lunes, 30 de noviembre de 2020

El jardín de la memoria


 

En 1993, Francis Ford Coppola produjo la que considero la mejor adaptación que se ha hecho de la obra de Hodgson Burnett. THE SECRET GARDEN tiene la virtud de captar toda la esencia alegórica del relato original, y además proponer la siempre personalísima visión de la realizadora polaca, capaz de internarse en mundos retorcidos con una mirada llena de pureza. Al film le cuesta arrancar, con un mínimo dato sobre la desgracia de Mary Lennox en la India, pero poco a poco va remontando a su llegada a Misselthwaite, logrando momentos de sobria belleza a lomos de la espectacular fotografía de Roger Deakins y la bella partitura de Zbigniew Preisner. También es de destacar el reparto, con la joven Kate Maberly como gran protagonista, aunque en esta versión también tienen un peso destacado sus compañeros, Heydon Prowse y Andrew Knott. Encarnando a los adultos, la elección es estupenda, con la gran Maggie Smith bordando el personaje del ama de llaves, y John Lynch como el atormentado padre, sumido en la depresión que le produjo la muerte de su esposa, una Irène Jacob prácticamente anecdótica. La película es más emocional que preciosista, y sin ser ninguna obra maestra tiene la suficiente solvencia para salir airosa de la complejidad que requiere este sutil paso de la infancia a la madurez, bordeando el cuento de hadas, pero con los pies bien asentados en la tierra.
Saludos.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Rincón del freak #432: Unos chupitos de más


 

Como siempre me suele suceder con este tipo de películas, seré breve. DEATH OF ME se apunta al carro de tantas y tantas otras producciones que, en un paraje más o menos exótico, nos cuenta algo sobre cultos ancestrales y desconocidos, a cual más extraño y mortífero. Esto no es para nada original, y he visto de todo, pero el problema de esta película es que, pese a disponer de una buena factura técnica, su historia (por llamarlo de alguna manera) está horrorosamente mal contada. La excusa es el viaje de una pareja a una remota región de Tailandia, y el arranque es bastante bueno, mostrando una habitación arrasada por lo que parece haber sido una noche de juerga salvaje. Desgraciadamente, ahí queda todo lo salvable, y el resto es un deambular de Maggie Q en shorts, y un Luke Hemsworth poniendo caras raras y desapareciendo de la historia sin previo aviso. Quiere ser terror, quiere ser misterio, intriga, aportar un giro final potente, y termina siendo una chorrada prácticamente sin un sentido aparente.
Saludos.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Solo contra todos


 

En estos tiempos de mangoneo continuo, donde la palabra vale menos que una corbata y los héroes son ratas asustadas, es necesario rescatar películas como SERPICO. Integridad contra honor, o estúpida cabezonería contra lealtad a uno mismo; Frank Serpico ha sido mi referente durante muchos años, y no por ser intachable, sino por no tener miedo de mostrarse tal y como es, sabiendo que podría haberle costado la vida. Y Sidney Lumet, con su estilo áspero y pragmático, lo reflejó maravillosamente en este film que discurre entre el desmoronamiento vital de un hombre cada vez más solo y su inquebrantable carácter, alimentado por una especie de furia interior que Al Pacino transmite de forma impecable. Pacino es Serpico, en todos los sentidos que un actor puede introducirse bajo la epidermis de su personaje, abordarlo, respetarlo, comprenderlo para interpretarlo, e incluso, por qué no, reinterpretarlo. Serpico no era un santo, ni un héroe, sólo un descreído patológico, incluso bordeando la neurosis, aunque tenía sus razones. Asistió a la profunda corrupción del cuerpo de policía neoyorquino, que llegaban a cobrar a los delincuentes para hacer la vista gorda; fue amenazado de muerte por ello, aunque el balazo que recibió en la cara viniese de un traficante, lo que le hizo renunciar definitivamente, no sin antes destapar toneladas de basura en una comisión de investigación que aún hace retumbar los cimientos del City Hall. Esto es SERPICO, un film vigente y en constante renovación, que es mucho más de lo que se puede decir de muchos "grandes clásicos"; un vistazo a esas "cloacas del sistema", tan familiares por un lado y tan desconocidas por otro. Pero por encima de todo, siempre será un riguroso retrato del grito, sordo y solitario, del incomprendido.
Magnífica.
Saludos.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Donde duele de verdad


 

Me descubro ante BORAT SUBSEQUENT MOVIEFILM: DELIVERY OF PRODIGIOUS BRIBE TO AMERICAN REGIME FOR MAKE BENEFIT ONCE GLORIOUS NATION OF KAZAKHSTAN (es la primera y última vez que lo escribo, lo prometo), y lo digo sinceramente, sin dobleces. Y aquí hay muchas. Y reconozco que BORAT (la primera) me gustó a cachos, y que no logré encontrarle la maldita gracia más allá del burdo chiste escatológico. Esto es otra cosa. El binomio formado por Sacha Baron Cohen y Jason Woliner (curtido en algunas de las mejores comedias americanas) se retroalimenta con naturalidad, formando un tándem que moldea a las mil maravillas un guion más complejo de lo que parece, y escrito nada menos que a ocho manos. Podría parecer oportunismo, podría parecer la parodia de la parodia (que ya es rizar el rizo), o estimar que la vida real de un personaje se extiende siempre más allá de sus límites formales. Baron Cohen va mucho más allá en una película, si se quiere, más tosca, menos estilizada, pero esto le sirve para no detenerse en la mofa y seguir horadando hasta el hueso, donde más duele. De hecho, la introducción del personaje de su hija adolescente parece dos cosas: una anécdota al principio y el típico recurso de buddy movie después. Nada de eso, porque la actriz búlgara (atención a este nombre) Maria Bakalova le coge el aire a su personaje y al propio Baron Cohen, al que llega a robarle casi todo el protagonismo. De acuerdo, es Borat, y volveremos a tener los chistes políticamente incorrectísimos, pero hay un plan oculto que se va desenredando con gran pericia, y que comienza con Borat presentándose en un mitin de Mike Pence disfrazado de Trump, para ofrecerle a su hija como regalo. En esta tremenda escena ya se intuye el giro del film, convirtiendo cada broma en un oxímoron, y desenmascarando a quien se le presenta con un artefacto muy simple: nadie le mentiría a un idiota. Y aún hay una escena, ya casi al final, que me resisto a desvelarles, aunque supongo que muchos de ustedes ya habrán oído algo acerca de la polémica que desató, y que tenía como protagonista nada menos que a Rudy Giuliani. En definitiva, todo un ejemplo de cómo se puede contar cualquier cosa de cualquier manera y salir más que airoso, tan sólo hay que tener de verdad algo tangible que contar y manejarlo en la dirección correcta.
De lo mejor del año, sin ninguna duda.
Saludos.




