miércoles, 30 de septiembre de 2020

El expreso del mediodía


 

Me van a permitir la licencia del título, esta vez sí, viene que ni al pelo. Como un destartalado intento de emular al mítico film de Alan Parker, el canadiense Daniel Roby parte de un caso real acaecido en 1989, en el que un joven que acababa de regresar de una granja de desintoxicación terminó siendo usado por una red mafiosa dentro de la policía, acusado de tráfico de estupefacientes en Bangkok y cumpliendo una pena de 100 años en una cárcel tailandesa. Si Roby fuese un director y (sobre todo) guionista competente, puede que MOST WANTED fuese un trepidante thriller, repleto de giros narrativos y audaces golpes de efecto. En lugar de eso, tiene uno de los más desastrosos usos de las elipsis que he visto jamás, lo que da la impresión de ver dos o tres películas que no tienen nada que ver entre ellas. De hecho, acaba teniendo más relevancia una subtrama ínfima (las amenazas a la familia del periodista interpretado por Josh Hartnett) que la principal, con un tipo bastante imbécil como protagonista, y que probablemente se merezca cada cosa que le pasa, aunque se nos quiera convencer de lo contrario. En suma, un film de género que se eleva a duras penas de un telefilm de saldo, pero que no va a pasar a la historia prácticamente por nada. Una pena.

Saludos.

martes, 29 de septiembre de 2020

No es vida


 

Hay películas que uno cree que deberían ser hechas, por encima de cualquier otra consideración, y otras que quizá hubiese sido mejor no hacer, aunque sea por razones tan peregrinas como las que se me ocurren tras un visionado que no me aclara si tras un impacto tan grande late un propósito necesario o algún tipo de exhibicionismo gratuito. Y puede que MISS VIOLENCE tenga tanto de lo uno como de lo otro, y es paradójico que sea la integración, algo forzada, en las siglas del "último cine griego", lo que le reste la verosimilitud que sí encuentra cuando enarbola su propio relato, solipsista, turbio, ennegrecido, pero propio al fin y al cabo. La película arranca soberbia, con una de esas escenas que quedan en la mente para todo el resto del metraje, por impactante y por lo bien rodada que está; después, reconozco lo complicado de seguir narrando sobre un vaciado que no siempre se entiende como se debería, y que se desinfla cuando decide retomar el impacto visual inicial en otro par de escenas tremendas, pero ya un poco reiterativas. Tomando algo del CANINO de Lanthimos, también es ésta una familia desestructurada y extrañísima, con sus integrantes asfixiados por unos rituales cotidianos bastante marcianos. Todos menos, como en aquélla, el padre (un excepcionalmente diabólico Themis Panou), cuya encarnación del lobo con piel de cordero alcanza tal grado de deformación, que llega a rozar lo surreal, si no fuera tan deleznable lo que le rodea, y que sólo iremos comprendiendo siendo cómplices en la mirada, otra decisión ética cuanto menos discutible. Película no apta para paladares sensibles, creo que su juicio fnal depende en exceso de quién la vea, y así puede resultar tan hermosa como repulsiva, por extraño que esto parezca.

Saludos.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Pensar en voz alta


 

En 2003, Andrew Jarecki conmocionó el panorama documental norteamericano con CAPTURING THE FRIEDMANS, la aterradora crónica de una familia modélica, que guardaba algo más que cadáveres en el armario. En 2010, el director pasaba a la ficción con ALL GOOD THINGS, que se basaba en el caso real de un rico heredero, sospechoso de una serie de crímenes, a cual más extraño. El film obtuvo críticas más bien tibias, y Jarecki, obsesionado con el caso, insistió a los ejecutivos de HBO para que le diesen carta blanca en un ambicioso proyecto, un documental sobre este señor, Robert Durst, que no sólo estaba vivo, sino que había logrado eludir la pena de muerte y la cárcel tras una serie de juicios más que controvertidos. Nacía así THE JINX: THE LIFE AN DEATHS OF ROBERT DURST, una fascinante miniserie de seis capítulos que veía la luz en 2015. Compleja, retorcida, sorprendente, a Jarecki no le hace falta más que narrar la increíble epopeya vital de Durst, un tipo imposible de catalogar, y al que uno se ve incapaz de juzgar tras cada entrevista y/o relato ajeno. Huelga decir que es imprescindible desvelar lo menos posible de la trama, aun a riesgo de caer presa de la actitud de Durst, tan poco convencional que se pasa constantemente de creerle inocente a ser culpable hasta de la muerte de Manolete... Posiblemente, una de las mejores series de todos los tiempos.

Saludos.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Rincón del freak #423: Viviendo en otro mundo


 

Desconozco si están ustedes familiarizados con el cine de los hermanos Quay (Timothy y Stephen), gemelos, huraños y con una visión del arte y de la vida, digamos que particular. Su trayectoria es larga y prolífica, remontándose a finales de los setenta, cuando empezaron a experimentar con técnicas de animación cercanas a los grandes maestros checos, y trufando su filmografía de cortometrajes de corte esxperimental y hasta una especie de work in progress (NOCHE SILENCIOSA), que abarca hasta cinco entregas. Pero puede que su película más conocida (por decir algo, francamente) y ambiciosa sea THE INSTITUTE BENJAMENTA, en la que adaptaban una difícil novela de Robert Walser. Ambientada en un fantasmagórico instituto, supuestamente dedicado a la instrucción de sirvientes, su manera de contar, tanto como lo que cuenta, suponen un fuego cruzado de referencias imposibles de soslayar. De su argumento, decir que parece un salto de Kafka (recordemos, alumno de Walser) a Lynch, pasando por el "realismo extraño" de Thomas Mann. Con una fotografía inspirada den el expresionismo alemán, una banda sonora basada en reinterpretaciones de Orff y un reparto en el que merece la pena abundar, con la gran Alice Krige, el habitual de Fassbinder, Gottfried John, y un joven Mark Rylance, antes de convertirse en fetiche de Spielberg, esta pesadilla onírica, de pesados pasos formales, es toda una experiencia, un film raro porque así está concebido. Luego está su calidad, sobre todo la técnica, que la eleva por encima de una mera excentricidad, pero es comprensible que para un público medio se trate de un título más bien inaccesible; aunque he vuelto a verla recientemente y no ha envejecido nada desde los 25 años que la contemplan. Merece la pena echarle un vistazo, aunque no es para todos los paladares.

