martes, 30 de abril de 2019

La clase de Lubitsch #14



Las crónicas de 1920 hablaban de ANNA BOLEYN como "la película más grande hecha hasta la fecha". Y, efectivamente, no estamos en aquel incipiente Hollywood, sino en los estudios alemanes de la UFA; sin embargo, no son sólo las cifras grandilocuentes las que testimonian el grandioso trabajo de aquel Ernst Lubitsch de sólo 28 años, sino la maestría con la que conjugó el complejo guion de Fred Orbing y Hanns Kräly entre la fastuosidad de dirigir a cinco mil extras, paa seguidamente sostener una escena íntima entre una sorprendente Henny Porten y Emil Jannings, cuyo Enrique VIII en mi opinión, si no lo supera, iguala por completo al de Laughton. Dos horas de superproducción absolutamente espectaculares, con unos decorados a tamaño real increíbles y un vestuario soberbio, y que desmentía a quienes siempre han desconfiado de Lubitsch moviéndose en grandes espacios y con grandes presupuestos.
Una joya a descubrir para quien aún no lo haya hecho.
Saludos.

lunes, 29 de abril de 2019

Listos o tramposos



Lo primero que hay que aclarar contundentemente de THE WIND es que, aunque se desarrolle en las solitarias praderas del Oeste americano, con un exiguo reparto y una fuerte carga psicológica, poco o nada tiene que ver con la homónima obra maestra filmada por Victor Sjöstrom nada menos que noventa años antes. Aquí estamos ante una "supuesta" película de terror, que se aprovecha del auge que últimamente ha tenido el a priori insólito crossover de géneros, pero que comete tantos fallos que casi imposible no saber qué va a pasar prácticamente desde el principio. Se le nota la mano primeriza a Emma Tammi, que cuenta sin embargo con una excelente fotografía a cargo de Lyn Moncrief y una espeluznante música de Ben Lovett. Si a ello le sumamos lo agradecido de su ajustado metraje, podríamos hablar de un prometedor debut, pero el montaje es un desastre, y en lugar de crear intriga e incertidumbre, noquea los sentidos y muy pronto se abandona a algunos sustos tan fáciles como gratuitos. De hecho, es curioso pero resulta difícil saber qué demonios ha pasado en realidad tras la última secuencia, que deja un regusto a frustración, aunque quizá deberíamos esperar a ver de qué es capaz una directora que en lo técnico parece tener cosas que decir, al menos antes de decidir si estamos ante la lista de la clase o ante una tramposa más.
Saludos.

domingo, 28 de abril de 2019

Rincón del freak #353: El pescao vendido



He visto este año pocas películas más desmesuradas, incontroladas, aburridas y olvidables que AQUAMAN. Me lo temía, pero aún tenía alguna esperanza de encontrarme con algún repunte de la DC, en vista de que la JL pudiese aglutinar una gran cantidad de personajes. Nada más lejos. No hay ni rastro aquí del cineasta mesurado e intuitivo que solía ser James Wan, y lo que nos encontramos es una acción gratuita, unos diálogos infantiloides y un batiburrillo argumental para terminar hablando exactamente de lo mismo y disparar el consumo de somníferos. Habrá alguien a quien le guste esto, allá ellos...
Saludos.

sábado, 27 de abril de 2019

La generación merendada



Es enternecedor, cuanto menos, ver disertar a Jean-Pierre Léaud sobre Mayo del 68, lo que se hacía, lo que no se hacía, cuando, 33 años después, interpreta a un director de cine pornográfico que es incapaz de volver a filmar como entonces. Foucault habría dejado caer algo así como "flacidez anonimista contemporánea", y Bonello es capaz de desviar la mirada hacia diez minutos mentirosillos, tan sólo para captar la atención en base a lo menos escandaloso de este film , que son las escenas de sexo. LE PORNOGRAPHE no era ni soft porno ni hard erótica, sino otra cosa, que bien podríamos extender sobre cierta tradición del cine francés que, durante varias décadas, ha intentado soltar amarras con esa losa tan pesada. Este protagonista, cansado, frustrado, zarandeado entre las obligaciones paterno-conyugales y la imposibilidad de encontrar la inspiración artística, más bien parece el último trayecto de los nostálgicos de aquel Mayo, solo que no hay aquí ni lecciones morales ni heráldica generacional, sino una pugna por volver a encajar imágenes incómodas junto a frases genealógicas. Este primer Bonello, quizá preparándose para sus films posteriores, roza el milagro, aunque sea en una película francamente aburrida. El resto: diez minutos.
Saludos.

viernes, 26 de abril de 2019

Génesis, auge, esplendor, caída y entierro



En dos días, las elecciones. Volveremos a las promesas untuosas, las rencillas amortiguadas por la falsa corrección, los fritos variados y los platos de una sola pieza. Política y corrupción. Ciudadanía y honestidad. Todo cabe y todo vale, pero lo nuestro es caber, si no se vale. Rodrigo Sorogoyen ha filmado la película más importante de las que concurrían a los Goya, un valor seguro y un paso adelante que inexplicablemente ningún otro cineasta ha tenido la valentía de dar, al menos con tanta franqueza. EL REINO actúa en dos dimensiones, la del retrato especular de un partido político podrido de corrupción hasta la médula, y que ni siquiera me hace falta citar para que cualquiera lo identifique de inmediato. Pero el punto fuerte es el complejo, certero e inmersivo personaje que, una vez más, vuelve a bordar esa bestia parda que es Antonio de la Torre. Ese tipo influyente, moderadamente arribista, que termina moviéndose como un animal acorralado, entre un cúmulo de traiciones y deslealtades que sonrojarían al mismísimo Shakespeare. Falta, si acaso, algún momento de reflexión, parar y mostrar con sutileza, o dotar de mayor enjundia a personajes que se adivinan claves, aunque lo cierto es que toda esta historia ya la conocemos; sabemos el papel de los medios de comunicación, las lavadoras el sistema, la incógnita sobre la veracidad de los tribunales y esa españolidad tan española y mucho española, que Sorogoyen retrata magistralmente en la primera y fundamental media hora. En ese retablo de abundancias está el alma de la película, porque luego prefiere ir por los caminos del thriller sobreexcitado, y ni siquiera ese frenético recorrido nos prepara para la demoledora escena final, más necesaria en estos días que nunca. Al fin y al cabo, nosotros lo hemos querido...
Saludos.