PD: Y además queda desvelado el origen del Covid-19...

jueves, 26 de noviembre de 2020

Hombre bueno/hombre malo


 

THE WHOLE TOWN'S TALKING es uno de esos pocos casos en los que cuesta encontrar la mano de John Ford en la dirección. Y no es que sea una mala película, pero quizá sí una película escurridiza en el tono, que pasa con demasiada brusquedad de lo serio a lo jocoso; y pese a que sea el tono cómico el predominante, la historia contiene graves puyas en torno a un tema central: la manipulación. Lo primero que choca es el protagonismo de Edward G. Robinson, un actor todo carisma, pero no con la cintura suficiente para el complicado reto de interpretar a dos personajes idénticos en lo físico, pero opuestos en su carácter. Escrita por W. R. Burnett ("La jungla de asfalto", "Little Caesar") como un cuento titulado "Jail break", casi toda la primera mitad es dedicada a explicar al apocado Jones, un gris oficinista con ínfulas de escritor, secretamente enamorado de una compañera (una chispeante Jean Arthur) y con una monótona vida de soltero con gato y canario. De repente, su vida da un giro de 180º cuando es detenido, dado su idéntico parecido con el sanguinario gangster Mannion, que acaba de escapar de la cárcel, dejando a dos policías muertos. Aquí radica el principal escollo, en acoplar no tanto dos personajes tan opuestos y condenados a encontrarse, sino en superar los destellos (menores) de screwball comedy con los que arranca el film, para terminar en un desenlace más cercano al suspense, toda vez las constantes confusiones sufridas por Jones lo llevan a una situación psicológica casi insostenible. Aun así, tiene bastantes cosas salvables, como los insertos cómicos del guion escrito por Riskin y Swerling, o esa falsa condescendencia con la que es tratado el protagonista, en contraste con el poderoso y despótico Mannion.
¿Título menor?... No diría tanto, pero quizá sí haya que hablar de un encargo en el que Ford puso el entusiasmo justito.
Saludos.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

El espejo roto #13


 

Reconozco mi tardanza a la hora de retomar BLACK MIRROR, que dejé hará unos tres años en la tercera temporada con cierto regusto agridulce, que había disipado de alguna forma la gran impresión que esta serie había ejercido sobre mí desde su impactante inicio. Y la verdad es que esta T4 no puede empezar mejor, con uno de los mejores y más originales episodios de la serie creada por Charlie Brooker, que además firma él mismo el guion junto a Bill Bridges. "USS Callister" comienza de manera gozosa, con un maravilloso homenaje a Star Trek, presentando a la nave del título y su tripulación, comandada por el capitán Daly (un soberbio Jesse Plemons, capaz de resultar adorable, inquietante, anodino y terrorífico al mismo tiempo), en algo que parece un episodio de alguna serie antigua, tanto por los modificados sonido e imagen, pero que nos lleva bruscamente a otro sitio, una empresa de programación donde Daly es un tipo apocado y gris, aun siendo reconocido como un genio programador y responsable de un mega-sistema-juego llamado "Infinity". Y es necesario detenerse aquí, y dejar a quien no la haya visto que paladee y descubra esta diabólica muestra de realidades paralelas y juego de las apariencias. Tan sólo resaltar el estupendo trabajo del elenco, especialmente Jimmi Simpson y Cristin Milioti, además de una ambientación exquisita y una más que solvente partitura de Daniel Pemberton. Dirigía Toby Haynes, ampliamente bragado en series británicas de reconocido prestigio, y su capacidad para mantener el suspenso hasta el final también es de agradecer en cualquier episodio autoconclusivo.
No se la pierdan...
Saludos.

martes, 24 de noviembre de 2020

8M2


 

Acabo de terminar la segunda temporada de THE HANDMAID'S TALE, encontrando una temporada que parece de transición, pero que aún conserva la capacidad de asombrar e impactar a partes iguales. De hecho, creo que contiene un par de episodios muy superiores a cualquiera de la T1, ya que en la T2 todo está más hilado y no se cae en la necesidad de estar volviendo la mirada hacia atrás para contextualizar la acción presente. Elisabeth Moss vuelve a estar francamente tremenda, y pese a arrancar la temporada casi con un rol secundario, la segunda mitad de la misma es toda suya, dejando momentos de una fuerza expresiva demoledora, como una escena (que no desvelaré) en la que veremos su silueta recortada delante de una chimenea encendida. Quizá el final no esté tan bien explicado, coherentemente explicado, pero teniendo en cuenta que sabemos que hay una T3 (que caerá próximamente), convengamos en que cumple su cometido de dejarnos con la miel en los labios, y un poco de cara de tonto también. 
Hasta el momento, la serie, aun haciéndose pelín larguilla, no defrauda.
Saludos.

lunes, 23 de noviembre de 2020

El jardín metálico


 

No hace mucho, apenas tres años, se estrenó (eso sí, directamente en BluRay) una curiosa versión de la novela de Frances Hodgson Burnett. Esta THE SECRET GARDEN tiene la particularidad de desarrollarse íntegramente dentro de una fábrica, con la excusa de trasladar el cuento clásico a la imaginería steampunk, logrando un efecto tremendamente curioso, mezcla de clasicismo y futurismo, o de "analógica tecnológica". Desgraciadamente, en la parafernalia, los atuendos y los guiños a los fanáticos de este género terminan sus atributos, quedando una revisión algo torpe y estática, y dejando al descubierto irremisiblemente su menesterosa vocación de obrilla de teatro filmada. Los actores y actrices no están mal del todo, pero es más una curiosidad (de hecho, creo que en España ni siquiera llegó a distribuirse) que un hallazgo. 
Puede verse, pero no pasa nada en caso contrario.
Saludos.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Rincón del freak #431: Los besaría a todos


 