Saludos.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Nada se interpondrá entre nosotras


 

Hace un año, hablaba aquí sobre una pequeña película independiente, titulada ALWAYS SHINE, que era una especie de modesta revisión de PERSONA (siendo muy indulgentes), y en la que sobresalían dos aspectos por encima de su rebuscado guion, para ser obra de una joven directora casi sin experiencia: el detallado trabajo con las actrices y la interesante interactuación de éstas con un entorno que se va tornando inquietante, casi amenazante. De refilón, me encuentro con que Sophia Takal, responsable de aquélla, firmó el cuarto episodio de la T1 de INTO THE DARK. "New year, new you" parece una continuación alternativa del film referido, y, en la habitual estructura de episodio autoconclusivo, aprovecha la duración de casi 90 minutos para elaborar una primera mitad estupenda mientras guarda sus cartas, y sólo las enseña a conveniencia. En esta ocasión se trata de cuatro amigas, antiguas estudiantes y ya rozando la treintena, que van a pasar la Nochevieja en casa de una de ellas. En un tono moderadamente desenfadado, Takal deja respirar sus personajes, que veamos sus personalidades tan distintas. Una es la típica chica simpática y con sobrepeso, pero que tiene una vida sexual de lo más activa; otra descubrió tardíamente su homosexualidad, y ahora vive felizmente con otra chica. Por último, está una especie de influencer (en mi opinión inaguantable), que tiene un éxito masivo con unos videos que rozan la autoayuda imbecilista, y la anfitriona, de la que sabemos apenas que tiene una cicatriz fruto de un accidente y algunos bruscos cambios de temperamento. Al igual que ocurría con su anterior film, la directora flirtea con el secreto, guardado demasiados años, que se va convirtiendo en amenaza latente, a lo que contribuye la estupenda fotografía, constantemente apoyada en espejos de diversas fisonomías, que deforman la imagen que estas mujeres quieren proyectar hacia los demás. La lástima es que la segunda mitad desbarra hacia el terror más físico, y ya parece que estamos viendo dos cosas distintas, aunque no es de lo más desdeñable de la serie de Hulu, debo decir.

Saludos.

viernes, 25 de septiembre de 2020

AHS 9


 

La novena temporada de AMERICAN HORROR STORY (la décima se encuentra actualmente en suspenso), titulada simplemente 1984, es una especie de homenaje a los ochenta, vertebrando muchos de los iconos, liturgias y obsesiones de aquella época tan extrañamente reivindicada y/o vilipendiada, según quién y cómo la viviese, claro. En esencia, la trama discurre en torno a un campamento llamado Red Wood, lo que define bien a las claras que la referencia básica debe ser VIERNES 13 y colindantes. Sin embargo, hay 9 episodios que rellenar y prácticamente en el primero, Falchuk y Murphy han puesto todas las cartas boca arriba... o no. Todo comienza con la masacre que se produjo en 1970 en el dichoso campamento, que acabó con el temible asesino "Jingles" en una institución mental, y la única superviviente decidida a dejar atrás sus fantasmas, catorce años después, dirigiendo ella misma el campamento, al que llega un grupo de jóvenes con ganas de divertirse. Si todo hubiese quedado ahí, esta temporada podría haber quedado resultona, apoyada en una cabecera magnífica y un corolario casi inacabable de referencias y hasta personajes que existieron realmente. La duda asalta prácticamente en el tercer episodio, cuando ya no queda nadie por matar ni culpar; ahí, Murphy y Falchuk se enfundan el disfraz de escritores supuestamente ingeniosos y empiezan a darle la vuelta a todo lo que hemos visto, solo que a mí me parece que se les fue la olla y se les acabaron las ideas, fiándolo todo a una insufrible sucesión de muertes, que no parece que vayan a acabar nunca, y hablo literalmente. En definitiva, que tiene algunos momentos muy bien logrados y la premisa argumental daba para retorcer la serie, pero lamentablemente queda en un slasher multiplicado por nueve, y cuando pretende dejarnos con el culo torcido, su metanarrativa hace aguas por trillada y por pedestre.

No se pierdan a la diosa Kathy Smith en cada cabecera...

Saludos.

jueves, 24 de septiembre de 2020

De obras maestras


 

Doce años, maldita sea. Si me lo dicen hace algunos no lo hubiera creído. Doce años (y algunos meses) han tenido que pasar para que apareciera aquí una de las obras maestras más incontestables de todos los tiempos. STAGECOACH, de John Ford; o cómo contener toda la condición humana en el exiguo espacio de una diligencia, maravillosa metáfora de lo que somos en tanto que seres humanos, pero también de lo que nos gustaría ser, de lo que nunca seremos. Una película rarísima en su concepción, casi suicida; que presenta a su protagonista con un salto de eje tan mal hecho que ya es historia del cine, y que luego Ford emplea como un recurso narrativo, inventando la "imagen psicológica". Cine imperfecto, cine perfecto. Una película donde las apariencias importan más que las certezas, y en el que el arrollador guion de Dudley Nichols apoya a sus personajes en perpetuos fueras de campo, como una historia que no cesa de contarse, precisamente para comprender lo que sucede en tiempo real. Y son muchas cosas. Un médico alcohólico, cuya condición apenas le permite ayudar a los demás, y de ahí su abandono autodestructivo, aunque punteado de jocosas sentencias, como las que dedica a un apocado representante de whisky, al que todos confunden con un reverendo, y al que (evidentemente) se pega como una lapa. Dos mujeres, tan distintas que casi parecen dos caras complementarias de la feminidad; una es la angustiada esposa de un militar, al que no logra llegar para que éste vea nacer a su hija, y la joven de vida disoluta, harta de ser zarandeada y expulsada por la hipocresía de las "defensoras de la moral", a quienes representa el marido de una de ellas. Y, por si fuera poco, un jugador profesional, ambiguo en sus rendidas atenciones a la mujer embarazada, o quizá sincero, como él mismo se encarga de revelar en su última frase. Y ese protagonista desenfocado, marcado por la imposibilidad de encontrar su lugar, cautivo del sheriff al mismo tiempo que inusitado (e involuntario) líder de este heterogéneo grupo, y que también parece atisbar su última esperanza en la desesperanza de la mujer expulsada, aunque no le quede más remedio que batirse en un último duelo que podría costarle la vida. Esa diligencia, barco de almas, asediada por los indios, contenedora de toda nuestra incomprensión y crueldad, pero también de toda la esperanza y solidaridad (el bebé como metáfora de que la vida siempre se abre paso), viaje infinito que nos devuelve y nos pone en nuestro sitio, y nos recuerda que enfrente hay otro, y a la izquierda, y a la derecha quizá...