jueves, 25 de abril de 2019

Ese extraño animal cebado



Acabamos (por fin) con el exhaustivo repaso a los oscar'19, y mañana haremos lo propio con los Goya, y lo hacemos con THE FAVOURITE, una película que gana descontextualizada, pero a la que cuesta aferrarse desde la perspectiva insoslayable de la trayectoria de su director, el griego Yorgos Lanthimos. Es ésta una historia deliberadamente ficcional aun en el marco histórico en el que se enclava, la Inglaterra de principios del XVIII, y más concretamente la abigarrada y asfixiante corte de la reina Anne, una especie de niña asustadiza y volátil, encerrada en el cuerpo enfermizo de una mujer madura. La reina no toma ninguna decisión, sino que está a merced de la voluntad de Lady Sarah, que es quien realmente gobierna en la sombra, gracias a la influencia obtenida por ser la amante secreta de la monarca. A la corte llega la joven Abigail, prima de Sarah y recomendada como sirvienta, pero que pronto se mostrará aún más pérfida y arribista; el resto es la crónica de un destructivo juego a tres bandas, en el que ni siquiera puede haber una ganadora, y en el que incluso la firma de un tratado de paz con Francia parece un mal augurio. Y luego está Lanthimos, quizá intentando desembarazarse de la alargada sombra de sus anteriores películas, aunque no se comprende THE FAVOURITE sin las fronteras autoimpuestas de CANINO, el juego de pasiones mentirosas de ALPS o los amargos sacrificios de LANGOSTA. Es, en definitiva, una película de extraña transición, quizá del próximo cineasta en el que Lanthimos se convertirá otra vez, aunque ustedes saben, igual que yo, que todos vinimos por la exhibición de Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone, cómo no...
Saludos.

miércoles, 24 de abril de 2019

Deshabitaciones



Carlos Vermut es un raro maravilloso, un ilustre incomprendido, un outsider "de la familia", si me permiten la incongruencia. Su cine es lo más cercano que tenemos a día de hoy al cine de autor de altas miras, aunque e la Academia de cine no se enteren de lo renovador y urgente de su voz. QUIÉN TE CANTARÁ es, también, lo más cerca que nuestro cine va a estar de Cassavetes, Lynch y Bergman, los tres así, mezclados y sin depurar en un tremendo cóctel de psicología suicida, denuncia social y estética amorfológica. La historia, aunque muy bien escrita, me interesa menos que asistir hechizado a esos tres o cuatro momentos de inenarrable belleza a ras de suelo, donde lo cotidiano se alía con lo extraordinario, sin artificios, partiendo de una excusa ineludible, a partir de la que se establece la relación casi simbiótica entre una cantante famosa que lleva diez años sin cantar y la rendida admiradora que la clava cada noche en un karaoke. Ella, una contenida y fantasmal Najwa Nimri, ha sufrido un extraño (y nunca aclarado) accidente que la ha dejado amnésica justo antes de anunciar su regreso; y ella, una inmensa Eva Llorach (al menos algo de justicia en los premios, aunque no entiendo lo de revelación), es una madre maltratada por una hija nini (Natalia de Molina), que deviene prácticamente en terrorista emocional. Ambas pueden considerarse dos caras de la misma moneda, y Vermut no esconde en ningún momento su complementación, que termina por ser lo más luminoso y amable de un relato sordamente escabroso. Es aquí, en esta interactuación entre mujeres (el cuadrado lo completa la veterana Carme Elías), donde Vermut se encuentra a gusto, entre palabras lacerantes, miedos olvidados y lágrimas liberadoras. Efectivamente, es melodrama, y del bueno, pero también es un grito ahogado de rabia y una diva sintiéndose gilipollas mientras ensaya unos movimientos que ya no transmiten nada. La secuencia final debería figurar en alguna antología, aunque no me pregunten cuál...
Magistral.
Saludos.

martes, 23 de abril de 2019

La clase de Lubitsch #13



SUMURUN (seguimos en 1920) fue la adaptación que Lubitsch y Hans Kräly realizaron del celebérrimo film que, con el mismo título, filmó Max Reinhardt unos diez años antes. Su argumento cobra inesperada actualidad en estos días, ya que está más que inspirado en la obra maestra de Victor Hugo "Nuestra Señora de París", con los tristes sucesos a los que hemos venido asistiendo, y habla de un tipo contrahecho, aunque no tan marginado como Quasimodo. Yeggar dirige un espectáculo de variedades en el que se reserva el papel de payaso jorobado, y donde baila la irresistible Yannaia, de la que está enamorado. Al mismo tiempo, la favorita del poderoso Jeque, la bella Sumurun, le es infiel con un comerciante de tejidos. La interacción de favores, intrigas y traiciones entre estos personajes conforma el tronco de una trama bastante más elaborada para este tipo de producciones, que normalmente buscaban la fascinación a través del exotismo. Pola Negri está perfecta como la misteriosa bailarina, y es su interpretación y la del propio Lubitsch, irreconocible bajo kilos de maquillaje, los puntos fuertes de un film que venía a continuar la tradición de aventuras orientales tan caras al expresionismo alemán.
Saludos.