Hay ocasiones en las que uno se desarma, se despoja de la poquita altivez que pudiera tener y usa eso tan raro de la comprensión. Cuando en una misma semana aludimos a la constante renovación y vigencia de Godard, la cátedra de Ford, el asombro de Cronenberg o cómo el cine está mostrando signos de estar más vivo que nunca, precisamente en mitad de una crisis que podría herirlo de muerte. De repente, digo, me envían un archivo desde una universidad de Yanquilandia, con el mensaje "waiting for your sincere approval"; lo que, además de no ser muy común, efectúa un irresistible influjo que me obliga a visionarlo. Lo que me encuentro no es una película, más bien un embrión, un adorable intento de subirse al proceloso carro de la realización por parte de un señor que lleva alrededor de diez años filmando con presupuestos por debajo del SMI... La cosa en cuestión se titula DARK OCTOBER, y tras unos planos aéreos (usando grabaciones de avionetas), y una banda sonora que evoca pretéritos teclados desnvueltos bajo el abeto navideño, paso a describir el método de rodaje. Jóvenes jovencitas muy jóvenes al borde de reírse tras balbucear su línea de diálogo; diálogos en los que alguien habla y el otro lo mira con expresión bovina; cambios de plano absolutistas (porque cambia todo: el ángulo, la luz, el sonido y puede que hasta algún peinado); una trama basada en las cuatro pipiolas caminando, yendo en coche, comiendo en una hamburguesería (vacía) o tomando una copichuela en un local de striptease (vacío). Rematando, colegio abandonado, lentillas de gatete, sirope facial y un señor con pinta de disminuido físico y mental que parece el malo para terminar sucumbiendo ante la posesa, de la que se me olvidó añadir que lo es por infectarse con las páginas de un libro satánico... bueno, es un cuaderno con anillas, de dos rayas y pintarrajeado con Carioca... Si nada de esto les ha convencido es que no tienen sangre en las venas. Yo, me los llevaría a todos a casa, les prepararía una rica merienda y les daría besitos en las mejillas, como una abuela...
Saludos.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Instinto refrenado


 

El último capítulo de la primera temporada de INTO THE DARK, titulado "Pure", debería haber sido una catarsis necesaria, y podría haberlo sido, pero no pasa de ser un telefilm correctito, con algunas ideas interesantes, aunque incapaz de sobrepasar sus propios límites. Vista desde el prisma argumental no es tan original, y nos viene a la cabeza una especie de hermanita pobre de MIDSOMMAR, con jóvenes vestidas de blanco portando coronas de hojas, mientras resuenan leyendas ancestrales sobre Lilith, que se supone que estuvo antes que Eva pero a la que dios desterró por libidinosa. Lo más interesante es el rollo sectario, con un grupo bastante inquietante que se reúne periódicamente para celebrar la pureza de sus hijas, pero bajo el cuál bulle un machismo que va haciéndose más evidente al mismo tiempo que la protagonista, primeriza, desenmascara unas intenciones que habrían necesitado algo más de hondura e guion. No es de lo peor de esta temporada, y de hecho contiene un desenlace muy apreciable si lo comparamos con algunas lindezas vistas en esta serie. 
De momento habrá una pausa, pero amenazamos con volver para la segunda...
Saludos.

viernes, 20 de noviembre de 2020

La herida que nunca cierra


 

En la línea de las últimas propuestas de Jordan Peele, el debutante Remi Weekes aporta su granito de arena a esa interesante mezcla de terror y denuncia racial, en la que no queda del todo claro qué alimenta a qué. HIS HOUSE da una nueva vuelta de tuerca, poniendo el acento en el destrozo moral sufrido por dos refugiados sudaneses, que intentan establecerse en una destartalada casa de acogida y sanar su traumática huida, en la que perdieron a su hija. Sin llegar a la calidad de GET OUT o US, es ésta una película que parece desaprovechar cada hallazgo, lo que demuestra la bisoñez de la escritura de Weekes, que cambia los tonos con suma brusquedad. Lo mejor, sus dos protagonistas, Sope Dirisu y Wunmi Mosaku, que aportan frescura e intensidad como una pareja con bastantes más secretos de los que aparentan; aparte de algunos momentos de inquietante ensoñación, pero que parecen islotes cada vez que se busca la explicación más evidente. No es una mala película, pero tampoco nada del otro mundo, y además de sonar a ya vista, no parece lógico que su potente trasfondo no logre perdurar más de lo que lo hace.
Correcta.
Saludos.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Puta's fever


 

Una de las ocasiones en las que el talento de Jean-Luc Godard queda más claramente de manifiesto, y principalmente a ojos de descreídos o diletantes, es cuando se tiene la oportunidad de contrastarlo con otras miradas, otros directores. Esto no es tan raro como podría parecer, ya que el cineasta suizo, de puro prolífico, se ha prodigado varias veces en esos discutibles artefactos que poblaron las pantallas europeas entre los sesenta y los setenta: las películas por episodios. Y la de hoy es especialmente consuetudinaria, como un chiste que sólo un tonto podría encontrar gracioso. LE PLUS VIEUX MÉTIER DU MONDE abordaba, tan trapacera como arbitrariamente, el espinoso tema de la prostitución a través de la historia, o algo así. Comenzando por una prehistoria de plena cuchufleta surfera, el italiano Franco Indovina se basaba en mostrar bikinis de piel de Mamut. No menos terrible era el salto a la Roma Imperial de Mauro Bolognini, que parece el detonante para que Tinto Brass hiciese luego lo que hizo. Mínimamente más inspirado (no era difícil) está Philippe de Broca, gracias al solvente trabajo de Jeanne Moreau como una simpática meretriz en la Francia napoleónica. El film parece despegar un poco con el alemán Michael Pfleghar, director alemán muy desconocido pero con una trayectoria bastante interesante (cortada de tajo por su prematuro suicidio), y que (se) regodeaba a una explosiva Raquel Welch mientras sorbía el seso a un incauto banquero... como para que no. Luego otro bajoncillo con Claude Autant-Lara, que describía un presente, aquél, en el que una pareja de chicas ejercía su oficio a bordo de un coche, mientras son bombardeadas a multas... Y en esto llega Godard. Y Godard, en apenas 20 minutos, realiza una especie de variación sobre el mundo futurista de ALPHAVILLE, con una gélida fotografía de Pierre Lhomme y una partitura de Michel Legrand que se podría haber compuesto ayer mismo. Sí, el título, "Anticipation", nos recuerda que Godard filmaba entonces como si tal cosa lo que hoy día es considerado apocalípticamente como "moderno". Aquí, un señor llega a la Tierra desde una remota galaxia, y para relajarse pide una señorita de compañía, pero resulta ser un fracaso ya que, aunque irresistiblemente hermosa (Marilú Toló, dios de mi vida), no dice ni mú, lo que no le gusta ni pizca; reemplazándola por otra (Anna Karina, nada menos), tan sólo para comprobar que ésta es todo lo contrario, programada en este mundo sin amor real para solamente enamorar a través del encandilamiento verbal. No quiero destripar cómo acaba, pero sólo diré que acaba transmutándose en una imagen en color. Quizá lo que le hubiese gustado a los productores, pero aun así...
Saludos.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

