miércoles, 31 de marzo de 2021

Política del emperre


 

Nada menos que una década ha pasado desde que Sean Durkin pusiera patas abajo el concepto de "cine independiente" con su celebrada ópera prima. El director y guionista canadiense tuvo una de esas irrupciones, que supongo soñadas por la mayoría de cineastas, con apenas 28 años y una concepción del cine tan madura como arriesgada. Desconozco los motivos de tan prolongado paréntesis, pero lo cierto es que Durkin ha regresado, en el siempre difícil reto del segundo largo, ofreciendo un trabajo más que notable, incluso con más trazas, aun si cabe, de madurez. THE NEST explora los espinosos territorios conyugales, entre un aspirante a tiburón financiero y su mujer, apasionada de los caballos. Para ello, Durkin se mira en el espejo del new cinema norteamericano de los setenta, y ofrece una mirada rabiosamente actualizada desde un drama certeramente situado en la década de los 80. La pareja vive en Estados Unidos, junto al hijo de ambos y la hija de ella; él es inglés y detecta un mercado vivo en Londres, mientras considera agotado el americano, pero aunque ella no lo ve claro, acaba por aceptar y todos se mudan a una impresionante mansión en Surrey, sólo para comprobar que ya estaba iniciado, desde mucho antes, un proceso desintegrador y autodestructivo. Dos excelentes, contenidos, Carrie Coon y Jude Law, llevan todo el peso de este oscurísimo repaso a los peligros de la ambición desmedida y la imposibilidad de conciliar ésta con una vida medianamente normal. Y aun así, el cine de Durkin siempre intenta ir un paso más allá, sin dogmatismos ni lecciones facilonas, más bien extrañándonos y extrañándose a sí mismo, y permitiéndonos, de paso, que echemos un vistazo en los horrores de nuestras falsedades, o de cómo nos emperramos diariamente en no reconocerlas aunque nos cueste todo lo bueno que tengamos.
Saludos.

martes, 30 de marzo de 2021

Galería del coleccionista


 

I CARE A LOT lo tiene todo de su parte para ser grande, grandiosa, e incluso algo más. Es sofisticada, es audaz, tiene interpretaciones memorables, y no se decanta por un solo tono, sinoque intenta explotar cada ventaja adquirida. Así descrito, les adelanto que podría ser una semblanza bastante acertada del hipnótico personaje interpretado colosalmente por Rosamund Pike, y que es (por mucho que no nos sorprenda) el gran "diamante escondido" de este intenso y muy curioso thriller, sustentado entre el thriller y la comedia negra. Dicho todo esto ¿qué podría fallar? Pues fallan muchas cosas, y además capitales. Falla el guion, memorablemente construido hasta más o menos la mitad del film, y desastrosamente convencional en todo lo que sigue. Falla la distribución, porque obviando a Pike, y en algunos escasos momentos a Peter Dinklage, los personajes parecen ir deambulando al antojo de un guion, ya digo, que se va desnortando a medida que debe optar por soluciones de enjundia. La premisa es tan exótica como finalmente pretenciosa, y el desnlace es simplemente sonrojante. Sin embargo, mientras la atmósfera mantiene el enrarecimiento a buen recaudo, podemos disfrutar con la pérfida protagonista, una mujer sin escrúpulos que se dedica a obtener guardas legales de ancianos para desplumarlos, mientras su reputación, aunque constantemente judicializada, siempre salga intacta. Chirrían algunas cosas, como la excesiva laxitud de un juez que roza lo surrealista, o la incapacidad para rematar en todo lo alto a una organización mafiosa, presentada como implacable y que termina como el rosario de la aurora. En definitiva, una película entretenida y bien realizada, pero que, al contrario de la insaciable Marla Grayson, se autoimpone una serie de líneas rojas que la dejan a mitad de camino de haber sido mucho más grande.
¿Falta de ambición? Puede ser.
Saludos.

lunes, 29 de marzo de 2021

El síndrome de Mario


 

El contrapunto perfecto a la pomposidad y engolamiento de lo de ayer, bien podría ser lo de hoy; pero lo de hoy, les digo, aun yéndose al otro extremo del tablero, también queda como exposición firme de qué no hay qué hacer para contar una historia. Aunque la cosa de la narrativa sea lo menos importante en UNHINGED, una película que podría haber tenido todo el sentido en la Carolco de mediados de los ochenta, pero que hoy día es peor que un pastiche, prácticamente una parodia involuntaria. Mi percepción es que han querido tirar de ametralladora con el freno de mano puesto, o plantar un pie en el cine del exceso y otro en el de la moralidad; ambos son terrenos discutibles si no hay una historia sólida detrás, y ahí vamos. Sí, porque ves a Russell Crowe haciendo de psicópata y piensas que el efecto pretendido era revolucionar su habitual registro de héroe, pero lo que va cobrando forma es otra cosa, que en manos más hábiles podría haber tenido su gracia. Mario era (y sigue siendo) el protagonista de un videojuego que se hizo astronómicamente popular con una premisa muy sencilla. Este tipo caminaba hacia la derecha, saltaba, se agachaba, digamos que componiendo una teoría involuntaria del elogio de la segunda dimensión, y funcionaba. Aquí ocurre lo mismo desde una escena inicial impactante y enigmática, a partir de la cual se establecen impagables oportunidades de complejizar una historia que, lamentablemente, es una tontería repleta de bestialidades, E insisto, ni siquiera es tan bestia como pretende.
Fallida, pero tiene su gracia ver a Crowe de perfil, como un Mario cabreado, en serio...
Saludos.

domingo, 28 de marzo de 2021

Rincón del freak #449: Citius, altius, fortius... magis mendax


 