lunes, 22 de abril de 2019

Lo malo de lo bueno



Debe ser un caso único encontrar un film que tenga tres títulos diferentes en otros tantos idiomas y que todos tengan su propio sentido, incluso sin desmerecerse unos a otros. Alemania concurría este año a los oscar con una película cuya nominación apenas puede ser entendida como algún tipo de asunto pendiente con un director que ganó la estatuilla una década atrás, no tengo ni idea. El caso es que WERK OHNE AUTOR (OBRA SIN AUTOR), en inglés se ha traducido como NEVER LOOK AWAY (algo así como NO DESVÍES LA MIRADA), mientras que aquí nos hemos conformado con un aséptico LA SOMBRA DEL PASADO, que es el título que más justicia hace a este plomizo folletín a-través-de-las-décadas, que siempre da la sensación de poder contar mucho más que lo poquísimo y muy trillado que al final termina contando. Estructurada entre la infancia, juventud y madurez de un eterno asprante a pintor en la DDR, el fragmento más interesante es el inicial, donde se explican todos los motivos y circunstancias que acompañan al protagonista, su especial vínculo con su joven tía, que es esterilizada y gaseada por orden de un ginecólogo del régimen nazi. Después hay un breve interludio, en el que el director pasa absolutamente de puntillas por toda una WWII y la consiguiente separación de las dos Alemanias. De acuerdo, incluso podría pasarse por alto, pero luego nos somete a dos horas más de mamoneo puramente televisivo-culebroniano, apenas salpicadas por ínfimos destellos del buen cineasta que Henckel von Donnersmarck solía ser. Una película innecesariamente desmesurada en lo expositivo e inexplicablemente tímida en lo formal, y en la que su mezcla de nazismo, comunismo, arte y sentimientos puros sólo llegan a cristalizar, ya digo, en algunas postales bellamente filmadas, pero que difícilmente conglomeran una obra genuinamente compacta.
Saludos.

domingo, 21 de abril de 2019

Rincón del freak #352: Cine para borregos



No puedo extenderme mucho acerca de BOHEMIAN RHAPSODY, sin duda una de las peores películas de la temporada, por mucho que la nominaran a mejor película y por mucho que aún sigamos impenitentemente subidos en el martillo pilón que nos ha impuesto el marketing. O quizás por eso. Confieso que nunca he sido un gran fan de Queen, un poco porque no he encontrado dónde ubicarlos, pero sobre todo por la machacona insistencia de su ubicuidad en las ondas. Estemos preparados, por lo tanto, para el aluvión de biopics de estrellas/dinosaurios del rock, que por un lado le suavicen la biografía y por otro le alivien la billetera, que tampoco está de más... ¿La película? La película es un lip sync deudor de esos programillas que ahora le gustan tanto a la gente, que son como karaokes con vestuario y peluquería, con poca querencia a ahondar donde la imagen de Mercury se pueda ver dañada y sin que tengamos acceso a un solo dato que no conociésemos de antemano. Da igual lo que yo diga, la gente irá en masa a verla, comprarán en masa los discos y las radiofórmulas masificarán su parrilla con unos temas triturados hasta lo soportable, de hecho todo eso ya está ocurriendo desde hace tiempo. Masa, masa y masa. Como un todo sin forma ni conciencia, como un rebaño de borregos...
Saludos.

sábado, 20 de abril de 2019

El hombre murciélago #11



THE DARK KNIGHT RISES, de 2012, es el broche con el que Christopher Nolan se ha despedido del personaje, o eso parece, hasta que veamos quién se atreve a retomarlo sin partenaires ni "ligamentos". Sea como fuere, me parece un cierre coherente, y cuya gran duración puede llevar a equívoco, pues su narrativa parece menos deslavazada de lo que sus muchos campos abiertos indican. Lo primero es un arranque algo perezoso, con la ingrata tarea de devolver a un Bruce Wayne en retiro monacal, ya que ha desechado la vida pública durante ocho largos años tras la implicación en la muerte de Harvey Dent, y por consiguiente pasar a ser considerado una amenaza. Después entra en escena Bane, al que a vida un estupendo Tom Hardy, el único actor apaz de ser expresivo con la cara tapada; una especie de máquina de matar que sólo tiene en mente acabar con Batman y destruir Gotham. Y siguiendo con la introducción de personajes, Nolan echa mano de una vieja amiga, una Anne Hathaway como Catwoman, que corrige y aumenta el de Michelle Pfeiffer. Así las cosas, todo pintaba hacia un desenlace rutinario, pero Nolan se embebe en su obsesión por no ser nunca previsible o superfluo, y extiende dicho final hacia muchísimos lugares nada comunes, y arma una película de superhéroes con la virtud de resultar espectacular y orgánica al mismo tiempo. Una delicatessen visual, menos redonda que su predecesora, pero también más intrigante y modulada. En definitiva, un muy buen broche final para Nolan, Bale y compañía. Mientras tanto, en qué manos se quedará el personaje sigue siendo una incógnita siete años después.
Saludos.

viernes, 19 de abril de 2019

Contra la tradición



CARMEN Y LOLA es, por encima de cualquier otra consideración, una hermosa, preciosa historia de amor. Ni más ni menos importante que otra historia de amor, por lo que quien vea algo raro en dos chicas que se enamoran y quieren estar juntas es que debe tener algo raro, pero en la cabeza. Claro que el film riza el rizo, ya que las dos chicas son de etnia gitana, una cultura magnífica para multitud de cosas, pero poco acostumbrada a celebrar la libertad individual de las mujeres. Y la verdad es que hay muy poco más en esta película que no hiere tanto como debería, ni es tan rompedora como podríamos presumir. En realidad es una rareza porque es la ópera prima de una mujer entrada en la cincuentena, aunque afortunadamente cada vez aparecen más mujeres en tareas de dirección, que también es otro asunto que debería normalizarse cuanto antes. Y luego está la película, y ahí anoto mentalmente las directrices que rigen a cualquier otra obra cinematográfica, pero a CARMEN Y LOLA le faltan muchísimas cosas para ser una gran película, por mucho que la Academia buscase su propio lustre nominándola en los Goya. Es un film correctamente realizado, con evidentes problemas en la dirección de actores (el sempiterno dilema de confundir naturalidad con artificio) y al que se le quedan demasiados asuntos pendientes. Hubiese dado para un corto maravilloso, porque el tema que toca es necesario que se haga visible, pero se queda en un trabajo correcto aunque convencional, lo que no deja de ser curioso por lo poco convencional de su historia.
Saludos.