En tierra de nadie


 

Me va a costar un poco más hacer esta reseña que otras, aunque más me ha costado decidir si posponerla para el domingo, y por el cariño y respeto que le tengo a Rodrigo Cortés creo que no procede, aunque es impepinable meter el bisturí a fondo, incluso si hace sangre. BLACKWOOD es DOWN A DARK HALL; una película con dos nombres, que en realidad es la adaptación de la novela que escribió en 1975 Lois Duncan, y que atendía al segundo. Casi no puedo decir nada en favor de este film, que va empequeñeciéndose incomprensiblemente a partir de cierto momento, uno de esos momentos en el que empiezas a preguntarte si Cortés ha dirigido toda la película o sólo los primeros treinta minutos, dando paso al piloto automático de la productora, cuyo afán parece poco más que recaudar lo que se pudiese (y fue muy poco) y olvidarse de un texto que hubiese requerido mucho más mimo y tacto. La historia es apasionante, pero está tan mal contada que es necesario buscar en qué momento está ese "crac", y me parece encontrarlo en la imposibilidad de maridar la prosa de Duncan, que siendo benévolos es una Daphne Du Maurier para incultos, con una deriva que a mí cada vez me mosquea más: ¿Por qué cada director español que toca tierra estadounidense tiene que hacer al menos una película de corte gótico? Y entendamos gótico por una mansión, un misterio y gente poniendo caras chungas. No, en serio, salvo dos cosas y creo estar siendo muy benévolo. Salvo la intención de retomar las formas clásicas en pleno siglo XXI, y también salvo que dura 90 minutos nada más...
De verdad, terrible...
Saludos.

martes, 17 de noviembre de 2020

Los niñatos


 

Hay que ser muy osado, o muy inconsciente, para filmar una película como C'EST ARRIVÉ PRÈS DE CHEZ VOUS. Tanto o más que su protagonista, con toda probabilidad el asesino en serie más extraño y desarmante que hayamos podido ver en pantalla. Es necesario remarcar el éxito rotundo que el film obtuvo en Sitges en 1992, donde arrasó con los premios a mejor película y mejor actor para Benoît Poelvoorde, a la sazón integrante del trío realizador, que al mismo tiempo componen el grupo protagonista, lo que paso a explicar si no se ha entendido, que es lo más probable. Sin que medie explicación alguna, seguiremos en primera persona a este inclasificable tipo, tan jocoso como despiadado, un incontinente verbal que parece vivir en una especie de ensoñación amoral, donde todo le está permitido, incluso contarlo en una especie de documental que registrará cada atrocidad cometida. Poelvoorde (que luego ha tenido una prolífica carrera como comediante) construye un personaje a medio camino de Monsieur Hulot y el "Henry" de McNaughton, un tipo que roba y asesina a ancianas, pero luego nos ofrece una alucinada parrafada acerca de la imbecilidad del sistema capitalista, que va desplazando la población de las ciudades a tétricas urbanizaciones. Es decir, teoría del asesinato como justificación rebelde, y que sin embargo es constantemente pulverizada por este magnético personaje en escenas tan descabelladas como la que nos introduce a su familia (familiares reales, de hecho), o el surrealista momento en el que se topa con otro equipo de grabación que sigue las fechorías de otro asesino, desafiando la percepción misma de lo que estamos viendo. Ninguno de los tres volvió a ponerse tras las cámaras (aunque aquí están también delante), pero para la posteridad dejaron esta joya de culto rodada en un blanco y negro abrasivo, y que no ha perdido nada de vigencia en su inquietante mensaje tras casi 30 años.
Si no la han visto, tardan en descubrirla.
Saludos.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Un jardín descuidado


 

Se ha estrenado este año una nueva versión de THE SECRET GARDEN, la obra más famosa de la escritora Frances Hodgson Burnett, icono generacional desde su publicación en 1911, y lúcido retrato de la (inevitable) pérdida de la inocencia, a través de los asombrados y asombrosos ojos de su protagonista, la joven Mary Lennox, que pierde a sus padres en una revuelta en la India y se ve obligada a residir en la ruinosa mansión de su tío en Inglaterra. De carácter marcadamente autobiográfico, el texto abundaba en la desgracia familiar que desplazó a la futura escritora de Inglaterra a Estados Unidos, y es este arranque lo más interesante de una película tremendamente irregular, y que sucumbe con la boca pequeña a los cantos de sirena del espectáculo lacrimógeno, sin que la transición de la fría y hostil realidad a ese jardín idílico atrape fehacientemente una poética idónea, e importe más la colorista fotografía de Lol Crawley que la caligrafía de la adaptación de Jack Thorne. Y es curioso, porque aun siendo fiel al original, cuesta horrores no terminar viendo otra cosa, con la apariencia de aquel "jardín secreto", pero con menor vocación de fascinación, y para ello no hay más que verla junto a un niño y preguntarle...
Saludos.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Rincón del freak #430: ¡Ahí viene la plaga!


