A estas alturas del asunto, parece hasta irónico seguir resucitando el fantasma de una franquicia que está acabada por mera incapacidad de reinvención. Más allá de un par de momentos, ya muy al final, en los que se apela a la supuesta magia de reunir al equipo original, notándose una barbaridad que ahí están todos por el cheque, lo de GHOSTBUSTERS: FROZEN EMPIRE es un ejemplo (y van unos cuantos) de saqueo emocional, birlibirloque para nostálgicos trasnochados, con un reparto sin carisma, y lo que es peor, concesiones a la gilipollez esa de la inclusión tan absurdos como un hindú poniendo caras de hindú o un guiño al colectivo LGBTI que es la repanocha, porque podría ser el primer caso de una fantasma lesbiana. Una tontería muy tonta, a la que ni siquiera le veo el potencial suficiente para captar nuevas audiencias, y que a los pollaviejas como yo nos viene sudando la ídem. Con Paul Rudd y Carrie Coon sin saber cómo moverse en cada escena, los jóvenes intentando ser graciosos con cero carisma y, ya digo, los Aykroyd, Murray y compañía en un lugar donde tampoco parecen querer estar.
Les he recomendado lo mismo con cada innecesaria secuela: no la vean.
Saludos.
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