Ejercicio de masoquismo extremo, enfrentarse a las cuatro horas de ZACK SNYDER'S JUSTICE LEAGUE (título más allá de lo onanista) es tan agotador como nada reconfortante, o lacerante más bien. Creerse que hinchar más un globo lo hace más hermoso es una falacia que cualquier falaz tiene derecho a creerse; para mayor tristeza, ese volumen hipertrofiado tampoco lo lleva al terreno de lo funcional, más bien al contrario. Así las cosas, no veo el objetivo concreto por ningún lado; ni de remontar un metraje de por sí insalvable, porque el principal problema no subyace en la forma, sino en el fondo, en su matraca megalómana, que apenas envuelve un par de ideas sobre el cine comercial, quizá incluso más desarrollado en cualquier titulillo de Chuck Norris. De verdad que me parece lo de siempre, el traje invisible del emperador, pero más cutre; si quieres hacer una peli de superhéroes, regla Nº1: No te la creas en absoluto. Porque si pierdes la perspectiva de que todo viene de la literatura barata que se colgaba con pinzas en los quioscos, entonces estás perdido. Y casi nadie, a estas alturas, puede jugar a ser Alan Moore sin copiarlo.
Termino. El epílogo se torna descabello, y si aún querías más ridiculez, ahí van ya dos tazas...
Terrible, pero aún más que haya quien se la tome en serio.
Saludos.

sábado, 27 de marzo de 2021

Ricos y pobres


 

Vista hoy, una película como MAN'S CASTLE se presta a todo tipo de equívocos, extrañezas o disparidades. Situémonos, porque estamos en 1933, y uno de los temas más demandados en esa "nueva narrativa emergente" versaba sobre el crack económico y su interminable onda expansiva. Había, efectivamente, un nuevo modo de encarar las historias, menos complacientes, con las estrellas de Hollywood encarnando al "hombre común", sus esperanzas, anhelos y debilidades en época de incertidumbre. Aquí, Frank Borzage se centra en la improbable pareja formada por Spencer Tracy y Loretta Young, en la obra original de Lawrence Hazard, que seguía el día a día de un deprimido arrabal, al que lleva Bill a Trina, una joven recién llegada a la ciudad, y a punto de ser tragada por la falta de oportunidades. Bill es un tipo que vive al día, aunque el genial arranque nos sitúe en un equívoco, ya que su lujoso atuendo no es más que un traje de faena, como estrambótico hombre-anuncio. MAN'S CASTLE es como un neorrealismo más amable, sin poder evitar el sesgo melodramático, aunque personalmente encuentro muy interesante ese retrato social, que en apenas 80 minutos traza un hábil y rápido collage de deseos frustrados, amores incondicionales o simplemente momentos congelados en el tiempo, tan sólo para comprobar que la condición humana apenas está sujeta a imperceptibles variaciones, aunque hoy día nos parezcan tan lejanos.
Saludos.

viernes, 26 de marzo de 2021

Tiempo de venganza


 

OUT OF THE FURNACE, de 2013, fue la película de Scott Cooper que se me pasó totalmente por alto en su momento. Subsanado el hecho, me confirma un par de cosas: de nuevo la cualidad de este señor para rellenar cada ángulo de cada escena de una gravedad casi insoportable, sin que sea esto una rémora en sí, claro; pero peor es la extrañísima sensación de que se trata de una película muy bien filmada, pero empeñada en tirarlo todo por tierra. Los actores están muy bien, intensos en el trío Bale/Affleck/Harrelson, pero de nuevo muy por encima de unas líneas de diálogo que rozan el manual neorrealista, aunque adaptado a un realismo social norteamericano. Y además hay tono de thriller, y además los personajes están siempre en el límite, como si no existiera término medio alguno. Y además hay un accidente de coche (ustedes saben lo mucho que odio el recurso del accidente de coche) como argumentario central e inesperado, pero que, pensado bien, no tiene ningún maldito peso en el devenir de la historia. Historia, dicho sea de paso, con unos baches de guion horribles, como hipidos; algo que queda de manifiesto en sus excesivas dos horas de duración, que van del letargo a la catarsis sin solución de continuidad. Hay un momento en el que todo parece encajar, para seguidamente optar por el manierismo facilón. Y todo con otro elemento incomprensiblemente desaprovechado, la excepcional fotografía de Masanobu Takayanagi, en el que considero su mejor trabajo en colaboración con Cooper.
¿Mal film? No, pero como he dicho cada vez que veo una peli de este señor, lo tenía todo para ser una maravilla...
Saludos.

jueves, 25 de marzo de 2021

Encantado de conocerle


 

El problema con Godard siempre es el discurso, la forma en que enfrenta tal o cual tema, tan alejado de las tentaciones normativas (y normalistas), pero finalmente tan certero que duele interiorizar lo que expone. Uno ve, por ejemplo, SYMPATHY FOR THE DEVIL, y prejuzga sin haber visto nada, o piensa que se podría tratar de la filmación de un admirador, un documento que el tiempo ha tornado imprescindible para entender la gigantesca dimensión de "sus satánicas majestades". Podría ser, y en otras manos no habría sido otra cosa, pero en manos de Godard es mucho más. Es una reflexión sobre la sustancia que retroalimenta al capitalismo, las guerras paternalistas, la hipocresía de los estados occidentales o, por supuesto, el papel, a menudo frívolo, del mundo del arte. También es una lección de cómo se filma la grabación de una canción mítica en tiempo real; pero hasta los Rolling Stones, en manos de Godard, quedan relativizados. Esperar, por tanto, un film musical al uso, terminaría por poner a más de uno (también) en su papel de espectador dócil y aletargado.
Saludos.

miércoles, 24 de marzo de 2021

El orgullo que queda al fondo


 

Cada vez tengo más ganas de ver qué puede llegar a hacer Chloé Zhao en la Marvel. Puede ser una locura, un fiasco, una maravilla o una revolución, pero estoy casi seguro de que su aportación es imposible que sea "normativa", no en el modo y forma en que las películas de superhéroes lo son. Tan incontestable es su potencia narrativa, que ésta asoma con plena claridad en SONGS MY BROTHERS TAUGHT ME, su ópera prima de 2015, con la que irrumpió en Sundance. Pese a que son evidentes los guiños al cine de Malick (que tan acertadamente ha ido haciendo suyos), hay una línea de subrayado entre este film y el que va a competir (y muy seriamente) este año por los oscar. El trasfondo es el día a día de una reserva india en la actualidad, pero la intención es la conexión entre las diferentes personalidades que la directora y guionista va presentando con naturalidad pasmosa. Un joven amante de los caballos, que sobrevive vendiendo alcohol ilegal, mientras su hermana menor va descubriendo la terrible realidad de un pueblo literalmente obligado a vivir encerrado en un territorio limitado. Es ese naturalismo, nada forzado, tremendamente imaginativo, el que da alas a un relato íntimo, pero que ansía expandirse en cada retrato, conformando una realidad tan desconocida como apasionante.
Y de nuevo lo digo. Gran cineasta.
Saludos.

