jueves, 31 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #71



No hace falta extenderse mucho sobre THE REMAINS OF THE DAY para convencerse de que tampoco puede hacerse algo comparable hoy día. Parecido, sí, pero no igual. No puedes rodar como James Ivory rodaba. Porque Ivory tenía a Ismail Merchant. Y a Ruth Prawer Jhabvala. Y a Pierce-Roberts fotografiando esas mansiones por fuera, testigos mudos de lo que sucede dentro de sus paredes, que es la extrañísima relación entre personas que no son iguales. Ya estaba en la novela original de Kazuo Ishiguro, pero Ivory logra no ya captar su esencia, sino engastar un relato sobre otro, sin que las constantes idas y venidas temporales afecten en absoluto a lo que se quiere contar. Y lo que se quiere contar es el rostro de Anthony Hopkins en el que creo que es uno de los trabajos de interpretación más grandes de todos los tiempos. No puedes rodar como Ivory, porque sólo Ivory podía lograr que nos apiademos de un hombre capaz de defender hasta las últimas consecuencias a su señor, colaboracionista con los nazis antes de la guerra; hasta tal punto, que ni siquiera va a ver a su padre recién fallecido, escaleras arriba, por no interrumpir su servidumbre. Un hombre tan incapaz de mostrar su sentimientos, que quizá sólo el desprecio le sirva para intentar (en una escena de hermosa contención) decirle sin palabras cuánto ama a esa mujer a la que da por perdida desde que la vio por primera vez.
LO QUE QUEDA DEL DÍA es retrato en ámbar detenido, y es una de las mejores aproximaciones a un mundo que no puede volver a ser filmado. No así.
Saludos.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Espía como puedas



No, no es un monográfico, aunque cuando acabe, dentro de una eternidad, cabrá la fotografía a la derecha del señor Chabrol, no les quepa duda. Me está sirviendo, además de poder completar una filmografía apasionante (y larga), para descubrir cómo surcaba territorios tan diferentes, la mayoría de veces sólo para acabar integrándolos en su imaginario personal. MARIE-CHANTAL CONTRE LE DOCTEUR KHA parecía mantener el mismo tono que las aventuras de "El Tigre", aunque en este caso la cosa se desborda por completo, dotando a lo que parece una historia de espías de un aire casi surreal. El doctor Kha es un malo de los de toda la vida, al que nadie conoce en realidad y que anda tras una extraña joya, una cabeza de pantera con ojos de rubí. El arranque del film es estupendo, ya que Chabrol presenta a todos los personajes relevantes en una sola escena en un tren, aunque luego todo es mucho más antojadizo y disperso, y más bien parece un inacabable "homenaje a", repleto de referencias al género. La fina línea entre esto y la parodia más burda es lo que distingue a un realizador con personalidad de otro que sólo puede trabajar por encargo. Mención aparte merece el elenco, mezclando a la "multiartista" Marie Laforêt con Paco Rabal ("Soy Francisco... Paco"), Roger Hanin y Charles Denner, o el mítico Akim Tamiroff dando vida al misterioso malhechor.
Sí, la protagonista es una pijilla de vaaciones, el malo un científico con algunas ideas sobre despoblación, y hay navajas de afeitar y hasta Stéphane Audran travestida... ¿Qué puede salir mal?...
Saludos.

martes, 29 de octubre de 2019

La clase de Lubitsch #38



Y, cómo no, TO BE OR NOT TO BE, uno de los títulos fundamentales para entender el cine de Lubitsch, lo retorcido de su discurso y la elegancia de sus formas incluso abordando lo más zafio. Y es que parece casi imposible imaginar una comedia surgida en la ocupación nazi de Polonia, y mucho menos hilarlo con un asunto de cuernos en una compañía teatral. Sin embargo, la sutileza de Lubitsch es tal que se permite el lujo de desbordar el discurso típico de la screwball comedy sin perder de vista la cruenta situación de una sociedad que, de improviso, se ve aplastada por el ejército invasor. Así, lo que Lubitsch consigue es una anomalía, casi una película sin género, o de muchos géneros; en palabras de Roland Barthes "una zambullida en la realidad desde lo irreal". Sin tiempo para asimilar qué estamos viendo exactamente, la vanidad de un actorcillo, que se cree más importante de lo que es, supone la excusa perfecta para suplantar al mismísimo Führer. Y al mismo tiempo, la infidelidad manifiesta de su esposa (no se pueden contar más sentimientos encontrados con una escena tan simple) hace replantearse al protagonista su propia condición de segundón.
La música de Heymann es inolvidable, y los actores (qué maravillosa era Carole Lombard) parecen imbuidos de una especie de halo mágico, que hace que quieras volver a verla tras una escena final deliciosa, que vuelve a cerrar el círculo y resignifica a una de las mejores ¿comedias? de todos los tiempos.
Obra maestra.
Saludos.

lunes, 28 de octubre de 2019

La muerte indetectable



JIDAN HE SHITOU (HUEVO Y PIEDRA) fue el debut, en 2012, de la joven directora Ji Huang, que por entonces contaba 28 años, y en el que aborda un tema tremendamente espinoso. Y sorprende la madurez de su mirada, que mezcla lo sutil con lo explícito, para enfrentar la callada tortura de una joven de catorce años que es literalmente vendida a sus tíos para que su familia pueda subsistir. Sin embargo esto no es más que la punta del iceberg. La niña, retraída, solitaria, es mostrada en unos indescifrables rituales, en los que intervienen el huevo y la piedra del título, aparentemente como símbolos de fertilidad y muerte, mientras cada día revisa su ropa interior, siempre limpia, pero no por los motivos que se podrían pensar. Desconozco si la directora narra en primera persona, pero lo que parece un vistazo a la entrada a la edad adulta, en realidad esconde el infierno de los abusos, el posterior embarazo y el silenciado aborto, con la repugnante connivencia de toda la familia, más preocupada de mantener las apariencias. Es en la paciente reproducción de esa muerte en vida, que no logramos detectar, donde este pequeño film crece y supone otro impagable y valiente desmenuzamiento de una sociedad de la que sólo sabemos que no sabemos nada.
Saludos.

domingo, 27 de octubre de 2019

Rincón del freak #377: ¿A quién le importa lo que yo haga?