jueves, 18 de abril de 2019

La ciudad de los perros



La película más controvertida que optaba al oscar de habla no inglesa fue la libanesa CAPHARNAÜM, de la directora y actriz Nadine Labaki. Una angustiosa historia concentrada casi exclusivamente alrededor de la figura del joven Zain Al Rafeea, que realiza una actuación portentosa, concentrando en su rostro la miseria presente en las calles de una ciudad hostil y derrotada. La anécdota es la denuncia que el chaval presenta contra sus padres "por haberle traído al mundo", porque lo que más importa es ese devenir de un tortuoso día a día, donde comer un poco es una lucha constante, y donde (y esto es terrorífico) las personas prefieren vivir sin identidad, sin registrarse en ningún lado, sólo para no ser identificados y echados de sus miserables chabolas. El día a día de Zain tiene poco de aventura, ni siquiera de aprendizaje, y sí mucho de brutalidad e insolidaridad. Y luego están los tremendos secundarios, porque Zain se escapa de su casa cuando se entera de que sus padres han "casado" (vendido sería la palabra correcta) a su hermana de once años; seguidamente, conoce al "hombre cucaracha", un ser tan estrambótico que parece el único ser humano real en un lugar predominado por la inhumanidad; y en el parque de atracciones donde este estrafalario trasunto de Spiderman trabaja, conoce a una inmigrante etíope que vive con su hijo de apenas un año, e intenta por todos los medios conseguir papeles para poder quedarse y no ser deportada. Es aquí donde la película cobra más sentido, conformando esa extraña familia, con más afinidad que la familia real de Zain, donde prima un sentido de la solidaridad proveniente de una situación mutua de desamparo.
No es fácil el visionado de este film, especialmente en algunos tramos especialmente duros y que han dividido a la crítica con el ya cansino mensaje de "pornografía emocional"; personalmente, creo que a veces no está bien modulada la intensidad de lo que se muestra, por lo que se puede llegar a cierto paroxismo agotador, pero es tan necesario y tan revelador lo que se nos cuenta que hay que ser tan valientes como Zain y mirar con ojos bien abiertos lo que normalmente no queremos ver.
Saludos.

miércoles, 17 de abril de 2019

Presume o muere



EL ÁNGEL era otro de los films que estuvieron nominados a mejor película iberoamericana en los Goya, y fue otra de las que sucumbió ante el gigante Cuarón, por lo que no voy a empeñarme aquí en defender que es bastante mejor, aunque lo sea. Basada en la historia real de Carlos Robledo Puch, un tipo al que se le atribuyen 11 asesinatos, una larga lista de delitos, y que además es el preso que lleva más tiempo encarcelado de Argentina, nada menos que 47 años, EL ÁNGEL no es la película que parece desde el principio, y eso le sienta magníficamente bien. La música, basada en éxitos del rock argentino de principios de los setenta, y el montaje, muy en la línea de los trabajos más vigorosos de Scorsese, parecen indicar que estamos ante otro producto de cine negro, en el que la figura del delincuente es glorificada y cada fechoría parezca un estilizado videoclip. Sin embargo, lo que Luis Ortega propone es un sutil descenso a los abismos de una mente francamente inquietante, una especie de seductor monstruoso y amoral, que a veces parece poder ver dentro de las personas y otras parece no ver absolutamente nada, despojando de toda humanidad a quien tiene enfrente. Es éste el gran triunfo de este estupendo film y lo que le da un aire especial, llegando a lo fascinante en algunos tramos; y aunque llega un momento en que se hace algo repetitiva, uno no puede dejar de mirar a ese ser ambiguo e inclasificable interpretado colosalmente por el joven Lorenzo Ferro, que en realidad es un rapero sin ninguna experiencia como actor, lo que quizá explique la frescura de su trabajo.
Muy recomendable.
Saludos.

martes, 16 de abril de 2019

La clase de Lubitsch #12



KOHLHIESELS TÖCHTER (LAS HIJAS DEL CERVECERO) es un divertido sainete popular, que hasta el momento ha conocido multitud de adaptaciones tanto cinematográficas como teatrales, y en el que Lubitsch continúa puliendo su estilo en base a una construcción de personajes cada vez más sofisticada. La historia nos sitúa en una cervecería rural regentada por un tipo campechano y sus dos hijas, a las que sueña con encontrar dos pretendientes para casarlas felizmente. El problema viene de la tremenda diferencia entre ambas, porque mientras la más joven es agraciada y simpática, la mayor es todo lo contrario. Dos amigos llegan a la taberna y uno de ellos queda prendado de la más joven, pero el padre se opone al casamiento hasta que no se case la mayor, según una cierta tradición familiar. Viendo lo problemático del asunto, los amigos deciden que sea el otro quien pida la mano de la hermana mayor, con la idea de hacérselas pasar canutas y no tenga más remedio que separarse, abriendo la puerta a los dos enamorados. Lo que cuenta la historia es que no siempre las apariencias son lo más importante, y que el amor puede surgir incluso en las circunstancias más inesperadas, lo que desemboca en una comedia de enredo muy bien construida e interpretada, sobresaliendo el siempre estupendo Emil Jannings, aunque hay que reconocer que no se trata de un título mayor en la filmografía de Lubitsch.
Saludos.

