lunes, 28 de febrero de 2022

El mentalista


 

En el caso de NIGHTMARE ALLEY, no me parece necesario incluir o confrontar ambas versiones, pues ambas respiran su propio aire, y esto pese a que se nota a leguas que Guillermo del Toro ha preferido no abandonar en ningún momento el modo "fan rendido". Es una buena película, algo larga, algo titubeante, pero que muestra la faceta del director mexicano que más le ha costado desarrollar, la de contar historias independientemente de su género. Y estoy de acuerdo con quien se adelanta a indicar que hay al menos dos películas complementarias en su metraje. Una, la que oficia como preámbulo y presentación del personaje principal, un tipo complejo y misterioso, que arrastra un pasado oscuro pero no teme oscurecer aún más su futuro. Bradley Cooper se carga a las espaldas la entera totalidad de las escenas, pero es justo reconocer que el elenco es soberbio, y más que secundarios hablamos de pequeños protagonistas. Luego está esa historia, resbaladiza, difícil de armar en un solo bloque, y que se inicia con la llegada de este hombre a un circo de fenómenos, donde consigue aprender el complicado arte del mentalismo de un tipo desencantado y alcoholizado. Este largo segmento es clave, porque ahí está todo lo necesario para comprender cómo y por qué termina haciendo lo que hace. Le vemos emerger desde la miseria hasta el estrellato, aunque su ambición no se detiene ante unos números en caras salas, y tras conocer a una misteriosa mujer (Cate Blanchett) iniciará una turbulenta colaboración, puede que para morir de éxito. Le sobran siempre a del Toro algunos detalles escabrosos, y eso que aquí hay menos que de costumbre; gana, en cambio, en una dirección de actores que ha ido dominando con la edad, obteniendo un estimable equilibrio entre lo dúctil y lo ponzoñoso. Y mucho de ambas cosas sobrevuelan este cuento de redención, amargura y traiciones.
Y, sí, es recomendable.
Saludos.

domingo, 27 de febrero de 2022

Rincón del freak #496: Cuando haces pop, ya no hay stop


 

Y recordemos, ya para rematar este pequeño homenaje, que Monica Vitti también encarnó a una superheroína... Aunque sería más ajustado hablar de una superespía, o algo así. Sí, porque la actriz italiana dio vida nada menos que a MODESTY BLAISE, aquella agente al servicio de su majestad, que tuvo una gran popularidad en la Inglaterra de los sesenta, por suponer una especie de reverso pop del conservador 007. Y hablamos de un film muy curioso, que fue un fiasco en 1966, pero por ejemplo estuvo nominada a la Palma de Oro; y mientras los diletantes la encumbraban como si los Beatles compitieran con Beethoven, la crítica "seria" le hizo el vacío, y hablaba de una chuchería superficial y monótona. Superficial lo es un rato, y sería ridículo abstraerse de su carácter camp, proveniente de las tiras cómicas originales; pero no me parece tan aburrida, quizá un poco larga, y quizá también con el problema añadido de su director, un Joseph Losey que se lió la manta a la cabeza e hizo su trabajo más desenfadado. Personalmente, veo una clara precursora de ese cine que se despoja de solemnidad, con tal de alcanzar sensibilidades muy contrapuestas. Es posible que sus dos horas se hagan durillas, pero hay una colección de postales impagables, entre el alucinante arsenal de armas a cual más disparatado, o el inagotable desfile de modelitos de su protagonista. Atentos al villano compuesto por Dirk Bogarde, porque hoy día sería impensable.
La frase (mientras Blaise hace el amor con su "hombre-objeto"): "¿Qué dijiste cuando fuiste la última vez a comprar a Balenciaga?"... "No, era Christian Dior"...
Saludos.

sábado, 26 de febrero de 2022

Cámara y adiós


 

Y, sí, Monica Vitti llegó a dirigir una película, una comedia un poco alocada que se titulaba SCANDALO SEGRETO, que data de 1990, y que tenía un punto de partida y de cierre muy interesante, pero a la que le falla todo lo demás. La premisa es el regalo de cumpleaños que recibe Margherita por parte de su mejor amigo, un director de cine interpretado por un "italianizado" Elliott Gould; una cámara que a ella le viene al pelo para descargar las neuras provenientes de un matrimonio insatisfactorio, y que le hace preguntarse si es correspondida por un marido que la trata con correcta indiferencia. Vitti es también la protagonista, y su personaje es puro nervio, inquieta, vital, pero con una intensidad que desquicia a cualquiera. Un día, filmando el edificio de enfrente, descubre la infidelidad que no esperaba, y la cámara se convierte en su único confidente. El desenlace tiene su punto, y seguro que manos más expertas podríamos hablar de un film mucho más vitriólico y desencantado; en lugar de ello, queda como una comedieta que se ve y se olvida sin agobios, y como la anécdota de haber visto (nunca mejor dicho) a Monica Vitti delante y detrás de las cámaras.
Saludos.

viernes, 25 de febrero de 2022

El cinéfilo ilustrado #6


 