Películas de campamentos en los que van muriendo jóvenes de manera misteriosa y sangrienta hay muchas. Y en esta frase inicial está explicado todo lo que hace falta explicar acerca del slasher vertiente teen, de donde inmediatamente recordamos un ramillete de títulos. Los hay que son más o menos míticos, títulos de culto cuyo mayor mérito no está en lo cinamatográfico, sino en la explicitud de lo truculento. Pero hay uno que me resulta especialmente curioso, porque siendo como es terrible en lo cualitativo, tiene un par de cositas que hacen que sonrías y exhales mirando para otro lado. SLEEPAWAY CAMP (aquí se la cooció como CAMPAMENTO SANGRIENTO) está terriblemente dirigida, interpretada, fotografiada y cualquier cosa que les ocurra; es mala de solemnidad y nadie puede negarlo. Pero bueno, al menos tiene un muestrario de cómo no hay que vestirse nunca, con calzonas hueveras, camisetas cortadas por la mitad y peinados a mala leche. Y luego está la cosa de la que todo el mundo que la ha visto habla, el final. Y el final, amigos míos, es una puñetera mierda, tan obvio y cogido por los pelos, que hablar de shock inesperado parece una broma de mal gusto. No sé, me da igual lo que pasa en la película, porque simplemente no podía apartar la mirada de ese estilismo salido de las entrañas más hediondas del infierno...
Terrible.
Saludos.

sábado, 26 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #70



Hay una película sobre la que recae casi todo el peso de este monográfico. CAST AWAY (aunque todos la conocemos mejor como NÁUFRAGO) es una de esas historias irreprochables, protagonizadas por un hombre de una sola pieza y que nos remiten incesantemente hacia una especie de back to the basics cuanto menos sospechoso, incluso rozando la autoayuda más chapucera. No es el caso. Robert Zemeckis despoja su relato de grandilocuencia y prefiere transitar una socarronería que siempre le ha sentado muy bien a su cine. Ahora bien, la película es Tom Hanks, no hay otra. Muy pocas veces se ha visto un papel que trascienda de esta manera el protagonismo, engulliendo la percepción misma del relato y transformándolo en un elemento puramente subjetivo. Y parece fácil, pero no lo es. NÁUFRAGO transita constantemente las procelosas aguas del blockbuster orgulloso, cuando realmente lo que hace es sentar unas bases para este tipo de cine, que luego la mayoría de directores han malinterpretado penosamente. Aunque quizá todo sea más fácil y todo se reduzca a una cuestiíon de talento, claro...
Nunca la he considerado una obra maestra, ni nada por el estilo, pero una película que enternece y emociona casi sin palabras merece más atención de lo que indican sus mareantes cifras.
Saludos.

viernes, 25 de octubre de 2019

Empecemos de cero



Intentémoslo. Aunque cueste, aunque haya opciones más fáciles. El contraste no puede ser más elocuente: en mi televisión LLUVIA DE ALBÓNDIGAS; en mi portátil LE GRAN MÉCHANT RENARD ET AUTRES CONTES, la última obra de uno de mis directores de animación favoritos desde que lo descubrí con aquella obra maestra que era ERNEST & CÉLESTINE. Inmediatamente, mi hija hace la elección. Se ve atraída precisamente por lo no usual, por un dibujo más cercano, más amable, más humano; pero también por una manera de contar las cosas que no te hace sentir imbécil, que confía plenamente en tu inteligencia, y por tanto te conforta en la medida de los buenos narradores. EL MALVADO ZORRO FEROZ es otra maravilla ideada por Benjamin Renner, una historia ambientada en una granja donde los animales toman el control de esta fábula en tres partes, que sin embargo nos mira directamente a nosotros y a nuestros actos. Pero lejos de ser una sesuda crítica, lo que Renner (esta vez junto al también animador Patrick Imbert) propone es una gozosa vuelta al cine de Tati, Chaplin o Keaton. Imposible no emocionarse ante el improbable trío formado por un pato, un conejo y un cerdo, que emprenden la descabellada misión de entregar el bebé que portaba una cigüeña que se ha roto un ala. Después, el zorro del título intenta demostrarle al lobo que puede ser tan feroz como él, aunque no sea capaz de asustar a una gallina, por lo que roba tres huevos, sin pensar que, al nacer, los polluelos lo toman por su madre. Por último, volvemos al trío (que perfectamente podrían ser los Marx), que se van a la ciudad a "salvar la Navidad", ya que el pato cree haber asesinado a Santa Claus...
Es una delicia de principio a fin, y un merecido descanso visual para esta generación, tan castigada con un incesante aluvión de imágenes agresivas. Pero además es una interesantísima lección moral, también para una generación en busca de referentes claros. Aquí todo es ambigüo, y por tanto desprejuiciado: un zorro que hace de mamá gallina y unos polluelos que se creen zorros, mientras las gallinas se organizan para defender ellas solas su granja; un pato que no sabe nadar, pero quiere conducir, y un conejo que pilota aviones, mientras un cerdito parece el único sensato... por lo que se lleva todos los golpes, por supuesto...
Véanla, maldita sea.
Saludos.

jueves, 24 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #69





Evidentemente, GIANT tenía que aparecer por aquí. Para rematar el desenganche a la "trilogía Dean" y para dejar constancia de que es prácticamente imposible hacer algo similar hoy día. Desmesurada, machacona, ensimismada en la barbaridad de instantáneas de una América bicéfala, adoptada a golpe de sangres y escupitajos, podría ser el mejor piloto posible para una serie que nunca existió, o un encadenado agonista capaz de ejercer la desmitificación desde la grandilocuencia. Contradictoria postal del eje Norte/Sur, que aquí es una bestial Texas (595.000 acres en un desayuno), madre adoptiva de la damita de Maryland que acepta tragar polvo para torcerle ella sola el brazo a una sociedad tan racista, violenta y misógina, precisamente por no saber qué diablos significan esos términos, de tan aceptados. La película es una, sí, gigantesca danza sobre el volcán, donde unos caen, otros se queman, y algunos sobreviven para contarlo y hacerse millonarios. Y no es Dean el gran protagonista, porque ese honor queda para la pareja Hudson/Taylor, que puede que nunca llegasen a estar tan bien dirigidos; para Dean queda el trecho final, encarnando con sólo 24 años a un magnate casual con más de 50, acabado por la bebida y cegado por la envidia de haber accedido al lugar de los elegidos por un golpe de suerte. GIANT tiene esa extraña cualidad de las grandes películas, y que yo llamo "panorámica detallista". A mí me parece una película magistral, con una fotografía de William Mellor que sigue siendo objeto de estudio, una partitura antológica del maestro Tiomkin y, sobre todo, una dirección de actores sutilmente heterogénea.
Maravillosa, más que nada porque no puede volverse a hacer.
Saludos.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Por las últimas instancias



