sábado, 30 de septiembre de 2023

Sin palabras


 

Una película puede patinar por diversos motivos, pero el más chirriante es el empeño por desdeñar los hallazgos conseguidos, puede que por un afán de inventiva, que luego se descubre que no es tal. NO ONE WILL SAVE YOU es uno de estos casos, un film que no puede definirse a sí mismo, cambiando sus hojas de ruta constantemente, y creando un clima de confusión que me parece innecesario, dado lo vulgar de su lógica interna. El el plano formal, destaca la arriesgada decisión de no incluir un solo diálogo, convirtiendo una historia típica de género casi en un film mudo, pero obligándonos a que aceptemos esta circunstancia como imprescindible, cuando (luego se demuestra) no lo es. Con un arranque espléndido, repleto de sutilezas argumentales y una portentosa interpretación en soliloquio a cargo de la joven Kaitlyn Dever, entendemos la extraña dualidad entre un optimismo algo naif y el raro rechazo de la comunidad en la que vive, aunque apartada. Después, sin previo aviso, el director y guionista Brian Duffield (en su segundo largo) lanza el órdago mediante el que una crisis personal podría exorcizarse mediante una catástrofe global... Es burdo pero vamos con ello, claro. Es decir, que como entretenimiento se eleva sobre la media, pero como ensayo reflexivo e intelectual se queda en un primario detentor emocional, híperregulado y ultradomesticado.
Interesante, pero corta como el ejercicio de riesgo que aparenta ser.
Saludos.

viernes, 29 de septiembre de 2023

Películas para desengancharse #120


 

Era necesario traer aquí a SCOTT PILGRIM vs. THE WORLD, no me parece que haya un mejor monográfico que éste sobre abusos, intoxicaciones y otras veleidades. Estamos ante un hito, un film sobre el orgullo de ser un nerd, de ese "fragile army" del que hablaban otros que tal, aunque algo se esconde tras la celebración del videojuego, la referencia, el detalle en pentimento continuo. Edgar Wright es muy inteligente, y muy entusiasta, y su cine te coge de la mano, te lleva hasta donde quieres estar, como un sueño que pretendes controlar, y él lo hace por ti. Más allá, insisto de todo eso, incluso de la "gran alegoría" que compone su tronco nervioso, SCOTT PILGRIM... es lujuria con ternura, crueldad con compasión, humor con circunspección. Una amalgama acerca de ser diferente sin perder de vista los sentimientos, de lo mal que te sientes al romperle el corazón a alguien, sólo para descubrir que el tuyo no es de piedra como creías. Y es un salto mortal, porque no todo el mundo sabe controlar esa estética de cómic independiente, esa banda sonora de música independiente, o volarlo todo en pedazos apropiándose el Mortal Kombat como si se hubiese generado a partir de esta película. Y me pregunto por qué no ha sido aún más referenciada (y reverenciada), como si se hubiese quedado lastrada en su propia oda a la nostalgia ñoñarra. No lo entiendo, porque luego se han hecho muchas cosas mucho peores, más caóticas, peor explicadas... y se han llevado incluso un oscar...
Me sigue pareciendo una barbaridad, además de descubrirnos a un puñado de actores/actrices que efectivamente despegaron a partir de ahí.
Saludos.

jueves, 28 de septiembre de 2023

Fragmentos de una mente perdida


 

IMAGES pasa por ser uno de los films menos recordados de Robert Altman, sea por su arriesgada propuesta o por su apreciable intento por despegar el "yugo americano", en busca de una dimensión más cercana a autores europeos, como ya hiciera, por ejemplo, John Cassavetes. Se trata de un inquietante retrato femenino, el de Cathryn, una escritora de fantasía que se traslada a una casa de campo junto a su marido, tras sufrir una crisis nerviosa. Lo que Altman propone es un incómodo vistazo a una psique atormentada, esquizoide, pero también necesitada de comprensión. El triángulo compuesto por su marido, frío y distanta, su amante, brutal y pasional, y el fantasma de lo que suponemos otro antiguo amor, pero que bien podría ser la conciencia latente de su propia incapacidad de amar, nos lleva hasta una espiral de apariencias y apariciones, y realidad trufada de una ficción que pugna por imponerse a la misma. El trabajo de Susannah York es tremendo, componiendo una figura frágil, dañada, acosada por fantasmas indistinguibles de una realidad de la que sólo puede escapar componiendo sus relatos sobre seres que buscan unicornios, toda una alegoría. En mi opinión ha envejecido mal, muy a la sombra de los excepcionales tratados femeninos, por ejemplo, de Bergman, Polanski o Fellini, de quienes se anexiona el regusto amargo y punzante de una feminidad aplastada, pero sin llegar a concretar el punto exacto, a modo de guía, para un espectador que puede sentirse tan desorientado como su protagonista. Y no, la banda sonora de un joven John Williams es la canónica, mientras que los "chirridos" (recuerden INSIDIOUS) provenían del artista japonés Stomu Yamashta. Ambos nominados a la mejor banda sonora en los oscar, que no es poco para Altman...
Justamente olvidada.
Saludos.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Raoul Walsh. Escribir la Historia #50


 

