jueves, 30 de septiembre de 2021

El otro ring


 

YOUNG SÁNCHEZ, también de 1963, es toda una rareza del cine patrio, un relato de aquellas sórdidas veladas de boxeo, en una España aún deprimida, y en la que los jóvenes buscaban cualquier forma para salir de la miseria. Con guion de Ignacio Aldecoa, la película sigue a Paco, que trabaja en una fábrica y por las tardes acude a un gimnasio, donde "el viejo" ve las tremendas cualidades que tiene para el boxeo, al mismo tiempo que lo intenta apartar de las tentaciones, sobre todo de un promotor que le ofrece una carrera profesional meteórica, pero que esconde nada más que combates arreglados. Una película sólida, con buenas interpretaciones (con el malogrado Julián Mateos al frente), y un ritmo que a veces se hace complicado de encauzar, dado que Camus otorga tanta atención a unos combates de gran realismo, como a esa otra cara de la vida, entre trabajos de mala muerte y tabernas mugrosas. Se trata de una cruda mirada a las trampas de los ascensos rápidos, aunque la historia bien habría merecido un poco más de profundidad y empaque.
Saludos.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

El coste de una vida


 

El 10 de Septiembre se estrenaba WORTH, y no es casual. Se cumplían 20 años del 11/9, y, gilipolleces catastrófico-heróicas aparte, no recuerdo ningún título que aportase, desde la ficción, puntos de vista interesantes sobre un asunto tan universal. El tercer trabajo de la joven directora Sara Colangelo, es un trabajo valiente en lo temático, pero demasiado convencional en lo puramente cinematográfico. Uno de esos relatos sociopolíticos que tanto gusta al público norteamericano, y más si toca fibra sensible, y aquí hay mucha. Partimos de un personaje real, Ken Feinberg (un meticuloso Michael Keaton), un importantísimo abogado, especialista en mediaciones complejas, que fue designado directamente por George Bush para dirigir el polémico "Fondo de Compensación para las Víctimas del 11/S". Feinberg acepta el cargo desde un lugar extrañamente ingenuo, sin pararse a pensar en la magnitud, no ya económica, sino moral y humana de las consecuencias del gigantesco atentado. Poco a poco, comprueba cómo sus rocosas convicciones se desmoronan; primero ante la presión de los lobbys económicos, que piden un trato preferencial para quienes mayores cargos tenían, pero sobre todo de la creciente "plataforma de indignados", que exige que el gobierno no los trate como meros limosneros. 
El film, ya digo, es correcto y se sigue con meritoria claridad, sin caer en farragosos tecnicismos, aunque ello provenga casi siempre de las inevitables escenas "con pellizco", que es la forma en que se disimulan los lugares comunes. Puede que algunas revelaciones (no esperen ninguna conspiranoia) les despierte la curiosidad, o les parezcan "demasiado teatralizadas para ser verdad", pero al menos tira para delante con mucho más sentido de la dignidad que, por ejemplo, el truño de Oliver Stone...
Saludos.

martes, 28 de septiembre de 2021

Los desastres anticipados


 

Durante todos estos años, en los que el cine comercial sufre una especie de "síndrome de indefinición", que tanto lo sume en una cansina nostalgia revisionista, como lo deja a merced de caprichos autorales, no siempre bien comprendidos, hay figuras que entienden lo mejor de ambas derivas. Y durante estos años, he defendido el cine de James Wan, no por ser absolutamente original, sino por encontrar su voz narrativa a través de otras anteriores, y reconocibles. Una vez planteado este preámbulo, diré que MALIGNANT es un desastre con todas las letras, por la sencilla razón de que no logro encontrar un solo argumento para defenderla. Lo haría si su director fuese otro, pero es preciso señalar que Wan no puede escudarse en las licencias del primerizo, y ni siquiera en los desesperos de la ruina económica. Lo que a mí me parece, tras asistir estupefacto a esta mezcla impúdica de géneros y recursos, es que no había aquí guion, y sí una voluntad de despiporre, de "homenaje" traspuesto, pero tan mal ensamblado que me atrevo a decir que he visto pelis de la Troma más rigurosas. Cuando a Wan le sale del bigote, chirridito, zoom, luz sobreexpuesta y voilà, reverencia a Argento. Sin solución de continuidad, y sin que nadie lo pidiera, una prótesis que le he visto mejores a Rob Bottin cuando empezó junto a Carpenter. No podía faltar el relleno modo "casa encantada", de la que ya Wan es cansino paladín. El cielo siempre en tormenta (bueno, es Seattle), las mansiones junto a los acantilados (¿he dicho Seattle?) y las clínicas con nula asepsia, que da más mal rollo. Para rematar, nada menos que una pareja policial tan improbable, que parecen una parodia de ARMA LETAL, o qué sé yo. Aunque la palma se la lleva una escena de tiroteo, en la que no pude memos que exclamar indignado: ¡Coño, esto es MATRIX!...
En definitiva, una ida de olla sin gracia ni guiños inocuos, con un giro de guion que te ves venir desde los primeros cinco minutos de película (terrible, terrible), y la peor sensación que se puede tener, la de que te están tomando el pelo. Hay gente a la que le entusiasma, y me juego el pescuezo a que la mayoría de ellos no entendió INSIDIOUS, con la que ésta no comparte prácticamente nada.
Lo único que espero es que se trate de un bache o una licencia muy licenciosa. De lo contrario, el mito del "hombre-franquicia" está finiquitado...
Saludos.

lunes, 27 de septiembre de 2021

El abismo siempre devuelve la mirada #5


 