Es probable que LE TIGRE SE PARFUME À LA DYNAMITE sea una de las películas más flojas de Claude Chabrol, incluso no es descabellado apuntarla como la peor suya; no obstante, en una filmografía tan larga, y con picos tan altos de calidad, apenas es una anécdota. La película, continuación de las aventuras del agente Louis Rapière, parece hecha a toda prisa y aprovechando la posibilidad de rodar en España, concretamente en Barcelona y Marbella, donde lucen más los exteriores que unos actores que acentúan la sensación de que no hay que tomársela muy en serio. La trama es, no ya bizarra, sino directamente inentendible, con las mismas constantes pulp que su antecesora, pero con menos inventiva y un tufillo indefendible a charlotada. Me la ahorro, y prefiero quedarme con el cachondo de Roger Hanin y la explosiva Margaret Lee, que es lo más cercano que han tenido las islas británicas a Norma Jean...
Prescindible, sin más.
Saludos.

martes, 22 de octubre de 2019

La clase de Lubitsch #37




THAT UNCERTAIN FEELING, de 1941, fue casi como un divertimento para Lubitsch, que era el rey indiscutible de la comedia, pero al que siempre se le exigía aumentar las expectativas en un mercado cada vez más competitivo. El guion de Don Ogden se centraba en la lucha de sexos, pero desde la perspectiva de la mujer insatisfecha, que finalmente deviene en mujer confusa, o mujer que quiere abarcar todos los aspectos de la vida. Un inocente ataque de hipo lleva a Jill (Merle Oberon, dando el callo en un papel cómico) a la consulta del doctor, al que confiesa que su matrimonio es insulso y aburrido. Él (Melvyn Douglas) es un agente de seguros absorto en su trabajo, y cuya atención hacia su mujer apenas llega a unos golpecitos en el costado. De vuelta al médico, Jill conoce al opuesto total de su marido, un pianista excéntrico y malhumorado (Burguess Meredith) que se define a sí mismo como un individualista extremo. Sea por dar celos al marido o por experimentar nuevas sensaciones, Jill decide divorciarse, lo que enciende inmediatamente al marido, que asimismo descubre un placer inusitado en urdir un plan que no sólo le devuelva a su esposa, sino que tire por los suelos la reputación del pianista. Sin ser de lo mejor de un Lubitsch que saltaba de una obra maestra a otra, es, ya digo, una refrescante screwball comedy de las de toda la vida, y una nueva vuelta de tuerca a uno de los temas favoritos del director: las mentiras aceptadas dentro de la "institución" matrimonial.
Saludos.

lunes, 21 de octubre de 2019

Rebeldía y frustración



DA XIANG XI DI ER ZUO (UN ELEFANTE SENTADO INMÓVIL) es el testamento fílmico de Hu Bo, probablemente el más talentoso de los directores chinos de última hornada, y que se suicidó con sólo 29 años, prácticamente sin ver estrenarse su primera y última película. No es casual el dato, no por lo escabroso, sino por lo significativo. La película sigue, a lo largo de cuatro horas, el devenir de cuatro personajes que buscan una huida a su difícil existencia, pero la cámara, además de seguirles los escucha con atención, deja que se expresen, incluso cuando todo lo que Hu bo muestra es un dolor que se intuye muy dentro. Y si es complicado hablar de poesía fílmica, tanto más si existe una narración que para nada es críptica; no hay regodeo de autor, ni piruetas típicas del debutante que se cree mejor de lo que es. Es u  film ambicioso, sí, pero por el intento constante de atrapar ese instante de honestidad que se encuentra revoloteando por escenas de extrema complejidad compositiva. Hu Bo era también escritor, y se nota, sobre todo en la voluntar de no explicitar, sino en saber conectar las diferentes partes, hasta que se van tocando suavemente y desembocan en un final hermosísimo y triste, pero extrañamente esperanzador también. O como van descubriendo estos cuatro personajes: "El mundo es una agonía constante. No puedes cambiar de vida, no puedes huir, porque tu desgracia te acompañará a cualquier sitio que vayas. Adoptará formas diferentes, pero será la misma impotencia y la misma tristeza". Igual podríamos borrar el título, como si careciera de sentido, y sustituirlo por un escueto "China". El mensaje de este extraordinario film sería el mismo...
Y así acaba esta maravilla
Saludos.

domingo, 20 de octubre de 2019

Rincón del freak #376: Cine para subnormales



Así que de esto se trataba. A esto teníamos que llegar para darnos cuenta. Y, no, no estoy hablando de Cataluña, estoy hablando de THE FANATIC, una película miserable acerca de un tipo miserable que acosa a otro aún más miserable que él. Todo acaba miserablemente, mientras hemos visto escenas miserablemente filmadas, con la inconexión de quien ha visto a alguien hacer algo y quiere hacerlo también. Limp Bizkit era eso, un grupo miserable, un refrito de gente honesta hecho por y para miserables, gente a la que no le gustaba la música pero quería pasar por entendidos. El director de esta bazofia es Fred Durst, que cantaba allí, y esta película (ojo, estoy empleando términos cinematográficos) es una canallada que se explica sola en sus primeros minutos. John Travolta haciendo de imbécil, no de retrasado, de imbécil... Háganse un favor y no la vean, ya estoy yo para advertirles de estas cosas...
Saludos.