No tengo ninguna duda en señalar que PAPER MOON es la otra cima del cine de Peter Bogdanovich. Tanto lo es, que uno duda al verla si no habrá retrocedido en el tiempo sin saberlo, alcanzando al fin ese sueño dorado de todo cinéfilo: la inmortalidad a través de las imágenes. Es mucho lo que se esconde detrás de esta pequeña epopeya filmada en glorioso B&W, y todo responde a una orquestación tan milimétrica como sorprendente. Es una comedia sobre pícaros, pero también es un hermoso relato generacional, o un fresco piadoso de la gran depresión americana. Caben muchas cosas en este film, y todas tienen su sentido, su porqué. Desde el maravilloso ballet dialéctico emprendido por Moses Pray (tremendo, coeniano seudónimo) y Addie, que con nueve años se ha quedado sola en el mundo, vamos comprendiendo cada detalle, insinuación o guiño, merced a un finísimo guion elaborado por Alvin Sargent. Moses se gana la vida vendiendo biblias a pobres viudas, convenciéndolas de que el difunto dejó encargado dicho regalo para ellas. Addie, que está segura de que él es su padre, tiene la misma habilidad para embaucar y salir de las situaciones más complicadas. Ese es el gran triunfo del film, hacernos partícipes del conocimiento mutuo de estos dos personajes tan dispares pero tan parecidos, por mucho que no se aguanten, porque ya no podrán separarse, convirtiendo la relación padre/hija prácticamente en un negocio entre mentirosos. Nada de esto sería posible de no ser por el tándem formado por Ryan O'Neal y su hija en la vida real, Tatum, que por entonces apenas tenía diez años. Las escenas entre ambos son magia, perduran en la retina, conmueven y van mucho más allá de cualquier filigrana interpretativa; es algo que difícilmente se puede explicar, y que sólo pertenece a esa cualidad que sólo el cine parece poseer, y que sólo los grandes maestros dominan.
Obra maestra.
Saludos.

jueves, 24 de febrero de 2022

Donde no pasan los pájaros


 

Es necesario, vital, desescombrar la narración de IL DESERTO ROSSO de lo que vemos, o lo que Antonioni elige poner ante nuestros ojos; al menos para no caer en la tentación de hablar de una "no-narración", o de un campo psicológico que se solapa febrilmente sobre el testimonio dañado de su protagonista. Es la primera vez que el director italiano utilizaba la fotografía en color, y no es ni mucho menos casual, sino que esta decisión afecta rotundamente a lo que trasciende la experiencia cinematográfica, erigiéndose como concepto filmado del desánimo e impotencia emocional. De nuevo Monica Vitti atrapada en un mundo que no comprende (y éste mucho menos), una corroída ciudad costera, neblinosa, de aire emponzoñado por los vertidos tóxicos, y que amenaza con engullirlo todo, empezando por las personalidades frágiles. Así, nos puede parecer que sólo debiéramos prestar atención a la deriva psicológica de esta mujer, que sin embargo demuestra ser la única en su entorno con algo de sentido común, y que no encuentra bondades ni virtudes en un progreso industrial que no hace más que enmascarar el culto a la infertilidad, el rechazo a lo naturalmente genuino. Es una película admirable, pero tan árida, tan hermética en sus formas, tan enroscada en su tozudez semántica, que exige del espectador una preparación previa que quizá no tenga. Lo interesante en este caso es cómo la película nos devuelve nuestro reflejo, nuestra cansada actitud de aceptar cualquier cosa que la sociedad nos presente; y, en último término, claudicar resignados que, ya que la batalla está perdida de antemano, sólo nos queda exponer nuestros miedos, en lugar de pretender, ingenuamente, paliarlos o exorcizarlos.
No es recomendable si se está pasando por algún episodio depresivo.
Saludos.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Flores en una servilleta


 

En una escena troncal de L'ECLISSE (posiblemente la más significativa), Monica Vitti sigue a un hombre taciturno, ya mayor, que tras arruinarse en un desplome de la bolsa, entra en una farmacia, compra un calmante que se toma en una terracita, y seguidamente garabatea algo en una servilleta de papel, que ella se apresura a tomar después de que el hombre desaparezca, puede que al final de su vida. Esta escena enlaza la deriva de Vittoria, tras la ruptura con su pareja (un circunstancial Paco Rabal), y la improbable atracción que siente por Piero (Alain Delon), un arribista corredor de bolsa. Antonioni deja que nuestro raciocinio nos diga que eran números, cifras de un dinero que se ha esfumado con la misma facilidad que ha llegado. Vittoria, en incipiente y esquivo flirteo, le dice a Piero que el hombre había dibujado flores. Venimos de una intensa escena en el interior de la bolsa, donde "un minuto vale millones", y nos encaminamos a entender cuáles son las cosas importantes en una vida dispersada entre paseos o coches, gritos o silencios. Antonioni, sin explicitar nada, nos habla de la vacuidad de ese tiempo desaprovechado, de las chispas de felicidad que se dejan ver tras una cotidianidad eclipsada por un materialismo tan indiferente como edificios en construcción, en silencio abandonados.
Saludos.

martes, 22 de febrero de 2022

Los gatos pardos


 

Ella se tiende junto a otro hombre. El hombre está enfermo, y la besa con amistad conmovedora. Sale a la calle sabiendo que su marido no va a quererla; deambula hasta un arrabal que no le pertenece, pero que la embriaga de la vida que no posee. No van a salir por la noche, pero van con seriedad hasta un club, donde una bailarina se va desnudando con una copa de Campari sobre su frente. No van a salir, pero se van igual de serios hasta la fiesta de un importante ingeniero, un potentado. Como si les llevaran las vías del tren, no darán la vuelta, no hay vuelta atrás. Allí la gente se mezcla sin tocarse, desean lo segundo, pero sólo aspiran a lo primero. Jugarán a lanzar polveras por un suelo resbaladizo, a tirarse a la piscina vestidos, a escupirse maldades con educación impenetrable. Y él la conoce a ella, una chiquilla que quiere ser adulta. Y ella le conoce a él, sin cabeza, pero con ímpetu. Y lo que a uno le falta otro lo proporciona. Y en LA NOTTE, Monica Vitti no era la protagonista, pero su personaje marca un punto de inflexión fundamental, que primero divide a ese matrimonio correctamente hastiado, formado por Marcello Mastroianni y Jeanne Moreau, para que comprendan que todo lo que no sea cabalgar la mentira hasta el final contendrá un sello de fatalidad. El amigo enfermo muere, y todos se quedan en la fiesta de amanecida, escuchando una orquesta cansada junto a la piscina. Todos, menos ellos...
Saludos.

lunes, 21 de febrero de 2022

La mujer desaparecida


 