Debe ser PALINDROMES la película que menos me gusta de Todd Solondz. Puede que por lo mucho que se va por las ramas, lo que tarda en soltar una auténtica provocación (en un diálogo, ya prácticamente al final), o por lo regular que está explicada la relación con sus obras anteriores. Presentada como una hipertrofiada metáfora sobre la carencia de amor, que lleva a una niña a desear ser madre a toda costa, son varios los aspectos que descolocan a cada momento, y a los que veo poca justificación. No sé por qué la protagonista cambia constantemente de intérprete (de niñas blancas a una mujer negra con sobrepeso, un chico con aspecto andrógino, y hasta Jennifer Jason Leigh con 42 años), como tampoco pillo el hilo de la casa de acogida, más allá de la oportunidad de ensamblar la "parada de los monstruos" particular de Solondz. Y, ya digo, los guiños a ...DOLLHOUSE o HAPPINESS parecen más por falta de creatividad que por el uso ingenioso del retruécano semántico. Por supuesto escandalizará a los profanos, o confortará a los incondicionales. Yo, que no soy ni una cosa ni otra, me quedo tan sólo con ese diálogo al que aludía al principio, donde un personaje que ya estaba en HAPPINESS intenta consolar a la pobre Aviva, que no puede cumplir su sueño de ser madre aunque se haya dejado violar varias veces. Lo que él dice, más o menos, es que no merece la pena afiligirse, porque todos estamos condenados nada más nacer; ni siquiera su padre, encarcelado por pederastia, debería estar triste. Entonces, un niño pequeño corre y se abraza a sus piernas, lo que provoca la ira de la madre. Y Aviva lo consuela ahora a él: "Tranquilo. Sé que no eres un pedófilo, porque los pedófilos aman a los niños"... Y esa sí que es la controversia de Solondz en estado puro, aunque aquí llega tarde.
Saludos.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Rincón del freak #474: Maravillas de la naturaleza


 

Porno bizarro japonés. Trompazos en moto. Gente en llamas. Anuncios sobre enfermedades venéreas. Porno bizarro alemán. Películas psicotrónicas de un baúl olvidado. Pilotos de series, tan malos que nunca vieron la luz. Benny Hill sin censura. Porno bizarro americano. Muchachas vomitando, o aún peor. Karatekas fumados. Muchachas dándose de hostias. Patinetes en llamas. Porno bizarro ruso. Teletienda con cirugía. Bob Sponja fumado. Chesty Morgan asfixiando tuertos. Monstruos a go-go. Porno bizarro francés. Una genuina infusión de callos. Enanos cantando. Enanos bailando. Tiendas destrozadas. Trailers de ultratumba. El video de David Hasselhoff con transparencias. Más porno bizarro... Todo eso es RETARD-O-TRON VIDEO MIXTAPE Vol.1. Búsquenla si se atreven...
Saludos.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Unboxing 2


 

Es inevitable que ESCAPE ROOM: TOURNAMENT OF CHAMPIONS caiga en la repetición. De nuevo el mismo motivo y los mismos engranajes, pero ya sabidos de la original, por lo que apenas pueden funcionar un par de sorpresas, que curiosamente no pertenecen a las pruebas y la forma de solventarlas, sino al diseño de las mismas. Lo único por lo que merecería la pena ver esta continuación es por lo improbable de descifrar de dónde provendrá el peligro, cada vez más enrevesado y surrealista. Hay un intento de justificación, una subtrama que explica mínimamente qué es realmente esa misteriosa organización, encargada de las mortíferas habitaciones. Unas habitaciones con diseños sofisticados, pero que no son suficiente para hacer olvidar unas interpretaciones previsibles y un endulzamiento de la trama. Se puede ver, sobre todo si no se ha visto la primera parte; de no ser así, la franquicia está más que agotada.
Saludos.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Unboxing 1


 

ESCAPE ROOM, de 2019, era una película que aunaba afanosamente el cine de aventuras "vertiente ingeniosa", la intriga más o menos terrorífica y el tono justo de motivos escabrosos, para elaborar un relato que comienza pareciendo peor de lo que es, y termina como un film bastante entretenido y bien facturado. Sin pretender ser el novamás de la originalidad, su único talón de aquiles me parece que es la falta de concreción, que deja la mayoría de cuestiones sin profundizar en ellas. La historia versa sobre seis personas que son invitadas a participar en un "escape room", con el aliciente de un suculento premio al final. Un ejecutivo, un camionero, una ex-combatiente de Irak, un empleado de supermercado, un loco de este tipo de juegos y una joven, brillante en los estudios, pero un desastre en la vida. Seis personas aparentemente muy diferentes, pero que terminan por darse cuenta de que tienen en común mucho más de lo que creen, y de que sólo la colaboración entre ellos les dará la clave para resolver el complejo laberinto en el que han entrado. Sólo hay un problema: no se trara de un juego.
Insisto. Si no se tienen muchas expectativas, te puede salvar una tarde de aburrimiento.
Saludos.

jueves, 23 de septiembre de 2021

Cuando llegan los días señalaítos


 

Me enteré de que falleció Mario Camus, y con él se va un cine que, sin haberse ido tampoco, no es posible que vuelva, al menos en la forma en que lo concebía el director santanderino. Su cine era hormigas y cuchillo, furia y abnegación, y lo injusto y lo machacado, y lo mal que le sienta al criminal que le digan que lo es. Imprimía Camus esa pátina de honestidad indisimulada, que a veces le jugaba malas pasadas a unas películas indisolubles de su propia realidad social. Y así podría haber quedado, como ese tocapelotas tan serio y tan digno(¿Cómo debía sentirse Camus en esta sociedad hipócrita?). Pero Mario Camus también tuvo éxito, y ello le distanció de muchos parientes cinematográficos, porque habitar ciertas estancias es jodido de conciliar. Y también hizo muchas películas, y la primera fue LOS FARSANTES, que revelaba a un director sorprendentemente maduro a sus 28 años. Con guion de aquel gran escritor que fue Daniel Sueiro, que adaptaba su propia novela, algo hay ya asomando en 1963 de su obra magna; pero también del Bardem y el Fernán-Gómez que daban cuenta del reverso tenebroso de los cómicos de la legua. Hay en esta impresionante película un halo de hastío y miseria, un acto de camaradería letal, ahogada por un mar de miradas desesperadas, de hambre y de sueño. Los cómicos dan esquinazo tras cada función, ahorrándose los hostales y los bocadillos de sardinas; su declamación, enmohecida por el uso, es ya un fantasma acorralado por los oropeles del cinematógrafo, lo que queda perfectamente retratado en una secuencia antológica, muy de Camus. Llevados por la desesperación, la compañía de Don Pancho llega a una especie de cortijo, donde unos señoritos, estirados, aburridos, salivantes, les dan opípara cena y magro sueldo por una noche de función. No será gratis, pues exigen que una chica (una desarmante Margarita Lozano) les haga un strip tease. Le escena, terrorífica, como una pintura negra de Goya, muestra esa insalvable diferencia de clases, esa tendencia a comprar a la gente de los desalmados que siempre han creído que los demás les pertenecemos, porque este país les pertenece. Jamás he visto tanto patetismo ni he llegado a sentir tanta vergüenza ajena con una escena. La vergüenza, claro, hay que conocerla para tenerla...
Por todo ello, y porque también salía un joven Luis Ciges, maravillosa película.
Saludos.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Lo incompleto por lo conciso