sábado, 19 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #68



Si hay una película capaz de definir a la perfección las inquietudes artísticas, estéticas y hasta morales de un cineasta, debe ser CASINO, ese inabordable mastodonte, que viene a ser como darse un paseo por el imaginario del de Queens. Son incontables las conexiones que llevan y traen, a lo largo de sus intensas tres horas, esa oleada residual que va desde el nihilismo de TAXI DRIVER al retrato personalizado de TORO SALVAJE; de la inmersión a pulmón abierto en los usos y costumbres de la mafia de UNO DE LOS NUESTROS a la inagotable invención estilística de EL LOBO DE WALL STREET. CASINO es uno de esos films "más allá de su propia circunstancia", un desbordante fresco que a veces parece que le da igual lo que está contando, si es que finalmente le sirve para mantener la tralla a toda mecha. Una película "cocainómana", que es capaz de conjugar la elegancia de un sorbo de champagne con el disparo a la sién de un chupito de bourbon, o que expone el inexpugnable e intrincado mado de forrarse de la mafia tan sólo para diluirlo con unos momentos íntimos de enorme sensibilidad, los que van jalonando la imposible relación de amor y odio entre los personajes magistralmente interpretados por Sharon Stone (su papel cumbre, sin lugar a dudas) y Robert De Niro. No hay mayor simbolismo para describir el alma del film (y del propio Scorsese como cineasta) que la imposibilidad del tipo eficiente, minucioso y sin escrúpulos para comprender cómo una mujer que podría tenerlo todo sólo siente afecto por un insignificante proxeneta. Así que ustedes, aspirantes a dirigir pelis con mafiosos dentro, no olviden que los maestros besan siempre sus balas antes de dispararlas...
Saludos.

viernes, 18 de octubre de 2019

Quince años no son nada



Vamos con una serie, que aunque parezca mentira también las veo de vez en cuando. Me he ido tragando las cuatro temporadas de BANSHEE a lo largo de unos tres años, muy poco a poco, y la serie emblema de la productora Cinemax constata varias cosas. Primero, que David Schickler (y su legión de guionistas) sabe cómo sorprender desde el minuto uno, subvirtiendo las coordenadas de una historia mil veces contada para que parezca otra cosa. Lo siguiente es que se agradece que los personajes estén suficientemente desarrollados y puestos en manos de un elenco bastante superior al que suelen tener este tipo de propuestas. Y luego estaría la lógica narrativa, que aquí es literalmente obviada y enterrada por la acción sangrienta, el sexo salvaje y los golpes de efecto, por gratuitos que estos sean. Es decir: JOHN WICK, pero con más gente. El argumento es delirante, pero engancha precisamente porque quieres saber cómo demonios van a resolver la peripecia de un tipo que ha pasado 15 años en la cárcel, un experto en robos ultracomplejos y ex militar, cuyos verdaderos problemas empiezan precisamente al salir en libertad, ya que le pisa los talones un mortífero mafioso ruso para el que trabajaba, y al que traicionó junto a su propia hija, que lleva todos esos años viviendo bajo otra identidad en el pueblecito de Banshee, Pennsylvania, al que llega este hombre (nunca sabremos su nombre real), guiado por Job, su antiguo socio, probablemente el mejor hacker de la historia... y drag queen en sus ratos libres. Allí parece que el tiempo se ha detenido en suma tranquilidad, y la numerosa colonia de amish da idea del tipo de pueblo que es, pero todo se dispara por dos circunstancias de lo más extrañas: el nuevo sheriff, Lucas Hood, es asesinado justo antes de presentarse en sociedad, y el ex convicto no se lo piensa y asume su identidad como coartada perfecta a su huida. Mientras, conocerá a Kai Proctor, un amish repudiado por su comunidad, y que en realidad es un sanguinario mafioso sin escrúpulos. Si con estos mimbres no pica la curiosidad por verla, es mejor no hacerlo, porque BANSHEE ofrece exactamente lo que da, y durante las tres primeras temporadas lo logra con solvencia. Destacando la tercera, donde hay un homenaje explícito a John Carpenter y una de las secuencias de lucha más salvajes que logro recordar en una pantalla; sin embargo, la cuarta es un despropósito, donde los guionistas pierden el norte e introducen y resuelven nada menos que cuatro líneas argumentales en sólo ocho episodios. Con todo, y siempre si disponen de tiempo, merece la pena echarle un vistazo. No es el colmo de la inteligencia, pero es muy entretenida...
Saludos.

jueves, 17 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #67



IN THE BEDROOM, de 2001, es un film que siempre me ha suscitado pensamientos encontrados desde que la vi en su estreno. Por un lado está el mazazo emocional y la durísima forma en que Todd Field envuelve al espectador, sin soltarlo durante más de dos horas; por el otro está la excesiva sensación de autoconsciencia, como uno de esos equipos cuya superioridad le hace respetar al rival. Se habló mucho de aquel certamen de los oscar, en el que este film debió arrasar y se fue de vacío, mientras un rutinario Ron Howard se lo llevó todo. El trabajo de Tom Wilkinson y Sissy Spacek es soberbio, una lección magistral de contención interpretativa repleta de matices, tan sutiles que prácticamente es necesario ver la misma escena tres o cuatro veces para entenderla en su intrincado significado. En este caso, especial caso, quien pareció desengancharse fue el propio Field, actor medianamente conocido, buen guionista, y que se destapó como una especie de Eastwood elevado a la máxima potencia de depuración estilística; pero que luego tardó cinco años en filmar su siguiente obra (de la que prometo hablar aquí en breve) para desaparecer del panorama cinematográfico justo hasta este año, en que ha estado trabajando en una serie que aún no tiene fecha de estreno. La película es hermosamente irregular, imperfecta, de una tristeza astillada, que no permite relajación ante esa "habitación" del título, y que creo que no alude tanto al espacio físico que una vez perteneció al hijo que ya no está, sino al espacio mental habitado por quienes inesperadamente se ven inmersos en un dilema irresoluble: ¿es el bien hacer justicia o no caer en la tentación de hacer lo mismo que te han hecho?
Maravillosa película, pero no sé qué le pasó a este director para haber filmado tan poco.
Saludos.

miércoles, 16 de octubre de 2019

No se dejen engañar



LES PLUS BELLES ESCROQUERIES DU MONDE, de 1964, fue otra de las muchas películas corales de la época, en la que se relataban cinco visiones diferentes de lo que significa una estafa, desde lo puramente crematístico, lo intensamente dramático, lo jocosamente cómico e incluso la profunda reflexión filosófica sobre qué es una estafa. Abría la función Hiromichi Horikawa, cuya carrera como director es prácticamente ignota fuera de Japón, pero que fue fundamental como director asistente de algunas de las más grandes obras maestras de Akira Kurosawa. En "Los cinco benefactores de Fumiko", sigue a una prostituta experta en cazar ancianos para desplumarlos, aunque se ve entre la espada y la pared cuando uno sufre un percance y muere, por lo que es acusada de homicidio y robo. No les contaré cómo acaba, pero intenten imaginar qué diablos puede tener que ver una dentadura postiza...