Obra maestra absoluta.

Saludos.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Got talent?


 

El director Park Hoon-jung es uno de los nombres más interesantes del cine coreano reciente. Autor de la estimable THE TIGER y de la notable NEW WORLD, hace gala de un dominio multidisciplinar que ya lo querría para sí alguno de los "habituales" del cine comercial americano. Puede que su punto más débil sea conectar al espectador a sus endiablados reveses dialécticos, lo que deriva en más de una laguna perceptiva. En este sentido, THE WITCH: PART 1. THE SUBVERSION, supone una especie de punto de partida hacia una vertiente menos adulta, aunque esto habría que matizarlo. Concebida como la primera parte de una trilogía, a mitad de camino de (ojo) SUPERMAN, MATRIX o NIKITA..., ustedes se preguntarán qué diantres significa la imagen que esto ilustra. Pues bien, a esto me refería con lo de la triple voltereta, porque gran parte de sus dos horas están dedicadas a la elaboración del personaje central, una joven de la que sólo sabemos que huyó, siendo niña, de un siniestro lugar, dando a parar a una granja, donde ha vivido una existencia normal, hasta que una amiga la anima a presentarse a un concurso de talentos y es localizada por... Sin desvelar nada más, me pesa enormemente no haber empatizado lo suficiente con esta historia, a la que se le nota mucho la descompensación entre el larguísimo preámbulo y el explosivo desenlace, donde afloran las referencias antes mencionadas, mientras que los dos primeros tercios van dirigidos a un potencial público juvenil, que asimismo tendrán que lidiar con la violencia explícita por venir. De hecho, me resultaría sorprendente ver que efectivamente se completa la trilogía, o que al menos la complete el propio Park Hoon-jung.

Saludos.

martes, 22 de septiembre de 2020

Carta al maestro


 

En 2014, Abel Ferrara, impulsado por la dificultad a la hora de financiar proyectos, decidió marcharse a Italia para materializar una idea a la que llevaba varias décadas dándole vueltas. PASOLINI es, como casi todo el cine del neoyorquino, profundamente personal, respetuoso a su manera con la figura del maestro, pero buscando siempre la distancia necesaria para no caer en falsos manierismos. Y Ferrara cae, pero siempre son los suyos, y por eso su cine es reconocible, incluso en lo complicado que suele ponerlo a la hora de transcribirlo. Comenzando por la elección de Willem Dafoe, sabemos que no estamos ante un biopic al uso, sino ante los hechos tal y como Ferrara sabe, cree saber o imagina que fueron, empezando por la escasa duración (80 minutos) y la cantidad de cosas que quiere insertar, algunas más afortunadas que otras. La grave elipsis que enlaza el principio con el final habría dado para un corto impresionante, con un Pasolini intentando defender su postura artística y filosófica ante un mundo y una sociedad que le admiran sin comprenderlo; ello desemboca, cómo no, en los terribles sucesos acaecidos en la playa de Ostia, filmado con su habitual sequedad por Ferrara. Por el camino quedan decisiones no del todo justificables, como la aparición de Ninetto Davoli, la orgía entre gays y lesbianas o un par de historias contadas por otros personajes, y que acaban por disolver gran parte de la fuerza potencial de una película, no obstante, que se nota que simple y llanamente debía ser hecha por su director. Su carta de amor, o de despedida.

Saludos.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Interior, exterior


 

SPUTNIK es una producción rusa de ciencia ficción y terror, que va desaprovechando progresivamente sus aciertos, casi todos contenidos en un arranque francamente interesante. En los estertores del régimen soviético, dos cosmonautas esperan las señales para volver a la tierra, pero un fallo les deja a merced de un aterrizaje de emergencia; sin embargo, la causa no es casual, sino que parece provocada por "algo" que han vislumbrado fuera. En la línea de ALIEN, sus coincidencias quedan en el "pasajero" que alberga uno de los cosmonautas, lo que no se oculta en ningún momento, aunque la inteligente claustrofobia de aquélla desaparece aquí, donde parece importar más la exhibición del bicho en cuestión (que tampoco es nada del otro jueves), mientras la premisa argumental que lo sustenta (la investigación secreta de una joven bióloga) se torna repetitiva y poco estimulante. No ofrece absolutamente nada que no hayamos visto ya, y apenas sería recomendable para antropófagos del género.

Saludos.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Rincón del freak #422: Atún y algas


 

Vista hoy, HUMANOIDS FROM THE DEEP se tolera con una mezcla de indulgencia y tierno escepticismo, e incluso se comprende por qué poner monstruos de pacotilla en una película que empieza como un soportable drama local, con algunos apuntes de odio racial y denuncia medioambiental. Sí, la película parece otra, con Doug McClure y Vic Morrow intentando sostener algunas escenas de cierta intensiad dramática. La cosa es ¿quién podría resistirse a desnudar jovencitas, cubrirlas de sangre y hacerlas correr mientras son perseguidas por unos bichos que parecen algas mutantes? Puede que la respuesta esté en el extraño binomio de realizadores, la activista de cine proto-lésbico Barbara Peeters y el animador Jimmy T. Murakami. Entiendo que la productora, en un arrebato de lucidez, pensó que una mostrara pechos turgentes y el otro se hiciera cargo de los bichos y la sangre. Sin llegar a ser un desastre absoluto, es una película capaz de provocar muchas risas involuntarias, y que vista cuarenta años después deja una pregunta interesante en el aire: ¿Cuándo se volvió el cie americano tan circunspecto?...