El final de WHITE HEAT podría anticipar el nacimiento de un Joker ¿quién sabe? Todo lo que lo precede contraviene las reglas del manual del guionista aplicado. La renuncia a remarcar como preponderantes los roles del macho dominante, optando por un perfil retorcido y psicótico, y por ello más pelogroso e impredecible. Los responsables de ello son un James Cagney desbocado, como una mezcla imposible entre Pacino y Nicolas Cage; pero sobre todo Virginia Kellogg, la talentosa (y desconocida) escritora, que también fue actriz de tercera fila, y cuyo instinto literario la "obligó" a subvertir cada aspecto de esta violenta y esquizofrénica sinfonía autodestructiva, que más se crece cuanto más parece perder el rumbo. No sabría por dónde empezar, porque el material es inagotable, pero hablaría de la patética relación materno-filial entre Cody Jarrett y su madre (Margaret Wycherly rozando la caracterización de una terrorífica bruja shakespeareana), o una soberbia Virginia Mayo, sublimando a la "rubia tonta" (que Walsh, además, se permite presentar nada menos que roncando), para seguidamente introducir otro elemento genial e inesperado, un topo de mil recursos, interpretado por un no menos colosal Edmond O'Brien. En ese polígono imperfecto y simbionte cabe de todo, desde el síndrome de Estocolmo hasta los apuntes homosexuales, y desde un montaje de cadencia musical (no olvidemos a Max Steiner en pleno apogeo) hasta una fotografía que Sid Hickox parece convertir en cuchillos lumínicos, y que culmina en una escena final que es historia del cine por derecho propio. 
Todos los que han dirigido buen cine negro después han bebido de aquí. Scorsese, Coppola, Tarantino, los Coen y cualquiera que les venga a la mente. Por ello no es cine clásico, y más me parece vanguardia en movimiento. Y por eso es muy posible (aunque sería una afirmación cercana a lo pedante) que amague con ser la cima absoluta de Raoul Walsh, cosa que no debería haber preocupado para nada a quien ya estaba en la cima del mundo...
Redonda como pocas películas lo son. Obra maestra absoluta.
Saludos.

martes, 26 de septiembre de 2023

La gran fábula


 

Otro cine de animación es posible. Muchos de ellos, de hecho. Más allá de las turbulencias dominantes de las majors, de vez en cuando nos topamos con alguna pequeña maravilla, como es el caso de LA JEUNE FILLE SANS MAINS, en la que Sébastien Laudenbach adaptaba un oscuro cuento de los hermanos Grimm, en un trabajo inclasificable y extrañamente bello, cuando por momentos parezca que su vocación sea feísta. Con una técnica directamente emparentada con el fauvismo, nos cuenta la terrible decisión a la que se ve sometido un molinero por un espíritu maligno, que le promete acabar con su riqueza si es capaz de cortarle las manos a su hija y entregársela como dote. Más allá de todo el simbolismo encerrado en sus epatantes imágenes, en constante metamorfosis, estamos ante un film de emocionante humanidad, lejos de moralinas incongruentes y sí con la lección aprendida de los maestros de la animación, en la que el atrevimiento formal debe equivaler a otro narrativo. En sus escasos 75 minutos, encontraremos belleza y bondad, fealdad y maldad, para seguidamente renunciar de la codicia humana o retozar en suntuosas imágenes de desnudos que se hacen uno y todo con el paisaje mismo. 
Puede que su recato le reste apenas un punto para ser considerada una obra maestra, pero es un film magistral, poseedor de un encanto propio muy difícil de descifrar, pero que lo hace un clásico instantáneo.
Maravillosa.
Saludos.

lunes, 25 de septiembre de 2023

Cuando la foto canta


 

EMANCIPATION es una película muy larga que se resume con escasas frases, la mayoría hechas. Tiene la apariencia de los grandes relatos, esos que antes llamábamos superproducciones, y ahora son "productos de enjundia". Su mensaje alude a la dignidad a través de la tortuosa peripecia de un hombre (Will Smith, capaz de sostener un solo registro durante dos horas y media...), un esclavo que escapa del campo de trabajo donde es enviado tras ser separado de su familia, para poder regresar junto a ellos. La dualidad del relato nos enfrenta por un lado al sádico perseguidor interpretado con acierto por Ben Foster, mientras fuera de campo Lincoln desarticula la esclavitud en todo el Sur. Entre medias, parece que el informe histórico importa menos que las habilidades, rayanas en lo superheroico, de un protagonista acaparador hasta lo exhibicionista. Es decir, que uno no se atreve a decir que es una mala película, porque técnicamente está bien hecha, y porque es difícil posicionarse en contra de su carta de denuncia. Es su cruz, sin embargo. Personalmente, es verborrea incontinente, que no sabe cómo ni cuándo parar (le cuento hasta tres finales), y que parece la copia de una copia, sirviendo más que nada para que nos acordemos de un puñado de títulos recurrentes, y la mayoría infinitamente superiores.
Es difícil explicar por qué es tan endiabladamente aburrida...
Saludos.

domingo, 24 de septiembre de 2023

Rincón del freak #565: Cuando el original debería ser la copia


 