El segundo segmento, pese a estar ambientado en Amsterdam, fue dirigido por un joven Roman Polanski. "El collar de diamantes" es muy parecido argumentalmente, y sigue a otra joven en la ciudad de los canales. Su rutina consiste en ir en bici, observar la multitud de coches que caen diariamente al agua y cambiarse de ropa en algún coche ajeno, con la esperanza de que su dueño sea un hombre acaudalado. Cuando lo consigue, se hace pasar por su esposa con el objetivo de hacerse con el collar de diamantes que iría destinado a ella, pero sin contar con un escabroso detalle que trastoca sus intenciones...



Ugo Gregoretti va un paso más allá en "La hoja de ruta", donde un joven se ofrece a ayudar a la prostituta de la que se ha enamorado a regresar a su Nápoles natal, pero debe casarse con un anciano para obtener el permiso de residencia. Él espera ingenuamente obtener un beneficio económico y los favores de la mujer, pero en cuanto aparece su antiguo proxeneta no quiere saber nada de él. Sin embargo, aún guarda un as en la manga, e insta al marido de conveniencia a que la denuncie por adulterio y cohabitación...



Y llegamos, cómo no, a Chabrol en su vertiente más cómica. En "El hombre que vendió la torre Eiffel", asistimos al delirante negocio que un avispado francés le endosa a un desquiciado millonario alemán: nada menos que venderle la celebérrima torre, con sus documentos y todo. Puede parecer una completa gilipollez, pero tras lo improbable de su argumento se esconde una ácida crítica a una megalomanía propia del país teutón, la misma que en repetidas ocasiones les ha llevado a creerse prácticamente los dueños del mundo...



Y para cerrar la función, nada menos que Godard filmando a Jean Seberg en Marrakech. Ella es una reportera norteamericana que aspira a realizar documentales como Jean Rouch, y sigue la pista de un misterioso falsificador, del que se dice que en realidad es un asceta que da a los pobres todo lo que estafa mediante la falsificación de dólares. La entrevista final no sólo es reveladora, anteponiendo la verdad del delito ante la mentira de la supuesta legalidad de los grandes sistemas económicos, sino que reflexiona sobre su propio título. "La gran estafa" puede ser también hacer pasar por reales las imágenes filmadas. Y como dice el propio estafador "Cuándo dejará de filmar y empezará con la realidad"...
Saludos.

martes, 15 de octubre de 2019

La clase de Lubitsch #36



Como el que no quiere la cosa, casi sin esfuerzo, Ernst Lubitsch pasa de una obra maestra a otra y filma THE SHOP AROUND THE CORNER (a la que estoy seguro de que ustedes recordarán mucho más como EL BAZAR DE LAS SORPRESAS), en la que desmitifica la habitual gazmoñería de las comedias románticas y embarca al espectador en un vaivén imparable de sentimientos, que van desde el arribismo y egoísmo, el fracaso de la integridad o la falsedad acentuada en los puestos de trabajo que implican una estrecha interactuación. Y por si fuera poco, en 1940, a Lubitsch se le ocurre la barbaridad de adelantarse un montón de décadas e inventar el dilema de las ciberrelaciones; epistolarmente, claro, pero que en este caso es el motor perfectamente engrasado, mediante el que asistimos a la conveniencia de adoptar una personalidad u otra en función de quién tengamos delante. Ella es una joven "desamparada" que logra emplearse en la famosa tienda del título, gracias a la intervención, un poco involuntaria, del jefe de personal, que desde el principio ve en ella ese punto de manipulación femenina que contrasta gravemente con su intachable criterio moral. Ambos mantienen correspondencia con un/una pretendiente anónim@, sin sospechar que están más cerca e ell@s de lo que creen, y es sólo mediante un equívoco que desemboca incluso en un trato totalmente injusto que se dan cuenta de lo insensato de algunos de sus actos y decisiones. Es decir, todo un tratado acerca de las miserias y sinsabores en unas relaciones humanas, que en realidad vienen a señalar con gran amargura lo solos y solas que podemos llegar a estar. Luego, a alguien en Hollywood se le ocurrió que a lo mejor no era buena idea tildar de comedia cosas como ésta, con tanta bilis supurando tras unas imágenes y diálogos cargados de intención. El binomio Stewart/Sullavan sigue estando en la cúspide del antirromanticismo, y el guion de Samson Raphaelson captura toda la esencia de la obra original del húngaro Miklós László, que la hace arrebatadoramente moderna casi 80 años después.
De nuevo, obra maestra absoluta.
Saludos.

lunes, 14 de octubre de 2019

El comunismo capitalista



El joven director Zhou Hao es otro de los nombres a tener muy en cuenta paa los próximos años. Tras el éxito unánime logrado con su último film, THE NIGHT, estrenado este mismo año, ya se dio a conocer con un controvertido documental, que exploraba las consecuencias sociales de la desastrosa administración de un alcalde, y cómo esto podía extrapolarse perfectamente al complejo y a veces incomprensible sistema político chino. THE CHINESE MAYOR registra el día a día de Geng Yanbo, alcalde de la ciudad de Datong, su obsesión por construir una gigantesca muralla y convertir a la ciudad en un desorbitado reclamo turístico, aunque ello signifique el derribo de miles de casas y el desahucio indiscriminado de sus habitantes. Zhou pega su cámara a este hombre de carácter implacable y métodos más que cuestionables, desprendiendo un populismo de baja estofa, pero con el que consigue calar entre los sectores menos desfavorecidos. Un documental tan revelador como necesario, porque no es usual acceder a la visión de esta China por parte de los propios chinos, lo que ayuda enormemente a aclarar muchos de los equívocos y distorsiones que se suelen tener sobre el gigante asiático.
Saludos.

