martes, 31 de mayo de 2022

Skate it!


 

Directo desde las catacumbas, del video en crudo que capta la calle, sin filtros, como celebración del sinsentido organizado cada día. Así se conforma nuestra realidad, sin que nos demos cuenta, sin que conste en ningún catálogo, lista o ranking. Independientemente de si se pertenece o no al mundillo del skate, la experiencia de enfrentarse a SEX, HOOD, SKATE & VIDEOTAPE es esclarecedora, aunque aturde. 52 minutos de skaters, que se mezclan con ese pulso callejero, incluso con la manija de las torres gemelas minutos antes de derrumbarse. En manos de este fotógrafo y videoartista (y skater) que es Ian Reid, todo es violencia y caos, y borrachera y sexo, y fugacidad, y banalidad, y deseo y muerte. Tanto da la lúgubre exposición de mujeres desnudándose ante la cámara para otra dosis, los niños peleándose con temible brutalidad al salir de clase o el orgullo de brazos y piernas rotos, porque todo cuenta para que "el otro" vea, o para que nada quede invisible... como si no hubiera existido nunca.
Se puede ver en YouTube, como última ironía.
Y también esto.
Saludos.

lunes, 30 de mayo de 2022

Mulholland Prague


 

Proveniente de la ignota cinematografía eslovaca (a día de hoy con bastante menos prestigio que la checa), la directora Mira Fornay lleva unos años haciéndose un hueco en el circuito de festivales. Lo logró a medias con su lejano debut, y lo confirmó por media Europa con su segundo largo, que sin ser una obra notable, al menos deja ver una voz inquieta y curiosa. La lástima es que el meollo de COOK FUCK KILL llega demasiado tarde en sus deshilachadas dos horas, y la sensación final es que le sobra metraje y le falta decisión, o tomar decisiones cuando éstas imperan. Y el título de la reseña no es casual, porque queda claro que Fornay ha quedado prendada del laberíntico imaginario lynchiano; pero una vez más: una cosa es inspirarse, y otra basar el armazón de tu propio trabajo en otro ya hecho. No sé si la palabra para describir este guion es "tramposo", pero es desesperante ver una película, y que ésta cambie bruscamente, obligándonos a olvidarnos de todo lo visto y dispuestos a entrar en un tono diametralmente distinto. "Supuestamente", estamos siendo testigo de la triste vida de Jaroslav, un inane conductor de ambulancias, que es repudiado por todo el mundo, desde su esposa a su propia madre. Y las comillas vienen por el tono, marcadamente surrealista, que nos deja entrever que a lo mejor todo lo que vemos no es más que el estado mental del protagonista. Y sería así, de no ser que, a falta de media hora, nos espera el giro final, y total: ni el protagonista es el personaje que creíamos, ni su relación con el mundo es tal. En cambio, ese "estado mental alterado", aun siendo lo mejor del film, no lo remonta del todo, y lo que queda es una película "supuestamente inteligente", que por su falta de originalidad genuina no pasa de ser "listilla".
Imagino, de todas formas, que no la va a ver casi nadie, así que me quedo más tranquilo...
Saludos.

domingo, 29 de mayo de 2022

Rincón del freak #509: Cuando cualquier cosa vale para la ensalada


 

Abundando en el "océano fílmico nipón", me encontré con una cosa muy curiosa, lo cual no es mucho decir hablando de quien hablamos. YAMI NO SHIHÔKAN: JUDGE, es un mediometraje (apenas llega a la hora), que en realidad parece el piloto fallido de un proyecto de serie, por su guion apresurado y en absoluto resuelto. Realizada en 1991, fue un encargo de Sony Music, que por entonces se desató en el mercado de anime, disparando cientos de franquicias, quedando la mayoría en proyectos inacabados. Este en concreto, tiene la apariencia de un cuento de terror clásico, con vampiros y monstruos sobrenaturales; pero cualquier cosa que venga de Japón nunca es lo esperado, y encontramos, sin ir más lejos, referencias al Necronomicón, el cine de Yakuzas, los hechiceros que viajan en el tiempo, o los simpáticos loros diabólicos... Lo meten todo en una batidora, y lo que sale es el trasunto de una especie de superhéroe aterrorizante; un "juez de las tinieblas", que va por ahí exponiendo las miserias de los pecadores, a base de ponerlos delante de su libro, que está hecho con piel humana... En fin, una locura sólo para muy cafeteros de este tipo de cosas, pero que al menos se agradece que dure tan poquito...
Saludos.

sábado, 28 de mayo de 2022

El mal moral


 