lunes, 15 de abril de 2019

Celos del enemigo



Hay ocasiones en las que el valor intrínseco de una película depende casi enteramente del trabajo de un actor, de cómo la historia entera se modula y adecua en torno suyo, de su personaje, y de cómo este actor hace no ya el personaje, sino todo el film, una extensión inagotable de su trabajo. Es el caso inequívoco de LOS PERROS, segundo largometraje de ficción de la chilena Marcela Said, que concurría a los Goya en el apartado de mejor película iberoamericana y que ha llegado a nuestras pantallas con dos inexplicables años de retraso, ustedes saben. Y LOS PERROS no se entiende sin el visceral y acuchillante trabajo de la actriz Antonia Zegers, una de esas presencias rotundamente magnéticas que uno no sabe muy bien cuándo y cómo surgieron, pero que enriquecen guiones menos originales de lo que pretenden abarcar, como es el caso. Durante toda la película, la cámara de Said no se despega del rostro de Zegers, que da vida a Mariana, una mujer de clase acomodada que, por este orden, se aburre soberanamente en un matrimonio soberanamente aburrido; se somete a un tratamiento de fertilidad sin ningún entusiasmo; desarrolla una enfermiza atracción por su profesor de equitación, un antiguo militar del régimen de Pinochet que espera una severa condena por unos crímenes que atisbamos pero no nos son revelados; y descubre que su propio padre, un influyente hombre de negocios, se dedicaba a colaborar con el régimen, aunque nunca ha pagado por nada. Mariana es una personalidad simple y compleja al mismo tiempo, una mujer que quiere saber pero no quiere saber la verdad si ésta no es la que esperaba. Una especie de niña grande, a la que la directora y guionista no trata condescendientemente y que bien podría ser el paradigma encarnado de esa importante fracción de la sociedad chilena, acogotada por una libertad que no sabe gestionar, quizá añorante de viejas esclavitudes. En realidad, Mariana es una embaucadora y una embaucada, una hija de puta a la que sólo querremos meterle mano, precisamente por lo hija de puta que es. Supongo que queda claro...
Maravillosa Zegers, la película... bueno, Said no es Lucrecia Martel, por mucho que se lo proponga...
Saludos.

domingo, 14 de abril de 2019

Rincón del freak #351: Lo castizo y lo relamido



En los Goya, SUPERLÓPEZ se alzó con el galardón a los mejores efectos especiales... ¿Qué hago, corto ya aquí?... Debería, porque es un flaco favor el que le han hecho al maravilloso cómic de Jan, por mucho que la película tenga sus aciertos, casi todos provenientes del ingenio y el humor corrosivo de Borja Cobeaga, al que me temo que le han dejado la parte de los diálogos. Y es que SUPERLÓPEZ se pierde en las (cutres) escenas de acción, que dejan una mezcla de penilla y nostalgia por lo que en el original era apenas una anécdota para radiografiar un país simple y llanamente refractario a la épica del superhéroe. Es decir, que todas las referencias, guiños y sarcasmos son geniales desde el momento en que el espectador se hace cómplice de las aventuras de esa parodia de Supermán que llegó desde el planeta Chitón. Escuchimizado y con bigote, es difícil no empatizar con un tipo de lo más corriente, que vive con sus padres, llega tarde a la oficina y liga menos que la gata del Vaticano; ahí están los aciertos de la película, en los gags, la cara de panoli de Dani Rovira y los lugares comunes, que son muchos y plenamente justificados en un cómic que era puro costumbrismo cañí. Luego está todo lo demás, que es bastante patético, y que es precisamente por lo que la han premiado. Pero esto es Españistán, no sé qué esperaban, francamente...
Saludos.

sábado, 13 de abril de 2019

El hombre murciélago #10



Lo que estoy dispuesto a hacer hoy, en los casi once años de vida de este blog no lo he hecho nunca. Quizá de pasada, referencialmente, debo decir que nunca me han dolido prendas recular con el aliado del tiempo y disfrutar de una obra que en su momento no me suscitó el más mínimo interés, al igual que tantos mitos de juventud se han caído irremisiblemente al revisarlos ya en la madurez. Por primera vez, digo, una misma película tendrá en El Indéfilo dos entradas, la que hace unos diez años la dejaba por los suelos y la que ahora la eleva como lo que finalmente creo que es: una de las mejores películas de superhéroes/adaptaciones del cómic de todos los tiempos. THE DARK KNIGHT ahonda aún más en la veta de oscuridad abierta por Frank Miller y crea una historia basada fundamentalmente en la contraposición no ya del bien y el mal, sino directamente de la tendencia y atracción del ser humano al caos, en lugar del orden. Este Batman deambula perdido dentro de la seguridad de sus artilugios, su imponente coche y su rectitud moral, porque enfrente tiene una encarnación de todo lo opuesto a él. Y no es casual pensar en el mal puro bajo la fachada de un payaso, mientras el bien pugna por no salirse de control bajo la "sotana" del héroe, que ni siquiera puede mostrarse al mundo como quien realmente es. Ahí la historia gana enteros y ofrece algunos diálogos de altura, en absoluto ñoños, pese a que la mayor parte del mérito debamos otorgársela a un Heath Ledger en estado de gracia. Su Joker pasa a la historia por varios motivos: porque es genuino y no se parece a ningún otro Joker; porque su maldad es mortífera sin aspavientos, y no hace discursitos de mierda antes de matar a nadie, sino que lo mata y luego habla; y, por supuesto, por el interesante y necesario debate moral que suscita. El Joker, este Joker, no es solamente un loco e incontrolable asesino, sino que realmente disfruta retando a los demás a que se miren a sí mismos, tan sólo para que descubran lo cerca que todos estamos de caer en el abismo, justo donde él lleva tanto tiempo bailando con el demonio a la luz de la luna...
No voy a decir que sea una obra maestra, porque es superior a mí, pero puedo afirmar que me he reconciliado, con Nolan y con Batman. No es poco en mi caso, créanme...
Saludos.

viernes, 12 de abril de 2019

Después de tantos años



Isaki Lacuesta filma, 12 años después, uno de esos raros milagros que se dan en cine. Como una herida abierta, ENTRE DOS AGUAS se desangra ante nuestros ojos mientras hiere. Sal en la llaga y lágrimas que corren por la verdad de las mejillas curtidas. Isra que sale de la cárcel, pero su mujer no se fía de él, no le permite estar en casa con sus tres niñas. Cheíto que hace pan en un barco del ejército y rumia un periplo de seis meses a Somalia para sacar un último dinero y montar una panadería. Isra que se come la vida demasiado rápido, que no dura en nada, que volverá a traficar. Esto sí es Cádiz y esto sí es España en el nuevo milenio. Esto es la miseria y las barracas, y la felicidad del que sólo necesita un chapuzón y vender un poco de chatarra. Esta Cái no sale en los absurdos programas de autopromoción de un país que huele a madre ausente y a chanquetes pudriéndose, por eso es tan necesario ver este pequeño milagro, no vaya a ser que tengamos que esperar otros doce años.
De las mejores películas españolas de lo que llevamos de milenio, aunque los de la academia siguen sin enterarse de qué rincones iluminar. Menos mal que siempre nos quedará San Sebastián...
Saludos.