La mujer desaparecida es Monica Vitti, que nos dejó recientemente, y cuyo recuerdo va a ocupar esta semana por entero. No se me ocurre mejor manera de hacerlo que con las cuatro películas que rodó a las órdenes de Michelangelo Antonioni. La forma en que se complementaban ambos, como si Vitti fuese la extensión del pensamiento del director en pantalla, es un misterio que espero (sé que no lo haré) no resolver en unas líneas que apenas son un tributo rendido, hasta el punto de que me permito incluso volver, 14 años después, al mismo film, que podría ser otro, pero es éste. L'AVVENTURA marca varios puntos de inflexión, comenzando por el descubrimiento de la actriz, desvinculándola de lo que se espera de una diva, e imbricándola en paisajes mentales y emocionales de gran envergadura. También supone el reconocimiento internacional de Antonioni, elevándolo a un fraseo de gran autor, pedante para unos, simplemente genial para otros. L'AVVENTURA es un film tan sencillo de resumir, como difícil de explicar; una experiencia en tres actos, que se abre con la misteriosa desaparición de una joven llamada Anna tras una excursión a una isla siciliana. Aquí, queda expuesto el tapiz social, el aburrimiento e insatisfacción de la alta burguesía, sólo rota por la irrupción de Claudia (Vitti), de extracción más humilde, y amiga de la desaparecida. Seguidamente, el interludio que me parece más interesante, en el que Claudia siente una inexplicable culpabilidad, mientras se ve interpelada por el prometido de Anna, como si fuese la protagonista de una sustitución involuntaria. Finalmente, Claudia decide dejarse llevar, tras ser testigo de la infidelidad de otra amiga, y cómo no hay rastro de culpa en ello. Así, entre la inhóspita isla, los poblachos desolados, con sus enormes iglesias bombardeadas como recuerdo reciente, y las inacabables fiestas de la clase acomodada, asistimos a eso tan complicado de poner en una pantalla, el lienzo humano, femenino, de quien duda en todo y hacia todo, de quien descubrre que sólo el abandono de uno mismo, siendo antinatural, puede poner orden donde sólo hay miseria moral.
Más que una película, un monumento.
Saludos.

domingo, 20 de febrero de 2022

Rincón del freak #495: Pedestres optimistas por la Capadocia retrofuturista


 

Yor es un cavernícola oxigenado, que brinca por entre piedras y olivos, degüella Triceratops de etilvinilacetato, seguidamente flirtea con Corinne Cléry, se fabrica un ala delta con el cadáver de un pterodáctilo, y montado en él asalta la cueva de unos neandertales de cara apitufada. Yor tiene un amigo sesentón y calvo, que lanza flechas y le sigue el paso como puede, por culpa del reúma y la poca ropa. Yor tiene un medallón que no sirve para nada, pero lubrica a Corinne Cléry y la pone celosa cuando otras cavernícolas, perfectamente peinadas y depiladas, quieren echar el guante a nuestro bravo galán de épocas pretéritas. No tanto, porque tras un desafortunado periplo náutico, la barcaza de palmerilla les naufraga en una isla repleta de misterios, tales como robots de chapa, hippies entunicados y el culpable de todo, que calza zarpa de acero y se hace llamar Overlord, que viste lo suyo. Todo acaba bien, en una nave espacial al despunte de la bahía, y eso que veníamos de cascorrazos con hachas de piedra y fueguines de chasca pétrea. IL MONDO DI YOR parece Orzowei, y también la ilustra una pizpireta tonada de los inefables hermanos De Angelis. Si Kubrick la hubiese dirigido, hablaríamos de otras cosas...
Saludos.

sábado, 19 de febrero de 2022

La maravilla de lo inaudito


 

"Conozcan a The Residents". Así se titulaba, con toda la intención, el primer disco de la banda más misteriosa del planeta. Nadie les conoce, no se sabe quienes son, pero todos los que, de alguna manera, les han escuchado o visto en sus increíbles conciertos, coinciden en que son únicos, en toda la extensión de la palabra. Parece extraño, así visto, que se haya llegado a filmar un documental sobre ellos, ya que esto podría hacer albergar algun tipo de esperanza sobre sus identidades. Olvídense, porque si no lo sabemos desde que comenzaron su actividad a finales de los sesenta, así vamos a seguir. Sin embargo, THEORY OF OBSCURITY: A FILM ABOUT THE RESIDENTS arroja muchísima luz a su críptica biografía. A través de diferentes personalidades, que van desde Les Claypool a Matt Groening, pasando por los diferentes presidentes de la Cryptic Corporation, nos podemos hacer una idea del complejo y rico ideario de esta inclasificable banda, que nació de casualidad en Louisiana, y explotó en San Francisco, donde se dieron cuenta de que aquello de los hippies no tenía nada que ver con ellos. Fueron los pioneros del videoclip, cuando ni siquiera se había acuñado dicho término, y aquella primeriza MTV usaba sus fascinantes creaciones visuales casi como emblema. Tienen una exposición permanente en el MOMA, aunque su música nos suene tan vanguardista como evocadora de tiempos pretéritos. Estos globos oculares (aunque sus disfraces son incontables) son, como decía Emerson, "aquello en lo que nos convertimos cuando no tenemos nada que esconder". Conozcan a The Residents... si pueden.
Saludos.

viernes, 18 de febrero de 2022

El cinéfilo ilustrado #5


 