 

Es difícil el oficio de guionista. Complicado trasladar a la pantalla lo que tan claramente pugna y bulle en el papel. DON´T BREATHE 2 es una película innecesaria por culpa de su guion, que destroza las buenas intenciones y resultados de su predecesora, por caer en la moda del "equívoco cómplice". Aquélla era una película de terror, sin mayores agobios que crear un clima de tensión creciente, en torno a un personaje central lo suficientemente intrigante como para salir de lo convencional sin abandonar lo comercial. Esta vez, la idea de Fede Álvarez era dar una vuelta de tuerca, aprovechar la ambigüedad de ese sanguinario personaje, precisamente porque sí podía justificar más o menos sus truculentos actos. En menos de cinco minutos, estamos ante otra película, por mucho que su protagonista sea el mismo. Durante la primera mitad (y no es un film largo) no sabemos por qué pasa lo que pasa, aunque lo que pasa es lo mismo que en la primera, pero aquí el ciego interpretado por Stephen Lang es la víctima. Él y la niña que le acompaña, y que es el principal escollo para dotar de credibilidad a esta opereta pseudogore, inferior en todo, y con un desenlace directamente montaraz y gratuitamente exagerado. O mejor dicho, que la posible franquicia es una tentación muy seductora, pero también un peaje alto si no se enfoca adecuadamente.
Tiene un par de momentos así así, pero en general es muy prescindible.
Saludos.

martes, 21 de septiembre de 2021

El abismo siempre devuelve la mirada #4


 

Con una estructura francamente curiosa, STORYTELLING se revela casi como una especie de tratado sobre la relación entre la hipocresía moral y la supuesta superioridad de la obra artística, en tanto que garante exclusivo de eso tan escurridizo que damos en llamar "verdad". Dividida en dos segmentos de duración desigual, aunque finalmente complementarios, se abre con "Fiction", que hiende el bisturí en lo más infeccioso de esa herida abierta, la corrección política. Por un lado, un joven con parálisis cerebral presenta sus escritos en una clase de escritura creativa, obteniendo los parabienes de sus compañeros, pero es vilipendiado por el implacable profesor, que obvia la circunstancia personal. La novia del chico se encuentra con el profesor, que ejerce sobre ella una discutible atracción, que desemboca en un controvertido encuentro sexual, que sirve a Solondz para poner a prueba, aún más si cabe, nuestro sentido lo que se puede o no decir en según qué circunstancias.
Tras este breve relato, el grueso del film lo compone "Nonfiction", mucho más elaborado, y que cruza las vidas de una familia media norteamericana y un aspirante a documentalista, que les ofrece la oportunidad de ser los protagonistas de su "ambiciosa" ópera prima, un día a día de su normalidad, que oculta una sátira sobre los podridos cimientos de la sociedad norteamericana más conservadora. 
Siempre he pensado que esta película daba para algo mucho mayor, menos esbozado y, finalmente, retraído. Y lo mantengo, pese a que Solondz es capaz de algunos momentos de una poesía estremecedora, cruda en su despectiva mirada a unos seres humanos simplemente incapaces de desembarazarse de su propia crueldad, entroncada aquí con una miserable y ridícula, por falsa, posición de superioridad.
No es tan demoledora como su predecesora, pero muestra a un Todd Solondz más lóbrego y calculador.
Saludos.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Todo por la pasta


 

Y terminando este breve repaso a los furgones blindados y las vicisitudes de sus ocupantes, nos encontramos con MONEY MOVERS, producción australiana de 1978, en la que un incipiente Bruce Beresford daba un buen ejemplo de nervio narrativo y tensión creciente. Con un guion sólido, firmado por él mismo, sondeaba a un grupo de atracadores que planea un minucioso y ambicioso golpe a un furgón que transporta 20 millones de dólares (de los de allí). Lo que más llama la atención es la construcción de personajes, siempre moviéndose en el dilema de si su delincuencia es lícita, mientras las fuerzas del orden dejan entrever un sistema corrupto hasta el tuétano. Un thriller al que se le nota la escasez de medios, pero que remonta dignamente con un solvente grupo de actores (por allí estaba un primerizo Bryan Brown), que dan empaque a este semidesconocido film de un director, aunque me cueste reconocerlo, que siempre me ha parecido un poco por debajo de sus verdaderas posibilidades.
Saludos.

domingo, 19 de septiembre de 2021

Rincón del freak #473: Minuetos sin sangre en la casa de tócame Roque


 

Estimado lector y espectador. Usted ve esta imagen, hopperiana, grave, de iluminación pecerística y notables ganzuísmos de composición, y se pregunta: "Goddamn! Debe ser una buena película y me la estoy perdiendo mientras amalgamo cereales en el bol a media mañana". No, yo le saco del error citando al perpetrante de esta sosez que sólo merece un destino, que no es otro que el ostracismo del liquen de acequia. Se filmó en 2013, pero nadie lo sabe, y su responsable fue un señor que quiere ser Scorsese a tiempo parcial, que es lo mismo que llamar a Manolo&Benito para restaurar las pirámides de Egipto. Se titulaba EMPIRE STATE, aunque no salen rascacielos, y la traigo por lo de los furgones blindados, pero tampoco salen muchos, y sí la cara de alelado de Liam Hemsworth, que es perfecto para anunciar "Espárragos Carretilla", pero poco más. También salía Dwayne Johnson unos minutos, con el peinado de siempre, la camisa de siempre y la cara de siempre, que no es de alelado sino de psicópata en rehabilitación. En serio, es una película incomprensible, sin pies ni cabeza; los personajes deambulan sin ton ni son, y actúan como hamsters de electrolito. Ahora bien, hay un par de escenas así, como generales, para demostrar que el tipo de la grúa sabe lo que hace, y tornasolar este epíteto tardoredundante.
He dicho.
Saludos.

sábado, 18 de septiembre de 2021

Con las horas contadas


 