jueves, 11 de abril de 2019

Una decisión definitiva



Tengo la firme convicción de que el oscar al mejor guion original debía haber sido para Paul Schrader, pero Hollywood no está preparado para el dolor irredento de FIRST REFORMED, una de las mejores películas que Schrader ha "conseguido" rodar en mucho tiempo. Las comillas indican la posición fuera de la industria que actualmente ocupa este legendario escritor y director, lo cual revaloriza aún más su inesperada y solitaria nominación, que incluso yo hubiese ampliado al formidable trabajo protagonista de Ethan Hawke, que parece ya un maldito en este apartado. Así las cosas, Schrader es capaz de sorprender  con un contenido y mordaz tratado sobre el verdadero significado de la fe y sus trampas mortales, a las que es sometido un pastor evangélico en pleno proceso de desencantamiento y descreimiento, al tiempo que desarrolla una enfermedad de incierto pronóstico. Schrader nos muestra con suma pulcritud y sosiego el día a día de este hombre, sin grandes atributos, y cuya única fijación es la adecuación de su pequeña parroquia para la inminente conmemoración de su 250 aniversario. Es la llamada suplicante de una mujer embarazada la que hace tambalearse sus convicciones, rogándole que hable con su marido, un activista obsesionado con el deterioro medioambiental y que se niega a traer un hijo a un mundo que cree irreversiblemente condenado. Como en sus mejores trabajos, Schrader guarda un inesperado desenlace para un final seco y abrupto, sin necesidad de efectismos vanos, pero poniendo sabiamente el acento donde más escuece; disparando contra todos, incluso contra él mismo, y alimentando su malditismo con una película que necesita más de un visionado y que es una verdadera joya.
Saludos.

miércoles, 10 de abril de 2019

Ser un@ mism@



Una de las películas que concurrían a los Goya en el apartado de mejor película europea era GIRL, ópera prima del belga Lukas Dhont, que trata un tema tan candente como necesario, sin juzgar, pero tampoco con paños calientes, dejando su durísimo trasfondo moral y ético expuesto ante nuestros ojos de "grandes jueces omnímodos".GIRL trata sobre Lara, una chica de 15 años que nació en un cuerpo de chico y cuya vida no puede ser más complicada, aunque no siempre por las razones que podríamos presumir. Lara vive con su padre y su hermano de seis años, y quiere ser bailarina de ballet clásico, y está esperando una operación de cambio de sexo, y se acaban de mudar, y cada día debe lidiar con el conflicto de no saber si lo correcto es actuar como una chica. Todo eso ocurre y a todo ello asistimos sin ningún tipo de énfasis, simplemente intentando entender lo difícil de una vida así. Y Dhont lo filma con calma y limpia mirada, apoyado en la superlativa interpretación de Victor Polster, que impresiona por la naturalidad con la que encara un rol tremendamente complicado y siempre al borde del cliché. Una película, ya digo, necesaria hoy día que todos tenemos opinión sobre todo, y además un buen ejemplo de cine social bien entendido, sin posiciones absolutistas y sin miedo a mostrar dos o tres escenas francamente duras y que se quedan un buen rato en la cabeza.
Saludos.

martes, 9 de abril de 2019

La clase de Lubitsch #11



Ya en 1920, Lubitsch filmó un simpático mediometraje titulado ROMEO UND JULIA IM SCHNEE (ROMEO Y JULIETA EN LA NIEVE). Una nueva vuelta de tuerca al texto shakespeareano, en el que los dos enamorados pertenecen a las familias Montekugerl y Capulethofer, ancestralmente enfrentadas y cuya idea de partida es un juicio en el que ambas familias confluyen para intentar que el juez les dé la razón, y que es donde sus dos hijos se conocen y enamoran. Se nota que es un trabajo menor de Lubitsch, con bastante menos empaque que sus comedias y que resuelve toda la trama en apenas 45 minutos, aunque hay que recordar que el director aún iba limando y puliendo su estilo, buscando un sello propio que fuera reconocible. No ha pasado a la historia ni mucho menos, pero los completistas pueden encontrar una restauración bastante digna en YouTube.
Saludos

lunes, 8 de abril de 2019

El tiempo equivocado



El cine de Julian Schnabel siempre tiene el mismo problema, parece un inserto, bello, delicado, bien distribuido, pero con un pie fuera del propio encuadre. No es que no me guste su cine, y de hecho no soy de los que afirman que su cine sea relamido y esnob, pero es cierto que AT ETERNITY´S GATE radicaliza esa especie de inserto, ya que no se llega a decidir por el retrato biográfico, la semblanza desmitificadora o el elogio rendido, y teniendo en cuenta la propia trayectoria de Schnabel como pintor y lo pictoralista de su cine, es difícil abandonar la sensación de que las imágenes del director neoyorquino estipendian su tributo al pintor holandés enclavando su figura en la visión del propio Schnabel como pintor. La película en sí es irregular, alternando momentos magníficos (ese sacerdote interpretado por Mads Mikkelsen) con demasiados intrascendentes o decididamente prescindibles; además, la historia de Van Gogh es ya de dominio público, y resulta complicado abstraerse de toda la mitología a su alrededor. En mitad de todo ello, Willem Dafoe dando una cátedra de interpretación. Su antológico trabajo y la maravillosa partitura de Tatiana Lisevskaya son lo mejor, con mucha diferencia, de una película que, mucho me temo, aunque no hace daño, no pasará a la historia.
Saludos.