La primera anécdota que contiene WHAT'S UP DOC? está en su propio título, que en España se tradujo erróneamente, y que simplemente es un juego de palabras proveniente de la famosa coletilla de Bugs Bunny, convenientemente aclarado en su simpático final. Otra es que Peter Bogdanovich dispusiera nada menos que de tres guionistas tan diferentes, como son Buck Henry, Robert Benton y David Newman, para ensayar un maridaje aparentemente imposible de conjugar, tanto como la presumible falta de química entre Ryan O'Neal y Barbra Streisand, que sin embargo funciona, tanto en la vertiente cómica como en la romántica. Habría que completar diciendo que, posiblemente, sea Bogdanovich el último cineasta que ha logrado atrapar el espíritu de las rebeldes e inasibles comedias de un tal Howard Hawks, tan sencillas de digerir como endiabladamente costosas de armar. Aquí, él es un despistado profesor de teoría musical (seguro que les suena), y ella una anárquica y encantadora joven, aunque más "preparada" de lo que puede parecer. Multitud de subtramas se van arracimando en torno a un sinfín de encuentros y desencuentros, que incluyen una estrafalaria prometida (una magnífica Madeline Kahn), un maletín con joyas, un agente encubierto del gobierno que porta una bolsa de palos de golf, un concurso de música hecha con rocas ígneas, o un competidor croata y envidioso. Bordeando por momentos el spoof, sus gags cobran sentido a partir de su propio sinsentido, y conforman una screwball comedy en toda regla, deudora de su tiempo, pero también de un tipo de cine que ya no podría hacerse igual.
Saludos.

jueves, 17 de febrero de 2022

Un caso muy curioso


 

A vueltas con la complicación que siempre me supone enfrascarme en una serie, compaginar sus muchos episodios con el visionado de todo el cine que me gustaría ver, me he topado con RAY DONOVAN: THE MOVIE, un extraño artefacto del que se me han desprendido más preguntas que respuestas. Empezaré diciendo que no he visto la serie, y que apenas tenía una leve noción de su argumento; aún más: sigo sin comprender enteramente la verdadera razón de esta ¿película?, desgajada de la serie, y tras siete largas temporadas. Si se quería hacer un superresumen para indocumentados como yo, ya les digo que su horita y media no abarca tanto. Si era un último "gran episodio", no me ha parecido un fin de fiesta en todo lo alto. Si (como no lo parece) es un ente autónomo, apenas me ha parecido una cinta más o menos entretenida, y más o menos correctamente realizada; y por apostillar, una nueva variante a esas "malas calles", repletas de personajes carismáticos, que maestros como Scorsese llevan ya demasiado tiempo sublimando. Por lo que debo rematar diciendo que a lo mejor sí era imprescindible ver esas siete temporadas antes, así que todo queda dicho.
Saludos.

miércoles, 16 de febrero de 2022

Tránsito de medianías


 

Disponer de pocos medios no es ningún delito, y ni siquiera debería ser susceptible de utilizarse como arma arrojadiza o mala crítica. Hay quien hace de la carestía virtud, y convierte presupuestos sonrojantes en un canto a la inventiva y el desparpajo. Otra cosa es desconocer dónde están los límites (de uno mismo, principalmente) y creer que se puede bular el "sistema SyFy". Lo digo respecto a una película que me da un poco de pena, porque la idea no está mal, y porque se le nota cierto entusiasmo por "ensayar" una copia de saldo de grandes presupuestos. La cosa en custión se titula RISEN, y en cuanto les cuente el argumento les van a venir dos o tres títulos recientes. Un meteorito cae en la Tierra y del cráter surge una especie de planta gigante, dando lugar a un montón de muertes misteriosas, que luego se convierten en resurrecciones aún más inexplicables. Hay una científica con cara de angustia, un militar con cara de pagar a hacienda y otra gente que pasa por ahí. Y reparo en que así contada puede suscitar algún interés, así que les prevengo sobre lo que se pueden encontrar, que no es más que un montón de imágenes de recorte, incluso photoshop, y una música etérea que envuelve este inexpresivo relato de extraterrestres, tan pesado como un documental sobre la vida social de las amebas en Micronesia.
Es aburrida, está mal hecha, mal contada, mal interpretada, y es difícil disculparla, ni siquiera por la situación de superación personal de su protagonista.
Saludos.

martes, 15 de febrero de 2022

Una antología poco antológica


 

Mad doctors, sectas ocultas, fanáticos religiosos, zombis antropófagos, cyborgs asesinos, criaturas de las alcantarillas... Todo un festín para los aficionados al gore más desprejuiciado, es lo que ofrece V/H/S/94, cuarta entrega de la saga VHS, y que abre aún más el abanico de posibilidades, incluso con directores extranjeros, como es el caso del indonesio Timo Tjahjanto, que firma el segmento más entretenido (y arriesgado), y al menos realiza un corto brutal, de claras reminiscencias de los clásicos videojuegos "shooters". El resto, sin ser un desastre absoluto, oscila de lo rutinario a lo directamente risible, comenzando por la búsqueda de un extraño "hombre-rata" en las alcantarillas, por parte de una reportera capaz de todo por una exclusiva. Este segmento conecta con el siguiente, en el que acompañamos a una joven que ha de velar un cadáver, convirtiéndose esa noche en una pesadilla. Menos comprensible es el último, que presenta a un grupo supremacista, que se divierte secuestrando y torturando gente, aunque su objetivo es un estrambótico monstruo que se oculta en un granero. Ya digo, puede entretener si lo que se busca es el típico festival de efectos sangrientos, porque ahí no decepciona; pero si creen que van a asistir a una narración coherente, mejor pasen a otra cosa.
Saludos.

lunes, 14 de febrero de 2022

Glotis sotto voce


 