Vayamos hoy con una de samuráis, género que tenía ligeramente olvidado. Y no con una película cualquiera, sino con uno de esos títulos míticos, que han perdurado hasta nuestros días, convirtiéndose en todo un referente del que otros cineastas han bebido indisimuladamente. DAI-BOSATSU TÔGE (rebautizada aquí como LA ESPADA DEL MAL), es un impactante relato, situado en los estertores de los clanes de samuráis, que reflejaba el conflicto interior de Ryonosuke, un espadachín que parece haber perdido cualquier código moral, y que siente que su vida sólo tiene un propósito: matar. Matar indiscriminadamente, sin razón, o buscando la más nimia para hacerlo; sin importar si son ancianos, mujeres o niños. Todo comienza en un torneo, donde la esposa de su contendiente, desesperada, le pide que no mate a su marido; Ryonosuke le pide la deshonra... ella acepta... seguidamente acaba con el marido en duelo, ante la desaprobación de su propio clan. 
No tan conocida fuera de su país, la trayectoria de Kihachi Okamoto (que abarca desde finales de los 50 hasta 2001) es amplia e irregular, congeniando géneros tan diversos como el policíaco, la comedia o el musical, aunque el que le dio prestigio fue este género, siendo ésta su mejor película con diferencia. Dotada de una gran fuerza visual, se beneficia de la inquietante presencia de Tatsuya Nakadai, que encarna a la perfección a ese hombre de mirada, al mismo tiempo intensa y vacía, que bien podría ser un demonio, o quizá represente el final absoluto de una era, a finales del XIX, que ya carecía de cualquier sentido, y sólo era defendido por fanáticos y demagogos. 
Una película imponente en lo visual (la fotografía de Hiroshi Murai es para estudiarla), pero con grandes lagunas narrativas; algo que a Okamoto no parece importarle, con tal de adentrarnos en este infierno de violencia interna, que se desata cuando menos se espera.
Saludos.

viernes, 27 de mayo de 2022

El cinéfilo ilustrado #19


 

Considerada como un leve repunte, o al menos digno regreso de Peter Bogdanovich al cine, tras sus aventuras televisivas, THE CAT'S MEOW es, sin embargo, una película que nunca es capaz de explotar sus grandes posibilidades, y se queda en un ambicioso pero fallido intento de recrear uno de los sucesos más escandalosos de los años 20. Nunca llegaría a saberse con exactitud qué pasó a bordo del Oneida, el ostentoso yate del magnate William Randolph Hearst, que dio una interminable fiesta junto a Marion Davies (su joven amante y protegida), Charles Chaplin (que bebía los vientos por ella), la columnista Louella Parsons, y el productor Thomas Ince, que estaba en una situación financiera desesperada, y había urdido un maquiavélico plan para chantajear a Hearst, aprovechando el constante flirteo de Chaplin con Davies. Se dice, se cuenta, se rumorea, que Hearst, en un ataque incontrolable de celos, confundió al propio Ince con Chaplin, y le descerrajó un tiro en la cabeza con una pistolita de calibre bajo; y que Ince n murió en el instante, y que Hearst llegó a comprar el silencio de todos los testigos del terrible suceso. Eso es lo que se cuenta, al menos aquí, pero como tampoco se supo nunca la verdad, podríamos hablar de una "realidad ficcionada", o algo así. El caso es que THE CAT'S MEOW (en argot, "lo pasaremos bien") es un film discreto, hoy muy olvidado, y que apenas sirvió para que disfrutáramos con una joven Kirsten Dunst, aunque hay pocas cosas que conmuevan como se pretende.
Y sí, Woody Allen lo habría hecho mejor.
Saludos.

jueves, 26 de mayo de 2022

Aún menos sentido


 

Las aventuras de Mick Taylor, el asesino garrulo australiano, tuvieron una tardía continuación en 2013 con WOLF CREEK 2, habida cuenta de lo bien que fue su predecesora en taquilla. Sensiblemente inferior, esta secuela tira más por el lado del slasher canónico (sea eso lo que sea), y aumenta el cochambroso sentido del humor de su protagonista, que aquí llega a basar sus fechorías en cierta revisión histórica que todos conocemos. Greg McLean intenta repetir la fórmula del anticlima, aunque menos radicalmente, y sólo cambia el eje narrativo en una ocasión, en un giro aceptablemente sorprendente. Con algunos guiños a su compatriota George Miller, e incluso homenajeando el DUEL de Spielberg, se nota que aquí hubo más medios técnicos, con atropello masivo de canguros incluido. Es, en fin, una película correcta pero rutinaria, y que tiene un último golpe de ingenio, derivando la posibilidad del terror físico hacia una especie de "cuento de las mil y una noches", donde vivir o morir puede depender de una respuesta correcta.
Se puede ver, sin más.
Saludos.

miércoles, 25 de mayo de 2022

El sinsentido del mal


 

