así, pero su texto no es algo que no hayamos visto antes, y sí que arriesga en lo conceptual, dotando a la película de una estética de cómic descarada (planos congelados que dan paso a encuadres de viñeta... presentación exclusivista de cada uno de los personajes). Como si intentara fusionar al Tarantino más salvaje y al Batman de "Arkham Asylum", Zombie filma en sincopado, a hipidos, resintiendo una historia que habría sido más interesante con un guion más elaborado y apoyado, apenas, en algunos parlamentos pretendidamente filosóficos y un retablo de deformidades que incluyen lindezas como enanos chicanos nazis, gigantes alemanes con tutú o payasos con motosierra. Y repito: el concepto visual lo maneja este señor, pero contar algo inteligible como que no.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!