Merece la pena detenerse en una película que pasó demasiado desapercibida desde su estreno (no en España), allá por 2019, y que revela a un cineasta, Carlo Mirabella-Davis, proveniente del videoclip, pero cuyo poderío visual no es en absoluto vacío. SWALLOW se emparenta, un poco sin quererlo, con retratos femeninos tan perturbadores como los que nos remiten al trabajo de Polanski, Buñuel o al más reciente Paul Thomas Anderson; y su perturbadora mezcla de terror cotidiano, hastío existencial y crítica social (esta última muy al fondo), se sirve de dicha potencia visual, del mismo modo en que un Technicolor realzaba un film en los 50. La trama, mínima, ni siquiera se preocupa de mantenerse en secreto, y desde muy pronto somos conscientes de que tras la aparentemente idílica vida de Hunter (una Haley Bennett que va de menos a más), no hay más que opciones vitales miserables. Él es el típico niño de papá, protegido bajo el ala del mismo, y cuya vida se reduce amantener las apariencias sociales, mientras su mujer se queda en casa, como si hubiésemos retrocedido 70 años en el tiempo. Ella, de extracción más humilde, parece disfrutar de su nuevo estatus, de su día a día como ama de casa privilegiada, pero en realidad esconde un secreto, tan oculto que quizá ni siquiera ella sea consciente de si es cierto. Lo que se nos presenta es una pulsión creciente, semejante a una adicción, y que amenaza con destruir a Hunter y todo su entorno. El reto está en encontrar a los culpables, que podrían estar en cualquier parte; podría ser ella misma, su diabólica familia política, o el responsable de ese extraño secreto, que sólo aparece muy al final, en la mejor escena del film. Insisto, no esperen un festival de truculencias físicas, por mucho que sea lo que se podría deducir tras el primer shock, sino más bien un descarnado retrato de esa feminidad que a veces tanto nos cuesta entender a los hombres, y que aquí queda expuesta sin adornos. Algunos volverán la cabeza al reconocerse...
Saludos.

domingo, 13 de febrero de 2022

Rincón del freak #494: Películas resumidas por su propio bien


 

Hay películas que no son más que una anécdota demasiado alargada. Suele pasar cuando, en vez de un guion, no se cuenta más que con un brainstorming de clichés tan asustadizos de su propia eficacia como adulterados artificialmente. Le pasa a KATE, una nueva vuelta de tuerca sobre el asunto de las chiquillas que son adiestradas para ser asesinas infalibles; y es que lo que debería ser un argumento bizarro, hoy día es una excusa gastada. Y resumo: esta asesina tiene que matar a un jefe de la yakuza, pero es envenenada con polonio por un mindundi. Se pega toda la película medicándose y tambaleándose, porque dicha sustancia es altamente radiactiva y probablemente no le queden más de 24 horas de vida. 24 horas que ella empleará en seguir buscando al jefazo para matarlo, hacerse amiga de una niñata japonesa insoportable y enfadarse porque no encuentra su refresco de limón favorito. Todo con música soleme, con mucho neón y gangsters japoneses que no dan mal rollo, sino mucha penica por lo fácil que se les mata. En fin, una tontería sin pies ni cabeza, ni inventiva, ni nada de nada.
Se hacen un favor si no la ven.
Saludos.

sábado, 12 de febrero de 2022

Flamencos y pelícanos


 

Y entonces, Werner Herzog y David Lynch decidieron que debían cruzar sus caminos. Y se juntaron. Y de esa improbable, marciana y loquísima colaboración, salió una película titulada MY SON, MY SON, WHAT HAVE YE DONE ¿Que qué es esto?... No estoy muy seguro, pero semeja ser una especie de explicación sobre el desmoronamiento de una personalidad, más concretamente la de un tipo ya raro de por sí, que tras matar a su madre se atrinchera en su casa y lanza soflamas apocalípticas. Sería algo muy visto, pero el arte de la deconstrucción tiene difíciles caminos, y Herzog opta por el más arduo de todos, el de la locura filmada de frente. Y le sale regular, porque apenas podemos ver a un tipo haciendo cosas sin sentido, lo que no termina por explicar nada; aunque eso sí, tenemos las habituales postales "around the world" del cineasta alemán, y esos momentos de surrealismo congelado, proveniente del último Lynch. La película, no sé, ni es para tirar cohetes ni para defenestrarla, y hay tanto de un cineasta como de otro, y Michael Shannon consigue transmitir un estado mental fiero y alterado casi sin gesticular. Y las casas californianas tienen ese encanto hortera que gusta y repele al mismo tiempo. Y salen flamencos y avestruces, pero pelícanos no, para qué nos vamos a engañar...
Saludos.

viernes, 11 de febrero de 2022

El cinéfilo ilustrado #4


 

Hoy día quizá la brecha no sea tan insalvable, pero parecería una temeridad trasladar los códigos europeos al corazón del cine americano. Hollywood se ha cuidado mucho de que fuese a "ellos" a quienes todo el mundo deseara copiar, y no al revés. Por ello, THE LAST PICTURE SHOW, más que una película, fue una deflagración en la viga maestra de una industria carcomida y destinada a desaparecer y encaminarse a otro modelo de producción. Con 32 años, Peter Bogdanovich logró el más difícil todavía, poner de acuerdo a crítica, público y Academia, llegando a tener ocho nominaciones, de las que se llevó el de ambos (y merecidos) intérpretes secundarios. La película, ambientada en un polvoriento y desolado pueblito del medio Oeste, es un insólito cruce entre el último western fordiano y los saltos de eje de Godard; la jovial ironía de Hawks y el testimonio del desastre de Truffaut. En definitiva, un vaso comunicante entre el cine clásico norteamericano y la reciente irrupción de la nouvelle vague, para narrar el enésimo fin de la inocencia, con tanto amor por sus personajes como mala baba al dejarlos "solos ante el peligro". En esencia, se parece más a las obsesiones lynchianas que a un melodrama coral, pero tiene mucho de ambas cosas. Todos los personajes aspiran a un poco de felicidad en un espacio opresivo e hipócrita, aunque algunos sólo pueden recordar cómo era eso, y otros se preguntan por qué lo que supuestamente debería hacerles felices les duele tanto. Es un poema sobre el fin de la inocencia, del cine como única escapatoria de la que salir indemne, o de la imposibilidad de ver a los demás como nos gustaría que nos viesen a nosotros.
Es una maravilla por la que no pasa el tiempo, con un elenco irrepetible (aquí se dio a conocer, por ejemplo, Jeff Bridges) y algunas de las estampas más icónicas de un cine que ya no quería ser icónico, porque su leyenda se imprimía de otra forma...
Saludos.

jueves, 10 de febrero de 2022

El gato y el ratón


 