Uno de los mayores quebraderos de cabeza (o no) con los que suele lidiar un guionista que se proponga abordar un film de terror, es "visibilizar" al mal, sea con una figura que desborda lo terrenal, o bien dotándolo (y esto es más complejo) de una autonomía moral, la suya, que nos obligaría entrar en su psique, incluso adoptarla para intentar entenderla. Uno de los subgéneros, incluidos en el terror, más simplistas, suele ser el conocido como slasher; encadenado de atrocidades, a cual más burra, cuyo único filón intelectual consiste precisamente en la provocación de una sola idea: el mal no piensa, pero tampoco descansa. De un tiempo a esta parte, no son pocos los títulos que, con desigual fortuna, han retorcido el mero festival de vísceras, motosierras y tetas al aire, para hibridar lo garrulo con lo reflexivo. Uno, por ejemplo, que aún sigue dividiendo a los fans, es WOLF CREEK, de 2005, donde encontramos un inusual y larguísimo preámbulo, capaz de medir la paciencia y flexibilidad de esa legión de fagocitadores de films calcados entre sí. Lo que proponía Greg McLean era "acostumbrar" el ojo a un naturalismo algo relajado, como si estuviésemos viendo un mumblecore repleto de diálogos intrascendentes y gente a la que le pasa poca cosa. Luego, hay un breve intervalo, más o menos a la mitad, que comienza a introducir un elemento malsano, mucho después de lo que podríamos suponer, y que de haber estado en manos de un director más hábil, habría elevado el tono general, que luego se recupera levemente con la también heterodoxa presentación del "malo" en cuestión, mostrándose abiertamente y a cara descubierta. Y es curioso, porque he leído muchas críticas sobre la gratuidad de algunas escenas, y debo decir (tras ver el "uncut"), que su explicitud está a años luz, por ejemplo, de algunas lindezas llegadas de cierto país nipón. Otra cosa es el raro dibujo de ese villano, menos excéntrico, y por tanto más temible, porque no hay un solo argumento que verifique un motivo para sus actos, y eso, me parece, da más miedo que una explicación sobada mil veces.
Es tan cruda, que se pasa de áspera, y eso, curiosamente, juega en su contra.
Saludos.

martes, 24 de mayo de 2022

Aventuras por la cara


 

Tras dos títulos más que discretos en circuitos menores, y con el proyecto ya en marcha nada menos que de revitalizar a los "Masters del Universo", los hermanos Adam y Aaron Nee se embarcaron en una prototípica película de aventuras, de las de toda la vida, que sin embargo se salva del desastre gracias a su carácter pseudo-paródico. La lástima es que THE LOST CITY logra aguantar su propia locura más o menos hasta la mitad, embarrancando en toda suerte de tópicos en el previsible desenlace, que se olvida de dicho desenfado. Con más en común con joyas olvidadas como JOE CONTRA EL VOLCÁN, que con la liga mayor de la saga de Indy, es una película simpática, incluso levemente mordaz (como en la fugaz aparición de Brad Pitt), y que se aprovecha de la vis cómica de Sandra Bullock y Channing Tatum, en dos roles para nada arquetípicos, y que se me antojan incomprensiblemente desaprovechados. Su premisa argumental, con ciudades y tesoros perdidos, malos al borde del ridículo, y una acción trepidante, importa menos que los chascarrillos, bromas privadas y subversión de los típicos héroes en este tipo de producciones. Por ello es un film descompensado, estomagante, y que uno, ingenuamente, pensaba como una vuelta a esa gran película que era TROPIC THUNDER... 
No se hagan ilusiones.
Saludos.

lunes, 23 de mayo de 2022

El retorno del blockbuster


 

Imagino que Roland Emmerich debe habitar un espacio vital muy diferente al de la mayoría de seres humanos. Sólo así se puede entender que alguien decida hacer una película como MOONFALL, un desorbitado (nunca mejor dicho) engranaje, cuyo lujoso envoltorio contiene una trama argumental que sólo puede caber en un infantilismo a prueba de bombas. Así es su cine, y así lo ha sido siempre, un desafío a la coherencia que nos venía a convencer, una y otra vez, que la mejor inversión es el mayor gasto posible. Hay aquí transbordadores espaciales emergiendo, con una gloriosa fanfarria, de un mar desatado, con los segundos justos para salir disparados hacia la Luna. El motivo es que el satélite se acerca a la Tierra por motivos desconocidos, pero que podrían tener explicación en otra misión espacial, cuando una misteriosa fuerza sorprendió a un grupo de astronautas, que son los encargados de volver a salvar el día; no sin la ayuda de un friki conspiranoico, que, claro, es el único que ve fuera de la caja... La Tierra se derrumba, Emmerich orgasma con cada sacudida, montañas pulverizadas, maremotos incontenibles, megaestructuras que harían palidecer a la Estrella de la Muerte... Una orgía de ruido y destrucción, de teorías físicas a cual más loca, tan sólo para demostrar que se pueden hacer películas muy caras con un presupuesto inflado hasta lo soportable. Y aun así, como en todo el cine de Emmerich, hay momentos que están bien rodados, estructurados, que revelan a un cineasta que no puede contener su ansia de horror vacui, que necesita disponer de muchas cosas a la vez, quizá para que no se note que en realidad apenas hay nada...
Saludos.

