miércoles, 27 de julio de 2022

Donde fueres...


 

Era inevitable. La ficción, como buen agente vírico, ha absorbido el tema de las pandemias en su favor, paliando el agotamiento de las fórmulas accesibles y creando un nuevo entorno argumental. Esto no debe sorprender, pero sí la escasa originalidad de dichos productos, la mayoría cansinas repeticiones preexistentes. Aun así, hay excepciones; THE SADNESS es una. Dirigiéndome a los más avezados en un cine, el de zombis, que no suele ir más allá de unos cuantos parámetros reconocibles, les advierto que este film va a zarandear muchas de sus convicciones íntimas, y puede que lleve al cine de terror a estadios emocionales tan incómodos como necesarios. El argumento nos sitúa, efectivamente, en el marco de una especie de pandemia, de la que tenemos pocos datos, y de la que muchos recelan. En un arranque que debe figurar entre los más perfectos del cine de terror que yo haya visto (inevitable acordarse de AMANECER DE LOS MUERTOS), el debutante Rob Jabbaz (de origen canadiense, pero con base de trabajo en Taiwan) nos sumerge en una creciente espiral de violencia, caos y locura, a partir de la mañana en la que una joven pareja se separa para ir a trabajar, organizando el descenso a los infiernos que será su improbable reencuentro. THE SADNESS es una peli de zombis, sí, pero con algunas variantes que merecen ser resaltadas, y que elevan su nivel muy por encima de la media. Por un lado, el trabajo de maquillaje y los efectos son de un realismo impresionante, y no puedes quitarte de la cabeza según qué caracterizaciones. Por otro lado, es un film de acción trepidante, muy "asiático" si se me permite, pero donde cada coreografía tiene un sentido plausible. Sin embargo, hay algo que la hace aún más especial, y es su desarmante psicología, tanto de los personajes infectados como de los que huyen de ellos. Y digo bien, porque estos no son zombis "vegetantes", ni cuerpos que se arrastran pesadamente, ni velocistas incontrolados, sino algo mucho más terrorífico. Estos zombis (y casi me cuesta llamarlos así) tienen intactas todas sus funciones, y hablan, y te cuentan lo que te van a hacer, e incluso pueden organizarse entre ellos para llevar a cabo su espeluznante propósito. Lo que vienen a representar es una psique descontrolada y anárquica, dominada por los impulsos de matar y follar cualquier cosa que se ponga por delante, como si el virus los hubiese dejado a merced de sus sensaciones más primarias. Ahí se explica el título, porque en un guiño absolutamente genial, el film nos propone que imaginemos qué pasaría por la mente de alguien que ha perdido la capacidad de dominarse, y ser consciente de todo ello. Y si el inicio es tremendo, el final, de un nihilismo ensordecedor, coloca este inusitado film como un clásico instantáneo. Y si creen que exagero, échenle un vistazo, si es que pueden...
Demoledora.
Saludos.

martes, 26 de julio de 2022

Leni. El triunfo de la estética #4


 

Grecia. Las ruinas evocan un pasado remoto, del que se rescata un insólito lazo para la hermandad entre humanos, tan dados a separarse y destruirse. Las estatuas ejemplifican un ideal estético, el del equilibrio de las formas. Un fuego comienza, una danza comienza. Hombres y mujeres alrededor del fuego, sus cuerpos se mueven con agilidad. Es la belleza del ser humano en movimiento y armonía. Lo siguente que vemos es un estadio olímpico: Berlín, 1936. No puede haber una dicotomía más extrema. Hermandad u horror. La competición pocos años antes de la carnicería. El dictador disfrutando un espectáculo único, quizá convenciéndose de que aquello de la raza aria era una pamplina sin fundamento alguno. Adolf Hitler se negó a darle la mano a Jesse Owens, que fue uno de los pocos dioses de carne y hueso que pulularon por el mastodóntico estadio diseñado por Albert Speer. La narración enfatiza en huesudo alemán: "el negro aquél... el otro negro de más allá"... tampoco ha cambiado mucho la historia. OLYMPIA es una obra maestra absoluta, una barbaridad de belleza y técnica inconcebibles, que se extiende hasta las cuatro horas, y que revelaba el talento de la joven directora con una magnitud para la que me faltan palabras. Para la historia, una lección sobre cómo se filma un evento deportivo, y de aquí se sacó cómo y dónde se debe poner una cámara para ello, vigente hasta nuestros días. Un espectáculo brutal, maravilloso, donde los contingentes no se mataban, sino que se daban la mano al terminar la competición. Sí, arios felicitando a negros, oficiales nazis tomando el tiempo a corredores americanos. Mucho brazo en alto, eso sí, pero la lectura que queda es otra más esperanzadora. Ojalá...
Bueno, eso y el festín de torsos sudados, pollas y coños que Leni se marcaba en las dos aperturas, que en mi humilde opinión es otra maravilla, por supuesto...
No hay palabras, excepto "insuperable".
Saludos.

lunes, 25 de julio de 2022

El papel todo lo aguanta


 