Casos hay en los que los hechos superan ampliamente a la fantasía, que debe ser por aquello de que ya está todo inventado, o que el refrito alcanza y rebasa cualquier recoveco en nuestra imaginación ¿Ustedes se acuerdan de aquella magnífica película, en la que la requetesobada excusa de los jovenzuelos atrapados en una aislada cabaña daba paso a una afilada metareflexión sobre los contornos del cine de género, y más concretamente el slasher? No fuimos pocos los que nos rendimos ante el ingenio de su creador, que nos abría una ventana a la esperanza para no desesperar ni sucumbir ante la avalancha de subproductos calcados entre sí. El problema, no obstante, es que ya existía un título anterior que "anticipaba" al referido. Pero no se preocupen, porque THERE'S NOTHING OUT THERE es tan mala, que sólo se la podría tratar con indulgencia, y al lado de CABIN INTHE WOODS es una especie de broma. Todo encaja cuando advertimos que es una producción de Troma, hecha con tres retales de saldo, y con el único atractivo (aparte de la abundancia de ubres gratuitas) del buen humor con el que se toma su precario devenir. Pero bueno, uno no puede dejar de esbozar una sonrisilla al ver que la premisa argumental es similar: un puñado de mozalbetes con las hormonas revueltas va a pasar un fin de semana a una apartada cabaña, sin saber que un extraño ser sobrenatural les acecha escondido, y despreciando las advertencias del friki del grupo, que cree ver "la típica escena de peli de terror" tras cada pequeño detalle. Pero bueno, si son capaces de acceder a ella (que ya es una proeza), no esperen ninguna revelación mística, y sí un destartalado "tromazo" de tomo y lomo.
Saludos.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Formulario prospectivo


 

Sin fecha aún de estreno en nuestro país, por aquello de los tira y afloja con las posibles plataformas, llega THE LAST VOYAGE OF THE DEMETER, revisión minúscula y muy parcial de uno de los capítulos de la inmortal novela de Bram Stoker. Tan sólo ese capítulo, el titulado "Captain's log", en el que se relata la masacre cometida por el vampiro en su forma más diabólica, justo antes de llegar a las costas inglesas. Ya lo vimos (y adelanto que mejor) en la reciente miniserie, porque lo que hace André Ovredal es pasar de puntillas por los aspectos esenciales, mientras confía en que el monstruo eleve el nivel del film. En mi opinión me parece una película desaprovechada, muy a trompicones, con un guion de ritmo irregular y una atmósfera que se empeña en parecer malsana, pero se intuye superficial ¿Quiere decir que es una mala película? No, si rebajamos las expectativa y aceptamos la naturaleza de producto comercial, de temporada, en lugar de querer ver nada más allá. Es terror de la vieja escuela, con su trampa, su cartón y todo lo demás.
Moderadamente entretenida.
Saludos.

viernes, 22 de septiembre de 2023

Películas para desengancharse #119


 

Comprometer el cuerpo entero de una película a una decisión formal, no ya es que se encamine irremediablemente a la pedantería, sino que puede desvirtuar cualquier acierto, al mismo tiempo que resalta los defectos gratuitamente. El caso de LA GUERRE DU FEU es paradigmático, porque nos situaba hace 80.000 años, ante una humanidad en sus albores, con la preservación del fuego como necesidad ineludible. Cierto es que el film provenía de una novela de principios del siglo pasado, pero en esta narración sin palabras (reto que su director volvería a retomar algunos años después), la línea entre lo trascendente y lo directamente ridículo es casi imperceptible, y se apoya en una dirección de actores basada en el subrayado de la fisicidad. A destacar el trabajo de Ron Perlman, Everett McGill y una Rae Dawn Chong que se dio a conocer precisamente con este título, tan mítico como desafiante, y cuyo atrevimiento no he vuelto a ver en pantallapor mucho que ahora los mamuts no sean de cartón piedra...
Sigue siendo una experiencia genuinamente fílmica, y aunque se hace un poco pesada una vez hemos acostumbrado nuestra retina a ese pretérito, merece la pena aceptar ese todo o nada.
Saludos.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Puños fuera


 
Ya es raro encontrarse con un biopic sobre boxeo que parezca otra cosa, un descafeinado cruce entre un thriller gangsteril, una historia de redención beatífica o una nota a pie de página en una biografía para nada entendida para abordarla. PHANTOM PUNCH es eso, un telefilm barato pero con ínfulas de otros títulos más entonados, aparte de una narración torpe y desganada, sin nada que contar sobre la apasionante figura de Sonny Liston, que fue el mejor boxeador de la Historia, hasta la llegada de un inabordable Cassius Clay, que le destronó para siempre y reabrió las heridas de un hombre hecho a sí mismo, encaramado a la cumbre pugilística tras una juventud marcada por su paso por la cárcel. Aparte, sin que yo me invente nada ¿Ving Rhames con cincuenta años interpretando a un chaval de casi veinte?... ¿De verdad?...
Saludos.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Raoul Walsh. Escribir la Historia #49


 

Son contadas las ocasiones en las que un remake está a la altura del original, menos aún si lo dirige el mismo cineasta, y todavía más complicado si se le cambia nada menos que el género, aunque rizar el rizo es facturar un gran film prácticamente mimetizando ambos títulos. Pero he aquí que Raoul Walsh filmó COLORADO TERRITORY, el western que quizá todos vemos implícito tras las imágenes de EL ÚLTIMO REFUGIO, en uno de los casos más insólitos de la historia del cine. El texto de W.R. Burnett es tan potente, tiene tan pocas fisuras, que aguanta a la perfección un cambio de género y época, e incluso la elección de Joel McCrea y Virginia Mayo parece de una concisión apabullante, mostrando una nueva versión, menos enfermiza pero igualmente apasionada, de aquélla compuesta por Humphrey Bogart e Ida Lupino. Es un remake casi calcado, que se ve con la fascinación desprendida de sus potentes razones, las de un cineasta privilegiado, cada vez más generador de una poesía brutal y sin concesiones. Ver ambos títulos encadenados es una experiencia recomendable y reveladora.
Saludos.