martes, 23 de marzo de 2021

Como una mula


 

En THE RIDER, Chloé Zhao realiza un asombroso acercamiento al rudo e inaccesible mundo de los rodeos, para terminar ofreciendo un hermosísimo poema de amor hacia la imposibilidad de realizar lo que uno más ama en este mundo. Brady era jinete de rodeos, hasta que un terrible accidente lo dejó al borde de la muerte. Milagrosamente rehabilitado, vive gracias a una placa en la cabeza; pero, pese a las recomendaciones de los médicos, sólo alberga una obsesión: volver a montar. Contado así no parecería gran cosa, pero hay que tener en cuenta el férreo trabajo actoral, ya que su protagonista, Brady Jandreau, es en realidad jinete; y de hecho, también aparece su familia en la vida real, y ni mucho menos como meros figurantes. Brady visita la tumba de su madre y a su amigo Lane, prácticamente paralizado por una caída de un toro salvaje, y a diario se debate entre cuidar a su hermana Lilly, que sufre una incapacidad intelectual, solventar los problemas económicos causados por la ludopatía de su padre, o mandarlo todo al cuerno. Es éste un film que conviene paladear con paciencia, sin muchos aspavientos, y sin querer encontrar grandes hallazgos. Aun con sus tremendas imágenes, hay más alma en lo que no se ve, en la mirada limpia de Brady, en sus dudas, en ese maravilloso final que no acaba como ningún western lo haría. Quizá porque no estamos exactamente ante un western, o porque su directora tiene un talento narrativo descomunal.
Maravillosa.
Saludos.

lunes, 22 de marzo de 2021

En el camino


 

Los oscar'21, con todas sus vicisitudes y tropelías, están a la vuelta de la esquina. Y, pese a haber dado buena cuenta de alguna de las nominadas (y favoritas), intentaremos, en la medida de lo posible, continuar dicho camino, al menos hasta completar todo el cuadro. De igual forma, en estos tres días quedará completada la filmografía de la directora Chloé Zhao, que ha irrumpido con fuerza con NOMADLAND, contenidísima orografía de un terrorífico estado de las cosas, el de Yanquilandia justo ahora, que por extensión acabará devorándonos a todos. Es de agradecer el tono, sin miedo a la denuncia, pero con un pie en no perder la sensatez, dejando que sean las imágenes las que hablen y nos cuenten, y cuentan muchas cosas. Zhao se pega a una extraordinaria Frances McDormand, que da vida a una mujer y su día a día, que podría ser el de muchos de no ser porque Fern no tiene casa ("Houseless", y no "Homeless", insiste en aclarar), y subsiste aceptando trabajos eventuales en cada lugar al que llega en su vieja caravana. Con respeto y curiosidad, el film traza pacientemente los bordes de una soledad difícil, por buscada y por extrema; jamás se interpone entre nuestra percepción y el mar de dudas que asalta a Fern, que se debate entre seguir luchando por mantener su libertad o abandonarse a los cantos de sirena de una vida más convencional. Mientras, el paisaje engulle a sus moradores mientras hablan, ríen y se conocen en pequeños poblados ficticios en medio de la nada, tan sólo para disolverlos cuando toque y seguir la ruta. No es casual que el contrapunto a los momentos más bellos y plácidos de este hermoso film los encontremos en el fragor de una planta de Amazon.
Merece la pena verla y reflexionar sobre un par de cosas.
Saludos.

domingo, 21 de marzo de 2021

Rincón del freak #448: La fiebre te hará ver caballos salvajes al salir del karaoke


 

Película: THE WANTING MARE.

Director: Un técnico en efectos visuales.

Reparto: Gente.

Sinopsis: Caballos. Fiebre. Canciones. Luz sincrética.

Presupuesto: A gooey.

Sensación final: La misma que la primera. Menos trapos y más folios.

Esperanza: Que Shane Carruth deje de albergar esperanzas ajenas.

Saludos.

sábado, 20 de marzo de 2021

¿Sí quiero?


Alvina Louise Croter era una joven escritora, con mucho talento y ganas de triunfar en un momento que no dejaba margen a las mujeres con ideas. Así, con apenas 25 años, Viña Delmar (tremendo seudónimo) copaba los escaparates de las librerías neoyorquinas con una muy atípica historia de amor. Nada de endulzamientos inanes, o sentimientos idealizados; BAD GIRL habla de una joven insegura, que no se fía de los hombres, pero que íntimamente sueña con enamorarse de verdad. Trabaja como modelo, lo que la obliga a esquivar a cuanto pretendiente se le cruza, y no son pocos. Sin embargo, contraviniendo cualquier manual, conoce a un electricista, fanático de las radios, que no es como los demás; en lugar de piropearla, le va describiendo por qué las mujeres le parecen un fastidio, mientras sueña con tener su propia tienda de radios. Como no puede ser de otra manera, ambos se enamoran, con un amor demasiado moderno para 1931, y con esas ansias de libertad que los infortunios van socavando, preparándoles quizá para convertirse en una pareja vieja y aburrida. Adelantando casi 50 años al mejor Woody Allen, Frank Borzage se muestra fresco y deslenguado, con un ojo desencantado y otro repleto de ingenuidad, y con esta "encantadora muestra de sarcasmo" se llevó nada menos que dos estatuillas, al mejor director y el mejor guion, ahí es nada.
Saludos.

viernes, 19 de marzo de 2021

Del horror y la representación


 