Supongo que para algunos BLACK PHONE habrá sido decepcionante. No es mi caso. Y no lo es porque ya advertí que Scott Derrickson era un director tosco, tozudo (si me pongo artero, hasta fundamentalista), pero que lograba conectar con "su público" gracias, más que nada, a ofrecer lo que demanda una mayoría; mayoría, creo, que está adimismo convencida de que sabe un huevo de cine, pero se baña a diario en las ignominiosas charcas de la "fórmula implementada y aceptada". Por lo tanto, BLACK PHONE no me ha decepcionado, sino que simplemente ha venido a confirmarme lo antes expuesto, al tiempo que me ha aburrido donde se supone que debería funcionar, aunque no me parece un absoluto desastre ni mucho menos. Me ha gustado cierta estética, dirección de actores, en una interesante búsqueda logicista, menos cautelosa que la de otros "nuevos productos retro". Por contra, el elemento terrorífico no consigue su propósito de embadurnarnos de una atmósfera malsana, por lo que debe recurrir a unos jump scares de tercera división y a las ya cansinas imágenes/émulos de súper8, recurso que empieza a tocar los cojones cosa mala. Mi diagnóstico (y nótese que no voy a desvelar una puñetera línea argumental, porque soy así de respetuoso con los estrenos recientes) es que las discordias narrativas de esta trilladísima historia de terror pueden funcionar bien en la pluma de Joe Hill, porque ahí un buen narrador, con recursos y magín, tiene a su disposición resortes de sugerencia, que al cobrar imagen dejan de ser misteriosos y caen en la pereza funcionarial.
Ni mala ni buena: intrascendente. Y de la opípara ocurrencia del cartel, ni hablo.
Saludos.

domingo, 24 de julio de 2022

Rincón del freak #516: El pajote en el ojo propio


 

La de hoy es muy curiosa, mucho. Se trata un film que encarna todo lo opuesto a lo que comentábamos ayer, y que sirve perfectamente para ilustrar ese cine pedante, que se cree mejor de lo que es, y que por el camino desaprovecha inútilmente cada hallazgo, que los tiene, en pos de un narcisismo que no le corresponde, ni por entidad ni por calidad intrínseca. THE APPOINTMENT, de 1982, fue el único trabajo en la dirección del escritor y guionista Lindsey C. Vickers, que elaboró una farragosa historia de fantasmas, imposible de entender como tal, que por un lado parece un capítulo de los Roper, por otro un execrable retrato pedófilo/incestuoso, y que, finalmente y en realidad, no es más que un montón de postales supuestamente impactantes para un único y marciano propósito: filmar un accidente de tráfico en una secuencia que dura como diez minutos. Y me toca los cojones esta película, porque este señor tenía a un gran director de fotografía, Brian West, y a un enorme compositor (aunque en sus comienzos), Trevor Jones. Además, la idea de partida es interesante y está bien resuelta, con una muchacha literalmente engullida por el bosque, pero es que el resto no tiene puñetero sentido. Es Edward Woodward (ese señor que parece el gemelo de Michael Caine) discutiendo con su esposa, y luego queriendo entrar en la habitación de su hija, y luego llevando el coche al taller, y el coche cargándose al mecánico, y por lo tanto el coche se queda a medio arreglar, y fallan los frenos... Todo muy estático, con mucha cámara lenta, como Leone pero mal, y con ese tufo de los que en un momento dado se dicen a sí mismos que han hecho una genialidad, cuando no es más que una paja sin amor, ni propio ni ajeno...
Es difícil de encontrar, y en las islas mantiene un cierto culto que no comprendo del todo. No se pierden nada si no la ven.
Saludos.

sábado, 23 de julio de 2022

Un vampiro en Pittsburgh


 

A vueltas con lo del post-horror, con ese tufo a modernillo insoportable, pretencioso, como si cualquiera pudiese venir ahora a decir que ha inventado no sé qué, cuando la manteca lleva asada la mar de tiempo. Es un asunto que me irrita más de lo que debiera, pero que me sirve, por ejemplo, para llegar a algunos títulos injustamente olvidados, y que son (deberían ser) pilares ocultos con los que nos explicamos de dónde viene esto o aquello. Huelga presentar a George A. Romero, por supuesto, pero no reiterar su inagotable capacidad para extraer esquirlas de puro cine, el cine de verdad, en producciones que a otros menos dotados sólo servirían como excusa para tapar deficiencias. MARTIN es una rareza de 1977, y no entiendo cómo, a estas alturas, no es un clásico de referencia. Debe ser, precisamente, por esa apariencia de film barato (que lo era, claro), pero eso no nos tendría que desviar para encontrarnos con una historia maravillosa, repleta de un extraño y apesadumbrado sentido del humor, que la despoja de cualquier tentación de falsa solemnidad. Es la historia de Martin, un joven que llega a Pittsburgh en tren para encontrarse con su tío, quedarse a vivir con él y ayudarle con la tienda que posee. En un arranque antológico, Martin acecha a una joven, jeringuilla en mano, para dormirla y, en algo que estaría a medio camino de un acto de vampirismo y una violación no consumada, conseguir un poco de afecto y alimento. Al llegar, su tío lo recibe llamándolo Nosferatu, y en su casa tiene crucifijos y ristras de ajo, lo que divierte a Martin. En realidad, Martin es más viejo que su tío, que podría ser su sobrino, aunque Martin no es un vampiro cualquiera, y está un poco cansado de tener que ejercer como tal, ya que no tiene colmillos, la luz del sol no le afecta, y esa sed de sangre sólo aparece si se siente atraído por alguien. MARTIN es una película pequeña, pero grande en intenciones, y su deconstrucción del monstruo, ingenua, mordaz, triste y divertida, eleva la dimensión de Romero como simple artesano, y nos muestra a un cineasta que, sin dárselas de autor, posee una mirada absolutamente original e insobornable.
Si no la han visto, están tardando. Una joya.
Saludos.