martes, 19 de septiembre de 2023

De cuello vuelto


 

El cine de Darren Aronofsky, era cuestión de tiempo, sufre el peligro de darse la vuelta completamente. Ombliguismo, lo llamarán algunos, pero creo que es otra cosa, una especie de síndrome sufrido por los cineastas que no logran ir más allá de sus convicciones, que en este caso son muchas, las obtenidas, sobre todo, tras su colección de estampas epatantes, pero que no dejan de ser fulgores con infructuosa vocación de gran relato. Hay una cosa peor que el teatro flmado: el guion filmado. THE WHALE, más que una película, y parafraseando a su omnipresente protagonista, es un ensayo sobre las posibilidades del espacio único; para que no se escape el aroma a artilugio ingenioso, o para esperar que la intensidad entre cuatro paredes devenga en epifanía experiencial. Es mucho más sencillo que eso, y se fundamenta en trabajo de demolición de Brendan Fraser, que parece un exorcismo con patas, un muñeco vapuleado inserto en el corpachón que Aronofsky nos restriega en cada plano, regodeándose en la miseria de un tipo que se deja morir por una depresión desembocante en obesidad mórbida. Sólo existe una manera de no sucumbir ante esta pornografía, y es aceptando su circunstancia con modestia, como se paladeaban aquellos Estudio1 de antaño. El problema es que hay demasiada pedantería en su muestrario de baptisterio tiktokero, y en esa cursilería desaparecen gran parte de los esfuerzos de Fraser, muy esforzado, pero para nada genuino.
Les gustará si pecan con pizzas industriales...
Saludos.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Puñales por la espalda


 

Todos han hablado de SUCCESSION; todos hablan de SUCCESSION. Hablemos de SUCCESSION. Hablemos, por ejemplo, de lo trillado de su estructura, lo formuláico de sus actuaciones o lo grosero de sus giros. No todo va a ser caviar para la "gran serie" de los últimos tiempos, que con sus cuatro temporadas, a base de robustos cañonazos de una hora, nos puso al tanto de las lindezas de una familia que no tiene remilgos a la hora de destrozarse mutuamente en una descarnada lucha por suceder al gran patriarca. Todo con el trasfondo de un gigante de la comunicación, como estandarte del poder invisible, capaz de poner y quitar presidentes, iniciar guerras o hundir economías. Los aciertos, sin embargo, son muchos, casi todos provenientes de la prodigiosa cohesión con la que los episodios avanzan, sin que notemos tambaleos ni el ritmo decaiga. Más que su narrativa, que no tiene nada de sorprendente (aquí renace la estirpe de DALLAS, DINASTÍA o FALCON CREST), el verdadero logro es su vórtice emocional, a modo de montaña rusa sin tregua, que cabalga sobre su vertiginoso montaje, y en especial el de sus grandes planos secuencia. Es Shakespeare, pero no nos flipemos con ello; es Scorsese vestido con la túnica barata de Brian DePalma; es un zumbido en segundo plano, sólo para oídos acostumbrados, que una vez percibido contiene la clave para descifrar en qué consiste conspirar contra conspiradores, tan sólo para descubrir que quizá no haya nada legítimo. Yo, humildemente. les recomiendo que la "adoben" con dos complementos indirectos, pero que a lo mejor les aclaran que bulle tras el carrusel de sonrisas falsas, frases lapidarias y concursos biliares. Pónganse antes de verla JUAN NADIE, de Capra, justo al final, NETWORK, de Sidney Lumet, y sólo si aún conservan algo de fe en la humanidad, rematen con EL MANANTIAL, de King Vidor... Ahí queda eso...
Saludos.

domingo, 17 de septiembre de 2023

Rincón del freak #564: El seductor que sueña que lo es mientras otro seductor lo sueña como posibilidad de escape...

 


La cuadratura del círculo fue una improbable película, allá por 1976, que adaptaba otra aventura del incorregible mujeriego. El problema es que ALFIE DARLING no tiene prácticamente nada de la esencia del film original, y se limitaba a erigir un bochornoso compendio de sketches erótico-festivos, a la mayor gloria de un protagonista garrulo e inexpresivo. Comparar a Alan Price (un conocidillo cantante de la época) con el arsenal de registros de Michael Caine es un insulto, y ni siquiera le llega a los tobillos a aquel pizpireto Jude Law, por lo que el ingrediente principal ni siquiera existe. Alfie es ahora un conductor de camión, y lo mismo se escabulle bajo las sábanas de una tabernera en Normandía, que da calabazas a su casamentera vecina, humedece las noches de un Joan Collins en plan putón refinado, o persigue lamentablemente a una periodista "empoderada", que es la única que parece darle calabazas. Es una película, por así decirlo, "literal"; sin pizca de ironía ni ingenio, y que venía a engrosar absurdamente la nómina de "destapes" tan prolífica en aquella época en Gran Bretaña.
Es una curiosidad, un poco burda, un poco imbécil, y que no les recomiendo para nada, pero allá ustedes...
Saludos.