 

LOVE AND MONSTERS abunda en los motivos de, por poner un ejemplo reconocible, ZOMBIELAND; esto es: un artefacto genuinamente cómico, enclavado en un marco apocalíptico. Todo parece ir bien, el sarcasmo, los guiños, el guion ingenioso, y hasta los efectos digitales tienen su gracia. Pero hay algo que chirría en el conjunto, una especie de mal engrasado que ralentiza la maquinaria y deja una sensación demasiado evidente de ya visto. El argumento nos coloca (en un "spidermaniaco" prólogo, que es de lo mejor) en un planeta Tierra contra el que ha colisionado un gigantesco asteroide, pero cuyos efectos han sido totalmente imprevisibles, liberando una toxina que ha agigantado a los seres de sangre fría, y obligando a los pocos supervivientes a refugiarse en profundos bunkers. Sí, queda bastante claro que no es un film de terror, a lo que contribuye su verborreico y por momentos insoportable protagonista, un tipo de naturaleza acobardada, pero que decide saltarse todas las recomendaciones y salir a la superficie, para encontrarse con su novia, a la que hace siete años que no ve. Podría haber sido mejor en todos los aspectos, en inventiva, mala uva o rapidez de reflejos, pero termina estando en las antípodas de ZOMBIES PARTY, y más cerca de una mezcla entre COOTIES y STARSHIP TROOPERS... Bueno, a lo mejor me he pasado...
Saludos.

sábado, 14 de noviembre de 2020

La abulia contagiosa


 

Hay un subgénero no declarado en el cine norteamericano, que sin embargo a todos nos suena. Es el que presenta un grupete de jóvenes pizpiretos, reclinados en sillas mientras mascan chicle con expresión hastiada. Las detenciones de instituto tienen más gracia allí que aquí, y por eso existe toda una retahíla de escenas que lo corroboran, e incluso un film-icono ochentero firmado por el mismísimo John Hughes. Y ahora vamos con "Schhol spirit", penúltimo episodio de la primera temporada de INTO THE DARK. Siendo breve, que lo seré, no la vean. Es horrible, es casposa, es un remedo con patas, y seguramente el peor episodio de dicha T1. Punto y final, me niego a poner nada más...
Saludos.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Reforzar. Disolver


 

POSSESSOR debería ser un acontecimiento, pero me temo que no va a serlo. El nuevo trabajo de Brandon Cronenberg, con el que se alzó, entre otros premios, con el de mejor película en Sitges, le coloca directamente junto a los mejores trabajos de su padre, pero también, y más importante, lo distancia del mismo, marcando una personalidad propia que nos puede estar situando ante un cineasta con mucho que decir por sí mismo. Film repleto de equívocos, tantos como hallazgos, necesita de varios visionados para no perdernos su esencia, que contiene un mensaje inquietante y desarmante. No se habla aquí tan sólo de una supuesta tecnología mediante la que agentes especiales toman literalmente "posesión" de otras personas, a fin de obligarlos a que cometan asesinatos estratégicos, y finalmente suicidarse, borrando cualquier rastro. Cronenberg va mucho más allá, y refuerza su premisa mostrando cómo una consciencia se disuelve al ser colonizada por otra, en algunas imágenes de aterradora plasticidad. Y aún hay más, especialmente el trabajo de los dos protagonistas, la inquietante Andrea Riseborough y un superlativo Christopher Abbott, que borda un personaje de complejidad atormentada; ambos son prácticamente lo único que importa en esta pesadilla de colores vivos y sonidos que parecen emanar de un mundo muy lejano. Con su cuota bien distribuida de violencia y dialéctica, POSSESSOR debería estar destinado a ser un título de culto inmediato, pero no estoy plenamente seguro de que vivamos una época proclive al espectador reflexivo y aún con ansias de asombro. Veremos.
No tengo dudas, uno de los nombres del año
Saludos.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Arte y decoración


 

El siguiente trabajo de David Cronenberg fue un nuevo capítulo para la televisión pública canadiense (CBC), en el que, gracias a filmar un guion propio, se daba un nuevo paso para rastrear la intencionalidad de su cine futuro. Lejos de truculencias o desvaríos, THE ITALIAN MACHINE suponía, en menos de media hora, una interesante reflexión acerca de la "utilidad" enfrentada al "elemento artístico". Casi en clave de lección moral, relataba la vida de tres fanáticos de las motocicletas de carreras, unos frikis de las dos ruedas a los que llega la noticia de que un excéntrico millonario posee un rarísimo ejemplar de Ducati, que sin embargo no trata como una motocicleta, sino como un objeto de arte; de hecho, la moto está en el mismo salón de su casa, como un cuadro o una estatua. Los tres idean un plan para lograr sacar la moto de allí: hacerse pasar por reporteros de una revista especializada, dorar la píldora al potentado y hacerse con el ejemplar. Es verdad que Cronenberg podría haber transitado muy diversos caminos para coronar esta miniatura, pero finalmente opta por el más naturalista e inesperado, desmarcandose del cine de género, y prefiriendo hacernos una pregunta de difícil respuesta: ¿Qué es una moto si no se usa como tal?
Saludos.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Hora de aventuras


 

Y si de romper lanzas se trata, vuelvo por mis fueros para reivindicar una película que en mi opinión ha sido injustamente tratada. THE 13th WARRIOR es uno de esos títulos que uno recuerda envuelto en un halo de indiferencia, asomando por un fondo de catálogo en cualquier dvdstore de los de entonces, y hundida sin que casi nadie la haya reclamado desde su estreno, allá por un 1999 que nos parece ya tan lejano. Sin embargo, la falta de pretensiones hace que sea necesaria una revisión, más que nada porque yo he visto cosas mucho menores desde entonces y nadie ha dicho nada. Como tampoco se dijo nada de la barrabasada de Michael Crichton cuando decidió, con la película ya rodada, que el proyecto era suyo, que había que cortar por no se sabe qué motivos, y que John McTiernan pasaba a ser un mero figurante. Afortunadamente, el material de McTiernan era lo suficientemente poderoso como para ser un desastre, pero algunos nos preguntamos qué habría sido de este film de haber tenido al menos media horita más. Al final lo que queda es una cinta de aventuras a la vieja usanza, con un guion que no inventa nada pero se va desarrollando con gran eficacia. Y no era fácil, partiendo de lo inverosímil de enclavar a Antonio Banderas, con turbante, en tierras vikingas en una Edad Media oscura y brutal. La película se parece a la novela de Crichton "Devoradores de cadáveres" como un huevo a una castaña, y su fraseo es más primario y menos detallado, precisamente dos de los grandes valores del cine de McTiernan, que suele ir al hueso y dejarse e rodeos. Luego, es verdad que el argumento es arquetípico, con el extranjero que llega para echar una mano, casi por casualidad, a una amenaza que se intuye terrible. Lo mejor, como suele suceder, es el sentido de la oportunidad, un ritmo que no decae y un saludable sentido del humor, donde se nota que tampoco hay que tomársela al pie de la letra. 
Merece la pena echarle un vistazo y pasar un rato de entretenimiento sin más.
Saludos.

martes, 10 de noviembre de 2020

Desafinar o desafiar


 