viernes, 22 de julio de 2022

La reseña en el Penthouse


 

La historia de "Unabomber" no llegó a tener tanta repercusión fuera de Estados Unidos, donde se convirtió, hasta su detención en 1996, en la persona más buscada por el FBI. Su nombre real era Ted Kaczynski, y su propia vida (sigue vivo, con 80 años, en una prisión de máxima seguridad) eclipsaba su peripecia como "terrorista autónomo", por denominarlo de alguna manera. TED K intenta arrojar algo de luz a esta figura opaca y enigmática, la de un hombre que se doctoró en matemáticas como el más sobresaliente de su promoción, renegó de la vida moderna, acusando al progreso tecnológico de todos los males de la humanidad, y terminó viviendo durante 25 años en una cabaña de apenas 20 metros cuadrados, en un bosque de Montana. Una vida así es para un documental (y creo que hay uno bastante interesante), pero el film de Tony Stone se pierde en el empeño en reflejar el tormento interior de este hombre, al que termina caricaturizando, con una interpretación de Sharlto Copley sorprendentemente comedida, pero insuficiente para transmitir un estado vital que presumo más complejo y menos estilizado. Sus dos horas son farragosas, estiradas, reincidiendo constantemente en modos y motivos que no son apuntados, sino directamente subrayados. Una película que se cree mejor de lo que es, y que paradójicamente no se ve capaz de aprovechar un material de partida excepcionalmente jugoso.
Saludos.

jueves, 21 de julio de 2022

Beercan


 

En 2010, un joven director lograba finalizar su ópera prima, culminando el sueño de todo aspirante a cineasta. Y es necesario abrir un preámbulo respecto a THE MYTH OF THE AMERICAN SLEEPOVER, porque la obra verdaderamente importante de David Robert Mitchell llegaría cuatro años después, pero no puede ni debe desligarse de lo que supone esta personalísima inmersión en sus propias obsesiones argumentales. Narrada a lo largo de un solo día, la película nos habla del final de un verano para un nutrido grupo de jóvenes en Detroit. Fieles al "mito" (que por aquí nos queda un poco lejano), apuran las cervezas, las pijamadas, los escarceos romántico-sexuales, sabiendo que algunos se marcharán y otrós seguirán aburriéndose en el próximo curso. Robert Mitchell es un directr que huye del efectismo, pero curiosamente parece que éste (sigamos la analogía) le "persigue" sin buscarlo; prácticamente no hay historia, sino una concatenación de personajes y situaciones a la búsqueda de un sentido de cierta poesía compacta, de liviana potencia visual. Tengo entendido que nadie vio esta pequeña película, por lo que es más incomprensible el impacto de IT FOLLOWS, pero me parece remarcable cómo ya aquí queda perfectamente asesorado ese submundo mental/emocional de jóvenes apáticos pero inquietos, amenazados, en un mundo sin adultos, por los lacerantes latigazos de la responsabilidad próxima. Y quién no. 
Algo insoslayable: este señor siempre ha sabido cómo colocar la cámara para hacernos sentir curiosos de qué pasará.
Saludos.

miércoles, 20 de julio de 2022

Las tablas de la fe


 

Me ha resultado difícil ejercer una sola visión tras ver EL AMOR EN SU LUGAR, último trabajo hasta el momento de Rodrigo Cortés, y la demostración fehaciente de cuántos complejos (innecesarios) seguimos arrastrando por sobre nuestra maltrecha cinematografía. Probablemente sea Cortés uno de los directores españoles más desprejuiciados, y por ello más malinterpretado, que no incomprendido; este film sirve, además de para apreciar su excepcional talento formal, como diagnóstico de un cine que se resiste y se resiente, que adapta loco por no copiar. Lo que yo he visto es una historia delimitada por un acto intermedio, que no por necesario es más pertinente. Se abre la función con un virtuoso aunque efectista plano secuencia, que lleva a la protagonista, una joven en el gueto de Varsovia en 1942, hasta una insólita sala de teatro, donde llega justo a tiempo para interpretar su papel en una comedia musical de enredos amorosos. En este sorprendente contraste (la luminosidad de la función, enfrentada al público, donde judíos y alemanes pretenden aparentar normalidad), durante la primera mitad, es el gran hallazgo de un film que adopta el ritmo de un Wilder con la puesta en escena de Donen, y se muestra ambiciosa en un incesante juego de apariencias, en el que la nimia trama de la obra sirve como punto de entrada al descabellado plan de huida de los protagonistas. El problema lo tiene Cortés en la segunda mitad, con todos los cabos ya atados y poco más que implementar, excepto un desenlace demasiado abrupto y (paradójicamente) teatralizado. Aun así, es un estupendo film, uno de los mejores de su autor, que además se salta sin pedir permiso muchos de esos complejos semánticos a los que aludía antes. Como historia de judíos bajo el yugo nazi, las he visto mucho mejores; como ingenio entre diversos géneros, es una virguería de un director que sigue necesitando guiones que le encajen como un guante a su estimulante visión de campo.
Merece una revisión.
Saludos.