La única pega que se le puede poner a ARMORED CAR ROBBERY, proviene del exiguo presupuesto destinado por la RKO a una película, por otra parte, exprimida hasta sus últimas consecuencias. Serie B sólida, escueta, de la de toda la vida; pero también buen cine, sin trampa ni cartón, un thriller de atracadores y policías capaz de codensar un guion consistente en poco más de una hora. En esos escasos 66 minutos, da tiempo a conocer al grupo de atracadores, sus motivaciones, la elaboración del plan; y posteriormente, los policías encargados del caso, estrechando cada vez más el cerco hasta una situación límite. Dirigía ese grandísimo director que siempre fue Richard Fleischer, a menudo ninguneado por la crítica, pero con un sentido dinámico que es santo y seña de su olfato para el cine comercial. Podría haber salido una película mayor, más compleja, pero no saben ustedes lo que se agradece ver, de tanto en tanto, una película así, cortita, con los planos precisos y los diálogos justos. No es que el atraco al furgón blindado en sí sea ninguna virguería, pero sí lo es esa estupenda creación de atmósfera, de perseguidos y perseguidores. De sabuesos implacables y de fugitivos desesperados; y también de rubias nada ingenuas como aquella indiscutible reina de la serie B que era Adele Jergens.
Se ve en un suspiro.
Saludos.

viernes, 17 de septiembre de 2021

Reflexiones, razonamientos y todo lo contrario


 

Más furgones blindados asaltados. ARMORED fue una película de 2009, que pasó más o menos justamente desapercibida. En realidad, nunca pretende ir más allá de lo que es, un thriller entretenido, con rostros conocidos y su cuota adecuada de acción. Todo para ilustrar un apresurado relato sobre un grupo de guardias, que ante un transporte especialmente cuantitativo, cree idear un golpe perfecto, ocultando el dinero (nada menos que 42 millones) y fingiendo un asalto que nunca ocurrió, para posteriormente dividir el dinero. Por supuesto, nada saldrá como lo esperado, y es aquí, en el punto crucial, donde se produce un extraño fenómeno. De repente, el guion de James V. Simpson se vuelve intolerablemente descabellado, sin nada de ingenio, y fiándolo todo a la argucia de que las casualidades existen, aunque son demasiadas en un metraje que no supera la hora y media. Curiosamente, es en el pretendidamente intenso tramo final, cuando el director húngaro Nimród Antal coge los mandos y filma las únicas escenas interesantes, en una angustiosa cuenta atrás que amenaza con hacerlo saltar todo por los aires. Matt Dillon mantiene el tipo, Larry Fishburne se pasa de excesivo y Jean Reno parece un figurante que pasaba por ahí, mientras el coprotagonismo le queda grande a Columbus Short, y relega a un segundo plano al estupendo Skeet Ulrich, en otra mala decisión de casting. 
Es como un RESERVOIR DOGS de cuarta categoría, aunque puede servir para una tarde de bostezos garrapiñadas...
Saludos.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Como un Gruyère


 

Faltaba comprobar cómo de libremente se había inspirado el film de ayer en el de hoy, y la impresión no puede ser más tibia. Ni LE CONVOYEUR es tan buena, ni su guion resiste la comparación, lo que no deja de ser sorprendente. Hay una diferencia fundamental, y es que el protagonista no es un profesional, ni persigue el mismo objetivo; parecido sí, pero con la particularidad de partir de un suceso fortuito, lo que deja aún más en el aire sus motivaciones. Casi concebida como una radiografía de las condiciones laborales de estos conductores y guardas de furgones blindados, el guion de Boukhrief y Besnard (MADE IN FRANCE) peca de exceso de celo, incluso de verosimilitud, lo que da una narración más naturalista de lo que un film como este necesitaría para agilizar sus tramas, y de paso tapar algunos agujeros de guion demasiado groseros. Interpretada solventemente por rostros tan conocidos como el de Albert Dupontel, François Berléand o Jean Dujardin, en uno de sus primeros papeles relevantes, lo cierto es que se trata de una película que va muy a trompicones, y que sólo se desata en su tramo final. 
Se puede ver, pero es comprensible que haya pasado tan desapercibida.
Saludos.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Conducción temeraria


 

Si hay algo que confirma WRATH OF MAN, es que Guy Ritchie no debe alejarse demasiado de la testosterona, las palabrotas y el cuñadismo. Estoy seguro de que ustedes conocen, igual que yo, a un montón de gente que no puede dilucidar por sí misma entre el bien (lo correcto) y el mal (lo incorrecto), por la sencilla razón de que carecen de capacidad analítica, y por ello son altamente influenciables. La premisa de esta película es una, y después otra, y finalmente otra distinta, lo que necesariamente no la hace compleja, sólo gratuitamente enrevesada por simple escamoteo y solapamiento de información. Comenzamos viendo la introducción del recién llegado, cómo los "veteranos" le vacilan, y cómo terminan saliendo trasquilados. Es el momento de las apariencias, de que casi nadie es quien aparenta ser. Luego, el guion pega un salto mortal hacia atrás, para mostrar el verdadero motivo por el que este tipo hiperprofesionalizado se ha metido a simple guardia de furgones blindados. A eso le llamo yo el momento de las excusas, porque Hollywood (y aunque sea Guy Ritchie) necesita identificar, no ya a los buenos, sino a los que actúan por códigos de moral ímprobos. Con todo ese tramposo bagaje, Ritchie tiene lo que siempre le ha hecho falta para sostener sus enclenques guiones: cabezas de turco. Así las cosas, y sin ser un pestiño infumable, a este farragoso thriller le hubiese venido bien un poco de humildad, de no creerse mejor de lo que es, y de haber repartido un poquito los cupones de culpabilidad cuando llega la hora de las tortas. Lo curioso es que ni siquiera se trata de un guion 100% original, pero ese es un dilema que les contaremos mejor mañana...
Saludos.

martes, 14 de septiembre de 2021

El abismo siempre devuelve la mirada #3


 