Saludos.

sábado, 19 de septiembre de 2020

Y todo cae


 

"Pooka!" es el primer punto fuerte de esta primera temporada de INTO THE DARK. Impregnada del particular y retorcido sentido del humor de Nacho Vigalondo, su historia mantiene las mismas constantes de COLOSSAL, insertando la extrañeza en una realidad que se va tornando absurda, el tiempo suficiente para que la explicación llegue sin avisar. Partiendo de su protagonista, un mediocre aspirante a actor que se presenta a una extraña audición, Vigalondo va haciendo avanzar el relato a medida que vamos conociendo a este hombre, obligado a aceptar enfundarse el traje promocional de un juguete que promete ser la gran sensación de las navidades. El "Pooka" del título es un inquietante peluche, cuya gran novedad consiste en la imprevisibilidad con la que reproduce cualquier frase que se le dice, pudiendo mostrarse alegre o terriblemente enfadado. Inexplicablemente, la vida del actor parece marchar de maravilla, empieza a ganar dinero y hasta conoce a una mujer, separada y con un hijo, con la que quiere montar su propia familia. Sin embargo, algo falla, algo que no logra explicarse, y que tiene que ver con ese estrafalario traje; cada vez le es más difícil vivir fuera de él, fuera del Pooka, y su realidad se transforma, llegando al punto de no saber si lo que está viendo es lo que ve él o el personaje. Y en esta "realidad alterada", Vigalondo transita de lo surreal a lo patético, humanizando lo artificial y viceversa, siempre con esa visión desencantada pero finalmente compasiva que su cine posee. Una historia no tanto de terror, y sí sobre lo difícil que resulta a veces zambullirnos en una realidad que sólo se soporta abrazando sus alternativas, por extrañas que puedan ser.

Saludos.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Mientras nos escribimos a nosotros mismos


 

Nunca he conectado adecuadamente con el cine de Armando Iannucci, y sé que es un serio problema de incompatibilidades, de cortocircuitos perceptivos, probablemente por mi parte. La cosa es otra. La cosa es que la escritura, el genio de Charles Dickens es tan grande, tan universal, que resulta insoslayable, incluso para un director tan escurridizo como el escocés. THE PERSONAL HISTORY OF DAVID COPPERFIELD pasa por no ser una adaptación más, sino una nueva relectura de los temas capitales del escritor británico. Y siempre pasa lo mismo. Pasa que Dickens y su circunstancia se conectan de inmediato con la contemporaneidad que los acoge en cada momento determinado. Igual da que se le haga ver informal, severo, denso o ligero, porque Dickens sabía, siempre supo, prque sólo escribió sobre lo que le tocó vivir, y su genio lo lanzaba hacia cualquier época, futura o pretérita. Así, debo decir que me ha gustado esta película, en principio un difícil reto, pues "David Copperfield" es el continente perfecto de las obsesiones, denuncias y remedios dickensianos; una "historia sin historia", si se quiere, siendo su tema central la verdadera medida del ser humano. En su gloriosa prosa, los hombres somos tanto alimañas sin escrúpulos, como al párrafo siguiente integrantes de una hermandad piadosa que hará prevalecer la justicia ante la avaricia sin mesura. Copperfield (maravilloso, Dev Patel), más que un protagonista, es ese metanarrador imposible, dentro y fuera de la propia historia contada, que no es otra que su propia vida. Que lo sepa o no está en manos del extenso desfile de secundarios, para él tan protagonistas, cómo no. En definitiva, una grata sorpresa, tan recomendable para expertos como para profanos, y que da una nueva vuelta de tuerca a esta obra inmortal. Además, dos apuntes, la exquisita fotografía de Zac Nicholson y la extraordinaria banda sonora de Christopher Willis... ¿Se nota que me ha gustado?...

Saludos.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Hombre o máquina


 

Ahra somos todos muy listos, muy "informados". A menudo se nos ocurre que hemos alcanzado algún tipo de habilidad especial que nos hace superiores a cualquier generación anterior, y no podemos estar más equivocados. No tengo ninguna duda de que ALPHAVILLE es una de las obras maestras de Godard, y, por extensión, del siglo XX, pero hay más ¿Qué vemos exactamente en esas imágenes aparentemente frías, apáticas, casi sin ritmo? En mi opinión, la sublimación del género, el asesinato del género, o el género por el género refundado como sopa caótica, tan sólo para rozar algún tipo de verdad que nos quite las ganas de ver más cine negro, ciencia ficción, melodrama romántico... Porque todo cabe donde el vaciado es continuo, pero aún más cuando asistimos asombrados a todo lo que Godard fue capaz de vaticinar ¿O no está aquí contenido todo lo mollar de BLADE RUNNER (la novela de K. Dick, es de tres años después)? Y de hecho ¿no es su estética un desabrido y sintetizado cenáculo, capaz de llegar hasta la parodia de lo pulp? Lemmy Caution ya existía desde principios de los cincuenta ("un Bond antes de Bond"), pero su figura ingresa en un lugar nunca visto, el del héroe a punto de llegar a la revelación final: que no existe en la realidad. Alphaville es la ciudad perdida en alguna galaxia (y no es más que París de noche), Alpha 60 la mente artificial creada para dominar las mentes de sus habitantes; Caution es el tipo que no pregunta ni se lía con mujeres, porque prefiere disparar si no le gustan las respuestas. Allí donde (en una genial analogía) fracasaron Dick Tracy y Flash Gordon, ha de imponerse un hombre genuinamente cascado por el whisky y el tabaco, pero con todas las preguntas por hacer a un sistema tan terrible que cree tener la razón absoluta.