martes, 19 de julio de 2022

Leni. El triunfo de la estética #3


 

No es pertinente seguir incidiendo en el tema ideológico al enfrentarnos a TRIUMPH DES WILLENS, uno de los mayores catálogos de iniciación a esa cosa tan compleja de dirigir películas. Sobre todo si el formato es documental, y sobre todo si lo que se busca es un impacto inmediato y duradero. Todo aquí es difícil, lo es tanto apartar la mirada como resistirse a hacerlo, porque lo que Leni Riefenstahl logra con el mastodóntico congreso de Nüremberg es moldear la imagen del ideario nacionalsocialista, y de paso convertir a Hitler en algo más que un líder, un icono. Puede que se les atragante tanta ostentación; los desfiles interminables, las masas entregadas, los kilométricos estandartes presidiendo terrenos pesadillescos. Pero me pregunto de dónde salen directores como Kubrick, Lean, Scott o Villeneuve, y cómo han sabido adaptar lo que en 1935 una mujer (no es baladí recordarlo) se atrevió a imaginar, imaginar que podía hacerlo, hacerlo y dar un vuelco a todo el cine que se había hecho hasta entonces. 
No es necesario que tomen parte del ardor guerrero, las consignas, populistas y facilonas, leídas en papel, pero eficaces para su propósito. Ustedes son más inteligentes que todo eso, no hace falta que laman las botas de un fantoche, aunque les convenza de que son más altos y más guapos. Sólo abstráiganse y disfruten de una lección de cinematografía como pocas veces se ha visto. Ni antes ni después.
Saludos.

lunes, 18 de julio de 2022

Era esto, pero luego es lo otro


 

El cine de Michael Bay, lo he dicho muchas veces, no me atrae lo más mínimo. No es por su querencia de videoclip, bandas sonoras de motosierra, diálogos estúpidos o los 780 millones de fotogramas que componen sus películas. En realidad, me he dado cuenta de que el fallo de este señor está en su incapacidad para centrarse en una sola cosa. Así, AMBULANCE podría ser un buen film de acción, uno en los que te puedes dejar llevar por la adrenalina y disfrutar de persecuciones, choque, disparos y demás zarandajas. Pero no, porque Michael Bay está empeñado en que creamos que es un gran director de cine. Más aún, pretende que lo elevemos a la categoría de autor. Me resisto a pensar qué haría este señor con alguien al lado que le dictase ritmos, climas, intenciones, subtextos o metarreferencias. Imaginen algo así. A Bay ya no le basta con enseñorearse por lo garrulo, sino que hace unas cosas muy raras. Aquí, hay dos horas y cuarto distribuidas de la siguiente manera: 15 minutos de un atraco que supuestamente está ultrapensado al detalle, pero que se va al garete por la circunstancia más imbécil que pudiéramos imaginar; luego, 120 minutos de persecución... ¡120 minutos de persecución!...
No sé. Se puede hacer mejor o peor, lo que no se puede hacer es tan arbitrario.
Yo sigo pensando que este señor lo que deberían darle es una de superhéroes, a lo mejor es el tipo indicado, no sé...
Saludos.

domingo, 17 de julio de 2022

Rincón del freak #515: se reproducen...


 

Afortunadamente se acaba aquí este inopinado repaso al tema de las cucarachas gigantes, con el legendario lema de Cruz Verde (o era Cucal...) como introducción a tan jugoso mundo. El caso de MIMIC 3: SENTINEL es harto conocido, y nos lleva hacia las urgencias oportunistas de lo ya agotado, como un último recurso para exprimir lo que no contiene sustancia alguna. Y es curioso, porque J.T. Petty era un tipo que prometía bastante hace algunos años, pero cuya carrera cinematográfica podemos dar por finiquitada (no rueda desde hace una década), y que ha encontrado acomodo como creador de videojuegos. Esto fue un encargo a quien se hartó de ganar premios con un mínimo trabajo de graduación, y a fe de que logró sacar lo peor de quien es laureado sin hacer aún nada. Encontrar alguna similitud entre esto y el original de del Toro es ya una proeza, pero no es eso lo peor, sino encontrarnos con un señor (bueno, la verdad es que tenía 26 años) que se cree un gran autor, así que nos encasqueta otra vez el recurso de LA VENTANA INDISCRETA, con un tipo que no sale de su habitación y se pega el día haciendo fotos. Sólo tres cosas: los actores están tan mal dirigidos, que parecen improvisar los diálogos mientras se contonean mirando al suelo; ese barrio es la leche, porque ya puede estar cayendo una bomba atómica que no sale nadie ni a curiosear; no tengo ni idea de por qué las cucarachas (en realidad señores con gabán negro) están ahí, ahí se quedan y no les da por migrar a otros sitios. Sólo con eso ya estaría, pero añado a un policía que, como suelen hacer los policías, va a investigar pero decide que es mejor beneficiarse a la madre del prota. El prota (un tipo insoportable con camisa colgona) es alérgico a todo, menos a la marihuana que se fuma su hermana, cosa que hace todo el día. Por último, la gente va muriendo, pero lo cierto es que a nadie parece importarle una mierda, y así van pasando los días mientras 75 minutos nos parecen una eternidad...
Es infumable, es pretenciosa, y no tiene ningún sentido... ninguno. 
Ahora me acuerdo: "Nacen, crecen, se reproducen... y con Cucal, mueren". Por cierto, Cucal era de Cruz Verde...
Saludos.