HAPPINESS no es sólo la mejor película de Todd Solondz, esa piedra angular que explica y da forma a todas las obsesiones del director norteamericano. También es una de las más lúcidas, terribles y descarnadas visiones del ser humano que se pueden ver en una pantalla. Y duele. Y Solondz no puede evitar hacer un chiste en el momento más inoportuno, porque sabe que todos los momentos lo son. HAPPINESS vendría a ser el SHORT CUTS que Altman no se atrevería a rodar, y que incluso necesita de la exageración para hacer más soportable lo que, en algunos momentos, casi te obliga a decir "basta, no puedo seguir viendo esto". Y hay de todo, desde obsesos sexuales, acosadores telefónicos, pederastas, asesinas descuartizadoras a mujeres insatisfechas, cínicas, o directamente hipócritas. Nadie, en ningún estado, se salva de la devastadora mirada de este director, un misántropo con alma de niño, un pervertido vestido de santo. Su dictamen es que todo está podrido, que sólo nos podemos soportar mediante las apariencias, y que ser absolutamente sinceros nos puede llevar a mirar cara a cara a ese terrorífico abismo, que nunca parece ser lo bastante profundo. La vi en su estreno y quedé noqueado, sobre todo por la insólita franqueza con la que abordaba cuestiones espinosas, terribles; la sensación, casi un cuarto de siglo después, es aún devastadora. Hay muy pocas películas como HAPPINESS, muy pocos directores como Solondz, y muy pocos espectadores o críticos que sepan explicar qué diablos acaban de ver, tan sólo porque por una vez les han derribado la pared que salvaguarda sus nobles conciencias.
Saludos.

lunes, 13 de septiembre de 2021

El desaparecedor


 

KOCHEGAR (EL CALDERERO), de 2010, es un relato minimalista hasta lo imposible, una especie de bola de cristal para agitar y ver cómo todo lo que contiene se tambalea. Es la historia de un hombre solitario, que pasa los días manteniendo una caldera, mientras teclea lentamente una eterna y enigmática novela. Pero también es el trazado de un microcosmos que se va desarrollando en torno a dicha caldera, donde incesantemente vienen hombres cargados de hombres muertos, para hacerlos desaparecer entre las implacables llamas. El calderero pertenece a la etnia yakuta, y fue oficial en la guerra, y tiene una hija que viene periódicamente a pedirle dinero, y que sueña con pescar a un hombre y casarse con él, aunque ese hombre es uno de los sicarios del gran capo, que asimismo también tiene una hija que quiere quedarse con ese mismo hombre. El sicario es un tipo taciturno y lacónico, sin sentimientos aparentes, llega y lanza los cuerpos a la caldera. El resto es un prodigio de concisión, uno de esos guiones de economía máxima, al estilo de la serie B de los cincuenta, con una resolución tan lógica como sorprendente, y que sólo se ve lastrada por dos aspectos. Uno, que no queda claro si el tono general es más trágico que cómico, y a esto contribuye decisivamente una banda sonora incomprensible, de un guitarrista bielorruso muy recomendable por su particular recomposición del flamenco, pero que termina por hacerse sencillamente insufrible.
Muy curiosa para paladares exigentes.
Saludos.

domingo, 12 de septiembre de 2021

Rincón del freak #472: Ese virginal tufo a Ajax pino


 

No podía faltar algo así. Esta CINDERELLA no es de Disney, sino de Amazon; alguien ha visto necesario hacerla, y efectivamente la ha hecho. Esa necesidad innecesaria, ese olor a comida preparada, a suelo recién limpiado pero sin barrer, y esa inclusividad sin embargo exclusivista y como de resort muerto. Mortecina, me parece el adjetivo perfecto para este inacabable peñazo, que quiere ir de rompedora y buenrrollera, pero no puede eludir un par de cosas que me parecen imposibles de soslayar. Su afán por subvertir la insufrible catenaria de gestitos y poses, una procesión de "gente estando ahí", que el no menos inaguantable James Corden consigue hacer pasar por una película, cuando en realidad se trata de un late night con colaboradores obedientes. Ni siquiera las canciones están bien adaptadas,  ni hay un guion competente, ni los chistes hacen gracia, ni ese guiño al inconformismo logra sacudirse otro tufo, a sucio arribismo, a nenaza indolente y pada de sí misma. No sé quién es Camila Cabello, pero me soplan que es muy famosa, aunque no sabe actuar, ni cantar, ni bailar, y ni siquiera tiene un poco de magnetismo. No sé qué diablos es esto, ni por qué lo he visto, pero sí sé por qué a alguien le ha parecido pertinente rodarlo, y no me gusta tampoco.
Saludos.

sábado, 11 de septiembre de 2021

Empezar con blancas


 Para terminar (por el momento) con Belmondo, qué mejor película que LE PROFESSIONNEL, cinta de culto, de enorme éxito a principios de los 80, y que desafiaba todas las convenciones del thriller, al mismo tiempo que creaba un nuevo icono, el del agente especial zarandeado por decisiones tomadas en despachos, y que harto de ser un títere decide tomar justa venganza. Muy curiosa película, con un Belmondo que transita desde el asesino frío e implacable, hasta un tipo de lo más simpático y ajustado a unos códigos morales inamovibles. Curiosa también por ser uno de los primeros guiones firmados por el hoy multipremiado director y guionista Jacques Audiard, junto a su padre, Michel, y el propio Georges Lautner, director de dilatada e irregular carrera, que contó con Belmondo para un buen puñado de títulos. La trama, más intrincada y compleja de lo que cabría esperar, se abre con este agente, Joss Beaumont, traicionado por su propio gobierno, tras ser enviado a una república bananera para acabar con el autoproclamado presidente. Beaumont es retenido en dicho país y obligado a sufrir un campo de trabajos forzosos, pero logra escapar con una idea fija en su mente: llegar a París y acabar con los que le han traicionado. Cruce inesperado de John Rambo y James Bond, Belmondo acaba siendo un agente imparable, el gran "profesional" del título, pero que nunca deja de lado su humanidad, atando cabos con sus seres queridos, y dotando de justicia moral cada acto, por tremendista que parezca. Curiosa también era la omnipresente banda sonora de Ennio Morricone, de gran belleza, y que podría servir tanto para un film como éste, o para un drama romántico; una partitura inmortal y enigmática, que demostraba esa falacia, comúnmente aceptada, de que si hay acción se necesita un fondo trepidante y ruidoso. Una película, en fin, que, cuarenta años después, se ve sin que pierda ni un gramo de interés, y que volvía a poner a su protagonista en lo más alto de los antihéroes "versión entrañable".
Se le echará de menos...
Saludos.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Las correspondencias