domingo, 13 de octubre de 2019

Rincón del freak #375: La testosterona es bella



Quien a estas alturas aún no sepa a qué se enfrenta cuando decide ver una película de Tarsem Singh, es mejor que se lo haga mirar con esto de la falta de prejuicios. Al cine del director indio hay que ir cargado de ellos, no hay problema porque así lo quiere él y su particular forma de encarar cada proyecto. Hace poco me di cuenta de que lo tenía bastante olvidado, y que había un film que me pasó desapercibido en su momento. Se trata de IMMORTALS, o el no va más en esa épica inflada de esteroides que puso de moda gente como Zack Snyder. Efectivamente, porque IMMORTALS no pasa de ser un nuevo 300, calcadito en las formas y con el mismo déficit de atención en el fondo, que no es más que una colección de infografías, saturación de colores y un gusto por el estatismo más regodeante. Poco más. Singh habla de la antigua Grecia, de los dioses, los tiranos y los héroes; y hay oráculos, titanes y muchas muertes por la cara. La banda sonora es la misma de todas sus películas anteriores, y parece que se nos va a desvelar algo que debe ser la rehostia, pero tampoco es para tanto. En fin, al menos sirvió para poner a Mickey Rourke pelando nueces como un Marlon Brando, o prepararnos para ver de qué es capaz Henry Cavill poniendo cara de mala leche. Lo mejor, la caída de túnica de Freida Pinto. Lo peor, que no se sabe qué pasa en el 90% de la peli, pero como es Tarsem Singh, pues eso...
Saludos.

sábado, 12 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #66



Aprovecho el estreno reciente del último film de Garci, para insertar una película suya que, por sí sola, es capaza de explicar el peregrino espíritu de este, por el momento, inacabable monográfico. Vista hoy, que son cuarenta años después, SOLOS EN LA MADRUGADA parece haber estado en este tiempo, en estos años, y haber vuelto a aquél solo para contar lo que estaba por acontecerle a un país, que es este también, mediante la crónica descreída y noctámbula de un programa de radio que entonces se podía hacer, pero que hoy día, tan libres que somos, sería censurado inmediatamente, aunque sólo fuese por decir la verdad, que es recordarnos que somos todos gilipollas, y que sólo reconocerlo nos puede hacer mejorar. Tampoco dejarían al locutor fumar como un carretero en el estudio y plantarse unos bellos lingotazos de 100 piper's, por mucho que esas, y no otras, fueran las armas del chamanismo radiofónico. A lomos de un inmenso José Sacristán, paradigma del niño de posguerra, atrapado entre la España que lo reprimió y la ilusión de la nueva libertad, que pretende beberse de un trago, asistimos no tanto a su historia personal, con su divorcio pendiente de que se aprobara el mismo o la fascinación/repulsa por la joven que se mete en su cama sin ataduras morales, que también, sino a la descripción de los andamios en precario, o la incertidumbre de quien recibe un cheque a la salida del albergue donde ha pasado nada menos que 40 años. Y puede que chirríe la teatralización disfrazada de naturalidad (si no, no sería Garci), aquellos dilemas eróticofestivos con el vaso de tubo en la mano, pero insisto, vista hoy, en el desamparo del chaparrón de salvapatrias, es un gustazo doble e inquietante: Antes, la gente con ideas pugnaba por madurar, mientras que lo que se lleva hoy es exactamente lo contrario. Y sobre todo ¿cómo coño sabía Garci en qué se iba a convertir este país?...
Saludos.

viernes, 11 de octubre de 2019

Fenómenos paranormales



Y es que si hace tan sólo un par de semanas daba cuenta aquí mismo del (moderado) buen sabor de boca que me produjo EL REY LEÓN, no puedo decir lo mismo de la puesta al día que Guy Ritchie ha ideado para ALADDIN. Decepcionante film, desconectante film, autocomplaciente film, y cualquier cosa que pueda imaginar cualquiera que viese CERDOS Y DIAMANTES y deba hacerse a la idea de que el señor tras la cámara (y es mucho decir esto) es el mismo. No sé qué es esto, excepto una copia del original que, a excepción de lo que hace Favreau, no aporta nada que justifique el porqué de la imagen real... Y he aquí el quid de la cuestión, ya que lo que se nos quiere hacer pasar por real tiene menos realismo que la versión animada, y la extraña sensación que queda es de alteración de lo filmado. Me encantaría que alguien cogiera el toro por los cuernos y se atreviese a realizar un documental sobre el "hueso decapado" de este tipo de producciones, cómo se va añadiendo cada vez más argamasa hasta que lo ofrecido es inidentificable. No creo que eso ocurra, porque debe ser más difícil acceder a los archivos de la Disney que a los del Pentágono. Mientras tanto, crucen los dedos y recen sus oraciones, porque la caja de Pandora ya está abierta de par en par... y es rentable.
Saludos.

jueves, 10 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #65



A mí me debió coger mayor THE FULL MONTY... o muy joven, no lo sé, la verdad. La cosa es que en su momento me dejó indiferente, y no había vuelto a verla hasta ahora. Y debo decir que, aun con reservas, algo sí que me he reconciliado. A ver, no es el colmo de la sutileza, los personajes están desarrollados a trompicones y el ritmo es irregular, tirando a efectista. Pero qué diablos, igual que esas 200 damas desaforadas, que sólo quieren olvidarse de sus problemas un viernes por la noche, Peter Cattaneo le da a este film la siempre práctica forma de embudo. Absolutamente todo lo que aparece, desde el drama del paro, la desafección familiar o la vergüenza de no poder alcanzar una vida digna, todo ello tiene una sola misión: prepararnos para el inconcebible strip tease de unos tipos a los que nadie se imaginaría subidos a un escenario con un tanga de cuero. Es en ese "mirar de frente" donde el film gana, precisamente donde otros más "circunspectos" (huelga dar nombres) resbalan, que es en un sano y nuy natural sentido del humor, que nunca llega a caer en la parodia fácil. El trío formado por Robert Carlyle, Mark Addy y Tom Wilkinson está francamente soberbio, y a su lado el resto cobra sentido donde parece que es lo único que falta. Y tiene dos o tres escenas que emocionan sin que se pierda la sonrisa, y eso hoy día es muy difícil de ver. Quizá por eso los que ha intentado imitarla han fracasado, porque éste era "un espectáculo de un solo día"...
Saludos.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Derribando mitos desde el principio



