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domingo, 26 de mayo de 2013
Rincón del freak #109: Un horror de cartón piedra
Un horror es, efectivamente, HITLER´S MADMAN, un estiradísimo panfleto antinazi para el que la Metro reclutó a un Douglas Sirk obediente y cumplidor, pero sin ninguno de los valores cinematográficos que hicieron de él uno de los mejores directores del periodo clásico de Hollywood. Es más, estoy seguro de que el nazismo, los nazis, lucían mucho más terroríficos en sus propios panfletos; y se me viene a la cabeza, cómo no, Leni Riefenstahl. Ya desde el truculento cartel promocional, en el que unas virginales muchachas aparecen esparcidas ante una gigantesca y anómala mano gigante coronada con un elocuente "Sensational!", la historia (historieta más bien) nos sitúa en un bucólico pueblo checo que parece sacado de las páginas de Shelley y en el que no nos hubiese extrañado ver ondear la capa verde del Dr. Doom... Allí llegan los nazis, que incordian un poco al párroco mientras va de procesión, hacen preguntas a lo Philip Marlowe (ya saben: miradas aviesas, cuellos estirados...) y sospechan que quizá exista una resistencia montañesa local cuya intención sea dar al traste con los planes de un Hitler al que, como no podía ser de otra manera, no veremos nunca. Por destacar algo, sólo podría destacar a John Carradine, que hace lo que puede para hacernos creíble a un oficial de las SS con acento de Poughkeepsie... En definitiva, HITLER'S MADMAN es uno de esos patéticos ejemplos de comedia involuntaria en los que una risa inesperada sustituye al verdadero efecto que se creía que tendría. Porque si alguno de ustedes se asusta viendo esto es que tiene serios problemas emocionales...
Saludos esvásticos.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Los estragos del tiempo
De vez en cuando nos topamos con títulos curiosos que revelan las pasiones secretas de directores que creíamos enganchados en géneros opuestos; tal es el caso del maestro del melodrama, Douglas Sirk, que se saltó su hiperestilización emocional en varias ocasiones a lo largo de su amplia carrera (de traca fueron sus frikadas incursiones en el western con TAZA, SON OF COCHISE y la aventura histórica con SIGN OF THE PAGAN). Y uno de estos "caprichos" fue LURED, un deslavazado batiburrillo pseudo-hitchcockiano ambientado en un oscuro Londres y con una omnipresente Lucille Ball dando réplica a un George Sanders más comedido que de costumbre. Una película engañosa, decididamente comercial (comercial de 1947, digo) y que demuestra a las claras cómo esto de los géneros siempre tuvo tantos maestros como aficionados. LURED trata acerca de un asesino de jovencitas que las atrae a base de escribirles bellos poemas, todos inspirados en Baudelaire; Ball interpreta a una bailarina que se verá inmersa en tan oscuro trajín y que, con una rapidez casi risible, se convierte en ayudante de Scotland Yard, con carnet y todo. No tengan en cuenta el reclamo del cartel, Boris Karloff (ya en franca decadencia) sólo sale unos minutos y en un papel intrascendente, una especie de "pista falsa" de las muchas que el guion ofrece para desespero del espectador. Los actores están bien, todos son nombres más que solventes, pero en otras manos habría cuajado un excelente film de intriga; en cambio, pareciera que Sirk tuviese un poco de reparo en alejarse de sus propias constantes en beneficio de la trama criminal. Un chiste precede a una pelea, todo en mitad de una visita a la morgue mientras Sanders intenta beneficiarse a la Ball porque para eso es un vividor (por cierto, me encantó lo bien visto que estaba en aquella época no pegarle un palo al agua...). Total, que si la ven en un ciclo del maestro Sirk sepan que es de las de perfil bajo, aunque para pasar un rato entretenido sin más también nos vale.