sábado, 16 de septiembre de 2023

Pesadillas de un seductor


 

No me atrevo a imaginar las razones por las que alguien decidió hacer un remake de ALFIE, casi cuarenta años después, y sin aportar nada mínimamente original, excepto un plus de conservadurismo ñoño e innecesario. Sin ser una mala película (inocua, sería el término), este ALFIE no ha entendido nada del demoledor e inmisericorde retrato masculino que se erigía tras la portentosa interpretación de Michael Caine. Aquí, Jude Law, que es lo mejor de muy lejos, reinterpreta la visión cínica y desapegada del original, para desembocar en una incomprensible sesión de autocompasión, como si el mito del sempiterno soltero necesitase una lección que le hiciese replantearse las bondades de la vida fiel. Aparentemente es la misma película, pero sólo en el exterior, y ni eso si contamos el vomitivo recurso de preñar la pantalla (literalmente) de fotografías cuquis, como si hubiésemos pedido un magacín o algo así. Como comedia tontuela le otorgo que se eleva un poco de la media, gracias al encanto de Law y apariciones de categoría, como la de Marisa Tomei o Susan Sarandon, pero es olvidable casi por definición. Y ahora pienso en lo bien que le habría sentado un cameo del propio Caine...
Saludos.

viernes, 15 de septiembre de 2023

Películas para desengancharse #118


 

De todas las películas que siempre me han parecido injustamente incomprendidas, puede que el caso más flagrante sea el de ALFIE, en la que un joven e inmenso Michael Caine nos mostraba la patética peripecia de un mujeriego el el Londres de mediados de los sesenta. Un tipo al que no sabes si despreciar o admirar, ambas cosas por su galopante desapego emocional, que sólo le permite encadenar múltiples conquistas sin demasiados remilgos, asunto del que se nos quiere hacer cómplices con un reiterado e ingenioso recurso: la visibilización de la cuarta pared mediante las confesiones que el protagonista (nos) hace en primera persona. El guion de Bill Naughton (adaptando su propia obra de teatro) es mucho más inteligente de lo que parece, y su tono, entre desenfadado y escéptico, esconde un último acto revelador y corrosivo, enmudeciendo al inefable seductor, justo cuando una mujer (nada menos que Shelley Winters) decide sustituirle por "otro más joven". Es ahí cuando cobra sentido el aparente cinismo del film, al que curiosamente le funcionan los chistes machistas, lapidando a un tipo de hombre incapaz de ver su propia ridiculez. ALFIE es Caine, y viceversa, y pocas veces se ha sido tan descarnado desde un punto de vista "típicamente masculino", de ahí el gran acierto de su sorprendente sutileza coaxial.
Saludos.

jueves, 14 de septiembre de 2023

Manual del incursionista


 

INSIDIOUS solía ser una referencia ineludible a la hora de hablar de pertinentes "actualizaciones de género". Una especie de ensayo y repetición de las posiblidades técnicas de hoy en día para revitalizar un cine de terror que, sobe todo durante los ochenta, rebajaba la truculencia para adentrarse en la creación de atmósferas. Siendo breves, INSIDIOUS: THE RED DOOR se salta a la torera los aciertos de la idea original de James Wan, para convertirse en una extraña tabla de cálculos y probabilidades, las que alguna luminaria de Blumhouse debió pensar para incluir al actor Patrick Wilson en su nómina de realizadores "estándar". No es ya que esté todo visto y requetevisto, sino que no aporta nada nuevo, mínimamente original, y es apenas un producto de uso y consumo, con una factura visual que no está mal del todo, pero con un desdén por narrar coherentemente que nos remite a franquicias peores que ésta. Es extraño, porque no es una "película mala" por estar mal hecha, sino por lo descuidado de un factor que a mí me parece imprescindible: el entusiasmo. Un excursionista es capaz de asumir los retos y solventar lo desconocido; un incursionista tiene diseñado hasta el jarrillo de lata para beber agua. Pues eso.
Saludos.

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Raoul Walsh. Escribir la Historia #48


 

Historia de un advenedizo elevado a la categoría de héroe, SILVER RIVER no soporta una revisión social estricta hoy día, pero es un más que interesante retrato sobre los cazadores de oportunidades en tiempos convulsos. Mike McComb (Errol Flynn) es expulsado del ejército tras destruir una importante suma de dinero, evitando que cayese en manos enemigas. Tras ello, resurge fundando una explotación de plata en Nevada, llegando a ser un auténtico magnate. Su caída sucede tras contraer matrimonio con la mujer de su socio, después de que éste muera a manos de los indios. Las suspicacias son inevitables, llega la bancarrota y el abandono de todos los socios y amigos, excepto la de su antiguo abogado (Thomas Mitchell), un elocuente alcohólico que siente la necesidad de congraciarse tras haber contribuido al desastre. 
Se trata de un film con algunos problemas de guion, puede que por la adaptación que Stephen Longstreet realizó de su propia novela, pero contiene momentos de épica contenida, teniendo en cuenta la ambigua naturaleza de su protagonista, de cuya honestidad se llega a dudar a cada momento ¿pero no lo hace, por ello, un poco más humano?
Saludos.

martes, 12 de septiembre de 2023

El tejado de los locos


 