domingo, 7 de abril de 2019

Rincón del freak #350: Crónica de una triste figura



Es una lástima lo de THE MAN WHO KILLED DON QUIXOTE, una película que llevaba varias décadas rondando la cabeza de Terry Gilliam y quizá, visto lo visto, allí debía haberse quedado. La verdad es que no hay por dónde coger este monstruoso desastre, de nobles intenciones pero paupérrimos resultados, y que quizá apenas confirme una certeza, que su directior hace tiempo que no tiene nada que contar. El reparto es espectacular, la fotografía de Nicola Pecorini magnífica, el deseo de transgredir el clásico inmortal de Cervantes es a priori celebrado, pero... ¿cómo decirlo?... ¡Es que está muy mal hecha! El ritmo es atropellado, los diálogos forzados, los actores parecen estar improvisando constantemente y sus dos horas y pico se eternizan innecesariamente, alargando lo que apenas parece una anécdota atrabiliaria, una más del director norteamericano, que, mal que nos pese, sigue rodando lo que le da la gana, malgastando su propia estela. En los Goya se llevó los galardones a mejor dirección de producción y maquillaje y peluquería, pero creo firmemente que lo que resonaba (y rechinaba) era ese inglés macarrónico de todos y cada uno de los habitantes de ese pueblecito manchego donde se desarrolla su demencial trama. Será que Gilliam nos tiene en demasiada buena estima...
Saludos.

sábado, 6 de abril de 2019

El hombre murciélago #9



Mi reconciliación con el triple Batman de Christopher Nolan va lento, lo reconozco, pero le voy cogiendo el tranquillo a medida que voy dejando de lado las expectativas y me quedo con el trabajo de un cineasta, sin más. En ese sentido, he dejado claro que Nolan no me taladra el sentir, por muy perfeccionista que sea en lo técnico, y BATMAN BEGINS es un buen ejemplo de esto. Ahora más que hace 14 años, cuando la vi en su estreno, me doy cuenta de la necesidad que efectivamente tenía el personaje de resetearse tras la esperpéntica deriva que había tomado su imagen en la gran pantalla. Nolan tomó el semblante más oscuro, el que debemos muy probablemente a Frank Miller, y con él redefinió a Batman siendo todo lo fiel que le era posible al ideado por Bob Kane. El problema: pues el problema siempre es el mismo con este director, que es incontinente y verborreico, y que le cuesta una enormidad mantenerse al margen de la megalomanía. Así, todo lo que concierne al origen del hombre murciélago es notable, pero la traca final es excesiva y algo reiterativa, aunque se desaten todos los artefactos del héroe en perfecta sintonía, incluido un Batmóvil simplemente rompedor. Bale cumple como Bruce Wayne y hace olvidar las muchas licencias pasadas; su Batman es taciturno, agresivo y se toma a sí mismo muy en serio. Si bien Michael Gough era de lo mejorcito de las anteriores entregas, es justo reconocer que Michael Caine es perfecto para el papel de Alfred. Quizá Morgan Freeman está metido con calzador, pero Gary Oldman se apropia de su comisario Gordon. Por otra parte, la hoy algo olvidada Katie Holmes queda guadianesca, y los villanos no terminan de convencerme, por mucho que Liam Neeson y Cillian Murphy tengan talento sobrado para ello, pero Ra's Al Ghul desaparece durante demasiado tiempo y el Espantapájaros no parecía tan temible después de todo, algo de lo que me parece que Nolan tomó nota para su siguiente entrega. En suma, un entretenimiento de lujo que además empezó a marcar una pauta dentro de los films basados en comics de la DC, y que precisamente no les ha sentado excesivamente bien, y es que no todos los superhéroes son Batman, claro...
Saludos.

viernes, 5 de abril de 2019

Idiosincráticos al poder



Otra de las incógnitas de las nominaciones a mejor película en los oscar fue descifrar qué llevó hasta allí a BLACKkKLANSMAN, el hiperpanfleto de Spike Lee contra la administración Trump, y cuyo valor cinematográfico queda desgraciadamente a merced de posturas intransigentes y autoindulgentes. Yo, que prefiero alejarme de las ideologías y quedarme con el objeto artístico en sí, no veo inconveniente en quejarme del ostracismo al que la Academia siempre ha condenado a Lee, pero tampoco creo que sea éste su trabajo más inspirado. Incluso, por curioso que parezca, tampoco me parece el más provocador y radical. Porque esta película la esperábamos, solo que no sabíamos quién daría el paso adelante para hacerla. Trump da para esto y más, y todo queda despejado en el elocuente epílogo, con unas imágenes reales que aún permanecen dolorosamente en nuestro imaginario colectivo. Más bien pareciera que lo que realmente le interesa a Spike Lee sea la manera de entroncar dos horas de metraje en los años setenta con esos escasos minutos pertenecientes a nuestro tiempo, aunque no deja de ser una sensación absolutamente personal. Otra cosa es la dificultad que demuestra para decidirse por un tono narrativo, que transita impúdicamente de la comedia al cine negro, y de la parodia más gruesa al trallazo emocional. Una mezcla prácticamente imposible de conjugar sin tener que recurrir a la propia idiosincrasia, la que eleva a Lee de la gran mayoría de directores. Sus aciertos se encuentran en los pequeños e inapreciables detalles; sus mayores defectos, en un casting francamente mejorable...
Saludos.

jueves, 4 de abril de 2019

La aristocracia de la indefinición



El cine de Barry Jenkins te puede gustar o no, pero es indudable que el tipo tiene estilo. Se puede morir de estilo, igual que se puede morir de éxito, El problema del orgasmo continuado es que insensibiliza y rasguña los tiempos del relato hasta sumirlo en una plácida y peligrosa indiferencia. He leído a James Baldwin, un autor cuya prosa, generosa y flexible, anticipaba lo que Jenkins está intentando hacer con una cámara, pero no hay rastro aquí del serpenteo asomático por entre unos personajes que necesitan continuamente de la interactuación para proponerse al espectador. Dos horas necesita Jenkins para contar una única cosa, por lo que IF BEALE STREET COULD TALK se queda en un ejercicio de estilo magnífico, virtuoso, pero que hace aparecer y desaparecer personajes impúdicamente y abrazar un tono teatral para abandonarlo inmediatamente por otro más lírico, apoyado en miradas y texturas cromáticas. No sé, no me epata este cine, me queda como muy lejos de donde quiero que me lleve una película, y aunque respeto sus premisas soy incapaz de ver más allá de la sensación de haberlo visto antes y mejor hecho. Bueno, Guediguian lo hizo antes y mejor...
Saludos.

miércoles, 3 de abril de 2019

¿Vuela la imaginación?