Impresionante. Una de las experiencias más excitantes que puede ofrecer una pantalla.

Saludos.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Cuidado con los yayos


 

THE OWNERS es una película muy mal dirigida. Pésimamente dirigida, añado, por el debutante Julius Berg, del que sólo se conocían capítulos en series diversas. Y eso que comienza bien, con un aire british y gamberro, casi mirando de reojo a Ben Wheatley, con lo justo de excentricidad e interpretaciones entusiastas, entre ellas la de la "tronista" Maisie Williams. El argumento, trilladito, representa una nueva home invasion, esta vez por parte de tres tipos algo chapuceros a la lujosa casa de campo de un anciano matrimonio; parece pan comido: esperar a que se vayan, entrar, localizar la caja de caudales y hacerse con la fortuna que creen que contiene. Pero todo se tuerce desde el principio. La caja no es electrónica, y el tipo que iba a abrirla no sabe hacerlo con una analógica; la novia de otro lo intenta convencer de que deje el asunto y se vaya con ella; mientras tanto, deciden esperar a los dueños e intimidarlos para que les den la contraseña, pero esto no le gusta al tercero en discordia, hijo de la señora de la limpieza. La gracia, cómo no, debería estar en qué diablos va a pasar a partir de ahí, pero sucede lo contrario, y las incongruencias se adueñan de una historia siempre al borde del exceso gratuito, y que acaba pareciendo una película completamente distinta a lo prometido. No es que sea una bazofia, pero no va a pasar a la historia.

Saludos.

martes, 15 de septiembre de 2020

Saturno


 

GIGANTES podría haber sido muy grande, gigante si se quiere. La serie ideada por Manuel Gancedo, y en buena medida responsabilidad de Enrique Urbizu, apuntó muy alto en un episodio piloto simplemente antológico, de lo mejor de la historia de la televisión española, aunque sea de pago. Un espejismo a medias. En ese primer episodio (y puede que en algo del segundo), Urbizu vuelve a aliarse con José Coronado, para apuntalar la piedra angular de esta odisea de muerte, poder y familia, sinque ninguno de estos tres elementos pueda despegarse de los otros dos. La historia de los Guerrero, payos que ejercían sobre los gitanos, que encubrían sus "asuntos" bajo un anodino negocio de antigüedades; la historia de Abraham, un lobo, implacable, resumdo en una escena en la que husmea el aire de su barrio solitario, porque siempre se ve amenazado. Y la historia de sus tres hijos, Daniel, Tomás y Clemente, obligados a continuar el negocio, aunque los no pueden ser más diferentes; y en esas diferencias, los Guerrero se separan y unen, se ayudan y despedazan, como animales, bajo la atenta mirada lupina de Abraham, que es Saturno, y que sólo conoce una forma de hacer las cosas. La lástima es que GIGANTES duró una temporada más, y la segunda es otra cosa, inferior, en absoluto horrible, pero que conserva poco de la críptica y brutal mitología que Urbizu pone siempre por encima de las tentaciones del género. Aun así, incluso pareciendo dos cosas distintas, la serie de Movistar+ debería significar un punto de partida, o una cierta tendencia. A los que tanto desconfiamos de las series, por supuesto, siempre nos quedará ese gigante llamado Enrique Urbizu...

Saludos.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Trascender desde la ligereza


 

Más allá de ser un placer culpable, VAMPS, que supuso el regreso de Amy Heckerling al largo en 2012, es un compendio, constatación y homenaje (quizá "auto", ¿pero quién podría resistirse?) a un tipo de cine, devenido en ideario sentimental, que ya tiene imposible regresar. Efectivamente, la comedia adolescente ya no es lo que era, y qué mejor para matarla y enterrarla que una comedia adolescente sin adolescentes ¿Que cómo se hace eso? Fácil: obviando la edad. Para ello, Heckerling ideó a un par de adorables vampiras, que desde el desternillante arranque dejan muy claro que ni son abominables, ni lánguidas, sólo un par de chicas que "viven" de noche y que intentan mantener un estatus de diversión yendo a locales de moda, mientras sostienen el solemne juramento de no alimentarse de humanos, con algunos batiditos de rata como aperitivo. Es una buena película porque es capaz de trascender su propia condición de género, y afrontar desde ahí una emocionante reflexión sobre el paso del tiempo y lo jodido que es no quedar sepultado por un tiempo que definitivamente no es el tuyo. Ellas son una chispeante Krysten Ritter, en el papel de una chica que es vampira desde los 80, con el corolario de autoguiños que Heckerling extrae de ello, el más importante el papel de una Alicia Silverstone que deja atrás su sambenito de eterna Lolita y parece directamente salida de un film de Woody Allen, ya que está no-muerta desde el siglo XIX. Y debo decirlo, porque no entiendo que este film pasara tan desapercibido, sobre todo viniendo de un nombre tan comercial como el de su directora; aunque, bien mirado, puede que la industria no permita, según a quién, reinventarse sin traicionar su propios principios éticos y estéticos. 

No, no es ninguna obra maestra, pero consigue algo muy difícil, que echemos de menos lo que antes aborrecíamos...

Saludos.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Rincón del freak #421: Hay gente tan imbécil, que su imbecilidad les impide saber que son imbéciles


 

¿Existe el cine cuñado? ¿o cuñadista? Ustedes me entienden. Yo soy cuñado y asimismo tengo un cuñado, y ahí queda la cosa, de momento. Ahora imaginen. Imaginen que son dos estudiantes de cine, con barrillos, camisas de cuadros y una infancia en salones de 100 metros cuadrados. De repente, deciden hacer la película de terror definitiva, con dos cojones, pero como no hay una sola idea realmente original en esas cabecitas deudoras de Starbucks o Apple, se deciden a ir por el camino nietzscheano. Esto es: filosofía a martillazos. El cartel de arriba es suficiente para que yo les diga que ni se les ocurra ver ANTRUM (subtítulo cuñado: THE DEADLIEST FILM EVER MADE), pero no por sus supuestas dotes de maledicencia integrada, según la cual si ustedes la ven se pueden morir. No. Yo les digo que no la vean porque es una mierda pinchada en un palo, tan gilipollescamente hecha que se equivocan hasta en la fecha del supuesto metraje encontrado, que no es otra cosa que un filtro de Bolex, peinados Newton-John y chaquetones del mercadillo. Una bazofia, como diría mi hermano maño, del tamaño de Hungría; y nunca mejor dicho, porque también nos meten con calzador nosequé de un festival en Budapest, y que la gente... no sé, me importa un carajo... No la vean...