 

En LA SIRENE DU MISSISSIPI (título despistante donde los haya), Belmondo se puso a las órdenes de François Tuffaut para interpretar a un potentado, dueño de una fábrica de tabacos en la isla de Reunión, que decide casarse por correspondencia y poner fin a su solitaria existencia. Sin embargo, la mujer con la que ha estado carteándose nunca baja del transatlántico que da nombre al film, sino que es abordado por otra aún más bella de lo que esperaba, y que dice ser dicha mujer. En un santiamén, se casan, él fascinado por la enigmática presencia de Catherine Deneuve (y quién no), y ella por la magnífica vida que va a llevar de ahí en adelante, aunque no todo es lo que parece, ni parece lo que es, y el discreto socio de Belmondo presencia una extraña escena, aunque nunca llegará a contárselo por respeto. La sirena no era Deneuve, aunque podría serlo en un alarde poético, pero sí una mujer fatal a la francesa, de mirada gélida y rictus de verdugo involuntario. Belmondo hacía lo que podía por darle réplica, pero bastante hizo con soltar lastre de su coletilla de vividor sabihondo, y convertirse en un pobre diablo, capaz de perderlo todo por unos minutos de rechazo, en la más pura tradición sadomasoquista. A la Deneuve, Truffaut logró que nos enseñara su desnudez en un par de breves escenas, algo que el tiempo nos ha demostrado harto complicado, y nunca suficientemente agradecido. La novela de Cornell Woolrich, por su parte, tiraba del tremendismo de su prosa pantanosa y malsana; "Vals en la oscuridad" se desarrollaba en Nueva Orleans a finales del XIX, lo que dotaba de mucho más sentido lo que Truffaut convierte en un rocambolesco trajín intercontinental. Afortunadamente, su poética queda intacta, y el film avanza entre lagunas misteriosas y miradas como veneno para las ratas...
Saludos.

jueves, 9 de septiembre de 2021

Huir o empezar


 

En 1963, Jean-Pierre Melville adaptaba una novela de Georges Simenon, en la que se narraba la extravagante relación entre un banquero, obligado a huir a los Estados Unidos para eludir a la justicia, y un boxeador fracasado, al que adopta como una especie de guardaespaldas como único acompañante en su periplo. En realidad, L'AÎNÉ DES FERCHAUX termina siendo más un fino relato intergeneracional que el thriller que aparenta ser, y Melville incrusta su particular poética en mitad de estos dos hombres, tan diferentes en un principio, pero que terminan dependiendo el uno del otro, con formando una extraña familia. Y Belmondo compone uno de sus mejores papeles, con una química extraordinaria con el veterano Charles Vanel, registrando una cuestión de fe, cuando todos los indicios apuntan a la posibilidad, siempre presente, de una traición, la del alumno aventajado, mientras el viejo zorro, que se las sabe todas, va bajando la guardia y comprendiendo que, más que su perdición, ese joven desconocido puede ser su última oportunidad de redención, más moral que física. Melville rueda una película ardua de seguir, con continuos cambios de eje, y un pulso firme, pero que no es suficiente para elevarla a memorable. Un film muy reivindicable, pero que necesita de una gran exigencia para adentrarse en sus múltiples recovecos.
Saludos.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Los pájaros amargos


 

Belmondo tenía cara de no trabajar en nada convencional. De no ir a la oficina ni picar entradas ni salidas. Tenía cara, más que de actor de cine, de un señor que pasaba por allí, pero al que le terminaban dando el papel. El del tipo con medio cigarrillo consumiéndose en la comisura, esbozando media sonrisa y con la mitad de la chica convencida para irse con él. Lo que otros debían ensayar ante el espejo, a él le salía natural, por boxear, por disfrutar la parranda, por lo holgados que le quedaban los que se querían hacer el listo ante él, que tenía ya media vida calada antes de empezar. Belmondo fue el afiche de una generación sin pertenecer a ella, e ilustró a la canallita cuando debía haber sido al revés, y todos lo sabían. Pero antes de encumbrarse por culpa de unos cuantos encuadres urgentes, Belmondo hizo de secundario en una película en la que (no les engaño) salía muy poquito. LES TRICHEURS fue como una enternecedora respuesta, de parte de un "viejo carcamal", a aquellos cahieristas que venían a comerse el mundo. Un retrato generacional, quizá un poco largo y sobrecargado, pero impecablemente rodado; una pulcra mirada a unos jóvenes desencantados, perdidos en fiestas caseras y con una frase lapidaria siempre dispuesta. La película funciona hasta más o menos la mitad, mientras nos son presentados los personajes principales y reaccionamos ante el crápula sin remedio ni hogar, la eterna casamentera que ya apunta a la treintena, la vividora que sueña con tener uno de los deportivos que arregla su hermano, o el chico bien que queda fascinado por ese ambiente entre bohemio e iluso. Hay una historia de amor, o triángulo, o cuarteto, que va dando bandazos entre noches de whisky y jazz, y que pone en solfa aquello del amor libre. Ahí se despeña Carné, que no puede evitar hacer de padre condescendiente que da buenos consejos a jóvenes descarriados. Porque hay fisuras que son insalvables. Y sí, por allí salió Belmondo unos minutitos, con un par de frases apenas; pero fue luego tan grande, que en los carteles promocionales salía su careto de nariz maltrecha, y no la de los guaperas Laurent Terzieff y Jacques Charrier, que por cierto se casó con la Bardot sólo para comprobar que no la aguantaba ni dios... Seguiremos mañana un poco más en serio...
Saludos.

martes, 7 de septiembre de 2021

El abismo siempre devuelve la mirada #2


 