En plena fiebre y efervescencia del mito de James Bond, Claude Chabrol tuvo los arrestos (y la visión, por qué no decirlo) de realizar su particular versión del celebérrimo agente secreto, aunque sin guardarse su habitual vitriolo. LE TIGRE AIME LA CHAIR FRAÎCHE tenía todos los componentes de la saga Bond, aunque aún distaba mucho de convertirse en saga: los malos arquetípicos, las chicas explosivas, los artefactos estrambóticos, las conspiraciones multinacionales y un agente secreto, cómo no. Sin embargo, Chabrol lo extralimita todo hasta el límite de la parodia, aunque a veces parezca un homenaje. Es un Bond de bolsillo, sin pretensiones, pero con constantes guiños que el buen aficionado identificará de inmediato, como la elección de la bellísima Daniela Bianchi, que actuó en DESDE RUSIA CON AMOR, que a la vez es la novela que un personaje decide comprar en el aeropuerto... Divertimento pulp o crítica soterrada a la eternización que aún estaba por venir, sea como fuere, y aunque EL TIGRE... sea hoy día considerada una obra de culto cultísimo, lo que dejaba a las claras es que su director era capaz de atreverse prácticamente con cualquier cosa.
Saludos.

martes, 8 de octubre de 2019

La clase de Lubitsch #35



Me he lanzado a teclear rabiosamente, sin orden ni concierto, llevado por la modesta lujuria que suele embriagar de tanto en tanto el castigado olfato del cinéfilo. NINOTCHKA... oh dios mío... Lo tiene todo para no sobresaalir, para ser acusada de tantas cosas. Y todo da igual. Da igual el trazo grueso, porque es un "finísimo trazo grueso". Las interpretaciones estereotipadas, porque están trufadas de matices sólo aptos para paladares exquisitos. NINOTCHKA... oh dios mío... Esta maravilla es una comedia romántica de las de toda la vida, pero es inclasificable, invaluable, y engrosa la exigua lista de verdaderas obras de arte, así, como si nada. Es el don de los genios, hacer las cosas por casualidad. Es exprimir una emoción pura de una relación tan cursi e improbable como la de Greta Garbo y Melvyn Douglas, porque a lo que aspiraba Lubitsch era a rozar un poquito con los dedos ese momento mágico en el que dos personas se enamoran, y cómo el resto del mundo les importa un carajo a partir de entonces. Está en la risa de ella, la comunista de zapatos tan planos como unos labios que no tardan en abrirse al amor. Y también en la mirada de Douglas, que pasa de su habitual frivolidad a una entrega absoluta ante la mera presencia de su amada. Billy Wilder tuvo algo que ver también...
Véanla al menos una vez al año. Como siempre digo, serán mejores personas después...
Obra maestra absoluta.
Saludos.

lunes, 7 de octubre de 2019

Una mujer sola



Maravilloso y elocuente engarce entre su aún rudimentaria ópera prima y BLACK COAL, posiblemente su mejor film, YE CHE (TREN NOCTURNO) abunda en lo que se apuntaba en una y se magnificaba en la otra. Retrato oscurísimo de una sociedad opresora como la china, lo que Diao Yinan realiza es una poderosa crítica sin enarbolar un solo panfleto, y concentrando todo su discurso en la triste y magnética mirada de la actriz Liu Dan, que encarna a una agente judicial que intenta sobre ponerse a una soledad que sólo le ofrece una monotonía sorda y que se expande sobre unos días que no parecen acabar nunca. Una mujer sola, en China, lo que equivale a decir "un fracaso existencial", o más bien una anomalía del sistema. Esta mujer asiste a bailes, se cita con hombresmediante una agencia matrimonial, e incluso llega a ver el show de su vecina prostituta, que se desnuda cada noche en un local semiclandestino. La resolución, tan inesperada como reveladora, casi ofrece una especie de redención parecida a la felicidad, aunque tenga que ser de la forma más brutal. Postal veladamente masoquista de un país del que tan poco sabemos, sorprende que llegase siquiera a estrenarse, por ello no hay que perder de vista la deriva de este extraordinario director.
Saludos.

domingo, 6 de octubre de 2019

Rincón del freak #374: Sobre el cine resacoso



Para mí el cine resacoso es el del domingo, no hay duda, y no tiene nada que ver con pillarse una cogorza sabatina, aunque la sensación es aproximadamente esa. Se trata más bien de un tipo de cine sin mucho sentido, pero al que volvemos una y otra vez, como una extraña inercia, o acomodo, o qué sé yo. En la cúspide del cine resacoso se encuentra THE FORGOTTEN, película que les recomiendo encarecidamente que vean con el único propósito de olvidarla inmediatamente, aunque eso no les va a suponer esfuerzo alguno. Es una película tan desquiciada, tan improbable, que terminas por tomártela en serio, en una mezcla de placer culpable y dulce abandono sensorial. Y el argumento no está tan mal así contado, y los actores cumplen, pero es imposible no torcer el gesto y acabar mirando alrededor, buscando la cámara oculta. Es como un Shyamalan de saldo, baratito, en el que todo se centra en el personaje interpretado por una Julianne Moore esforzada, pero que tiene más minutos corriendo que hablando. Ella es una mujer que vive obsesionada con el recuerdo de su hijo, aunque todo su entorno no para de decirle que nunca tuvo un hijo, aunque la verdad a la que accede gracias a su empeño es mucho más retorcida de lo que podría creer. Así es, una película de intriga con un supuesto "supergiro" final, pero que está lastrada por dos cosas: una realización de todo a cien y una empanada mental insalvable cuando llega la hora de las explicaciones. Aunque, entre ustedes y yo, como les dije antes, deben verla aunque sólo sea por la cara que pondrán al ver escenas como ésta...
Saludos.