domingo, 22 de mayo de 2022

Rincón del freak #508: Terror de geriátrico


 

La filmografía del argentino Adrián García Bogliano está trufada de títulos muy de fondo de catálogo, casi todos enclavados en el género de terror, y denotando un gusto por lo limítrofe, al menos en el asunto de solventar producciones con coste de risa. Sólo me atrevería a recomendar alguna película suya a impenitentes antropófagos de ese "otro cine", más oscuro y descuidado que el comercial. Sin embargo, en 2014, Bogliano realizó su mejor película, una interesante y atípica incursión en el subgénero de los licántropos titulada LATE PHASES, y que se pudo ver entonces, por ejemplo, en Sitges. Sin ser ni mucho menos una gran obra, al menos intenta escurrirse de los lugares comunes, y aprovechando la fuerza de su protagonista, Nick Damici, que interpreta a un veterano de guerra que ha quedado ciego, y cuyo hijo lleva a vivir a uno de esos residenciales para la tercera edad tan de moda en América. Se nos pone en situación nada más empezar, con el encuentro de este hombre con una especie de hombre lobo, que mata a su perro, por lo que irá urdiendo un laborioso plan para acabar con la bestia en la próxima luna llena. Se le agradece a Bogliano su gusto por lo artesano, alejado de cualquier tentación digital, lo que acerca este curioso film a títulos míticos de los ochenta, y le otorga un carácter casi anacrónico. Por contra, el guion es torpe e inconsistente, y alarga su escasa hora y media sin mucho sentido, enfrascado en diálogos intrascendentes y situaciones que bordean la comedia involuntaria.
Curiosa, si son grandes aficionados.
Saludos.

sábado, 21 de mayo de 2022

Apuntes sobre el fin del mundo


 

A vueltas con la vorágine de títulos, que cada año infestan las plataformas de nuevo cuño, tan sólo para constatar lo complicado que resulta proponer una inventiva mínimamente sorprendente, me doy cuenta de la existencia de películas que permanecen escondidas, sepultadas por los años, pero que son el ejemplo de cómo la precariedad de medios suele avivar el ingenio, pero que éste no se genera espontáneamente. A Saul Bass, máximo exponente de la imaginación al servicio de algunos de los títulos de crédito más fascinantes de la historia, le pasó que supo convertir su falta de experiencia como director en una forma de filmar inédita, que luego se ha copiado falazmente, sin que haya sido reconocido como debería. PHASE IV es una película increíble, el único film de ficción dirigido por Bass, aunque su extraña naturaleza la hace única en su especie, algo así como un documental ficcionado, o algo aún más intrincado. Y se nota la precariedad de medios, tanto como la habilidad con la que esto no es un impedimento para que contenga imágenes de enorme fuerza visual. Se narra una especie de fin del mundo insólito, un relevo evolutivo que ha convertido a las hormigas en los seres prevalentes en un planeta que ha sucumbido a la barbarie humana. Hay multitud de imágenes de esas hormigas, en primer plano, que gracias a un tremendo uso del sonido se tornan terroríficas, y nos acercamos al carácter casi alienígena de estos insectos. Es lo mejor de un film que luego se pierde un poco en las explicaciones técnicas de los dos científicos y su hermético experimento, con el que están convencidos de poder comunicarse con las hormigas, y descubrir si su propósito es realmente adueñarse del planeta. Una película de las que hay que reivindicar, de una modernidad insultante (es de 1974), y que demuestra que a veces el cine sólo se puede reformular desde el punto de vista de quienes lo entienden externamente.
Nunca un puñadito de hormigas ha resultado tan espeluznante.
Saludos.

viernes, 20 de mayo de 2022

El cinéfilo ilustrado #18


 

Y, bueno, tenía que pasar, o no, no sé. El caso es que a Peter Bogdanovich se le fue la cabeza, o a lo mejor la cuenta corriente, y en 1999 hizo una telecomedia para el canal Disney que paso a describir. Un matrimonio con dos hijos, de los que sólo existen en el imaginario Disney, con sus problemas tontuelos y sus soluciones tontuelas. Él no atiende las necesidades de su mujer, porque es jugador de fútbol y esto le absorbe el tiempo; ella sufre en el silencio de su casa, mientras asiste a reuniones femeninas. Entonces se van a Nueva Orleans, porque al marido lo han fichado allí, y el único sitio habitable es una mansión que, claro, guarda un secreto en el sótano. Puede ser una maldición o algo así, el caso es que ambos dos intercambian sus cuerpos... o sus mentes, no sé. Supongo que les suena, que ya han visto decenas de películas como ésta, todas malas, todas rutinarias, desvaídas, olvidadas en rincón más apartado de nuestra memoria. Bogdanovich lo hizo. Se titulaba A SAINTLY SWITCH, y a lo mejor le dio para pagar un par de cuentas...
Saludos.