sábado, 16 de julio de 2022

Crecen...


 

Cuatro años después, y al albur de las cifras en taquilla, llegaba MIMIC 2, que sin embargo fue un absoluto desastre y sólo aguantó el tirón en el formato DVD. Una película de formas descaradamente televisivas, con un guion demencial, y la única excusa del tema de los bichos gigantes, que se intentan mostrar lo menos posible por motivos obvios. Tan sólo mencionaré un par de cosas, porque no merece la pena extenderse en absoluto. Primero, lo burdo de que la protagonista sea una entomóloga con problemas para conseguir una pareja, y que ello de pie al socorrido asunto de que los bichos, esta vez, quieran dar rienda suelta a su necesidad procreativa... Eso, unido al detalle sin importancia de que la franquicia estaba auspiciada por un tal Harvey Weinstein... Pues eso...
Ni para una tarde aburrida.
Saludos.

viernes, 15 de julio de 2022

Nacen...


 

Hace calor, que diría otro. Y con la canícula, son varios los vecinitos que proliferan, como si se tomaran sus vacaciones a nuestra costa, con el fastidio que conlleva. Los hay más o menos grandes, más o menos repulsivos, o más o menos insidiosos, pero hay unos que nos visitan como si siempre hubiesen estado ahí, o les hubiéramos prestado la llave de casa por motivos no aclarados. Las cucarachas, que pasan por ser uno de los animales más limpios, nobles y fuertes del mundo, pero que arrastran una fama totalmente contraria, lo que provoca ataques de histeria cada vez que nos vemos obligados a perseguirlas con la escoba, el spray o el primer arma homicida que encontremos. MIMIC, además de suponer la entrada definitiva a la meca del cine de Guillermo del Toro, iba sobre cucarachas que habían desarrollado una cualidad de resiliencia insólita ante la amenaza de exterminio: imitar la forma de su depredador para combatirlo. MIMIC cumple 25 años en estas fechas, y entonces supuo un cierto éxito de taquilla, entre los que ya iban deslumbrados con la potencia visual del mexicano, tanto como los que descubrían al que sería uno de los grandes renovadores del cine fantástico y de terror. La película, sinceramente, ha envejecido regular, con algunos momentos bien conseguidos, pero con el lastre de un guion embarullado, que no termina de decidirse por un tono cohesionado. Es un film entretenido, que adelantaba muchas constantes de su autor, pero que no ha quedado como uno de sus grandes títulos. 
Mientras, nos seguimos preguntando qué diablos pasó con Mira Sorvino...
Saludos.

jueves, 14 de julio de 2022

La fan Nº1


 

Ha muerto James Caan, uno de esos actores "de toda la vida", cuyo rostro nos ha acompañado en multitud de películas, y que siempre ocupó un lugar entre "los discretos", actores sumamente profesionales, cumplidores, que, como en el caso de hoy, siempre parecen a punto de sentar cátedra. Caan ha aparecido en este blog infinidad de veces, pero hoy me gustaría recordarlo con uno de sus mayores éxitos. En MISERY, daba vida a Paul Sheldon, paradigma del escritor de talento pero sin éxito crítico, atrapado en otro éxito que no desea, el de una longeva serie de novelas románticas para un público eminentemente femenino. MISERY es una estupenda novela de Stephen King, y Rob Reiner consiguió capturar el espíritu opresivo y repleto de crueldad, en una película con dos grandes baluartes: las interpretaciones del propio Caan y la de una Kathy Bates que compone un esforzado retrato psicopático. Aquí, Sheldon decide terminar con esa carrera que no le satisface, desoír a su editora (una fugaz Lauren Bacall) y comenzar su deseada etapa "seria". Por desgracia, sufre un accidente que podría costarle la vida, de no ser porque es rescatado por una mujer, Annie Wilkes, que lo acoge en su apartada casa hasta que se recupere, y que además es "su fan nº1"... Han pasado más de 30 años de esta espléndida película de terror, y sigue estando vigente su estructura de cámara, con un tour de force interpretativo de altura (a Bates le valió el oscar), y una metanarración más que interesante, la que solapa el terrorífico cautiverio de Sheldon con el que King deja caer con astucia: el de los escritores encadenados a una escritura mediocre, pero de gran éxito. No ha perdido un ápice de su vigencia, y todos recordamos sus escenas más escabrosas, como la de la maza, que sigue poniendo los pelos de punta.
Un estupendo film con el que honramos la memoria de un estupendo actor, como no puede ser de otra manera...
Saludos.