sábado, 5 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #64



Y Joel Schumacher pudo rozar con los dedos cómo es sentirse respetado en la industria tras contentar a televidentes, palomiteros y nostálgicos del "cine con espinillas". Sí, porque FALLING DOWN (aquí siempre será UN DÍA DE FURIA) llegó a estar nominada, aquel extraño 1993 (hubo ex aequo), nada menos que a la Palma de Oro. Me cuesta ubicar esta película, incluso más de 25 años después de verla en su estreno, con ese Michael Douglas icónico, perfecto representante del angry men americano. Despechado, desencantado, demente; con una única idea en la cabeza: cruzar la ciudad para ir al cumpleaños de su hija. El único problema es que este hombre lo ha perdido todo mucho antes, y ya sabemos cómo actúa la gente que lo ha perdido todo. Tras una espléndida secuencia de apertura, en la que, sin necesidad de palabras, se conjuga toda la peripecia posterior de este hombre, el film duda sobre qué deriva tomar, y podemos ver tanto a un tipo desquiciado de ideas racistas y machistas, como a alguien al que apenas le quedan sus viejos ideales a los que aferrarse y no hundirse definitivamente. Esto queda plasmado en la controvertida escena de la tienda militar, que marca una distancia que bien podríamos ver como cierta cobardía. Sin embargo, teniendo en cuenta que está hecha un año antes, parece difícil no establecer la influencia que ejerció sobre Tarantino y otra secuencia filmada en una tienda...
Ni mala ni buena, es lo que es, pero qué bien haría el cine norteamericano en dejar de hagiografiar la testosterona...
Saludos.

viernes, 4 de octubre de 2019

¿La gran estafa?



Si hubiese sido dirigida por alguien competente e inteligente (Drew Goddard). Si la Disney no hubiese convertido a Peter Parker en fetiche de sus horrorosas abducciones catódicas. Si no tuviésemos esa inquietante sensación de reciclaje todo el tiempo. Si, en definitiva, se hubiesen tomado un pelín más en serio los milloncejos invertidos en "otra más del trepamuros", posiblemente SPIDER-MAN: FAR FROM HOME habría sido una peli cojonuda, pero no lo es. Y no lo es por todo lo dicho antes, porque desperdicia un ingenioso juego de espejos y apariencias para que salgan adolescentes diciendo gilipolleces de adolescentes, lo que está muy bien en un personaje aparte, pero es incomprensible (cajacajacaja) a la hora de integrarla en un universo en el que, por ejemplo, acabamos de ver perecer a la mitad de la humanidad. E insisto, es una de las mayores oportunidades perdidas de la Marvel, porque el personaje de Mysterio cae como un guante para ilustrar las bondades y miserias del CGI, de cómo se nos manipula constantemente a través de unas imágenes que no provienen de lo físico, y de cómo esto no es necesariamente malo en las manos adecuadas. Sin embargo, todo va al revés, y queda perfectamente ejemplificado en una escena aparentemente inocua, ya al final (tampoco quiero revelar nada): Nick Fury bebiendo un caipirinha en una idílica playa. De repente, la pantalla frente a él se apaga y nos/le recuerda que en realidad está en el cuartel de S.H.I.E.L.D.
Saludos.

jueves, 3 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #63



Nunca he compartido la fascinación por un film como THE CHANGELING, comenzando por el título más "spoiling" de todos los tiempos (AL FINAL DE LA ESCALERA me parece infinitamente mejor), siguiendo con un reparto a todas luces desganado (C. Scott haciendo de padre-abuelo, Melvyn Douglas rozando la senectud... y Trish Van Devere intentando enarbolar la tensión sexual no resuelta con el que era su marido en la vida real). Sí, todo muy raro para una típica producción de bajo presupuesto sin más pretensiones que engrosar la inacabable lista de títulos de terror entrañables. Sin embargo, nadie sabe por qué, esta película ha ido alcanzando un estatus de culto que la hace intocable a ojos del gran público, que suele citarla como influencia, inspiración y alguna que otra cosa. A mí, ya digo, me parece una película correcta, sin más, con un buen apoyo en el trabajo de sonido y una historia contada sobriamente por el prolífico e irregular Peter Medak. Yo la habré visto dos o tres veces, y es cierto que hay dos o tres escenas que dan mal rollo, pero de verdad que no es para tanto...
Saludos.

miércoles, 2 de octubre de 2019

El diablo seductor



Lo normal es que LANDRU no guste. No gustará su feísmo, ni su antinaturalismo declarado. Ni sus folletinescas interpretaciones, ni tampoco el hipido continuo de un guion mal elaborado por Françoise Sagan ¿Por qué podría gustar entonces este insólito acercamiento al que posiblemente fue el asesino serial más famoso de principios del siglo XX? Pues precisamente también por todo lo antes descrito. Porque la historia de este tipo, repugnante e irresistible al mismo tiempo, es también la de una sociedad hipócrita y enferma, arrasada por la WWI, y abandonada en una amalgama de apariencias e intereses. En un momento dado, una mujer pregunta a otra cómo es posible que ese hombre desgarbado y poco agraciado aparezca puntualmente con una señorita nueva del brazo. "Ya no quedan hombres en París", declara la otra. Y un poco es ese el tono buscado por Chabrol, más integrado en el folletín de Feuillade que en su propio estilo, por mucho que el parisino bebiera incansablemente del pionero de Lunel. Y reconozco que no es, ni de lejos, de lo más memorable de su autor, pero Chabrol siempre tiene algo, siempre ofrece algo, aunque sea el nauseabundo olor de la carne quemada, de un país y un continente chamuscados...
Saludos.

martes, 1 de octubre de 2019

La clase de Lubitsch #34



El inicio de BLUEBEARD'S EIGHTH WIFE es absolutamente glorioso, un deleite de concisión, ritmo, imprevisibilidad e intención. O cómo narrar el encuentro entre dos personas mediante una casualidad y otra tras una elipsis perfectamente hilvanada. El "Barba Azul" del título no es otro que un Gary Cooper perfecto en el rol de un magnate norteamericano, con siete esposas a sus espaldas, que pasa una temporada en la Riviera francesa y que cae rendido ante los encantos de una mujer (Claudette Colbert), sin sospechar que se trata de la hija de un noble arruinado que lleva un tiempo proponiéndole un no menos ruinoso negocio. Lubitsch no tiene miedo en mostrar la verdadera y nada complaciente cara de ambos: él no duda en usar su poder financiero para literalmente "comprar" a cualquiera, con tal de lograr sus propósitos; ella, orgullosa como la noble que es, no se deja impresionar en un primer momento, aunque luego comprende que lo más inteligente es mostrarse sumisa, para después tener el control de una relación a la que parece valorar más por el mero interés.
Es una "comedia sofisticada", efectivamente, pero a los arrebatos machistas de él le suma la perfidia calculadora de ella, casi como complementos imperfectos, a veces el único sustento de la gente que no podría estar junta de otra forma.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!