Saludos en rima blanca.
lunes, 6 de octubre de 2008
Amor y muerte
Normalmente, uno es esclavo de su tiempo casi para cualquier cosa. A menos que se tenga una edad avanzada, una memoria prodigiosa y una conciencia totalmente libre de prejuicios, insisto, lo lógico es quedar más infectado de aquellas obras más o menos contemporáneas del tiempo que a uno le ha tocado vivir. Y esto se hace extensivo, como no podría ser de otra manera, a las diversas corrientes artísticas; esos "modos" de hacer que a veces nos resultan tan ajenos y que inconscientemente vamos borrando de forma injusta y selectiva.
¿Qué ha sido del melodrama? ¿Qué es, o ha sido, el melodrama?
Una forma muy acertada de ilustrar esta pregunta es a través del análisis objetivo de algunas de esas grandes obras que para muchos son pequeñas; bien por un exceso de lacrimogeneidad o por un defecto de narrativa, digamos de autor. Para mí, ése no es el problema en cuanto que creo que ambos son ingredientes básicos a la hora de construir un buen melodrama. Y de ello, uno de los que más sabía fue el señor Douglas Sirk, uno de los mejores directores de todos los tiempos y un maestro en esto del melodrama. Cincuenta años contemplan A TIME TO LOVE AND A TIME TO DIE. Ya no se hacen películas así. Siempre me han interesado esas insólitas películas ambientadas en la segunda guerra mundial en las que se adoptaba el punto de vista del bando alemán, tan habitualmente denostado. En este caso, y guardando no pocas similitudes con el inolvidableGary Cooper de FAREWELL TO ARMS, John Gavin, actor fetiche de Sirk, fetiche del melodrama por excelencia, se enfrenta él solo a la implacable maquinaria bélica para estar con su amor. Una historia desgarradora bajo la nieve y los bombardeos: el melodrama.
Habrá "modernitos" de esos a los que les parecerá un tipo de cine no sólo desfasado, sino muerto y enterrado. A todos ellos les recuerdo la pasión incontrolable que por Sirk y el melodrama clásico profesa un moderno tan moderno como Pedro Almodóvar; algunos de sus mejores momentos se los debe a un director que nació en Alemania justo al comenzar el siglo pasado y que dominó las directrices de ese cine tan "anticuado". Ahí están obras maestras suyas como IMITATION OF LIFE o WRITTEN ON THE WIND, para corroborarlo.
Y llegó el tiempo del saludo.
Saludos.
¿Qué ha sido del melodrama? ¿Qué es, o ha sido, el melodrama?
Una forma muy acertada de ilustrar esta pregunta es a través del análisis objetivo de algunas de esas grandes obras que para muchos son pequeñas; bien por un exceso de lacrimogeneidad o por un defecto de narrativa, digamos de autor. Para mí, ése no es el problema en cuanto que creo que ambos son ingredientes básicos a la hora de construir un buen melodrama. Y de ello, uno de los que más sabía fue el señor Douglas Sirk, uno de los mejores directores de todos los tiempos y un maestro en esto del melodrama. Cincuenta años contemplan A TIME TO LOVE AND A TIME TO DIE. Ya no se hacen películas así. Siempre me han interesado esas insólitas películas ambientadas en la segunda guerra mundial en las que se adoptaba el punto de vista del bando alemán, tan habitualmente denostado. En este caso, y guardando no pocas similitudes con el inolvidableGary Cooper de FAREWELL TO ARMS, John Gavin, actor fetiche de Sirk, fetiche del melodrama por excelencia, se enfrenta él solo a la implacable maquinaria bélica para estar con su amor. Una historia desgarradora bajo la nieve y los bombardeos: el melodrama.
Habrá "modernitos" de esos a los que les parecerá un tipo de cine no sólo desfasado, sino muerto y enterrado. A todos ellos les recuerdo la pasión incontrolable que por Sirk y el melodrama clásico profesa un moderno tan moderno como Pedro Almodóvar; algunos de sus mejores momentos se los debe a un director que nació en Alemania justo al comenzar el siglo pasado y que dominó las directrices de ese cine tan "anticuado". Ahí están obras maestras suyas como IMITATION OF LIFE o WRITTEN ON THE WIND, para corroborarlo.
Y llegó el tiempo del saludo.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...