jueves, 19 de mayo de 2022

Nunca por siempre


 

Hay que aclarar, sobre todo, que LA ABUELA no es una película de terror, sino que sólo lo parece, porque así lo quiere Carlos Vermut, así le sirve para construir este cuento sobre la prevalencia del deseo sobre la decrepitud, y por ello estamos ante un rarísimo ejemplo (en este país) sobre cómo un gran guion es capaz de valerse de los tópicos del género para crear algo mucho más complejo y ambiguo. Incluso parece que Paco Plaza refina su estilo, acercándolo a modos menos acomodados, con un pie en el primer Bigas Luna y otro en una especie de giallo de tonos mate. Lo que creemos estar presenciando es un cuento de fantasmas, otro más, pero siempre hay una razón, poderosamente asentada, para que no abandonemos el extrañamiento, puesto que cada eslabón sobrenatural es refrenado por ese "realismo fantástico" del autor murciano. A toda velocidad, se van sucediendo los porqués, con mínimos chispazos que nos advierten de que ésta es una historia dislocada, desencajada, pero en la que todo termina por encajar como un puzzle perfecto, como su soberbio final nos dice, no sin dejarnos con un palmo de narices. Mención aparte merece el acierto de las dos protagonistas, la joven Almudena Amor, que es la perfecta encarnación de esa juventud extrañamente truncada, cuando debe abandonar su idílico ascenso como modelo en París, tras ser avisada de que su abuela ha sufrido un accidente cardiovascular, al ser ella el único pariente que tiene. La abuela (una inquietante e impenetrable Vera Valdez, de la que les invito a que ahonden en su fascinante biografía) es ese organismo, frágil y dependiente, que despierta ternura, pero también una repulsión indefinible, la de la belleza ya apagada, contrastada con la juventud de su nieta. Vermut sabe cuando desbocar los caballos, soltar el hachazo del caos (aquí más físico que verbal), y por ello ese largo desenlace esquiva con elegancia cada tópico al que se asoma, para ofrecer un final elevado y ambicioso, que por un lado da pavor, y por otro ternura, envidia o incluso pudor. No hay muchos films de terror que acaben como éste, pero ya hemos avisado que el género en manos de un superdotado ha de derivar en otra cosa, y por ello me parece una gran película, y que merece más de un visionado.
No es una genialidad por los pelos.
Saludos.

miércoles, 18 de mayo de 2022

¿Por qué no me gustan los videojuegos?


 

No me entiendan mal, yo he jugado videojuegos, sobre todo de aquellos viejunos, hechos con cuatro píxeles y unos rayajos, pero con la misión de mantenerte pegado a la pantalla como idea fija y fundamental. Lo de los gamers me pilla muy a contramano, como una tipografía alienígena que no entiendo, una especie de religión basada en el manoseo de entramados que se van haciendo más y más complejos. Una película es una obra a la que accedes una vez, la ves, la disfrutas (o no), y luego decides si vuelves a verla. Al videojuego (y corríjanme los expertos) has de volver periódicamente, avanzar semejando una virtualidad extrañamente inmersiva, pudiendo llegar a un paroxismo protagónico inusitado. Sea como sea, UNCHARTED es un peñazo insufrible, con actores manejados como muñecos virtuales, y no al contrario. Ni siquiera la trama es ingeniosa, ni siquiera hay un sentido del humor aceptable, ni sorna, ni sorpresas, ni golpes de efecto. Tan sólo un gigantesco lugar común, que se arrastra como una especie extinta, y resuella ronquidos del bicho que ya ha sido cazado. UNCHARTED, en mi opinión de cinéfilo devorador, es vieja, resabiada, con la polilla asomándole por sus truquitos de prestidigitador barato de crucero para pensionistas. Pero, fíjense, porque UNCHARTED se presenta allá donde va como el no va más de última generación (si fuese la última, estaríamos extinguidos), solamente porque adapta un videojuego... Ayayay...
Saludos.

martes, 17 de mayo de 2022

Hamlet


 