Hay algo que no termina de funcionar del todo bien en THE SEASONING HOUSE, el crudo y descarnado debut en la dirección de Paul Hyett. Y no es del todo lógico, pues el responsable de títulos tan interesantes como HOWL, prescinde de todo artificio, y retira el sobrante para dejar en el hueso esta historia sobre los burdeles en la guerra de los Balcanes. A mitad de camino del gore, el slasher o el cine de denuncia, no es tanto la forma como el fondo lo que termina fallando, por mucho que chirríe ver a supuestos serbios hablando un inglés con acento. Minucias de presupuesto aparte, y tras no escatimar momentos escabrosos, el protagonismo queda en la frágil figura de la actriz Rosie Day, que interpreta a una joven sordomuda encargada del "cuidado" de las otras jóvenes, literalmente drogadas para suprimir su disposición a resistirse. Una cosa que canta es la escasez de presupuesto, las interpretaciones de manual o los momentos de violencia gratuita, cuando no directamente una sordidez que lo abarca absolutamente todo. No sé, porque como film de terror funciona, al conectarnos con ese terrible momento histórico; curiosamente, al ser una película fundamentalmente filmada en interiores, uno se pregunta si, ya que la iban a hacer en inglés, no hubiese sido más inquietante sin la fuerte justificación del conflicto bélico. De todas formas, es un film correcto y que se eleva ligeramente sobre propuestas similares.
Saludos.

jueves, 18 de marzo de 2021

Fanáticos de medio pelo


 

Es conocida la vinculación de David Cronenberg con el medio televisivo, no tan prestigiosa como la cinematográfica, pero con algunas curiosidades bastante impactantes. Hubo una serie, a finales de los ochenta, que algunos recordamos muy levemente, cuyo título original era un elocuente FRIDAY THE 13th, pero que por estos lugares se tradujo como MISTERIO PARA TRES. Estoy seguro de que alguien queda que lo recuerde como una serie de misterio, en la que los dueños de una tienda de antigüedades lo daban todo por resolver cuantos casos se les presentaran. Pues bien, Cronenberg llegó a dirigir uno de estos capítulos, concretamente el titulado "Faith healer", que narraba el desenmascaramiento de un curandero televisivo por parte de un defensor de los métodos científicos. Hay que aclarar la urgencia del formato, donde no sólo había la necesidad de conformar un episodio autoconclusivo de 45 minutos, sino dar cabida a sus tres protagonistas, por mucho que su presencia pueda llegar a ser testimonial. Y este episodio queda en consonancia con la serie, de una calidad más que discreta, y que es una serie B rutinaria y pachanguera; bien para una tarde de Domingo de 1988, con el carrusel deportivo de fondo, pero que no aguanta un visionado hoy día. Y sí, todo gira sobre el hallazgo de un guante en la basura... Ahí queda eso...
Saludos.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Gresca garantizada


 

BLACK BEAR es una película sobre gente que se lleva mal, o sobre gente que no sabe llevarse con los demás, o sobre gente que no está bien ni consigo misma. Si es así, se puede entender algo de su confuso metraje; porque hay otra intención, la del émulo a MOTHER, de Aronofsky. Película que no me gustó mucho cuando la vi, y que ésta eleva a la categoría de obra maestra. Escindida en dos partes muy diferenciadas, la primera nos cuenta la llegada de Allison, una supuesta directora y actriz indie, al retiro rural que regentan Gabe y Blair, que esperan un hijo. Allison es la única huésped, y pronto entabla conversación con la pareja, aunque su carácter complicado hará que la cena se torne en un retorcido festival de escupitajos y confesiones, bajo los efluvios de varias botellas de vino. Sin desvelar nada más de esta parte, nos vamos de repente a la segunda, en la que todo se invierte. Allison es la actriz principal y esposa de Gabe, director de la película que ruedan en el mismo paraje idílico, y Blair (aquí sin embarazo, claro) es una secundaria, por lo que los roles quedan invertidos, o eso creo yo. BLACK BEAR tiene un pequeño gran problema, que es hacer inteligible su ambicioso retrato de, intuyo, una creatividad en crisis, que se frustra cada vez más, echando la culpa a su entorno de su propia incapacidad, en una duda y desconfianza constante. Parece desarrollarse en un plano puramente emocional, o mental, pero la alegoría, por minuciosa, se queda corta, o no termina de encajar bien las piezas y dar forma con rotundidad a esta pequeña película, de amaneramiento mumblecore, pero que esconde a un director y guionista (y actor, claro) que parece querer ir dando pasos más amplios. Esperaremos algo más de depuración por su parte.
Saludos.

martes, 16 de marzo de 2021

Wtf!... Wtf!!... Wtf!!!...


 

Cada día es más difícil sorprenderse en la era de la hipérbole reducida... ¿Que esto qué es? Pues esto es, ni más ni menos, que cada imagen, idea o concepto, queda inmediatamente reducido a una especie de gritito mecánicamente exteriorizado, para que no quede duda de que la intención era esa. Es lo más que se me ocurre tras ver WRONG TURN, una película que parece dirigida por un bot, y que aun así tiene momentos que, puede que por delirantes, a lo mejor la eleva al mismo estatus de culto que la de Fulci, aunque habría que esperar algunos años de digestión. Lo primero es que esta película se está vendiendo como un remake, o reboot, o qué sé yo, de KM. 666, un film que vi allá por su estreno, y con el que mantiene similitudes, aunque también notorias diferencias. Más allá de ponernos a destripar contenidos, no hay muchas ideas originales aquí, pero sí un constante jugueteo del guion (curiosamente, escrito por Alan B. McElroy para ambos títulos) con el "¿qué pasaría si nos vamos por lo que normalmente se desecha?". Así, el título no puede ser más elocuente, y no sólo por contar la típica historia de los jóvenes incautos que, desoyendo las recomendaciones locales, se van por el atajo equivocado, sufriendo las consecuencias. Hablar aquí de posthorror me parece como mínimo audaz, y lo único que veo es una película de género que intenta dar un pasito más allá, arriesgándose a que el giro desemboque en la ridiculez, por radical. Técnicamente está bien facturada, las interpretaciones son solventes y tiene un ritmo aceptable ¿Cuál es el problema? Pues que no puedes estar durante casi dos horas diciendo "Pero qué coño!!!"...
Se puede ver.
Saludos.

lunes, 15 de marzo de 2021

Tourette pop


 