CAVEAT es una curiosa película que se pudo ver en el desangelado sitges de 2020, y que más allá de sus cualidades cinematográficas, presenta a un director que ya en su debut consigue armar un relato tremendamente personal. Con un pie en los meandros del subconsciente lynchiano, y otro fantásticamente inspirado en el horror japonés más imaginativo, se trata de una historia que no quiere serlo, o al menos aprovechar su temática de film de terror, sino ir hacia otro lado más oscuro y debatible. La premisa no se anda por las ramas, y nos sitúa en un espacio único, una tétrica y desvencijada casa situada en mitad de un apartado lago, y que sólo tiene un habitante, una joven que padece esquizofrenia y que deambula con un extraño conejo de juguete en la mano. La joven ha perdido recientemente a sus padres, quedando a cargo de un hermano que no quiere saber nada de ella, y que planea internarla; mientras tanto, éste contrata a un conocido para que la cuide unos días, a cambio de una suma de dinero que le arreglará la vida, puesto que ha sufrido un accidente y tiene pérdidas de memoria. La condición: colocarse un arnés sujeto a una cadena, que le permitirá moverse por toda la casa, excepto entrar en la habitación de la chica. Así, McCarthy nos interna en la tradición gótica más reconocible, con elementos tendentes a lo surreal y otros que provienen del relato de fantasmas clásico. Una película espeluznante al principio, pero que, llegado el momento, parece no saber hacia dónde ir, y se pierde en una serie de escenas repetitivas, que estancan una progresión que nunca llega, ni siquiera en su marciano desenlace, que no sabría decir si es muy inteligente o una broma de mal gusto. En todo caso, y teniendo en cuenta que el guion es original, podríamos estar ante el nacimiento de un cineasta con muchas cosas por decir de aquí en adelante.
Saludos.

miércoles, 9 de febrero de 2022

Párrafos de un instante eterno


 

Cómo filmar el tiempo que se va, para nunca volver, marcando su estela en los rostros y las miradas, en las palabras suspendidas o en los movimientos furtivos. Desde el bebé que sonríe despreocupado en la manta, mientras es acariciado maternalmente. Desde los niños incesantes, que hormiguean tras un balón, que se persiguen sin perder esa sonrisa inocente, o saltan desde un pequeño muro. Los adolescentes que se atraen casi sin saberlo, y que inician rituales milenarios sin saberlo, que podrían amarse sin saberlo. Los jóvenes que bailan y sudan y se besan y retozan y se acarician proponen el debut de la vida. Los que se casan, aceptados en la tranquilidad de la vida futura y conjunta, cortan el pastel con el mismo cuchillo en esa tarde del banquete nupcial. O los que perdieron a su amor, o a su amigo, o ya sólo esperan junto a los acordeones del ocaso. Terminará  con la hermosura del anciano de la mano del niño, y entonces entendemos que el tiempo puede filmarse, con sencillez, respeto y sabiduría.
Lo hizo Franco Piavoli en VOCI NEL TEMPO.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

martes, 8 de febrero de 2022

Lo meta y lo matria


 

Al final va a resultar que nuestras sospechas eran ciertas, y que todo el universo MATRIX no era más que una inmensa metáfora acerca de las dudas identitarias, o mejor aún, las identidades dudosas. Y es que hay, al menos, dos películas, dos historias bullendo y pugnando en la carcasa de THE MATRIX RESURRECTIONS. Una es el espectáculo visual, seguro de sí mismo, apelando a los momentos más impactantes de la película original, que hace ya 23 años estableció muchas de las directrices imperantes en el cine de acción que se hizo a patir de ahí. Y luego hay otra cosa, más inesperada, y que emana del chispeante guion ideado por Lana Wachowski (ya desmarcada de su hermana Lilly), junto a David Mitchell y Aleksandar Hemon. Durante buena parte de su metraje, esta MATRIX se presenta consciente de sí misma, elaborando un juego de disfraces autometarreferenciales que, sin ser tan endiablado como promete, consigue algunos de los mejores momentos de una franquicia que muchos suponíamos simplemente agotada. Wachowski confronta la película consigo misma, y nos hace dudar de si la realidad que siempre supimos simulada no sería otra capa más envolviendo otra serie de niveles diferentes. Es decir, que ya ni siquiera nos sirve esa dominación de las máquinas sobre los humanos, sino que nos sumergimos hacia la conciencia del personaje como "personaje en sí". Esto podría ser de una pedantería infumable, pero se lo gra atisbar un sentido genuino, el de la crítica feroz hacia la deriva del cine comercial, únicamente ocupado en las susodichas cuotas, y relegando a los verdaderos creadores a márgenes casi funcionariales. Y más aún, Wachowski se celebra a sí misma como mujer y directora, sin caer en feminismos de cartón piedra, y sí reivindicando los lugares que quizá anteriormente no pudo (o no le dejaron desarrollar), inteligentemente integrados en una Trinity que termina siendo más interesante que un desorientado Neo. 
En definitiva, un entretenimiento de lujo, que mucha gente rechazará por su condición de poema desencantado y maduro, en una industria que exige que la carne sea fresca y los mamporros sonoros. Yo, francamente, no me la esperaba tan interesante como finalmente es.
Saludos.

lunes, 7 de febrero de 2022

Sigamos la reflexión


 