Al hilo de la película de ayer, me acordé de un título bastante olvidado, pero que causó algún que otro revuelo a finales de los setenta. En plena euforia tras el éxito de CARRIE, Brian De Palma andaba tras otro guion que le permitiese cualquier posibilidad formal que se le pasara por la cabeza, y terminó rodando THE FURY, probablemente una de las películas más exageradas (en el más amplio sentido del término) de la historia del cine. Es casi imposible atribuirle un género a esta mezacla de policíaco, espionaje, ciencia ficción y terror, y es el propio De Palma, apoyado por el guion de John Farris (que adaptaba su propia novela), quien enmaraña cada munto de esta extrañísima oda al "porque sí". Una desquiciada odisea acerca de dos jóvenes con poderes extrasensoriales, que en mi opinión no son más que un vehículo ideal para que el director empiece a destrozar cuerpos, reventar cosas y usar la cámara lenta en una de las secuencias más complicadas de defender que he visto nunca; aquella de la persecución de la chica, narrada nada menos que desde cuatro puntos de vista, y con la permanente sensación de que o estás viendo una genialidad o te están tomando el pelo. Con un reparto tan descompensado como estelar (Kirk Douglas, John Cassavetes o Amy Irving), la impresión general es que los actores se vieron un rato nada más, y que el montaje lo estaba haciendo algien con poca idea del oficio. Y eso que tiene algunas escenas impactantes (más exactamente entre lo sublime y lo ridículo), como la de la feria, la ya mencionada persecución o el final, inesperado por abrupto y prácticamente integrando al film en el gore extremo. Incluso todo este cúmulo de circunstancias es capaz de enterrar literalmente la excepcional banda sonora compuesta por John Williams, y que merece la pena escucharse al margen de la película. Una extravagancia que hoy día parece imposible de rodar, no al menos con tantas licencias, y que supuso el primer gran encontronazo de De Palma con la crítica y el público, algo que se ha demostrado que le importa un carajo, por supuesto...
Saludos.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Es sólo r'n'r, pero...


 

No puedo comenzar esta reseña sin indicar mi absoluta subjetividad sobre la película de hoy... Bueno, siempre lo es, pero hoy se va a notar mucho más. A finales de los ochenta yo era un lector compulsivo de comics, incluso coleccionista, pero aún no he logrado explicar(me) qué fue lo que ejerció sobre mí una fascinación tan potente cuando descubrí THE NEW MUTANTS, aquel extraño grupo de superhéroes que ni siquiera querían serlo, y que poseían una extraña cualidad: si bien la premisa era conservar a este grupo como jóvenes inexpertos, sus historias eran verdaderamente oscuras, llegando a rozar lo enfermizo. Desconozco si Chris Claremont los creó como experimento o venganza, pero sí hay una razón capaz de explicar esta insana fijación, aunque para ello deben indagar sobre la obra de Bill Sienkiewicz, uno de los genios más impresionantes de la historia del cómic. Así las cosas, THE NEW MUTANTS (la película) es prácticamente indefendible, pero voy a romper una lanza ante lo que creo que va a ser una masacre injusta. Lo primero es que este grupo de personajes estaba efectivamente desgajado de sus "hermanos mayores", los X-Men, lo que daba la sensación de estar ante otra cosa muy diferente, con sus propias reglas y motivos. A esta película le fallan muchas cosas, pero nunca la intención. Le falla la comparativa, porque en apenas hora y media se nos pide que entremos de lleno en el complejo mundo de Magik, Mirage, Wolfsbane, Cannonball y Sunspot, dando por hecho que un rápido barrido por sus traumas y obsesiones nos van a poner en situación, cuando en los comics llevaba sagas de varios capítulos centrarse en un solo personaje (de hecho, este film está extraído vagamente de la magistral saga del "Oso místico"). Luego está el casting, bastante acertado menos en el personaje fundamental, Danielle Moonstar, que resumiré con esta frase: "Una chica de Disney Channel, tapándose constantemente sus incipientes senos con una rebequita, mientras pone cara de estreñida". En mi opinión deberían haber incluido algunos personajes más, como Karma y Cypher, aunque esto hubiese alargado el metraje; y de Warlock no digo nada, porque me temo que me moriré sin ver a este maravilloso personaje en pantalla. En definitiva, una película gafada desde el principio, con sucesivos recortes que pospusieron su estreno durante dos años (pandemia incluida), pero con un espíritu transgresor y bastante ochentero (en el buen sentido), que nos hace albergar una mínima esperanza a los fans de que en un futuro pueda haber una continuación corregida y aumentada.
Lo mejor: una explosiva Anya Taylor-Joy.
Lo peor: no sale Warlock...
Saludos.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Rincón del freak #429: ¡Que le corten la cabeza!


 

Me da un poco de penica clausurar este minihomenaje a Sean Connery con una película como ésta, pero también es cierto que el mítico actor escocés, de tener alguna virtud, era la versatilidad para adaptarse a cosas como ésta. El caso de Stephen Weeks también es que tiene lo suyo; considerado casi un niño prodigio que empezó a rodar con menos de veinte años, hoy está completamente olvidado, y son sólo los muy frikis quienes han oído algo de su escueta obra, que se acabó radicalmente en el año 1984 con la que hoy nos ocupa. SWORD OF THE VALIANT: THE LEGEND OF SIR GAWAIN AND THE GREEN KNIGHT recogía una de las leyendas artúricas, y más concretamente aquella en la que el misterioso caballero verde irrumpía en un apático Camelot, proponiendo un curioso y mortífero juego: quedarse quieto mientras un caballero le corta la cabeza, y con la única condición de que devolverá el golpe si el incauto falla. Lo cierto es que la premisa es fascinante, y esta apertura mantiene un poco el interés, aunque la producción es terriblemente mala, y la dirección no llega a un telefilm de fondo de catálogo. Y no es lo peor, ni siquiera ver a un esforzado Sean Connery manteniendo el tipo con un traje y una peluca ridículos. No, ni siquiera la música de videojuego barato de Ron Geesin (sí, un colaborador habitual de Pink Floyd). No, porque lo peor es devolvernos algo que al menos yo tenía olvidado, que es a ese señor que se llama Miles O'Keefe, y no diré más, excepto que no he visto a nadie más ridículo, porque más que un papel parece una venganza personal. Quitando la apertura y el cierre, esta absoluta frikada podría pasar por cruzar a Monty Python con ATOR EL PODEROSO (allí estaba el bueno de Miles), y uno se hace la siguiente pregunta: Si ya hizo la misma película 11 años antes... ¿qué necesidad había?... Normal que dejara de rodar con 36 años...
Menos mal que siempre nos quedará Mr. Connery...
Saludos.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Barras y estrellas