Me parece necesario, incluso imprescindible, no perder el contacto con los estímulos, filias y adhesiones que conforman el día a día de nuestros hijos. Además de una cura de humildad, nunca viene mal para ampliar horizontes culturales y sacar interesantes reflexiones. En mi caso particular, me era imposible evadir un documental como BILLIE EILISH: THE WORLD'S A LITTLE BLURRY, una ambiciosa apuesta de AppleTV, que intenta un complicado doble reto, prácticamente triple: acercarse al día a día de la artista californiana casi como un videodiario; intentar explicar por qué su pop, mezcla de depresión adolescente y referencias extrañamente infantifílicas, ha calado hondo entre la "generación Z"; y como bonus track, lograr que un documental de dos horas y media no se eternice ni caiga en el ombliguismo rendido del fan. El resultado es sorprendente, porque Eilish se muestra como una joven capaz de derribar cualquier leyenda pop, quitarle hierro al asunto, al tiempo que se muestra franca y directa a la hora de hablar de sus problemas con la fama, que no ha dejado de crecer desde que empezó a componer canciones junto a su hermano en la habitación. A día de hoy, su proceso sigue siendo el mismo pese a vender millones de discos y abarrotar estadios; una chica que sólo atenúa su agresivo síndrome de Tourette cuando se entrega a la música, y que habla de lo injusto que es un mundo, el actual, que comete la crueldad de tratar a los jóvenes como privilegiados, cuando la realidad es que son lanzados a un mundo ultracompetitivo que crearon las generaciones anteriores, sólo para descubrir que están en una carrera perdida de antemano, pero que los mantiene entretenidos como ratas en un laberinto. Aunque sólo sea para hacer el esfuerzo de mirar hacia lo que generalmente es despreciado por la "crítica especializada", la experiencia no está del todo mal, aunque puede que media horita menos le hubiese beneficiado.
Saludos.

domingo, 14 de marzo de 2021

Rincón del freak #447: El enigma de la pistola infinita


 

¿Puede una pistola tener 39 balas? Sí, en el universo imaginado por Lucio Fulci. Necesitamos ciegos: tenemos lentillas de verde pantanoso. El guion no es lógico, y así debe ser. Un personaje está vivo, y al segundo siguiente ya no. Los rostros... Los rostros son un problema, así que desfigurémoslos. Nos sirven ganchos, cadenas, disparos, cuchillos, agujas de punto, cristales, ácido o arañas. Sí, arañas arrancando tejido facial... Todo bien en THE BEYOND, aunque a mí me gusta más el original, E TU VIVRAI NEL TERRORE!... L'ALDILÀ, que es un título para una cosa como ésta. Una cosa, debo recordar, ampliamente reivindicada desde los 40 años que han pasado de su estreno, en un 1981 que sembró espectadores turulatos ante esta rareza inclasificable, a medio camino del horror onírico y el ensamblaje de restos de saldo. Hay una casa en Louisiana, cuyo sótano es la puerta al infierno; y en el estupendo arranque, unos lugareños con antorchas torturan y masacran a un pintor que allí vive, y que está dedicado a una única obra, una alegoría sobre la "tierra de los muertos". Eso lo suponemos pretérito, pero el presente llega bruscamente, y presenta a la protagonista (la mítica Catriona MacColl), una joven que acaba de heredar dicho hotel. A partir de ahí, Fulci desencadenado, tirando gente de los andamios, usando polvos de talco y salsa de tomate, con fondo sonoro estreñido y destrozando toda facialidad que por allí asome. Ahora bien, esta sí que es tan mala que es buena, y sus soluciones formales son tan audaces como imitadas. Por todo ello, hay que verla, por eso y por un desenlace que es lo más cerca que el gore ha estado de ser considerado ligeramente intelectual...
Saludos.

sábado, 13 de marzo de 2021

La mirada del cuervo


 

Uno no sabe si alegrarse de la milagrosa aparición de THE RIVER, de 1929, o llorar amargamente por la media hora que jamás se pudo recuperar, nada menos que el inicio, el final y algunas escenas más. Y es que THE RIVER es (o mejor dicho, podría ser) una gran película, tremebunda película, pero se queda en 54 minutos arrebatadores, y un esfuerzo ímprobo de la Filmoteca Suiza por "restaurarla" a base de planos fijos, todos provenientes del archivo personal de Frank Borzage. Rompiendo por completo con el tándem Farrell/Gaynor, esta vez el protagonismo femenino recae sobre la maravillosa Mary Duncan, actriz de corta carrera y larguísima vida, que encarnaba a la perfección cierto ideal de femme fatale, aunque este término sería reduccionista. No hay más que ver las escenas en las que el pobre Farrell, que da vida a un joven ingenuo, se ve literalmente seducido (y me quedo corto) por Duncan... (recuerden que estamos en 1929). Ella languidece en una cabaña junto a la presa recién construida en la que trabaja él, y no parece casual que pierda varias veces el tren de regreso a casa, pues aunque le confiesa aborrecer a los hombres, lo cierto es que queda encandilada ante esta especie de "boy-toy". Otro de los aciertos del film lo constituye la figura del cuervo, la extraña mascota que acompaña a la mujer, pero que en realidad simboliza la sombra permanente de su antiguo amante, un peligroso criminal del que desconoce la fecha en que saldrá de la cárcel. Así, un poco a trancas y barrancas, asombra la homogeneidad del relato (también de Tupper), al tiempo que confirma lo contemporáneo del cine de Borzage, filmando algunas escenas de modernidad indudable.
Más que una curiosidad, un título muy a reivindicar.
Saludos.

viernes, 12 de marzo de 2021

Serventesio unidisciplinar


 

El único problema que le veo a LIBERTÉ es que tiene demasiado texto. Podría ser una cita del propio Albert Serra, tan dado a la boutade gratuita, pero no, lo pienso sinceramente, incluso de una película de más de dos horas en la que apenas se habla. Serra se sigue radicalizando, y eso es bueno, y este film puede dar buena prueba de ello, de su viraje de la narrativa a la instalación, lo que en su caso es menos traumático, por supuesto. No entiendo la escandalera en la era del consumo masivo de pornografía, ni tampoco los lamentos de la crítica por su "exasperante" lentitud. El cineasta gerundense no engaña a nadie, ni creo que le interese formar parte de cualquier círculo artístico, ser reconocido y reconocible; más bien creo que le basta con llevar a cabo la proeza de rodar lo que le ronde la mente, y habría que congratularse de ello. Ahora bien ¿es LIBERTÉ una gran película? Mi respuesta es que no. Y no lo es porque, si bien la radicalización es notoria (noriamente progresiva) a lo largo de su filmografía, no me parece su film más transgresor, y sí (y ahí está el fallo) el que más explícitamente parece autoproclamarse. Todo el rollo de los libertinos huyendo de la represión de Luis XVI es accesorio, cosmético; apenas un mínimo asidero argumental con tal de gradar sus ínfimas aspiraciones normativas. Así como un poema queda constreñido por la norma reglada, Serra cae en la tentación de "mostrar", en lugar de abandonarse en brazos de lo único sobresaliente: anochecer y amanecer sobre un tiempo y espacio tan fugaz como un chisporroteo para siempre irreproducible...
Saludos.