Seis años después de su frustrante debut, Todd Solondz consiguió la financiación y libertad que necesitaba para, esta vez sí, poner en imágenes un imaginario personal y que soltaba lastre con influencias innecesarias. WELCOME TO THE DOLLHOUSE afronta lo que Hollywood nunca ha tenido las pelotas de mirar de frente, el infierno de la adolescencia sin victimismos, sino desde la posición en primera persona de quien no encaja en ninguna parte. Solondz es tan retorcido, que apenas necesita falsear ninguna escena, ni salir de un guion aparentemente convencional, pero que deflagra un campo de minas en cada frase, mirada o decisión. Dawn tiene once años, vive con sus padres, su hermano mayor y su hermana pequeña, y es insultada y vejada cada día que va a la escuela. Ella es la "cara de salchicha", la única amiga de un maricón de 10 años, la pobre idiota que saca buenas notas porque no podría hacer otra cosa. Dawn asiste incrédula a un mundo que no entiende, pero nos equivocaríamos aquí si habláramos de frikis, porque esto va más allá; se trata de diagnosticar y mostrar un estado de las cosas que siempre permanece oculto, pero que es la clave para comprender por qué somos como somos cuando nos hacemos mayores. Es aquí donde Solondz cobra importancia como autor, al tener muchísima valentía visibilizando hace 25 años lo que hoy nos parece tan evidente en este mundo de autoestima dopada. Pero ojo, estamos hablando de un señor que va un paso más allá del pesimismo, y que siempre se reserva un regalo envenenado para sus personajes, no vayamos a pensar que todos los acosadores son unos hijos de puta, ni los acosados unos santos. Es una película absolutamente seminal, de una mala leche soterrada, y que ponía en órbita, ahora sí, a este cronista del hartazgo.
Magnífica.
Saludos.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Los desdichados


 

En MORFIY, de 2008, Aleksei Balabanov ponía en imágenes la dura crónica que el escritor Mikhail Bulgákov hizo de su periplo como médico rural, justo antes del estallido de la revolución, y en el que vivió una severa adicción a la morfina, que a punto estuvo de costarle la vida. Bulgákov usó esta droga para paliar una herida recibida mientras era médico de Cruz Roja en la WWI, pero su relato es trasladado por Sergei Bodrov Jr. obviando este dato, y centrándose en la sibilina decadencia del joven doctor Polyakov, de gran talento pero frágil personalidad, y que se verá absorbido por multitud de circunstancias tras su llegada a una pequeña clínica que atiende fundamentalmente a pobres aldeanos. El guion, excepcional, registra la inseguridad inicial de Polyakov (son constantes sus consultas a libros de medicina, siempre a escondidas), aunque logre salir airoso de casos de extrema gravedad (algunos verdaderamente gráficos). Tras tomar un remedio contra los nervios, sufre una reacción alérgica y comienza a usar la morfina como antídoto, pero en breve tiempo ya no puede prescindir de ella, llegando incluso a escamotearla del dispensario, inyectándoles placebos a los pacientes. Se entiende perfectamente el día a día, opresivo y desesperanzador, de este joven doctor, abocado a soportar casos de negligencia por parte de unos pacientes que sólo acuden a él como último recurso, y que le obliga a actuar casi siempre al límite de sus posibilidades. Balabanov, fiel a su estilo, tan seco en lo semántico como virtuoso en lo técnico, hace colisionar con precisión una adicción ya irreversible con los profundos cambios de paradigma por la revolución; esto desemboca en un tramo final agónico, y que podría haber firmado perfectamente un Abel Ferrara, con la fantasmal figura del yonqui deambulando entre soldados que podrían detenerle en cualquier momento, pero con la única preocupación del próximo chute. El último, terrible, abrocha en un final de los que no hacen prisioneros, de los que te dejan un rato pensando...
Saludos.

domingo, 5 de septiembre de 2021

Rincón del freak #471: Inventa como puedas


 

Porque todo tiene un porqué, un origen, una explicación que calma nuestras ansias de conocimiento, de controlar cada parcela en esta era de accesos ilimitados. Hay cosas que quizá aún no sepan, o que nunca supieron. Como que el spoof ya estaba inventado, y mucho antes de hacerse famoso con los ZAZ, Leslie Nielsen y compañía. Y me refiero al spoof como género autoconsciente, no involuntario. Los Marx podrían haber sido el germen de todo ello en el cine, pero su humor englobaba demasiadas cosas, y yo no los etiquetaría tan fácilmente. Pero hubo una película, hace mucho mucho tiempo, nada menos que 80 lustrosos años, que es (no hay duda de esto) el referente más claro para esas joyas que ustedes adoran y pensaban que eran la monda de la originalidad. HELLZAPOPPIN' era un musical revolucionario de Alex Gottlieb, que los cómicos Ole Olsen y Chic Johnson transformaban sobre los escenarios en una absoluta locura; imaginativos e impredecibles, lo mismo hacían aparecer un caballo volando que un hombre invisible de cintura para abajo. Aquellas representaciones han quedado para la historia, pero la Universal quiso dar un paso más alla y llevar a la pantalla esta adaptación que se presumía imposible. El resultado es una locura genial, que se abre nada menos que en un trepidante infierno (en una secuencia de apertura magistral), y que comete la osadía de hacernos creer que todo lo que emos sólo existe en el celuloide que va proyectando un aburrido proyeccionista. Es decir: metacine antes del metacine, o el estruendoso derribo de la cuarta pared. Y es cierto que el guion está trufado de concesiones comerciales, como insulsas historias románticas o extensos números de baile, muy brillantes pero que no aportan a lo realmente interesante. Lo interesante comienza cuando un gag seminal lleva a a los dos cómicos y su representante a dar un largo paseo mientras discuten cómo será la obra, sus emolumentos, etc... Sin cortes aparentemente visibles, los personajes pasan del estudio a la selva, un restaurante en el Bronx o el Polo Norte, donde (ya vestidos de esquimales) encuentran un trineo y alguien exclama "Pensé que habían quemado esto". Efectivamente, podemos leer "Rosebud", y a partir de ahí, la era y posibilidad del spoof  como género quedaba inaugurada. 
En España la rebautizaron como LOQUILANDIA, y si quieren fardar ante cualquier enteradillo, no duden en verla.
Saludos.

sábado, 4 de septiembre de 2021

Probabilidad descendente


 