Saludos.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Miedo a salir de casa


 

El segundo episodio de INTO THE DARK baja sensiblemente el listón, y augura una cierta complacencia en una serie que sólo rara vez es capaz de empujar sus propios límites. "Flesh & blood" es un batiburrillo de ideas que ya se han hecho antes, y mejor; una especie de juego del gato y el ratón, que sólo mantiene algo de interés durante su primera media hora (ojo, porque son 90 minutos), el tiempo en el que su endeble guion no muestra las cartas. Apoyado en las desganadas actuaciones de Dermot Mulroney y la joven Diana Silvers, el veterano Patrick Lussier (director de saldo en títulos sonrojantes) empieza por mostrar la agorafobia que sufre una joven tras el traumático asesinato de su madre, continúa con la difícil relación con el padre, incapaz de llevar toda la carga familiar, y remata con un giro de guion no ya descabellado, sino directamente anticlimático, pues es mostrado tan pronto (o el episodio es tan largo) que da un poco de pena la falta de sutileza  para convencernos de que "lo que estamos viendo a lo mejor no es lo que creemos"... En fin, una lástima, porque en otras manos más hábiles podría haber sido un buen ejemplo de terror psicológico.

Saludos.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Pequeñas preguntas, grandes respuestas


 

Más que una película, un regalo; LA DANZA DE LA REALIDAD, de 2013, es la película en la que más diáfanamente se glosa el inabarcable ideario de Alejandro Jodorowsky, partiendo de su infancia en Tocopilla, y desembocando en una compleja pero lúcida carta de amor/odio hacia su padre, verdadero protagonista del film y curiosamente interpretado por Brontis Jodorowsky, su propio hijo. Que Jodorowsky pasa por ser uno de los creadores más originales de todos los tiempos, es algo que deberíamos tener asumido desde siempre, y que el polifacético artista chileno se ha encargado de atestiguar en cada trabajo suyo. Obras con vocación de intemporales, fuera de los convencionalismos pero con un discurso bien arraigado, sobre todo, en la memoria sentimental. Así, puede que sea éste su trabajo más honesto, con un pie claramente puesto en el AMARCORD felliniano, y otro en la aguda sátira buñueliana, aunque siempre haciéndose preguntas, sin dar nada por sentado. Este es un film marcadamente autobiográfico, pero siempre a punto de mutar en otra cosa, en otro relato diferente. Y no se ahoguen en convencionalismos, no los encontrarán aquí, y sí a una soprano interpretando a la madre, comprensiva y voluptuosa, curando al severo padre (un comunista, estalinista y ateo) lluvia dorada mediante. En su primera parte, el pequeño Alejandro es el protagonista, sus escarceos con tantas y tan diferentes maneras de entender el mundo, su curiosidad infinita. En la segunda, el padre se adueña del relato, desde que huye de Tocopilla, repudiado por los incipientes nacionalistas, y experimentando un curioso proceso de transformación, que acaba por unir a padre e hijo prácticamente en una conciencia única y que sólo cobra sentido en tanto que transmisión.

Podría seguir desgranando tantas cuestiones de este film tan hermoso como brutal, tan lúcido como críptico, pero prefiero que sean ustedes quienes lleguen hasta él, si es posible con su percepción libre de prejuicios y ataduras morales.

Saludos.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Bocetos del fin del mundo


 

En 1972, David Cronenberg realizó un escueto cortometraje, de poco más de 20 minutos, para la televisión canadiense. Se trataba de un encargo para una especie de serie, con el nexo de la ciencia ficción en común. Cronenberg, escapando de cualquier tentación funcionarial, se basó en un guion de Norman Snider para elaborar un duro y pesimista retablo de inquidades, con una red de prácticas gubernamentales que, de ser ciertas, provocarían un cataclismo. Con un presupuesto mínimo, actores desconocidos, y rodando en laboratorios y fábricas, PROGRAMME X: SECRET WEAPONS podría pasar por cualquier nadería de las que hoy hace Netflix, pero más barata y más terrorífica. El argumento nos sitúa ante una serie de experimentos para crear al soldado perfecto, un autómata de carne, sin pensamientos propios y obediencia absoluta; una máquina de matar con un solo defecto: el copyright. No veremos aquí mamporros ni coches volcando, y sí una serie de diálogos en los que se dilucida la brecha social en ese futuro que describe Cronenberg, no tan lejana de lo que hoy ocurre, sin ir más lejos con las veleidades que se empiezan a atisbar en torno a cierta vacuna. Es como un sketch de lo que luego iría corrigiendo y aumentando el director canadiense. Una curiosidad de las que merecen la pena.

Saludos.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

El impacto



Iya no ha conocido más que miedo y miseria. Desde sus casi dos metros de altura, parece verlo todo, pero no ve nada. Iya queda aturdida a menudo, fruto de una conmoción sufrida mientras todo Leningrado era bombardeado en el peor asedio de la historia. Vive en un gueto, lavando ropa, y cuida del pequeño de su mejor amiga, Macha, que trabaja en el hospital militar. Un día, Iya regresa, pero lo hace sola, y ni siquiera sabe muy bien qué ha pasado, ni siquiera si es culpable de la muerte del niño.
En su segundo largo, Kantemir Balagov corrige y aumenta las expectativas de su debut, ofreciendo una obra áspera, incómoda, asfixiada en una mezcla imposible de colores ocres y chillones, como si vivir o morir fuese apenas una cuestión de tonos. DYLDA no es fácil, ni de ver, ni de entenderse, ni de ubicar dentro de un género reconocible; y a ratos parece danzar la locura de Aleksei German, enfundarse el zumbido fantasmagórico de Sokurov, o hasta indagar en los zarpazos de Lars von Trier, cuando se ponía serio. Afortunadamente, la voz de Balagov es rotunda, enunciativa en el laberinto emocional de estas dos mujeres, aplastadas por lo que la guerra ha dejado, que es una atmósfera irrespirable de rencor y desconfianza. Por momentos, mientras se tienen la una a la otra, hay como un simulacro de esperanza; después, reparan en que esas esperanzas no pueden despegarse de una tragedia que insiste en perseguirlas.
No es perfecta, ni lo pretende. Y así debe ser.
Saludos.