jueves, 11 de marzo de 2021

Sombras de leyenda


 

Las leyendas sólo pueden filmarse de una manera, aguardando la épica mientras los acontecimientos contribuyen al entendimiento. Hay un buen puñado de momentos magistrales en MY DARLING CLEMENTINE, y luego está el todo, el trasfondo vital que engulle cada frase y cada acto. Y también está lo que no se ve, la atmósfera opresiva de Tombstone, que encarna a la perfección ese espacio mítico (mitificado), de un Oeste más depauperado que salvaje. Primero está la huida hacia delante de Wyatt Earp junto a sus hermanos, cuyas razones, sin que las sepamos nunca, quedan más que claras en el primer y demoledor encuentro con Clanton, que no aceptará una negativa a la venta del ganado. Luego, la tragedia; el hermano pequeño de Earp muere, y éste queda ya atrapado en Tombstone, de nuevo como sheriff, en un intento de buscar venganza a través de la justicia. Sin embargo, todo se tambalea con la llegada de Doc Holliday, un hombre atormentado y complejo; enfermo, ácrata, bebedor, adorado y odiado, amado y temido. Como dos caras de la misma moneda, Earp y Hollyday confirman aquel espacio mítico en sus opuestas aunque complementarias actitudes. No coinciden en nada, pero están obligados a entenderse. Y de repente, el interludio, con un actorcillo ambulante, borracho, declamando a Shakespeare delante de los malvados, que sólo entienden la fuerza bruta, mientras la elocuencia de Hamlet acentúa ese clima irrespirable, insoslayable. Y es curioso cómo la memoria sentimental nos lleva indefectiblemente al duelo en el OK Corral, que ya es el culmen de la epopeya, fordiana y del western, aunque en realidad sea lo que menos importa, habida cuenta del despliegue anterior, un preámbulo, extenso y fantasmal, de todo lo que no vuelve, para quedarse siempre ahí...
Obra maestra absoluta.
Saludos.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Sublimación del culebrón


 

Muchas sensaciones encontradas con PETRA, el último film de Jaime Rosales; un cineasta al que tengo bastante aprecio, y al que he seguido regularmente, aunque este título se me pasó por razones que aún debo dilucidar. Debe ser porque al director barcelonés le tengo ajustado el punto de mira, por mucho que sus trabajos sólo tengan en común el desapego de unos a otros. El caso es que PETRA es un extraño caso de forma vanguardista con corazón hiperclásico; o incluso más allá, un culebrón que asfixia la hipérbole con frialdad aséptica. No hay más que atender al argumento, para después compararlo con las decisiones finales de Rosales. Petra (Bárbara Lennie) es una mujer que busca a su padre desconocido, al intuir que a su madre le queda poco tiempo de vida, y ante la negativa de ésta a revelarle su identidad, por motivos que no parecen tener mucho sentido. En una decisión que no queda del todo clara, Petra, que quiere ser artista plástica, termina en la casa-estudio de Jaume, un prestigioso artista, convencida de que él es su padre, encubriendo con su aprendizaje sus verdaderos motivos. Allí conoce además a Lucas (Àlex Brendemühl), hijo de Jaume, y Marisa (Marisa Paredes), su esposa. Y en las complicadas relaciones entre estos personajes es donde quedan establecidas las coordenadas de este relato, adusto, gélido, y sobre todo centrado en remarcar con saña la malvada y retorcida personalidad de Jaume (Joan Botey, como el habitual "elemento amateur" de Rosales), un ser aparentemente amoral y de crueldad insana, y que hace bueno el dicho de que hay verdades que es mejor no saber. Y, tras unos días de visionado y reflexión, sigo debatiéndome sobre si es la mejor película de su director o la peor; francamente, no creo que sea ni una cosa ni la otra, aunque la total ausencia de humor nos lleve a este tipo de disquisiciones, porque a mí me afloraron un par de risitas con lo de las revelaciones paternales, o la exagerada forma de enfrentarse a los problemas de algunos personajes ¿Rosales sucumbiendo al género? Siempre será un raro...
Saludos.

martes, 9 de marzo de 2021

Mis queridos imbéciles


 

A todos esos imbéciles que repiten mantras. Como que la gente que hace miles de kilómetros en realidad son invasores que vienen a quitarle el trabajo. Como que las mujeres no tienen de qué quejarse, que su lucha es sólo postureo. Como que los derechos sociales son unas esporas que siempre estuvieron ahí. O que el clasismo no es más que un invento de holgazanes y arribistas. A todos ellos les recomiendo una película, para que digieran bien lo de ayer y no se les haga bola. PAPICHA es el nombre despectivo con el que un hombre se dirige a una mujer joven; algo así como "chati", o qué sé yo, aunque prefiero imaginar que roneo insospechado no hace más que enmascarar el pavor de los hombres a dirigirse como iguales a las mujeres. PAPICHA es la ópera prima de la directora Mounia Meddour, y con ella concurrió en Cannes y fue galardonada en los César y la Seminci. Pero PAPICHA es, ante todo, un beso de hartazgo, y una hermosa mirada al sitio donde nadie quiere mirar, a menos que uno no se considere un imbécil y se estremezca ante la barbarie y la sinrazón. Un montón de imbéciles armados, como dijo alguien, vencen, pero no convencen; y en la reflexión unamuniana se integra este film, cuya sinopsis rezaría tal que así: Nedjma sueña con ser diseñadora, y cada día traspasa los muros de la escuela donde estudia para comprar telas y complementos, pero también para bailar, divertirse, vivir. Su país no está de acuerdo, Alá no está de acuerdo, y unas señoras tapadas por una tela negra tampoco. Luego aparecen unos imbéciles con armas, y ellos no tienen sueños, tan sólo obedecen el susodicho mantra, normalmente verbalizado por otros imbéciles. No sean imbéciles, no maltraten a las mujeres, no agredan la libertad, y no sigan pensando que no se es un imbécil si uno no lo cree...
Saludos.