CONFESSIONS OF A DANGEROUS MIND es una película que me pasó completamente desapercibida en su momento (es de 2002), y que no he sentido la necesidad de ver hasta hace unos días, por motivos que sigo ignorando. Es éste un film curioso, indeciso en su propuesta, y que termina siendo un fiel reflejo de la estrambótica psique de su protagonista, un creador de concursos basura en los sesenta y setenta, que supuestamente trabajó para la CIA. Aún hoy es imposible saber si lo que con tanta profusión de detalles cuenta Chuck Barris es totalmente cierto, o si su sentido del espectáculo lo llevó a crearse una personalidad que vivía en dos realidades paralelas. Creo que éste era el punto fuerte del guion escrito por Charlie Kaufman, y que George Clooney (en su debut como director) no logra captar de ese modo, sino que da plenas cartas de veracidad a tan enigmático asunto. Con un Sam Rockwell omnipresente, más cómodo en las escenas cómicas que en las "serias", el reto es doblemente complejo: no perderle la cara a un entretenimiento "made in Hollywood", mientras la paranoia se adueñade cada escena, con esa extrañeza tan propia de Kaufman. Una película terriblemente irregular, con momentos soberbios (todo el explicativo arranque), y otros insufribles, quizá por la necesidad de agolpar demasiada información tan diferente entre sí, dando como resultado una comedia negra, mezclada con una peli de espías, un drama psicológico, o, si a Kaufman le hubieran dejado, un estudio sobre el enmascaramiento de la impotencia sexual... Ahora tengo curiosidad por leer la autobiografía de Barris, que falleció hace escasos cuatro años, aunque dudo que vaya a esclarecerme mucho más...
Saludos.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Cuestión de gravedad


 

Me encuentro en una situación muy difícil tras ver una película que va de eso, de situaciones extremadamente difíciles. Debo decir, muy a contracorriente del sentir general que he podido pulsar, que STOWAWAY me ha gustado. No nos volvamos locos, no es ninguna revelación fílmica, y lo que cuenta lo he podido ver en films que, fíjate por dónde, me han gustado menos. Y es complicado, porque el guion no te lo pone fácil, aunque puede que sea lo minimalista y absurdo de su planteamiento lo que desplace la aventura espacial hacia un territorio inesperado, el del drama moral. STOWAWAY es una película modesta, y no lo oculta; incluso con un diseño de producción bastante cuidado, lo que aquí impera es la situación límite que se produce cuando lo inesperado toma parte de una misión a Marte, en la que toman parte una médico, un científico que va a experimentar los primeros cultivos marcianos, y la comandante y piloto. Y he leído a gente a la que no le falta razón, que si vaya misión chapucera, y que lo de la falta de oxígeno no cuela con dos años de travesía por delante; por no hablar del "elemento desestabilizador", nada menos que un señor que se quedó atrapado en un exiguo compartimento, y que es descubierto de pura casualidad. Sí, es complicado defender todo esto, pero podríamos cambiarlo por otro panorama, y lo que seguiría quedando es a un grupo de personas que se ven obligadas a tomar una decisión imposible de tomar. A lo mejor lo que no ha gustado es que no haya explosiones, ni peleas, ni bichos raros. Y a lo mejor por eso me ha gustado, mientras sutilmente me ponía en la piel de cada uno de ellos, haciéndome pensar qué decisión tomaría yo de verme en algo similar.
Insisto, saben a lo que se arriesgan si la ven, ya les advierto. Y además, el final es desolador.
Saludos.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Párrafo animal


 

Parece poco menos que inevitable, que una personalidad tan árida e inabordable como la de Ludwig Wittgenstein, sólo pudiera encontrar acomodo biográfico en las desnudas composiciones de Derek Jarman; todo lo demás habría sido, en palabras del propio filósofo vienés, "pomposa charlatanería". Y aun así, qué humano este WITTGENSTEIN, y qué compasivo con quien nunca tuvo compasión, sobre todo por él mismo. En un juego particularmente especular, ese pensamiento derrotado de antemano, ensimismado por la delimitación pura del lenguaje, se humaniza en una sucesión de pseudo-sketches sobre fondo negro (¿para qué desviar la atención?), y logra la difícil tarea de alinearnos con el hombre que sufre su insoportable búsqueda de la perfección sin ataduras, desde que era un niño de ideas brillantes hasta que toda brillantez le horrorizaba. No sé si han leído el Tractatus (uno de esos buques legendarios), pero lo que más sigue asustando es la facilidad con la que Wittgenstein aborda lo que para el resto de la humanidad es un acto de nigromancia intelectual; tan cotidiano como si pudiera elevarse hacia el cielo o charlar sobre la inconveniencia filosófica con un marciano ("Sólo los ajenos a mí..."). En apenas 75 minutos, Jarman realiza un ajustado acercamiento a un hombre prácticamente sin obra, pero con un puñado de líneas que asesinaban el continuismo y la miopía académica. Y aun así, el final, particularmente hermoso, concluye la imposibilidad de vivir en ese mundo de perfección absoluta, como hielo resbaladizo, pues son las imperfecciones del terreno las que nos permiten no resbalar y seguir adelante...
Probablemente, la mejor película sobre un filósofo.
Saludos.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

La llamada de la tierra


 

Ben Wheatley sigue dando una de cal y dos de arena, que es lo mismo que decir que su cine, tan seguro e imaginativo de antes, va dando tumbos en una suerte de autorreciclaje, cuanto menos difícil de defender. IN THE EARTH es el ejemplo perfecto de esto, puesto que para cualquiera que haya seguido la trayectoria del británico, se puede rastrear gran parte de su filmografía; el consuelo es que al menos se ha decantado por la buena, claro. Se trata de un nuevo ejemplo de horror-folk, tan en boga últimamente, que utiliza la excusa de una pandemia para aislar a su reducido grupo de personajes en un entorno natural y primitivo. Es un bosque al que van un científico y una guardabosques, a buscar a una colega del primero, que ha dejado de dar señales de vida mientras realizaba experimentos para encontrar una posible cura a la enfermedad. Esto es más bien una excusa, porque inmediatamente Wheatley invoca su festival de antologías, primero con una pareja psicopática que parece sacada directamente de SIGHTSEERS; después, con los ya habituales viajes lisérgicos, con los hongos y esporas de A FIELD IN ENGLAND; y con el atisbo de las sectas ocultas en lugares apartados de la irrepetible KILL LIST. Un refrito demasiado inconexo para no tener la sensación de que aquel cineasta fresco e imaginativo parece haberse quedado sin ideas (echamos de menos a Amy Jump), y que debería replantearse algún cambio drástico de rumbo, quizá como el apuntado en HAPPY NEW YEAR, COLIN BURSTEAD, de hecho su última gran película. Por mi parte, y aún digiriendo aquella ignominia pseudo-hitchcockiana, mi fe es inquebrantable...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!