 

Por fin un episodio verdaderamente apasionante en INTO THE DARK; no sólo como historia, más que de terror de pura angustia, sino como una narración que se toma muy en serio lo que está diciendo. Y además nos viene al pelo, porque el motivo principal de "Culture shock" es la odisea de los inmigrantes ilegales que a diario pugnan por cruzar la frontera mexicana con los Estados Unidos de ese señor que está (ojalá) a punto de irse a su casa, o a su rascacielos, o lo que sea. Con una estupenda protagonista (Martha Higareda, a la que desconocía), el episodio no sufre en ningún momento de su larga duración, y hace intervenir un tremebundo giro (que no desvelaré), pero que podría ser un gozoso cruce entre PLEASANTVILLE y MATRIX, que ahí es nada. Ella es una mujer embarazada, cuyo único sueño es cruzar la frontera tras haber fracasado en su primer intento, pero su determinación es tal que no habrá nada que la haga cambiar de opinión. La primera parte ya es buena, con el tortuoso camino del grupo que sigue al pérfido "coyote", el guía, expuestos no ya a las patrullas fronterizas, sino a los cárteles que merodean y asesinan a su antojo. Los personajes están bien trazados y mejor interpretados, y toda esta parte, cómo no, es hablada en español, dato nada baladí. Pero el plato fuerte llega después, y lo mejor es que no lo ves venir, como debe ser; un dardo que se va envenenando cada vez más y que apela, aun siendo una historia de terror, a la hipocresía de quienes piensan en América como la tierra de las oportunidades. Si sólo pueden ver un capítulo de esta serie, debe ser éste.
Saludos.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Las altas presiones


 

Me parece paradigmático citar A BRIDGE TOO FAR para seguir indagando, aunque sea brevemente, en la filmografía de Sean Connery. Lo es porque el mastodóntico film de Richard Attenborough concita tantos rostros famosos, que es casi un chiste hablar aquí de protagonistas; y aun así, hay que reconocer que Connery vuelve a brillar con su imponente presencia. La película me parece maravillosa, aunque entiendo que haya gente que le vuelva la espalda, fundamentalmente por su duración (tres horas), ante lo que me gustaría hacer una breve reflexión: actualmente nos tragamos bodrios en CGI de esa duración o más, pero bostezamos si se nos narra un hecho histórico que esté bien narrado. Y muy bien narrado, porque el trabajo de William Goldman por trasladar la novela de Cornelius Ryan es titánico y minucioso a partes iguales, consiguiendo el complicado resultado de aunar lo épico y lo íntimo, e incluso lo dramático y lo cómico, desmarcando UN PUENTE LEJANO de tantas producciones bélicas a las que les sobra gravedad, incapaces de entrar a valorar la condición humana. Y luego está la producción, que es una delicia para los amantes de este género, con un despliegue creo que único en la historia del cine de aviones, tanques, paracaidistas (no se pierdan la escena de los paracaidistas) y uniformes. Donde además Attenborough tiene la clarividencia de contar con actores alemanes para hacer de alemanes, ingleses para hacer de ingleses, y americanos... bueno, ahí había un poco de todo. Aunque lo que más llama la atención, no hay duda, es el inabarcable desfile de estrellas y la habilidad para integrarlos a todos, sinque ninguno esté por encima del resto, y sin que desaparezcan inexplicablemente. Por allí estaban, por ejemplo, Dirk Bogarde, Maximilian Schell, Anthony Hopkins, Gene Hackman, James Caan, Wolfgang Preiss, Elliot Gould, Paul Maxwell, Michael Caine, Edward Fox, Laurence Olivier, Ryan O'Neal, Liv Ullman, Robert Redford... Y también, cómo no, Sean Connery...
No se la pierdan
Saludos.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Los poresitos


 

"Ford las tiene mejores", es el lema más probable para acompañar un film como THE FUGITIVE, de 1947. Una película que se relame en el motivo religioso, incapaz de distanciarse de la crítica intrínseca que contenía la novela original de Graham Greene, y con un guion tan deslavazado (y nada menos que de Dudley Nichols), que a ratos parece un experimento expresionista (gracias a la tenebrista fotografía de Gabriel Figueroa) o una broma para ver a Henry Fonda haciendo de cura mexicano, aunque me da que el proyecto pertenecía a Emilio Fernández, a la sazón productor ejecutivo. La historia nos lleva hasta un país indeterminado de Sudamérica (porque no se dice, pero es México), donde un sacerdote huye del gobierno recién instaurado, revolucionario y anticlerical. En un momento dado conoce a una mujer (una bellísima Dolores del Rio), que le ayuda a conseguir un billete para marcharse en barco, pero (en una escena particularmente incomprensible) su deber como sacerdote le impide irse, y a partir de ahí comienza un calvario que lo llevará incluso a ser detenido. Paralelamente, hay dos personajes más que supuestamente deben reforzar cada decisión del cura: el jefe de policía (Pero Armendariz) y otro fugitivo (Ward Bond), que huye tras haber cometido un asesinato. El problema, insisto, es que toda verosimilitud queda disuelta una vez el guion intenta hacer interactuar todos estos elementos, y lo que queda es una película interesante sólo porque la dirige John Ford y por algunos momentos de gran belleza visual, lo que no es suficiente como para hablar demasiado bien de ella.
Saludos.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Morir por las letras


 