lunes, 8 de marzo de 2021

No quedan flores por las que llorar


 

Intentarlo con una película de Charlie Kaufman es toda una experiencia, y hay que estar muy dispuesto a abandonarse, dejarse engullir por la presencia que realmente importa, que no es la nuestra, sino la suya. Sus películas son extremadamente sencillas, apenas un balbuceo, una onomatopeya, un accidente. Es tan sólo cuando aparecemos nosotros que se vuelven complejas. El espectador como invasor, colonizador no invitado a un espectáculo que se desarrolla muy lejos de nosotros. Es por ello que intentarlo es tan agobiante, y ese parpadeo se torne una ecuación cósmica, una palabra dicha por casualidad parece como si dios hubiese decidido abrir el pico por primera y última vez. Si debo achacarle una sola cosa a I'M THINKING OF ENDING THINGS, no sería su lentitud, ni su hipérbole de la desgracia. Ni siquiera que parezca un cruce entre Lynch y Andersson, quedando claramente por debajo de ambos. Lo único que me irrita de este maravilloso besito en la mejilla al "yo", es, efectivamente, que descubre sus cartas demasiado pronto, y ni siquiera se toma la molestia de voltearse (aunque sea perezosamente) en su cantadísimo final (y no es una metáfora). Aun así, es un film que merece ser visto, discutido, deshuesado y puesto en valor como debiera; porque técnicamente es el trabajo más depurado de Kaufman, y por el estupendo trabajo de sus protagonistas, Jesse Plemons y Jessie Buckley, que confirma mis augurios. Ahora bien, me permito recomendarles un film mucho mejor, y que arriesga también más, partiendo de una premisa similar, como es PROVIDENCE, de Alain Resnais.
Saludos.

domingo, 7 de marzo de 2021

Rincón del freak #446: Cuñas y caracolas


 

Los pasteles ya no son lo que eran. En mi infancia y juventud (y tampoco hace tanto tiempo), uno ingresaba a cualquier tiendecilla de barrio para quedar, ipso facto, envuelto en la gravedad de formas, colores y olores, dispuestos a explosionar posteriormente como un sabor destinado a perdurar hasta estos penosos momentos, en los que la nostalgia acude como único consuelo, a nuestros paladares como a nuestra memoria. Aquellas eran exuberantes cuñas de chocolate, inmensas palmeras de huevo o caracolas de áurea perfección. Y tras el éxtasis, la calma, la plena satisfacción producida por una dosis imperdonable de azúcar, las comisuras aún apergaminadas, alguna mancha en el chalequito con cuello de pico y olor a Flota. Ahora saben lo que yo sentía y por qué; tras ver MONSTER HUNTER, me hago una idea de lo que sienten los que ahora son jóvenes.
Saludos.

sábado, 6 de marzo de 2021

Amor sin barreras


 

En 1929, Frank Borzage dirigió LUCKY STAR, sobre un guion de Sonya Levien, que adaptaba asimismo la novela original de Tristram Tupper, y que se centraba en la inesperada historia de amor entre la joven Mary Tucker y Tim, que trabaja reparando postes telefónicos. Ella sobrevive como puede, en una cochambrosa granja, junto a su madre y cuatro hermanos pequeños; y mientras lleva leche a los trabajadores, conoce a Tim y Martin, su jefe, con el que disputa por una pequeña cantidad. Tim se enzarza entonces en una pelea con Martin, pero les interrumpe un llamado que les anuncia el inicio de la guerra, por lo que ambos se marchan para alistarse, y ambos prometen a Mary volver sanos para reencontrarse con ella. Martin tendrá una extensa campaña, en la que será incluso ascendido a oficial, mientras tim se ve obligado a volver al poco tiempo, quedando inmovilizado de cintura para abajo tras caerle un carro encima. Al volver, Tim no alberga esperanzas con Mary, al ir en silla de ruedas, pero ella se da cuenta de que estaba enamorada desde el primer día. 
Una película aparentemente naif, con una historia mil veces contada, pero que tiene un ritmo magnífico, logrando momentos de enorme belleza en ese tránsito del enamoramiento a un amor capaz de superar cualquier barrera, desde una guerra mundial, la invalidez o una pobreza endémica, que quizá un matrimonio por interés podría solventar. Y de nuevo, impecables, Charles Farrell y Janet Gaynor, moviéndose con habilidad del romance a la ternura, del humor al drama desaforado, en un film que lo contiene todo y mucho más, sin necesidad de palabras y en apenas una sola localización.
Si pueden, háganse con la copia restaurada, que contiene una emotiva partitura a cargo de Christopher Caliendo.
Saludos.

viernes, 5 de marzo de 2021

Reivindicando (desde) la anomalía


 

Vayamos por partes. Oí hablar de LOVECRAFT COUNTRY un poco de pasada, como una más de las series que componen el extenso catálogo de HBO. Luego, en uno de esos bombardeantes trailers, me pareció que no podía haber mayor extravagancia que mezclar el imaginario del de Providence con un argumento (por ahí andaba Jordan Peele) basado en la problemática racial (racismo, sin eufemismos), que en Estados Unidos parece no acabar nunca. No la tuve muy en cuenta, pero pasó algún tiempo y vi que no eran pocos los que le dedicaban comentarios elogiosos, así que me dispuse a ver sus 10 episodios con una pregunta preconcebida sobre la cabeza ¿No era genial subvertir la narrativa comprometida, denunciar la hipocresía racial estadounidense, tomando como punto de partida a un autor que nunca ocultó su recelo hacia razas más oscuras que la suya? La respuesta es sí. Luego toca hacer una buena serie, y ésta lo es sólo a ramalazos. El principal problema es querer aglutinar demasiadas cosas en tan poco tiempo, lo que deriva en una trama excesivamente confusa para lo poco que se cuenta. Y es que tras la oleada de referencias raciales, toca implementar el horror cósmico, y en mi opinión, si no queda de lo más forzado, sí que parece apenas una excusa para justificar la coexistencia de tantísimos opuestos. Lo que queda es lo siguiente: una serie de factura correcta, incluso con momentos interesantes, con esos personajes buscándose la vida en un "territorio hostil", y que es loable en su intento de normalización en historias que históricamente no contaban con los negros como protagonistas. Pero supongo que será culpa mía, porque yo lo de la metáfora lovecraftiana no he logrado verla por ningún sitio. Es decir, que les habría quedado más chula como ensayo de lo apuntado en films como GREEN BOOK, que es a lo que más se parece.
Saludos.