miércoles, 13 de julio de 2022

Huir hacia atrás 4


 

La última adaptación que ha conocido THE 39 STEPS, fue una producción televisiva de la BBC de 2008, que pasa por ser la versión más rutinaria y desganada, al tiempo que se aprovechaba de diversas maniobras apropiadas de cada una de las anteriores. El inexpresivo Rupert Penry-Jones daba vida a un Richard Hannay mejor vestido, pero menos ingenioso; le daba réplica Lydia Leonard, introduciendo un personaje sufragista, porque lo de la cuota ya asomaba por ahí. No hay mucho que explicar al respecto, sobre todo si se está al tanto de la novela de John Buchan y sus resortes narrativos; tan sólo decir que dura unos agradecidos 90 minutos, que las localizaciones y vestuario despiertan envidia (como no podía ser de otra manera), y que el final, además de inventado, es, a partes iguales, inverosímil y tontuelo, y tampoco hacía falta. Dirigía James Hawes, un superhabitual de la pequeña pantalla británica por más de dos décadas, y que tiene trabajos muy superiores, como los dos que hizo para BLACK MIRROR.
Ideal para antes (o después) de la siesta.
Saludos.

martes, 12 de julio de 2022

Leni. El triunfo de la estética #2


 

Y tuvo que llegar. Y llegó. Y nadie lo esperó, porque nadie esperó que llegara. El aparato de propaganda nazi eligió a una mujer para que glosara la primera convención del Partido Nacionalsocialista. Fue en Nuremberg, en 1933, y Leni Riefenstahl filmó lo que entonces se conoció como DER SIEG DES GLAUBENS (LA VICTORIA DE LA FE). Lo tuvo todo en contra, porque en realidad no la querían, pero quién osaría desafiar al mismísimo Hitler, que no dudó en la elección. El resultado fue caótico, esplendoroso, gigantesco o grotesco; un desproporcionado número circense, pero sin bromas, o el sueño dorado de los amputados, tocando su miembro desaparecido. El film desapareció, en una recontrabroma del destino, en la que Goebbels se boicoteó a sí mismo, porque así de retorcida era su noción de control y propaganda. Pero mucho después, casi 70 años después, se supo que la propia Riefenstahl había realizado copias clandestinas en suelo inglés, en cuanto se enteró de la jugada. Cosas del destino, da que pensar (y es una nublada moral ésta) cómo los documentos sirvieron para tomar conciencia entonces, tanto como debieran servir a generaciones venideras para no repetir ser parte de una atrocidad así. Pero angustia la convicción, casi la buena fe de ese hombrecillo de brazo levantado, hipnotizando a un pueblo que venía ya sugestionado. Y asusta otra cosa: cómo se podrían superponer fotogramas de cualquier partido de hoy, y jugar a encontrar las siete similitudes...
Saludos.

lunes, 11 de julio de 2022

Huir hacia atrás 3


 

De no ser por Hitchcock, por su inigualable inventiva, por su excepcional sentido del ritmo, por sus personajes siempre transitando entre géneros con fluidez, podríamos afirmar que la mejor adaptación de la novela de John Buchan se hizo en 1978. THE THIRTY-NINE STEPS no sólo toma distancia del film de 1935, sino que es infinitamente más fiel al libro, y además aporta algunos momentos de gran calidad cinematográfica. El arranque es diferente, eludiendo todos los sucesos teatrales, y amplificando la trama de espionaje, con el siniestro personaje, magistralmente interpretado por David Warner, urdiendo un plan maestro para determinar el sino de la WWI. El encargado de dar vida a Richard Hannay (aquí sudafricano, en lugar de canadiense) fue Robert Powell, actor de limitados registros, pero que clava a este aventurero eternamente perseguido, y finalmente convertido en perseguidor. Es de destacar también la excelente ambientación (esas cuidadas producciones de la Rank), que al fin nos sitúa plenamente en 1915, la brumosa fotografía de John Coquillon (habitual de la Hammer), o el espléndido final, con una espectacular escena en las mismas manecillas del Big Ben que podría haber firmado el propio Hitchcock. 
En definitiva, una notabilísima versión, increíblemente desconocida hoy día, pero que no tiene absolutamente nada que envidiar a la original, que sigue conservando su aura mítica e intocable.
Saludos.

domingo, 10 de julio de 2022

Rincón del freak #514: El evangelio según San Jesús


 

y empiezas la película en un club de estriptis, porque allí son llevadas las protagonistas, donde les van a explicar la misión que tienen que hacer para eludir el talego. y les dicen que hagan un estriptis, porque es su misión, y porque se van a las canarias a espiar a unos tipos chungos, un tipo y una tipa que tienen un anillo del chino (entonces todo a 100) que refulge y domina conciencias con fines eróticos y festivos también. y allá que se van y conocen a un mariquita que las instala, y se pasean en picardías transparente, y bailan en una discoteca decadente, y hacen fotos a gente, y escapan de helicópteros de geyperman, y se integran en una comuna hippy a base de porros, y se contonean porque la carne es abundante. y suena un poquito de jazz smoothy, y todos están doblados desde westminster, y eso no es obstáculo para rematar con un monólogo que podría haber escrito guy debord, y las chicas lo pasan mal y bien, porque aún eran los setenta y estas cosas a mí me dijeron que pasaban en esos espacios míticos de la ucd. y el título no sé si lo he dicho, pero tiene unos cuantos, y el más aparente es ÓPALO DE FUEGO, que parece un libro de hechicería. y que por mí ya está...
Saludos.