THE NORTHMAN es Hamlet. Hasta ahí la aportación al guion de su película de Robert Eggers, y añadiría que también de su partenaire, un tal Sjón Sigurdsson. El resto es donde deberíamos enfocarnos si lo que queremos es llegar a algún tipo de comprensión lectora; curioso, por cuanto Eggers parece desechar cada posibilidad semántica del texto shakespereano, y transita su habitual guiñol sanguinolento, indudablemente el más explícito de su corta pero intensa filmografía. Alguien me preguntará si me ha gustado, y le responderé que sí; alguien me preguntará lo contrario, y me dará un ataque de pudor reconocer que, por momentos, el film es ridículo, o mejor ridículamente grotesco. Y, ya que a este señor lo que le pone es retorcer lo preexistente, hasta exprimirle una pulpa que no sabíamos que existía, lo nominativo, me parece, es no otorgarle una crítica al uso, sino dragar las expectativas, y que su infantil narrativa salga a la luz, probablemente al unísono con su soberbio magisterio sobre cómo se construye un imaginario visual. La película es el espeluzne, justo donde un gran narrador mordería con fuerza (ese asomo incestuoso, que Eggers trata con horrible pudor), pero también una gozada impagable, como en su desarmante desenlace, que no parece filmado exactamente en este planeta. O abreviando, que es inferior a sus predecesoras, que se disfruta más cuanto más palomitera se vuelve (y a regañadientes), y que, insisto, Eggers debe seguir planteándose lo de aliarse con un verdadero guionista, aunque eso le cueste rebajar el sonido del serrucho.
Dos notas: véanla exclusivamente en sala grande y luego échenle un repasillo a Shakespeare, porque ahí está todo, y más claro...
Saludos.

lunes, 16 de mayo de 2022

Marcianitos


 

Un caso similar al de ayer (aunque menos desastroso), es el que sufre el cine de Shawn Levy, incansable opositor a nuevo grande del cine de ciencia ficción hibridada con lo que sea. THE ADAM PROJECT viene a complementar lo ya visto en FREE GUY, solo que ensaya a duras penas un cierto cauce de coherencia, rápidamente emborronado por un tiovivo de explosiones, naves y demás artefactos, que aquí caben como un aparador en un guion de Azcona. Por momentos relato de viajes en el tiempo, seguidamente es una comedia física, se regodea en un sentimentalismo de guardería subvencionada, y finalmente es lo que es: una peli de marcianitos, donde hay mucho rayo laser y poca chicha en unos diálogos de algoritmo. No sé con qué quedarme, si con los chascarrillos de Ryan Reynolds, la paradoja de encontrarte contigo mismo 30 años más joven, o con la luminotecnia de puticlub de carretera. No es un desastre total porque tiene algunos chistes ingeniosos, casi siempre provenientes de la inindexable paradoja espacio-temporal, que desde el minuto 1 ya nos están recalcando machaconamente. Eso sí, ya le debemos a los Guardianes de la Galaxia el inefable surtidito de canciones vintage, cada vez que empieza la hora de las tortas.
Resumiendo, que es de Netflix, que todo está inventado, y que en la de Apatow al menos salía un tipo vestido del Betis... Lo juro.
Véanla... o no. Yo qué sé...
Saludos.

domingo, 15 de mayo de 2022

Rincón del freak #507: El humor en los tiempos del Covid


 

Desconozco qué se le pasa por la cabeza a un tipo como Judd Apatow para ponerse manos a la obra con una película como THE BUBBLE, descabezado intento por incluir la comedia física en sus pretensiones de "gran cronista" de su generación, porque eso es lo que muchos hemos creído mientras sus kilométricas y agridulces revisiones nos comprometían con un punto de vista sarcástico y desencantado. Esto es una nota a pie de página en su nueva propuesta, más fallida cuanto más ambiciosa se muestra, como si su afectada crítica a cómo se ha reinventado el audiovisual tras la pandemia no pudiese pasar del subnormalismo de un video de TikTok. Apatow lo intenta todo, lo manosea todo, y parece ensayar una falsa honestidad desde el palco de honor de quien ya no tiene nada que decir, pero se aferra a una dudosa aureola de perdonavidas inclusivo. La burbuja aquí es el lujoso retiro británico al que llega el equipo de rodaje de una película de esas que solemos llamar "infectas", nada menos que la quinta parte de una franquicia con monstruitos y mucho fondo verde. Se me ocurre que esto podría haber tenido su gracia prescindiendo de la insufrible retahíla de gags, a cual con menos gracia, y nos hubiésemos encontrado un ataque directo a una industria que no es más que una gigantesca y anodina picadora de carne, con especial atención a los integrantes del elenco, incomprensiblemente reducidos a una ridícula parodia de sí mismos. Y, sintiéndolo mucho, no puedo considerarlo como una ácida autocrítica, sino como (atención) un involuntario masaje, o blanqueamiento, de quienes sólo usan el medio cinematográfico como caja recaudadora. Aunque todo esto se resume con una frase: es mortalmente aburrida.
Podría suponer el finiquitado de uno de los niños bonitos del independiente americano, pero tampoco es que me importe mucho...
Saludos.

sábado, 14 de mayo de 2022

El hombre murciélago #12


 