Por continuar lo que comentaba ayer, me viene al pelo una película que, en mi opinión, debería haber merecido mayor atención, y eso que ya cuenta con una década desde que fue realizada. THE BATTERY es un intencionadísimo etalonaje variacionista, que sin embargo parece otro aburguesado exploitation sobre el ya de por sí sobado argumentario del apocalipsis zombi. Olvídense de lo que hayan visto en este sentido, porque el debut en la dirección del actor Jeremy Gardner (protagonista absoluto, junto a Adam Cronheim) hace reverberar la excusa de dicho "fin del mundo", tan sólo para indagar en los pozos del tedio proveniente de la rutina de estos dos jóvenes, que se dedican a vagar, entrar ocasionalmente en una casa, abastecerse, pescar, o jugar al béisbol, que era lo que hacían cuando todo era normal. Con un aire decididamente mumblecore, anticlimático, Gardner logra la proeza de avergonzar a esa vergüenza que es TWD, con un presupuesto de risa, apenas 6000 dólares. El guion, a base de imperceptibles variaciones, nos va llevando hasta donde no esperamos, saltando de la buddy movie tontuela a la comedia abstracta, y emparentándose, en sus momentos más opacos, con la mismísima GERRY. Todo para desembocar en un angustioso e indetectable tercio final, con un uso del fuera de campo encomiable, y algunos momentos de cine del de verdad, el que no necesita excusas ni adornos para encontrar su cierre perfecto, y eso que estoy seguro de que habrá quien odie profundamente ese final tan extraño. Es la diferencia entre un subproducto teledirigido y un proyecto audaz y honesto.
Si se la perdieron en su momento, es hora de recuperarla.
Saludos.

domingo, 6 de febrero de 2022

Rincón del freak #493: El poder de tu melanina


 

Hay que tenerlos cuadrados para aprovechar todo un crisol de posibilidades con el único fin de abarcar la mayor cuota de pantalla posible. Está pasando con demasiada frecuencia, y creo que se confunde el debate al desplazarlo hacia cuestiones que nada tienen que ver con lo cinematográfico. Es como si los responsables de una película (llámense director, productores, distribuidores) enmarcaran la visión de negocio en el "contento" de ciertos espectadores. Saben de qué hablo. De lo políticamente correcto, de la representatividad, de una reivindicación que no es tal, porque sólo se deja a la ocupación de la imagen como "cosa visible", mientras margina el discurso, que se banaliza en función de una justicia social que al menos a mí me resulta confusa, o peor, empalagosa. BLACK AS NIGHT es una tontería, y está milimétricamente dirigida a dos tipos de público: los jóvenes que buscan diversión sin quebraderos, y la comunidad negra. Ahí veo lo complicado, en explicar el porqué de que una comedia romántica adolescente, por mucho que se la revista de un terror vampírico simplemente risible, parezca un descarte de "Treme" (esa fantástica serie), pero no indague con rigor en esa premisa tan fascinante que es la metamorfosis de Nueva Orleans tras el desatre del Katrina. Y me parece que estoy siendo benévolo, porque podría haberlo zanjado diciendo que no es más que un aburrimiento previsible.
Saludos.

sábado, 5 de febrero de 2022

Muerte sin fin


 

MUGEN NO JUNIN (LA ESPADA DEL INMORTAL) era un manga original creado por Hiroaki Samura, que ha vivido posteriormente varias adaptaciones, tanto en cine como en anime. Y a la última de éstas me remito, una serie de 24 episodios, que se ha encargado de distribuir Amazon, y que da una nueva vuelta de tuerca a las sangrientas aventuras de Manji, el "guerrero invencible". Ambientada en la era de Edo, nos habla de un espadachín que, tras caer moribundo, es encontrado por una extraña bruja, que introduce en su cuerpo los llamados "gusanos de sangre", capaces de revertir en escaso tiempo cualquier herida, por extrema que ésta sea. Así, Manji emplea su inmortalidad en ganarse la vida como asesino a sueldo, hasta que conoce a Rin, una joven que encarna la imagen de su propia hermana, fallecida hace muchos años. Rin le implora ayuda para acabar con el poderoso clan de Itto-Ryu, que asesinó a sus padres y ahora siembra el terror por donde pasa. 
Hablamos de un anime extremadamente violento y explícito, trufado de desmembramientos a cual más inimaginable, con el añadido de que el protagonista, pese a sufrir mutilaciones de toda índole, siempre acaba por prevalecer. Es destacable también la agilidad de la narración, distribuida en 24 episodios de 24 minutos cada uno, que aunque tienen un hilo conductor pueden ser vistos individualmente sin problema. Una serie sorprendente, no apta para todos los públicos, y que viene a continuar la serie de 2008, a la que corrige y aumenta, e incluso creo que supera el estupendo film que Takashi Miike realizó en 2017.
Recomendable para iniciados sin prejuicios.
Saludos.

viernes, 4 de febrero de 2022

El cinéfilo ilustrado #3


 

Cine. Regocíjense. No hay muchas oportunidades en esta vida para ver a un gran cineasta intentando trazar una semblanza aproximada del más grande. Tarea imposible. Ni tampoco para escuchar palabras de humilde devoción en boca de grandes maestros del cine, porque hablaban sobre "el maestro". Tampoco es usual ver el lado humano de las grandes estrellas, como si hablaran de un viejo amigo, que fue para ellos, además, un padre, un maestro, un rival, o hasta un amante. Y no es casual que Peter Bogdanovich se diese cuenta, nada menos que 35 años después, que estaba en la obligación de actualizar este monumental documento fílmico, introducir la visión de quienes efectivamente se habían hecho grandes a la inmensa sombra de John Ford. Por todo ello, DIRECTED BY JOHN FORD es imprescindible, inagotable, emocionante y reveladora. No van a tener muchas oportunidades de ver a Martin Scorsese, Spielberg, Clint Eastwood o Walter Hill desvelando lo que ya sabíamos, que era el más grande, que trascendía cualquier calificativo, y que uno sólo necesita una cosa para ser director, y es ver sus películas, porque está todo ahí. Aunque menos oportunidades tendrán de escuchar boquiabiertos a James Stewart, John Wayne, Harry Carey Jr. o Maureen O'Hara, especialmente esta última, a corazón abierto. Y todo con la envolvente voz de Orson Welles, narrándolo todo. Y todo trufado de imágenes de sus películas, que son parte fundamental, cuando no directamente indisoluble, de la historia del cine. 
Y luego aparece el propio Ford, fumando un puro con Monument Valley al fondo. Y entiendes... pero nunca sabrás lo que él...
Magistral.
Saludos.