Más allá de la anécdota que supone una escena de sexo explícito, no sería justo incluir DIAVOLO IN CORPO en un saco que no le pertenece, el de películas con vocación de provocar. Más que eso, estamos ante un complejo encadenado de motivos psicológicos y/o emocionales, que nos pueden llevar a perder la cabeza, o quizá a recuperarla. El film se abre con una escena insólita: mientras se desarrolla una clase de filosofía, en el tejado contiguo una mujer semidesnuda balbucea palabras sin sentido, mientras un cura intenta convencerla de que regrese al balcón desde el que ha trepado. Una joven se despierta y sale, y un alumno queda definitivamente prendado de ella. Ella es la hija de un militar víctima de un atentado, y al mismo tiempo la esposa de un condenado por terrorismo de las brigadas rojas. En esa dualidad permanente, Marco Bellocchio desapasiona su mirada precisamente para fotografiar un estado de amor puro, el del joven por esta mujer incapaz de dominar sus emociones, lo que queda maravillosamente reflejado en unos primeros planos de un rostro que no se decide entre la felicidad, la tristeza o la locura que puede albergar ambas. No es un film fácil, y requiere de un visionado atento a los múltiples simbolismos que lo recorren, dejando al final la sensación de que sí hemos asistido a uno de esos momentos en la vida de cualquiera de nosotros, en los que dejamos de ser dueños de nuestras acciones, quizá fugazmente felices, quizá aturdidos por mirar hacia abajo desde el tejado...
Película única e inclasificable, incluso demasiado como para tildarla sólo de "moderna".
Saludos.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Látigos y sombreros #5


 

En relación a INDIANA JONES AND THE DIAL OF THE DESTINY, creo que es necesario ser escuetos, no dejarnos llevar por una nostalgia que, de alguna manera, se ha intentado erradicar para poder dar digno carpetazo a una saga que abarca más de cuatro décadas, con desigual fortuna. No sé si este caso responde a los fracasos o a los aciertos, pero hay que reconocerle dos o tres cosas. Primero, que es difícil coger este toro con la alargadísima sombra de Spielberg rozándolo todo. Mangold es un buen director, un magnífico artesano con un currículo sólido y las tablas suficientes para facturar un producto digno, que no aspira a la excelencia pero tampoco es un desastre total. Después, me parece un acierto el CGI usado para rejuvenecer a Harrison Ford en el arranque, no sólo por su asombrosa perfección, sino porque sirve como recurso narrativo y creernos que un Indy septuagenario es posible. También, algunos secundarios que no son floreros, como el gran Mads Mikkelsen componiendo uno de los mejores (y más complejos) villanos de la serie, pero también una chispeante Phoebe Waller-Bridge o Antonio Banderas, con uno de esos "breves pero intensos" que tan bien se le dan. Por el contrario, la duración no perdona, y hay una meseta insufrible de aproximadamente una hora, que es algo imperdonable hablando de lo que hablamos. Compensado, sin embargo, por el final, que efectivamente es lo mejor de la función; un compendio de espectacularidad e intención sensorial, que es a la vez emotivo e inteligente, y que no pienso desvelar en absoluto. En definitiva, una muy buena peli de aventuras, que juega sus bazas con entereza y creo que puede contentar tanto a devotos como profanos, como creo que es justo lo que hace grande un cierre tan magnánimo como éste.
Saludos.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Rincón del freak #563: Memphis es el lugar al que quiero ir


 

Pues resulta que Elvis no había muerto, sino que logró pasar desapercibido mediante un plan maestro, que consistía en hacerse pasar por su mejor imitador, logrando así su objetivo al tiempo que disfrutaba encima del escenario sin que nadie sospechase nada. Pero el tiempo pasa incluso para el Rey, y un día despierta en la cama de un geriátrico, con la cadera rota y un compañero de habitación moribundo. No es su mayor problema tampoco que Priscilla y su hija se hayan olvidado de él, o que hayan pasado años desde su última erección. No, porque Elvis Presley tendrá la honorable misión de salvar el mundo de la amenaza de una momia egipcia milenaria, que ha regresado para alimentarse de cuantas almas pueda. Por si esto fuera poco, en la residencia va a tener como aliado a un tipo que afirma ser el mismísimo John F. Kennedy... con la particularidad de que es un señor negro. Todo esto imaginó Don Coscarelli, ese adorable cachondo mental, para filmar BUBBA HO-TEP, un demencial proyecto para el que embaucó a Bruce Campbell, que resuelve un Elvis tan paródico como patético, en una serie B sin cortapisas, consciente de sus limitaciones y aprovechando su inercia cómica. 
Si no la han visto aún, están tardando en descubrir esta absoluta locura, libre de prejuicios y ataduras comerciales.
Saludos.

sábado, 9 de septiembre de 2023

Olvidar el aniversario


 

A los cuarenta años, alguien decidió que era hora de hacer una versión de STRAW DOGS. Por motivos que ignoro, más allá del posible homenaje, este film de 2011 no es más que un refrito aplicado, obediente y dedicado, pero carente de alma y esencia propias. La acción se trasladó desde el brumoso norte de Inglaterra hasta el sudoroso Sur estadounidense, en un emparentamiento que no diría que fuese afortunado. James Marsden intenta emular sin éxito a Dustin Hoffman, pasando de ser un astrofísico a guionista, mientras la insulsa Kate Bosworth pasa desapercibida con un único registro, en un burdo intento de "limpiar" la ambigüedad moral del de Susan George. El descubrimiento, sin embargo, fue un incipiente Alexander Skarsgard, que termina siendo lo mejor de esta dsvaída función, correctamente realizada, pero más bien olvidable e, insisto, completamente prescindible.
Hasta el cartel era calcado...
Saludos.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Películas para desengancharse #117