sábado, 9 de julio de 2022

Sinaptogénesis


 

Uno va a una escuela para aprender, pero sólo de determinada manera. Lo que importa no es dónde, sino cómo. Lo sabemos, pero existen los planes de estudio. DOCTOR STRANGE IN THE MULTIVERSE OF MADNESS es una película que va de lista en un mundo donde eso no está necesariamente mal visto. Aquí hay muchos mundos, universos para ser más exactos, por lo que cualquier cosa debería estar permitida, ya que las reglas"de aquí" no deberían importar un comino en "otro lado". Es el problema, que el Universo Marvel cada vez se autoimpone más muletas, en lugar de olvidarlas y dedicarse a refinar el bruto sin aditivos. Siendo así, esta nueva entrega del doctor Stephen Strange no es ninguna vergüenza, sino un entetenimiento de lujo, uno más, que además se beneficia del desparpajo ochentero de Sam Raimi, que le da un tono más dinámico y aventurero. Por ahí muy bien, pero me da que aquí había material para dar un paso más y haber explorado el lado oscuro de los superhéroes, que también lo tienen. Personalmente, y porque me parecen complemento perfecto, les recomiendo esa maavilla que es WANDAVISION, sin la cuál esto se entiende menos.
Bien, y no es poco.
Saludos.

viernes, 8 de julio de 2022

Huir hacia atrás 2


 

Existen hasta la fecha cuatro adaptaciones de THE 39 STEPS. La segunda, de 1959, era una típica producción de la Rank, que no está mal del todo, excepto porque el guion de Frank Harvey se limita a seguir todos y cada uno de los pasos dados por Hitchcock en la película original, y además comete la osadía de poner a Kenneth More, un habitual de la comedia, como protagonista. La realización, artesanalmente pulcra de Ralph Thomas, tampoco contribuye a elevar mucho el nivel, y se trata de un film que se ve y se olvida con la misma facilidad. Uno podría haber esperado algo más, como una ampliación argumental usando la novela de Buchan, pero más bien parece una especie de homenaje o una burda copia, que llegaba casi 25 años después, y que, sin ser un desastre absoluto, se puede decir que ha pasasdo sin pena ni gloria. Y con razón.
Saludos.

jueves, 7 de julio de 2022

Fresco rancio


 

Una de las películas que más controversia ha levantado recientemente (sobre todo por su polémico triunfo en el pasado Festival de Berlín), es UN POLVO DESAFORTUNADO O PORNO LOCO, bajo cuyo estrambótico título encontramos una película y un director. Al director le conocíamos por desligarse del "nuevo cine rumano", y componer estrictos retratos pretéritos, a modo de historiador heterodoxo, con el fin de alumbrar la verdadera historia de un país, Rumanía, empeñado aún en glorificar a sus fantoches, por insensato que parezca hoy día. La película, aunque es una, parecen tres, y tiene sentido, o hay quien se lo encuentra. La primera es el "hecho en sí", la grabación (en secuencia explícita) de un video sexual casero, en tendencia que curiosamente nos sigue pareciendo censurable (tenemos un caso reciente aquí mismo), lo que da a la turba-pueblo-cuñado la oportunidad de, tea en mano, enarbolar una denuncia tan casposa como infantilista. Pero no nos adelantemos. Esta primera parte está estructurada como un largo (no estricto) plano secuencia, en el que la protagonista, maestra de secundaria, camina por una Bucarest que nos es mostrada como una Babel ruidosa y anárquica; los coches aparcan donde le parecen, los puestos ambulantes también, y la caminata siempre lleva a un interminable muestrario de carteles, leit-motivs de pasados inciertos o futuros inquietantes, de una ciudad que ya no puede ser. Abruptamente, se abre el segundo tercio, donde desaparecen los personajes y la acción misma, y Jude se inviste de emisario-filósofo, con un martilleo de imágenes impactantes que quieren corresponder a una sola palabra, y a una explicación que intenta salirse de la norma de los medios, consistente en ofrecer la información como una papilla ultraprocesada. El último tercio, el más berlanguiano de todo el cine reciente, nos sitúa en el juicio sumarísimo, donde la acusada ha de someterse no ya al arbitrio de padres y docentes, sino a un escarnio que, a estas alturas, nada tiene que ver con lo realista, y se va convirtiendo en una especie de guiñol hipertrofiado. 
Con estos mimbres, UN POLVO... acierta en su denuncia, acusando a los denunciantes, pero se muestra un poco tosca como "película en sí", al no decidirse por un tono más naturalista o, al contrario, grotesco. Es un film raro, complicado de digerir para un público no iniciado en manifiestos situacionistas, pero necesario en su naturaleza de palimpsesto post-Covid y/o "desenmascarador" de rábulas de coño seco.
Así.
Saludos.