jueves, 4 de marzo de 2021

Conversar y organizar


 

No tengo los datos, pero me gustaría saber cuántas veces han proyectado UN FILM COMME LES AUTRES, desde 1968 hasta ahora, en las universidades españolas. Y es un ejemplo, sólo un ejemplo. Y es un ejemplo muy simple, nada enrevesado. Conversaciones entre un grupo de universitarios y otro de trabajadores de una planta de Renault. Solapadas, reflexiones, pensamientos en voz alta. Se leen artículos, manifiestos, citas literarias. Para apuntalar, imágenes de archivo, un archivo muy reciente, de aquel mismo año. Adoquines, policía, estudiantes que protestan, trabajadores que protestan. Burgueses que fuman tranquilamente desde la seguridad de sus balcones. No tengo los datos, pero...
Saludos.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Pensar después de escuchar


 

Aceptar algo como verdadero, darlo por sentado sin ni siquiera dar la oportunidad a introducirlo en un debate de contrastes, se llama fanatismo. En un nivel superior, dar carta de veracidad a una sola de las partes, despreciando a otra, nos lleva al dogma de fe, a la religión. Y como "religión" alude uno de los entrevistados por Cassie Jaye cuando se refiere al feminismo radical. No es casual. Siguiendo la gran tradición de los documentales capaces de trascender su condición de objeto, reclamando su utilidad como coadyuvante para la reflexión y la discusión de lo "socialmente aceptado", esta joven, armada con una cámara, se ganó el repudio de la mayoría de organizaciones que antes eran "las suyas". THE RED PILL sólo pudo ver la luz siendo distribuida independientemente, tras ser rechazada por todos los festivales a los que se presentaba, o por plataformas como Netflix, lo que añade más y más capas de reflexión en torno a su tema principal. La "píldora roja" te muestra el mundo tal y como es, complejo, arduo, injusto, saturniano si se quiere. Pero siempre podemos tomar la "píldora azul", comer ensalada en McDonald's, satisfacer nuestro consumismo en grandes superficies, ver Tele5 o dar por sentado que los hombres no somos más que unos depredadores de frágiles damiselas. Y ojo, porque nunca el relato está completo, pero es mejor levantar la alfombra para buscar las piezas faltantes que culpar a alguien de un robo que nunca existió. 
Mi recomendación es la siguiente: vean THE RED PILL. Aunque no estén de acuerdo, aunque sientan tambalearse todas sus convicciones. También es mejor escuchar a quien difiere de ti antes que escupirle "tus verdades". Lo sé por experiencia...
Saludos.

martes, 2 de marzo de 2021

Circundantes


 

Es alentador saber, mientras ves la T2 de DARK, que todo queda concluido en la siguiente temporada. Más que nada porque la cantidad (y complejidad) de información que se dispara aquí puede llegar a abrumar y hacer desistir a más de uno de seguir con el empeño. La serie continúa impecable, en lo formal y en lo narrativo, y es capaz de aunar la extensa nómina de personajes sin caer en errores evidentes, ni de coherencia ni de ritmo. Ahora bien, es de achacar el esfuerzo que ha de hacerse para no pensar en la comedia involuntaria que sería de recaer en manos menos hábiles. La premisa de los viajes y paradojas temporales se mantiene, desafiando constantemente nuestra propia percepción del significado real del tiempo, y llegando a momentos en que lo inverosímil roza lo directamente provocador. No va por ahí mi crítica, sino por la estructura marginal de la serie, convertida ya en una marciana sitcom, con sus lugares comunes bien reconocibles. Los personajes entran y salen de los mismos espacios, sus reacciones claudican ante quién les dé réplica, y, pese a que no deja de ser una serie notable, te preguntas si no hay un juego aún más oculto en su ya de por sí intrincada trama. Había una palabra que me venía a la mente inconscientemente, haciéndome sonreír. "Endogamia".
Saludos.

lunes, 1 de marzo de 2021

Impecable martirologio


 

Y si la tontería de ayer era apenas eso, una tontería, hoy sí traemos un interesante retrato sobre una psique desbordada en una locura siniestramente agazapada tras un fanatismo que parece de otro tiempo. En SAINT MAUD, ópera prima de Rose Glass, la línea que separa lo real y lo alucinatorio responde a una intención noble, pero de consecuencias catastróficas. Maud era enfermera en un hospital, pero fue expulsada tras un controvertido suceso, y ahora se dedica al cuidado privado. El film, que no desaprovecha ni un segundo de sus escuetos 80 minutos, muestra a Maud cuidando a Amanda, que fue una exitosa bailarina y ahora espera pacientemente la muerte, enferma de cáncer terminal. Aun siendo una película corta, el ecosistema conformado por Glass se dispara en varias direcciones, dos fundamentalmente; siendo éstas la inmersión en esa personalidad desquiciada, obsesionada con llevar a cabo una religiosidad ultraortodoxa, y el posterior derrumbamiento emocional en la duda, igual de extrema, y la imposibilidad de soportar un nuevo rechazo. SAINT MAUD es un film de terror sólo a través de las visiones de esta mujer, cuya realidad está cada vez más alejada, aunque termina siendo más importante ese conflicto interior, que en último término nos pregunta qué diferencia hay entre el "ángel" que nos salva y el "demonio" que nos condena. Buen trabajo interpretativo a cargo de la joven Morfydd Clark y la ya veterana Jennifer Ehle, cuya solvencia tampoco necesitaba tanta truculencia intrínseca. 
Muy interesante debut, de todas formas, y nombre a seguir.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!