DUMBO. O quizá DUMBO 2.0... Y se me hace difícil hablar de la conversión a imagen real (aunque el protagonista no lo sea) de una película intocable, uno de esos clásicos inmortales por derecho propio. El si este DUMBO es o no necesaria no es tan importante, porque se trata de una película más de Disney, de "este Disney" que no da ni frío ni calor, sino que apenas garantiza evasión enlatada. No, el debate está en qué diablos le ha pasado a Tim Burton aparte de engordar su cuenta bancaria, porque ahora sí que puedo afirmar que no he visto por ninguna parte al autor de maravillas como ED WOOD o MARS ATTACKS! Y por supuesto que no esperaba nada a esa altura, pero sí al menos algún guiño al respetable, como esos compuestos industriales que por arte de magia albergan la capacidad de transportarnos a tiempos pretéritos y casi siempre mejores. No, a no ser (cosa que dudo) que Burton esté reculando para lograr cancha y finanzas y repuntar de alguna forma lo que ya parece irrecuperable. Burton está aburguesado desde hace tiempo, y tampoco parece importarle, porque su marca sigue cotizando en el mercado de valores ¿Y saben cuál es la única razón por la que DUMBO no es un despropósito indefendible? Es evidente: casi 80 años después, algo sigue recorriendo la espina dorsal cuando ese adorable elefantito bate las orejas y sale disparado... ¿O no?...
Saludos.

martes, 2 de abril de 2019

La clase de Lubitsch #10



DIE AUSTERNPRINZESSIN (LA PRINCESA DE LAS OSTRAS) es una divertidísima comedia, alocadísima comedia, probablemente la primera película en la que realmente se puede hablar del celebérrimo "toque Lubitsch" y la que con toda probabilidad le abrió las puertas de Hollywood, incluso antes de que él mismo lo supiera. Vista hoy, nada menos que un siglo exacto después, sorprende la modernidad y libertad con la que Lubitsch era capaz de desarrollar una idea, por descabellada que ésta pudiera ser, y quedan aquí plasmadas muchas de las obsesiones recurrentes del director alemán. Lo primero que llama la atención es que se la trama ocurre precisamente en Estados Unidos, donde el gran magnate de las ostras, Quaker, se aburre opulentamente junto a su hija, que sólo quiere casarse cuanto antes y abandonar su monótona vida. El problema de Quaker es que ningún candidato le parece a la altura de su inmensa fortuna, por lo que decide tirar por la calle del medio y contactar a un aristócrata arruinado, con la certeza de que su carestía le obligará a aceptar, al tiempo que añade un título nobiliario a su propio abolengo. El problema es que el príncipe Nucki es un juerguista alérgico al matrimonio, por lo que envía a su amigo y asistente a "sondear el ambiente"; sin embargo, todo se sale de control y es el propio asistente el que termina casándose accidentalmente con la rica heredera, creyendo ésta que se trata del príncipe. En sólo una hora, Lubitsch pone todo patas arriba, adelanta las claves de la comedia de enredo y utiliza un humor absurdo que ríase usted de Monty Python. Ossi Oswalda está una vez más deliciosa en su papel, y brilla en las escenas de la preparación al matrimonio, la interminable espera a la que somete a su "pretendiente", que termina por preguntarse por qué lleva varias horas esperando o el inenarrable combate de boxeo femenino que organiza para disputarse al simpático borracho que ha llegado por casualidad a su casa, y que no es otro que el verdadero príncipe.
Simplemente maravillosa, yo he tenido que verla dos veces para admirar doblemente lo modernísimo que era Lubitsch en 1919, y no tiene desperdicio...
Saludos.

lunes, 1 de abril de 2019

La condena del tiempo



Nos podrían haber espetado un panfleto sobre la situación de aquel Uruguay de los setenta, aplastado bajo bota militar y con una rabia heredada de los peores regímenes que estemos dispuestos a recordar, y con razón. Pero hay que agradecerle a Álvaro Brechner que haya preferido centrarse en las personas, los rostros, los pensamientos y la imposibilidad de llevarlos a cabo, y su cine se beneficia de este ejercicio introspectivo y que se extiende durante dos horas como un lamento cargado de dignidad. LA NOCHE DE 12 AÑOS sigue la estela del cine inmersivo y directo del HUNGER de Steve McQueen, con la que comparte la minuciosa observación del comportamiento humano en estado de confinamiento y vejación perpetuos. Aquí, la mirada se detiene en esos doce años, que son los que pasaron Eleuterio Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof y Pepe Mújica, en condiciones infrahumanas, aislados, subsistiendo de sobras y rodeados de humillaciones e inmundicias. Pero también es la crónica de un silencio obligado, de la necesidad de comunicarnos a toda costa y del peso de la memoria para no caer en el desequilibrio psicológico. Los actores están colosales, todos, y desde luego es meritorio extraer esas vetas de autenticidad de un guion enteramente supeditado al recuerdo personal que deviene experiencia sensorial (recordemos que ganó el Goya al mejor guion adaptado). Lo único que le rechina, y que de hecho no le permite volar aún más alto, es una cierta atonía, lo que da la impresión de asistir a una película en la primera hora y otra diferente en la segunda, o al menos fue lo que yo percibí. Ahora bien, se hace tan necesario este tipo de propuestas para no perder perspectiva de lo que la humanidad ha sido capaz de hacer, sobre todo para no repetirlo jamás...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!