miércoles, 6 de julio de 2022

Huir hacia atrás


 

Todo comienza con Mr Memory, el hombre que todo lo sabe, y finalmente el hombre que sabía demasiado. Un espectáculo de music hall, repentinamente interrumpido por un dispar, y la gente huyendo, y una mujer que misteriosamente le pide a un recién llegado a la ciudad si puede llevarla a su casa... la de él, por supuesto. Así comienza THE 39 STEPS, o el culmen absoluto de la carrera de Alfred Hitchcock en Inglaterra; una historia de espías, que puede ser de intriga, suspense, pero también una inteligente comedia, perfecta precursora de lo que luego Hitchcock refinaría en su etapa norteamericana. Aquí, Robert Donat interpreta a este hombre superado por unas circunstancias que lo han enrolado en una persecución interminable; acusado de asesinato, decide que sólo puede huir hacia delante, y desentramar de una vez el enigmático legado de aquella extraña mujer. El guion, milimétricamente ajustado, toma la hoja de ruta marcada por la exitosa novela de John Buchan, pero es capaz de otorgarle ese inventario de ida y vuelta característico, con una estructura circular endemoniadamente perfecta. Es una película imperecedera, totalmente vigente en sus dinámicas formas, en sus matizadas interpretaciones, y uno de los films de espías más desencajados y abiertos a interpretaciones de toda la historia del cine.
Una obra maestra incontestable.
Saludos.

martes, 5 de julio de 2022

Leni. El triunfo de la estética #1


 

Si ha habido una cineasta controvertida, desafiante, o imposible de desligar de sus cuestiones morales, toda vez que su cine siempre se reveló profundamente estético, no hay duda de que hablamos de Leni Riefenstahl. Pionera de un cine en busca de las formas, deudor del mudo expresionista, del primer Lang, de Murnau. Tuvo una larga vida (murió en 2003, a los 101 años), pero no una extensa filmografía, lo que compensó con su excelente trabajo fotográfico. Fue una artista incansable, inagotable, de un talento fuera de lo común y que jamás entendió de absurdos roles genéricos, aunque lo que ha pasado a la historia (no podía ser de otra forma), fue su estrecha colaboración con el régimen nazi, llegando a ser la directora oficial de la propaganda hitleriana. Incluso eso merece una (complicada) revisión aséptica, y enfocada al hecho cinematográfico, que nos ha legado monumentos de talla descomunal, pero también Riefenstahl tuvo un comienzo, y no menor. Con apenas 29 años, en 1932, realizó su ópera prima, DAS BLAUE LICHT (LA LUZ AZUL), que adaptaba la novela de Gustav Renker, en la que se hablaba del mito del Monte Christallo, en la frontera alpina italiana, a cuyos pies se encuentra un pueblito que sufre una extraña maldición: las noches de luna llena, un irresistible fulgor, proveniente del monte, obliga a los jóvenes a escalar sus escarpadas paredes, sin que ninguno logre sobrevivir. La causa es atribuida a la extravagante Junta, una joven que habita el monte y parece despreciar las convenciones del pueblo, cuyos habitantes creen que es una bruja, la única que puede escalar el monte. En realidad, el sugerente guion nos pone de manifiesto un punto de vista rompedoramente feminista, con la hostilidad que siempre despiertan las mujeres fuertes y autosuficientes, al tiempo que dibuja en esta un aura de pura y libérrima sexualidad no normativa, que sólo un recién llegado es capaz de apreciar sin velos morales. Una película simplemente sorprendente, por su madurez estilística, tanto como por su arriesgado discurso, y que abría la filmografía de una de las directoras (probablemente la que más) más fascinantes de todos los tiempos, y a la que echaremos un vistazo de aquí en adelante.
Saludos.

lunes, 4 de julio de 2022

El tren de las desdichas


 

Hay ocasiones en las que es necesario parar, retomar tras reflexión, y continuar renovado. Dicho esto, y pese a que aún queda algo de tiempo para el obligatorio parón estival, sigamos. Y hagámoslo con una película que he visto bajo insidiosa recomendación, algo que nunca me ha traído positivas consecuencias. Se trata de un anime estrenado en Japón hace un par de años, en plena pandemia, y que, sea por su calidad intrínseca, sea por el momento especial en el que se presentaba, fue todo un acontecimiento en su país de origen, rompiendo todos los records de asistencia y posicionándose como "continuador del prestigio de Ghibli". Les prevengo: esto no tiene nada que ver con aquello. KIMETSU NO YAIBA: MUGEN RESSHA-HEN no es más que la película consecuente, desprendida de la serie que, asimismo, provenía del manga de Koyoharu Gotoge. Esto no es necesariamente malo, pero sí el tufillo a "efecto Dragon Ball", con el inefable carrusel de mañas, posiciones, trucos y habilidades, siempre descritas con pedagogía concienzuda, y que desconcierta por esos personajes constantemente pensando en voz alta, sin opción a la sugerencia psicológica. En definitiva, un producto, eso sí, impecable en lo técnico, pero que es un pálido reflejo de la hondura psicológica y emocional de los films de Miyazaki, por mucho que fotogramas como el que esto ilustra nos puedan llevar a un equívoco nostálgico.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!