Lo primero que hay que preguntarse es a qué responde la diferencia entre el Batman de THE BATMAN, y los otros Batman. Puede ser una pregunta básica, pero también un poco idiota, sobre todo si nos atenemos al mismo espíritu del personaje, que ha ido siendo moldeado a antojo de cada autor que le ponía el ojo encima. No iba a ser menos esta vez, y si hablamos del Batman de Burton o el de Nolan, qué nos impide examinar con atención al de Reeves, que queda inaugurado con este film. Lo podemos hacer así, o podemos ir al film sin más, dando por sentada su nueva naturaleza y atendiendo a la calidad intrínseca del mismo. Un poco de todo, porque este THE BATMAN contiene algo de los anteriores, pero también se desmarca de ellos; o dicho con otras palabras: se nutre de todo lo hecho anteriormente para "renacer" como un artefacto distinto. Nada que no se haya hecho en cómic, y por ello el primer dilema nos debería preocupar lo justo y necesario. Ahora bien, hay demasiado contraste entre las luces y las sombras, y eso me impide ver esta nueva entrega como la mejor; probablemente la más contestataria y reivindicativa, pero no la mejor. Y no lo es por varios motivos, como su caótico guion, que está tan mal contado que no hace más que enrevesar una trama que es sencillísima de seguir. Después, por sus indisimuladas referencias, no ya a Nolan, sino a Fincher... sí, sí, a David Fincher. Sin desvelar nada, hay aquí escenas literalmente calcadas tanto de ZODIAC como de SEVEN, especialmente de esta última, y francamente, no le hace nigún bien a su supuesta originalidad, aunque todos sabemos quién es el único cineasta que podría hacer algo realmente original con el personaje, y no es Reeves. Estás viendo una película de gangsters que funciona, una bastante oscura y retorcida, pero no nos podemos olvidar de quién es su protagonista, y los deseos por invocar a Scorsese son apenas hilachos, insertos tenues. Y tengo una pregunta, por si alguien me la puede responder... ¿Colin Farrell?... Ahí lo dejo. En cambio, Zöe Kravitz está sorprendentemente resolutiva como Catwoman, y al menos a mí me parece la mejor que he visto en una pantalla. Pattinson está bien, pero raro; da el pego de héroe atormentado, pero cada gesto da la sensación de una dimisión inminente, como si no le hubiesen pagado el salario, o qué sé yo. No es el peor Batman, pero tampoco el mejor, y ya. Lo peor, en este caso, y creo que con mucha diferencia, es una duración que la hace agotadora, cansina, una prueba de fuego para quien se haya atrevido a verla en sesión nocturna. Y lo he dicho muchas veces, no hay películas largas o cortas, tan sólo la percepción del tiempo que un buen montaje nos haga zambullirnos en la trama; mientras que uno malo, sincopado, te expulsa de la misma y luego te hace muy complicado volver a entrar. Estas tres horas no se justifican, y hay un momento, más o menos a la mitad (quedando 90 minutos por delante), que es básicamente un grupo de personajes mirándose y hablando de cosas que ya sabemos. Porque no deberían olvidarlo, ya lo sabemos prácticamente todo del hombre murciélago...
Saludos.

viernes, 13 de mayo de 2022

El cinéfilo ilustrado #17


 

El ejemplo perfecto para entender la errática deriva de Peter Bogdanovich en los años 90 está en TO SIR, WITH LOVE 2, extrañísima y muy tardía secuela de aquella otra (nada menos que de 1967), en la que Sidney Poitier clavaba el rol de profesor de instituto, severo pero dialogante, que intentaba enderezar el rumbo de unos alumnos a los que las instituciones daban por perdidos. Filmada para la televisión, se trata de una película impersonal y funcional, con aspecto de estar hecha a toda prisa por alguien con menos talento, y posiblemente con la única misión de reverdecer a Poitier, y demostrar que aún podía tener gancho. El resultado es telefílmico en el más amplio sentido de la palabra, con actuaciones de saldo y un tufillo a doctrina barata que tira para atrás. Por salvar algo, además de su protagonista, está el arranque, nostálgico, que mezcla imágenes de la otra película con ésta, en la jubilación del señor Thackeray, que lejos de tener un retiro plácido tras 30 años en prestigiosas escuelas londinenses, acepta la llamada de un antiguo amigo, que sólo ve en él a la única persona capaz de hacer algo con una clase especialmente problemática, en un cochambroso instituto de Chicago. Una rareza, o un tropezón insoslayable, que uno es incapaz de ubicar en la filmografía de su director.
Cosas veredes...
Saludos.

jueves, 12 de mayo de 2022

Sólido o quebradizo


 