jueves, 3 de febrero de 2022

La fe de los otros


 

MIDNIGHT MASS es la miniserie que Mike Flanagan se sacó del bolsillo, el año pasado, para Netflix. Me da la impresión de que pocos esperaban algo así, al menos en mitad de un curso repleto de carestía inventiva, y en el que las plataformas usaban el formato serial como placebo que les hiciera ganar algo de tiempo para momentos mejores. No es el caso, porque Flanagan nos invita a otra cosa, a volver a esas noches preprogramadas de las dos cadenas, en las que, sin previo aviso, alucinábamos con el primer episodio de una serie, que luego descubríamos "mini", y que apurábamos con deleite en esos pocos episodios. Además de un relato de terror, MIDNIGHT MASS es un tratado de humanidad, o de dibujo de personajes; y también es un homenaje, en absoluto velado, a referencias ineludibles del terror y el suspense clásicos. Aquí está, cómo no, Stephen King ("Salem's Lot", fundamentalmente), pero la asfixiante localización (una pequeña isla pesquera, a 50 Kms. del "continente") nos hace pensar en el Hitchcock de LOS PÁJAROS. La conversión de la iglesia local, tras la llegada de un extraño sacerdote sustituto, en una especie de atávica secta, la emparenta con EL HOMBRE DE MIMBRE; y la lucha constante entre un fanatismo que se va haciendo más fuerte, y los pocos capaces de razonar (curiosamente, los perdedores), también miran hacia ese horror que se desprende de lo cotidiano, implícito en los relatos de Shirley Jackson. Por ello, MIDNIGHT MASS es muchas cosas, casi todas buenas; un jugoso compendio de sorpresas narrativas, una excelente dirección de actores (atención a Hamish Linklater), o una esperanzadora vuelta, con las armas de hoy, a una manera de contar historias que creíamos perdida. Y como no quiero desvelar mucho más, sólo un dato: los dos últimos episodios (tan sólo son siete) no permiten un solo pestañeo, y sí muchas bocas abiertas de asombro.
Así da gusto ver una serie.
Saludos.

miércoles, 2 de febrero de 2022

La última pieza


 

THE POWER OF THE DOG es una película extraordinaria, por varios motivos. Por contribuir a la consolidación de un cine que, quisiéramos o no, ha de venir; por provenir de la visión de una directora de larga trayectoria, pero que nunca se durmió en los laureles del éxito; por no tener miedo de la narración clásica, porque es la única que puede llevar a una modernidad consistente. Básicamente, por mucho que la apariencia nos remita a un western, estamos ante un puzzle que se va otorgando sentido a sí mismo, incluso antes de que todas las piezas estén en su sitio. Menos truculenta de lo que uno se imagina tras su brillante arranque, en el que Jane Campion no hace prisioneros, el verdadero interés se va desplazando hacia esa construcción de personajes, a cómo cada uno forma parte de un microcosmos calmado pero asfixiante. Huyendo de los tópicos fáciles, Campion mueve a sus peones para sacar a relucir a un rey y una reina inesperados, porque en una historia convencional serían otros, pero éstos son más interesantes, e incómodos. Los supuestos protagonistas son los hermanos Burbank, totalmente diferentes pero también inseparables; George (Jesse Plemons), que tiene un carácter aable y calmado, y Phil (un descomunal Benedict Cumberbatch), que pese a haber sido educado en Yale, semeja la estampa del vaquero más rudo y hermético. Ambos dirigen la próspera explotación ganadera familiar, y su vida se reduce a mantener ese mundo inalterado; justo hasta que en la vida de George se cruza Rose (Kirsten Dunst), una humilde camarera, viuda y con un hijo adolescente. Es un preámbulo perfecto, pero despistante. La historia es otra, y se arrastra bajo las miserias y secretos de esa familia, cuyas piezas nunca están bien ubicadas, sino a la espera de quien sepa darles sentido. Tanto podría ser la chica que tocaba el piano en los cines, un aspirante a cirujano con demasiada sensibilidad, o incluso el fantasma de otro vaquero, atrapado en una inquietante silla de montar, que alberga esa vida que nadie sacaría jamás a la luz.
Probablemente, una de las películas del año.
Extraordinaria.
Saludos.

martes, 1 de febrero de 2022

La furia del desalmado


 

CLOCKERS, de 1995, es una película que se menciona poco en la filmografía de Spike Lee; y una vez vista, no se entiende, porque es uno de sus mejores trabajos. No tanto por lo que cuenta, sino por cómo enfoca y envuelve una trama sumamente compleja, que se nutre de unos personajes igualmente poliédricos y alejados de cualquier tentación simplificadora. En esencia, nos habla de un asesinato que no debería revestir mayor importancia: un traficante aparece muerto en la misma puerta del establecimiento que encubre su "verdadero negocio". Unos policías que se interesan demasiado en el caso, cuando normalmente se mofan de los negros que mueren por este tipo de rivalidades. O el otro gran traficante, rival del asesinado, que podría ser el principal sospechoso. En realidad, el subtexto nos habla de otra cosa, y ello sirve para introducir a multitud de personajes, pero sobre todo a Strike, que pasa los días en el mismo sitio, haciendo de pequeño vendedor, mientras sueña con establecerse por su cuenta y no aguantar las mofas de la policía. El dilema racial es, cómo no, capital, pero no lo es menos la total ausencia de escrúpulos, códigos éticos o simple comprensión humana, en un entorno de perpetuo salvajismo, en el que nadie se libra de ser alcanzado por una dentellada inesperada. Lee realiza, prácticamente, un soberbio piloto que hubiese encajado como un guante en maravillas como "The Wire", mientras da una lección de brío compositivo y nervio narrativo. Denuncia sin pedantería, aunque en su diabólico crisol no quede absolutamente nadie impune.
Magnífica, dura, absorbente.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!