 

Hay al menos dos películas escondidas en el sincopado ritmo de STRAW DOGS, y no precisamente complementarias. Por un lado tenemos un thriller, narrativamente hablando, que explota mucho más tarde de lo usual, creando un clima de tensión creciente, hasta desembocar en un paroxismo terrible. Por el contrario, la atmósfera creada por Peckinpah nos lleva hasta los límites de la reflexión, otorgando al caos un poder omnímodo sobre la disertación filosófica ¿Qué es un hombre? ¿Para qué sirve entenderse? o ¿no tenemos todos nuestras propias razones? En la novela original de Gordon M. Williams (asimismo guionista no lo suficientemente reconocido) ya existía esta vocación, subversiva e incómoda, de aprovechar la palabra interior como símbolo de extrañeza, empujando a sus personajes hasta los límites de la moral. Y no ha envejecido demasiado bien, por mucho que rastreemos infinidad de títulos deudores de su "coreografía de la violencia", pero sigue siendo un film absolutamente recomendable como viaje iniciático para quienes pretendan establecer algún tipo de normativa curricular en estos tiempos de tanta planicie creativa. Es lo que siempre ha diferenciado a Peckinpah de otros coetáneos suyos, esa disposición a regalar con generosidad, por supuesto un trabajo retorcido y angustioso, pero también un salto adelante para derribar viejos clichés y estereotipos. 
Y es un film que engancha sí o sí.
Saludos.

jueves, 7 de septiembre de 2023

Adorable y despreciable


 

A MAN CALLED OTTO es una película tramposa, que ves venir de lejos por mucho que juegue a una inversión de roles pero que muy mal entendida. O David Magee no vio la original, o tanto le dio, porque si ya parece complicado integrar a Tom Hanks en la piel de un misántropo, peor aún es redimirlo a base de gags desconcertantes, que terminan por convertir a Otto Anderson en un entrañable abuelete. Es sintomático, por tanto, que Hollywood carece de ideas propias, y en su afán de apropiación no escatima la oportunidad de "blanquear" cada título que cae en sus redes. O dicho de otro modo: Habría sido un buen film, correcto, en la línea de Marc Forster, de no mediar la original, infinitamente más dura y descarnada, por lo que es un fiasco a medias. Bien como ente autónomo, desastrosa como remake. Y eso que Hanks hace lo que puede, que no es poco.
Saludos.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Raoul Walsh. Escribir la Historia #47


 

Para que vean, ustedes que son jóvenes, que el asunto éste de la monetización no se inventó ayer, tenemos un ejemplo palmario en ONE SUNDAY AFTERNOON, de 1948, que no era más que el remake que Raoul Walsh realizó de THE STRAWBERRY BLONDE, filmada siete años antes. Las diferencias, aunque notorias, no consiguen que dejemos de escamarnos, básicamente porque estamos ante dos películas prácticamente calcadas, tanto en planteamiento como desarrollo y factura final. Sin embargo, la fotografía a color de los habituales Cline y Hickox le viene como anillo al dedo a la decisión de realizar, esta vez, un musical, tan desenfadado y ligero que hubiese sido imposible con James Cagney a la cabeza. Aquí el protagonista era Dennis Morgan, acompañado por Janis Paige y Dorothy Malone. Un reparto sensiblemente inferior al original, donde además de Cagney, recordemos que brillaban Olivia De Havilland y Rita Hayworth. En fin, un divertimento sin mayores pretensiones, que en este Septiembre que amenaza cambiarlo todo puede suponer un contrapeso necesario...
Saludos.

martes, 5 de septiembre de 2023

Cine mudo


 

La sensación que queda tras ver PLEMYA (LA TRIBU) es que el director ha intentado por todos los medios sortear la diatriba del reto formal, consiguiéndolo sólo a medias. Sin diálogos audibles ni subtítulos disponibles, de no manejarse el lenguaje de signos es imposible entender qué se dicen los personajes, sordomudos todos, aunque a su favor juega que, sorprendentemente, es relativamente sencillo seguir la historia. Entiendo que la idea era montar un despiadado retrato generacional, situado en una residencia para sordos sin hogar, donde inmediatamente sabemos que opera un microcosmos mafioso, al que llega el protagonista, un adolescente que ha de adaptarse a unas reglas basadas en la violencia, el robo y la prostitución. Un pelín larga, se muestra reiterativa y sin aportar novedades argumentales, como si debiéramos entender que estamos ante una trampa de la que es imposible escapar. Como una bomba de relojería, abundan las escenas crudas, sin concesiones, algunas difíciles de sostenerle la mirada (especialmente el durísimo final), pero le falla la imposibilidad de sustraerse al reto cinematográfico. Filmar sin palabras, o la posible variante del cine mudo que nadie había imaginado antes.
Saludos.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Ediciones Novaro


 