Otro de los títulos capitales protagonizado por Sean Connery es, no me cabe duda, THE NAME OF THE ROSE; una de esas películas que tenían todos los papeles para terminar siendo un desastre, y sin embargo fue un éxito en su momento, y el tiempo ha colocado en un lugar cuasimítico. Y es necesario indicar lo arriesgado de pretender poner en imágenes la intrincada y exigente novela de Umberto Eco, aunque curiosamente también haya sido un gran éxito de ventas, sin que podamos explicar dicho fenómeno, y por mucho que lo celebremos. Quien la haya leído, es posible que se sienta ligeramente decepcionado al ver el film de Jean-Jacques Annaud, un director capaz de aunar destellos de genialidad y de una pedantería insoportable, aunque el abordaje completo de la novela habría necesitado de otro formato, como el de miniserie. Annaud prefiere posicionarse (y hace bien) en la trama detectivesca protagonizada por Guillermo de Baskerville, uno de los personajes más fascinantes del siglo XX, y su discípulo, el joven Adso de Melk. Ambos, franciscanos, llegan a una abadía benedictina en Italia, atendiendo al llamado de su abad, tras el misterioso asesinato de uno de sus integrantes, hecho que sólo podrían atribuir a la intervención del mismísimo diablo. Así, se desarrolla una absorbente narración, trufada de motivos que nos trasladan a aquel oscuro siglo XIV, y que contiene un mensaje sobre todo lo demás, y que cobra todo el sentido en la figura de este monje-detective: sólo la razón puede conducir a la verdad, porque una verdad absoluta, y seguida ciegamente, no hace más que desviar la atención de lo que, efectivamente, está ante nuestros ojos...
Maravillosa.
Saludos.

martes, 3 de noviembre de 2020

Solo en el espacio


Otro de los títulos más reivindicables en los que participó Sean Connery es OUTLAND (en España, ATMÓSFERA CERO), un estupendo "western espacial", que homenajeaba sin ocultarlo a SÓLO ANTE EL PELIGRO, y que supuso una especie de adelanto involuntario de BLADE RUNNER, no tanto por la temática como por la imaginería visual. El film, a casi 40 años de su estreno, ha envejecido mejor en unos aspectos que en otros, y se nota la mano artesanal de Peter Hyams en unas escenas realizadas con sumo cuidado por el detalle, aunque cierto es que la tecnología que supuestamente ha llevado al hombre hasta Júpiter nos parece hoy día sacada del Toys'r'us... Connery cumple con creces interpretando a ese hombre de una pieza, probablemente el único hombre con principios morales, por mucho que su matrimonio haya fracasado irónicamente por dicha integridad, lo que le ha llevado a destinos cada vez más sórdidos. La excusa aquí es la muerte en extrañas circunstancias de varios obreros en la gigantesca excavación en Júpiter, y cómo la investigación de este nuevo jefe de policía destapa una trama de corrupción que lleva años produciéndose, ante la indiferencia general. Esta indiferencia cuaja en el espléndido último tercio del film, que mira directamente a la obra maestra de Zinnemann, y que por desarrollarse en el espacio exterior casi es una obra de cine mudo. Una cinta eminentemente entretenida, y que colocaba a Connery como uno de los actores más eficaces del cine comercial.
Saludos.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Hundir la flota


 

THE HUNT FOR RED OCTOBER contiene ese inconfundible aroma a "éxito porque sí". Nada podía fallar, desde el masivo best seller de Tom Clancy, el valor seguro de John McTiernan, o un reparto estelar, en el que todo el mundo está más que correcto, pero donde la presencia de Sean Connery se eleva de manera majestuosa, encarnando a ese capitán de submarino soviético, devenido en icono inmortal. La película es lo que es, un thriller de espionaje llevado hasta las profundas aguas del Atlántico, donde un gigantesco submarino (el "Red October" del título) se dirige desde la Unión Soviética hacia Estados Unidos, sin que la agencia de inteligencia americana sepa discernir con exactitud si se trata de un ataque o una huida. Tampoco se desvela qué trama el capitán Ramius junto a su segundo (también magnífico Sam Neill), lo que queda plasmado en una estupenda secuencia que no desvelaré, aunque termina con Ramius poseyendo las dos llaves que dan acceso al armamento del "Octubre Rojo". La película es grande, en el más amplio sentido de la palabra, y se abre con gloriosos planos de este monstruo de las profundidades sucando la superficie, mientras Connery otea el horizonte y suena de fondo la maravillosa música del gran Basil Poledouris. Es decir, cine superlativo, orgánicamente desmesurado, y con el único pero de que todos sabemos (lo sabemos ahora) que Harrison Ford se come con patatas a Alec Baldwin. Sirva para continuar honrando la memoria de Sir Sean Connery, por supuesto...
Saludos.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Rincón del freak #428: Por encima de todo, profesionalidad


 

Nos ha llegado la triste noticia del fallecimiento de Sean Connery, uno de los actores más célebres y carismáticos surgidos de la escuela británica. Connery tuvo una carrera de lo más fértil y variopinta, aunque su encarnación más universal sea la del agente 007, lo que nos obliga a dos cosas: adelantar lo antes posible el macromonográfico sobre James Bond y, de momento, dedicar esta semana a repasar algunos títulos clave del actor escocés. Y estoy seguro de que no debe ser ZARDOZ su film más recordado, pero creo que merece la pena revisitarlo, e incluso enclavarlo en esta sección dominical, porque si algo es ZARDOZ, es muy pero que muy rara. Corría 1974, y John Boorman era uno de los nombres que con más fuerza sonaban para una carrera en Hollywood; a esto hay que sumar que Connery se encontraba en pleno divorcio de su primera mujer, y a la penuria económica podríamos añadir lo que en términos castizos no puede ser denominado más que como una sacada de chorra. Boorman escribió un guion que sobre el papel era una genialidad, una especie de revisión de EL MAGO DE OZ (el propio título así lo indica) en clave de aventura en un planeta Tierra del que se han suprimido las emociones, los ricos son, además de ricos, inmortales, y el resto de gente se divide entre los renegados y los adoradores del dios Zardoz, que emplean las tardes en masacrar a dichos renegados. El problema surge desde el primer fotograma, con un arranque que uno podría identificar entre Terry Gilliam y una porno gay, con una cabeza gigantesca voladora que escupe armas y unos tipos a caballo, medio en pelotas y con una frondosa coleta... Y, sí, Connery sale de esa guisa durante todo el metraje. Y si habláramos en serio, diríamos que lo peor es tomársela en serio, aunque Boorman lo haga, para desgracia suya. Tiene algunas ideas interesantes, y algunas decisiones estéticas que, aunque no han envejecido bien, tienen un delicioso aroma camp. Y te puede alegrar una tarde de domingo, y ole los cojones de un señor que venía de tomar dry martinis con chaqueta blanca, y aquí parece una señora con bigote (juro que de hecho llega a vestirse como una intérprete de muñeiras)... 
En fin, una bizarrada tremebunda, de la que cuesta encontrar defensores, y que a mí me parece ideal para acompañar en este penúltimo viaje a Mr. Connery...
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!