martes, 8 de septiembre de 2020

Viejos conocidos



El proceso de banalización del cine reciente es capaz de superarse a sí mismo de manera constante. Echar una tarde en el catálogo de Netflix lo atestigua; una superposición interminable de títulos que, sin que se sepa muy bien por qué, no desentonan en la presentación, pero luego tardan poco en revelar su verdadera identidad. Algo así es THE OLD GUARD, que parte de una premisa interesante para terminar siendo una parte infinitesimal de "lo mismo de siempre". Una especie de LOS INMORTALES con menos gracia y muchas más tonterías, que se soporta por los mamporros, porque la disertación cuñadista acerca de la inmortalidad es de primero de primaria, y con suerte. Y sin embargo, la película, libre de prejuicios, es entretenida y cumple su cometido de film de acción a ras de suelo, con menos efectos especiales de los que cabría esperar y algunos detallitos, casi todos provenientes de la novela gráfica de Greg Rucka, del que tampoco se entiende tanta traición a su propio guion original. En definitiva, dos horas muy irregulares, con multitud de coreografías, mamporros y luxaciones, pero incapaz de hilar una línea argumental atrevida, que levante a la gente de su asiento. Si no se piensa más allá, entretiene; si se está atento, dos detalles terribles: la disertación homoerótica (me vino a la mente Luis Antonio de Villena) y ver a Andrómaca vestida de guerrera, hace mil y pico de años, hablando inglés... sin que el inglés existiera...
Ustedes sabrán.
Saludos.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Los moradores del castillo



Independientemente de la valía cinematográfica de SHIRLEY, acercamiento más o menos veraz a la figura de la escritora Shirley Jackson, merecería la pena tan sólo como preámbulo a la interesantísima obra de la autora californiana. Son dos cosas distintas, empero. Es encomiable el esfuerzo de Josephine Decker por emparentar la vida y obra de Jackson, pero esto no es sólo poco probable, sino que disocia la intención del resultado final. Casi todo lo que interesa aquí proviene de dos grandes interpretaciones, la de Elizabeth Moss y (sobre todo) Michael Stuhlbarg; mientras que su contrapartida se diluye en la intrascendencia (Odessa Young y Logan Lerman). No he leído la novela en la que está basada esta historia, pero intuyo el maridaje de la contundente obra de Jackson y su propia vida, asfixiada entre sus obligaciones de ama de casa y diversos problemas neurológicos, que apenas lograba mitigar con abundantes jornadas de alcohol. En los casi cincuenta años que vivió, Shirley Jackson dejó una obra no muy extensa, pero que el tiempo ha actualizado como rabiosamente moderna, con un estilo tan original que los críticos dudan en calificarla con un simplista "literatura de horror".
No está mal, pero el personaje eclipsa todo lo demás.
Saludos.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Rincón del freak #420: ¿Verdad o atrevimiento?



El de hoy es un caso que merece figurar, por derecho propio, en esta controvertida sección. Comenzando por el hecho de no estar firmada por nadie, refuerza la idea de que pudiésemos encontrarnos ante unas grabaciones reales. No, más allá de la excentricidad de dicha decisión, MURDER DEATH KOREATOWN es una película, hecha de manera tan amateur que puede hacer dudar al más avezado, pero película al fin y al cabo. Grabada cámara en mano, una cámara subjetiva hasta lo insoportable, punteadas sus cimbreantes imágenes por la voz del tipo que la porta, termina cobrando más interés por ser el artefacto que es, que por lo que cuenta. De hecho, lo mejor es la transformación del relato, pasando de la investigación que un tipo inicia acerca de un extraño crimen en su barrio, a la constatación de que este hombre sufre una obsesión tan acusada que pasa a vivir una especie de realidad paralela, que deteriora su propia vida. Podría ser una hermana cutre de UNDER THE SILVER LAKE y hasta INHERENT VICE, o a lo mejor me estoy pasando; el hecho es que, sin ser nada del otro mundo, este ínfimo ejercicio de found footage demuestra, frente a tantos despilfarros vanos, que se puede estructurar una historia mínimamente interesante con un presupuesto inexistente, y eso siempre es de agradecer. Luego está la película en sí, y ahí entiendo que habrá opiniones contrapuestas, desde quien la tome como una obra de culto hasta quienes la aborrezcan y tache de chiste malo. A mí me ha parecido interesante a ratos, reiterativa a otros, pero que tiene un par de ideas por las que merece la pena echarle un vistazo, aunque sólo sea por ser partícipes de la desintegración de una personalidad por un asunto banal.
Saludos.