Tienes un puñado de buenas ideas. Se te ocurre dar un giro cómico al mito de Drácula, infestarlo de gore bestia y jugártela como el tipo que indicó el camino para que la Universal revitalizara de una vez a sus monstruos clásicos. Se te ocurre también darle el protagonismo al sirviente, en vez de al amo, satisfaciendo a quienes demandaban su importancia, a menudo relegada a pobres esbozos. Para colmo, consigues que Nicolas Cage dé vida al inmortal conde, con una mezcla increíble de monstruo sanguinario, seductor refinado y... bueno, eso que no tiene nombre y sólo hace Nicolas Cage. Así que RENFIELD debería ser la bomba, porque imagino que así lo habría imaginado Robert Kirkman con lubricidad de comic independiente. El resultado, sin embargo, está lejos de esta quimera, y se emparenta con cualquier film de acción chusca, con sus ruiditos y sus efectos digitales y todo lo demás. O mejor dicho: tienes el concepto, pero sucumbes a las sirenas del mainstream. Y aun así, sin ser el protagonista (otro error), los pildorazos de Cage son oro puro. Me he tenido que poner en bucle algunos momentos suyos, tan sólo para convencerme de que el tipo es un majara o un genio, pero desde luego está muy lejos de todos los encasillamientos a los que aludía anteriormente.
Es mala y buena a la vez, pero es mejor verla sin esperar grandes cosas.
Saludos.

domingo, 3 de septiembre de 2023

Rincón del freak #562: En el espacio nadie puede oír tu risa involuntaria


 

Pongamos que hablo de una misión espacial que no se sabe para qué sirve. Los astronautas son dos tipos la mar de dicharacheros, que hacen bromas y se llaman por los apodos ("Einstein y Penetrador"...), hasta que llegan a la Luna. Allí descubren una momia que flota en el espacio y un huevo marrón, como de poliespán. Una vez en casa, aparte de emborracharse en clubs de estriptis, hacen flexiones y luego se van a la Nasa, donde siempre hay un tipo en mangas de camisa mascando chicle y sosteniendo una taza de algo. Observan extrañados momia y huevo, hasta que la primera es despertada por el segundo, para resucitar convertido en un robot de brazos rígidos y movilidad remitente a una Gran Invalidez. Le disparan y lo matan, para, seguidamente, volver a irse a la Luna ¿Por qué? No lo sé. Esta misión es mejor, porque es en una nave de papel Albal, y descubren una base selenita milenaria, una señora metida en una urna y la forma de volver sin nave. Aunque lo más extraño no sea nada de lo antes descrito, sino ver a un astronauta disparar una ametralladora en la superficie lunar como si nada. 
Por si se lo preguntan, la película (siendo generosos) se titulaba MOONTRAP, y debió servirle a Bruce Campbell y Walter Koenig para pagar un recibo de la luz.
Más que mala, es grotesca...
Saludos.

sábado, 2 de septiembre de 2023

De pereza y abismos


 

Más que no saber hacia dónde se dirige, el caso de RAYMOND & RAY es el de una película que pasea por un barrio que no es el suyo, pero con la falsa altanería de quien ofrece certezas indubitables. Le suele ocurrir al cine de Rodrigo García, capaz de tirar por la borda proyectos con los que otros directores más dotados no pueden más que soñar. Tener como pareja protagonista a Ethan Hawke y Ewan McGregor debería ser aval suficiente, pero hay algo tremendamente impostado en esta cansina dramedia sobre reencuentros a la sombra del padre muerto. La única gracia parece provenir de la naturaleza bastarda de dos hermanos que no lo son, y del hilo de vástagos, hasta entonces desconocidos, que aparecen en un funeral que más que troncal es un tronco en sí. No es una comedia, pero García se empeña en sembrar un puñado de chistes a cual peor; no es un drama, pero tenemos algunos momentos de pesada solemnidad, con sus correspondientes frases lapidarias y eso. Es decir, que la cotidianidad para este señor sólo puede concebirse desde lo extraordinario, de igual modo que ves venir las frases a lo lejos, de manual. Al menos no hay flashbacks, que ya habría sido el colmo, y eso la salva del descalabro absoluto, pero... ¿hacía falta volver a recrearse en el fantasma de Chet Baker?...
Sosa como un puchero australiano.
Saludos.

viernes, 1 de septiembre de 2023

Películas para desengancharse #116


 

Con la precisión de un cirujano, Stanley Kubrick, con apenas 28 años, observaba la posibilidad de reinventar el cine negro. Suena pretencioso, pero aún más lo sería abordar seriamente que aquel joven director llegaría a desplazar el eje de toda la historia del séptimo arte. THE KILLING es eso, confiar en las armas del montaje y el guion, deshojar todo lo accesorio de una historia para establecer una cronología de la inevitabilidad del destino, traspasándolo con apuntes de tragedia clásica. Lejos de ser un coñazo insoportablemente pretencioso, el adjetivo más afortunado sería capcioso, en el sentido de mantener al espectador en un estado de credulidad favorable o magnetismo formalista. Su argumento es sencillo, pero no su desarrollo, y su escuela es ésa, instruir a quien tenga el talento suficiente para explorar la complejidad de ser sencillo. Historia de un robo, o más bien de su preparación, convirtiéndose en un retrato psicológico impecable, desembocando en un final antológico, metronómico, y, cómo no, con un vuelco final de acontecimientos tan absurdo como desolador. 
Es una obra maestra, una cima con pocos adherentes antes o después; en mi opinión, el gran detonador de la modernidad clásica... sea eso lo que sea...
Intemporal.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!