sábado, 5 de septiembre de 2020

ITD 1



Los sábados van a abarcar una serie reciente, salida de Blumhouse y distribuida por Hulu, formada por episodios independientes y que giran en torno a diferentes formas de entender el terror en el cine. INTO THE DARK no inventa absolutamente nada, y se emparenta muy de cerca con AHS, Twilight Zone o Black Mirror, aunque su vertiente está clara: terror sin prejuicios, exprimiendo las poibilidades del género, y dejando para otros más preparados disertaciones más o menos filosóficas.
Su capítulo de arranque, obra de los guionistas Paul Fischer y Paul Davis, y dirigido por este último, volviendo sobre un corto propio de algunos años atrás, se titula "The body", y presenta una sugerente mezcla de asesinos en serie (en esta ocasión extrañamente a sueldo), slasher de toda la vida y un trasfondo de comedia alocada, un poco a lo Apatow... No, me he pasado. El resultado es entretenido a ratos, pero sus 80 minutos se notan alargados, con demasiado relleno argumental, cuando la idea de partida es francamente ingeniosa. Nos presenta al susodicho asesino, tras finiquitar a un tipo al que nunca veremos la cara en la noche de Halloween; escudado en que todo el mundo va disfrazado, arrastra el cuerpo sin ser advertido, pero unos bromistas le han pinchado las ruedas del coche, y se ve obligado a irse con unos tipos bastante atolondrados, que están encantados con "su atuendo". El trato es ir a una fiesta, y el asesino, que tiene toda la noche para entregar el cuerpo, toma una copa antes de marcharse, pero las complicaciones no han hecho más que empezar. Con retazos de AMERICAN PSYCHO, HALLOWEEN o incluso THE FINAL GIRLS, es menos inteligente de lo que podría haber sido, y apenas logran salvar la función la acertada interpretación de Tom Bateman y ese disparatado arranque, arrastrando un tipo envuelto en celofán como si nada.
Entretenida y poco más.
Saludos.

viernes, 4 de septiembre de 2020

Cada oveja con su pareja



Exceptuando dos o tres momentos de logrado valor cinematográfico, en tanto que adaptación (puede que "de la adaptación"), me temo que esta EMMA no va a pasar a la historia como algo especialmente memorable. Es la sensación que queda tras este interminable desfile de cacatúas y papagayos a la búsqueda de una virtud que no se les resiste, sino que directamente les es refractaria. Mi misión con Jane Austen está perdida desde hace mucho tiempo, cuando me enfrasqué en su obra para sólo bostezar y sentir compasión de esos pobres machistas jugando a feministas, y viceversa. Claro que aquella época no es ésta, hasta ahí podríamos llegar, pero se ha engrandecido sin mucho son una prosa tan reticente a ir un paso más allá en las relaciones humanas. Con todo, la adaptación se desmarca favorablemente y es capaz de mecerse tranquilamente con tal de soltar tres o cuatro pinceladitas de nulo oprobio. Y termino. Si los actores están bien, la fotografía muy bien, la música resulta simpática y el ritmo parece el adecuado... ¿No será que se trata del debut tardío de alguien que ni siquiera es directora de cine?...
En todo caso, me permito animarles a que revisen la miniserie de 2009 realizada por la BBC, y con una espléndida Romola Garai en el papel principal.
Saludos.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Crónicas de muerte



John Ford era tan grande, tan sumamente dominador del medio cinematográfico, que era capaz de hacer una especie de "película narrativa" de un mediometraje devenido en panfleto de propaganda. Durante la WWII fueron muchos los documentales que aún se conservan, pero no es tan conocida su labor, a principios de los cincuenta, en aquella terrorífica masacre que fue la Guerra de Corea. THIS IS KOREA! es prácticamente una película en sí, o una crónica desencantada del que posiblemente fue el mayor desatino, en cuanto a relaciones internacionales, tras el fin de la "gran guerra", y que terminó por iniciar lo que hoy conocemos como "guerra fría". Ford filma al pueblo norcoreano, mayoritariamente campesino, y las incursiones del ejército norteamericano en apoyo a los habitantes del Sur; los intentos por reconducir lo que se intuía una matanza, ejemplificada más tarde en los bombardeos con Napalm. No es, ni mucho menos, de lo más conocido de Ford, ni siquiera en su faceta documental, pero merece la pena echar un vistazo a sus escasos 50 minutos, incluso para admirar el montaje final, con la voz de John Ireland desplegando una tétrica elegía sobre un campo minado de cruces.
Saludos.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Los de las cuotas...



Ni pizca de gracia. Parece un chiste hacer un remake de TRAIN TO BUSAN para que termine pareciendo otra película diferente, como si poner el título ya valiera. No hay nada de aquella gratísima sorpresa en esta PENINSULA: TRAIN TO BUSAN 2, excepto zombis, pero eso ya nos lo esperábamos. Lo del tren no se sabe por qué, porque no sale ninguno, y sí muchos coches, lo que la emparenta más con la saga MAD MAX. Sin embargo, de parecerse a algo, se parece mucho más a aquel RESCATE EN NUEVA YORK, y a veces parece calcada en ritmo y desarrollo, aunque ya digo, sin pizca de gracia. El apartado técnico bien, los actores no están mal, y entretiene lo justo, pero es indigno emparentarla con su supuesta predecesora, por más que el director sea el mismo. Nada de aquellos excitantes montajes, ni de la emoción del espacio único; ésta parece más compleja, pero sus casi dos horas se hacen eternas, y por momentos incomprensibles. Puede quedar resultona para los incondicionales del género, pero muy poco más.
Saludos.

martes, 1 de septiembre de 2020

Consumidores y consumidos



No comparto al 100% la fascinación que despierta DAWN OF THE DEAD, la original dirigida por George A. Romero en 1978, aunque le reconozco la vocación de dar una vuelta de tuerca más al asunto zombi, usando la premisa del ser con cerebro muerto para enarbolar una crítica al sistema ultracapitalista americano, de una forma un tanto burda, pero es cierto que bastante efectiva. El "director's cut" se extiende hasta casi las dos horas y media, y tampoco se entiende la motivación de Romero, pues las escenas añadidas aportan poco al montaje original. En cambio, el film gana enteros cuanto más opacas son sus resoluciones. Toda la parte que se desarrolla en los grandes almacenes forma prácticamente un ente independiente, buscando la reflexión en algunas escenas que rozan el surrealismo, cuando no la comedia absurda. Más que una película de zombis al uso, estamos ante una crítica hacia esa masa sin forma que es el consumo y los consumidores, dándole la vuelta y convirtiéndolos en consumidos, un mero producto sujeto a la oferta y la demanda. Es, ya digo, un poco demasiado larga, pero aún conserva intacto el poder hipnótico de unas imágenes capaces de desestabilizar cualquier idea preconcebida.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!