Y otro más, porque también hubo una proliferación de directores españoles que, por aquella época (estamos en 2005), ensayaron la posibilidad de adoptar modos y formas americanas, para plasmar su propia visión de lo que el cine de terror podría llegar a ser. Pese a que ya llevaba una década rodando, no fue hasta FRÁGILES que Jaume Balagueró tuvo un mayor reconocimiento fuera de España, por mucho que viniese de hacer DARKNESS, que abría dicho patrón. Se trata de una típica historia de fantasmas, esta vez situada en un sanatorio infantil en la Isla de Wight, al que llega como sustituta una enfermera norteamericana, tras la misteriosa desaparición de su predecesora, y mientras se prepara el cierre definitivo del edificio, por sus precarias condiciones. Allí entabla amistad con una niña que le confiesa un terrible secreto, cuando es visitada por las noches por un terrorífico ser llamado "la niña mecánica", aunque nadie la cree. Así, hay muchas trazas ya de lo que Balagueró sublimaría junto a Paco Plaza en REC, sobre todo en cuestión de efectos visuales, y su habitual gusto por lo retorcido y malsano, que sin embargo adolece de un guion previsible y rutinario, y al que se le nota el descarado e innecesario trabajo de convertir a la inexpresiva Calista Flockhart (aquella efímera aspirante a estrella) en una actriz capaz de llevar ella sola el peso del film. El resultado no es del todo decepcionante, y puede considerarse como uno de esos exóticos caprichos de Filmax, recogiendo una extensa historia de coproducciones, con todo lo controvertido que ello conlleva.
Se puede ver, y luego se olvida.
Saludos.

miércoles, 11 de mayo de 2022

Verdades a medias


 

En relación, más o menos directa, con la película que comentábamos ayer, se me ocurrió revisar WHAT LIES BENEATH; farragosa incursión de Robert Zemeckis en el género de fantasmas, asesinatos sin resolver y otras componendas, que en realidad (aludiendo a su pomposo título) lo que escondía era un estertor de algo que ya por el 2000 no se llevaba tanto. Su lujoso envoltorio, con Michelle Pfeiffer y Harrison Ford, apenas puede disimular una trama enclenque, desorbitada y muy deslavazada, con continuas disrupciones de tono, que dan la sensación de contener cuatro o cinco historias diferentes, sin que ninguna funcione del todo. Podemos quedarnos con el film sobrenatural, el de suspense, el policíaco, o incluso el costumbrista. Mi preferido, de todas formas, es el de un guion machista en el peor sentido de la palabra (peor que su tramposo mcguffin). Usted vive en una pedazo de casa junto a un lago, sin estrecheces ni agobios, pero está triste porque su hija se ha ido a la universidad, y porque nunca gana al solitario. Entonces descubre que hay fantasmas... o no. Descubre que su vecino podría ser un asesino... o no. Descubre que su mejor amiga se ha comprado un descapotable con la pensión alimenticia de su divorcio (esto lo juro), y a lo mejor le empieza a ver las arrugas al bueno de Ford. En fin, que la cosa se eterniza hasta más de dos horas, para justificar un guion ridículo y engolado, de un cine, este sí, al que Hollywood ya le cuesta mirar con condescendencia. 
Fue, eso sí, un taquillazo tremendo, cómo no. Hay cosas que no entenderemos nunca ni con sesión de ouija mediante...
Más que mala, incomprensible.
Saludos.

martes, 10 de mayo de 2022

El género en renovación constante


 

Nos gusta enfatizar la necesidad de la aparición de cineastas como el que ayer nos ocupaba, por una cuestión primordial para situarnos en un contexto que no nos haga perder la perspectiva. En apenas un par de décadas, hemos pasado de una plomiza deriva, en la que el giro rebuscado se imponía a la generación de atmósferas inquietantes, lo que nos privaba de un terror genuino, y nos dejaba en otro terreno, el de la intriga y el suspense. Un buen ejemplo es STIR OF ECHOES, la regularcilla adaptación que David Koepp (muy al rebufo del fenómeno Shyamalan) realizó de la famosa novela de Richard Matheson. Todo nos indica (nos pone en las narices, más bien) que estamos ante una historia de fantasmas canónica, con las apariciones, los sustos y demás parafernalia. Incómodo ante la perspectiva de tener que juguetear con el material original, Koepp decide hacer un ejercicio de suspense primigenio, accionando el dispositivo que lleva a su protagonista (un hipermotivado Kevin Bacon) hasta un tercio final más cercano a luminarias como el MYSTIC RIVER de Eastwood, que a EL SEXTO SENTIDO, de la que queda desmarcada muy pronto. Me parece una película correcta, bienintencionada, y que de alguna manera se enmarca en esa década, comprendida entre finales de los noventa y principios del milenio, donde las jóvenes generaciones iban tomando nota sobre cómo no confrontar el género de terror de ahí en adelante, básicamente por el peligro de llegar a caer en una autoparodia que el cine europeo ya venía señalando con agudeza.
Hay quien la sigue reivindicando.
Saludos.

lunes, 9 de mayo de 2022

Improvisar lo planificado


 

He dicho muchas veces que me encanta el cine de Ti West, un director que sabe imprimir su propio sello, haciendo que cada trabajo suyo ofrezca un marchamo reconocible. Y uno de los motivos por los que me gusta su cine, reconozco que es su capacidad para introducirnos por caminos recorridos multitud de veces, tan sólo para disparar mecanismos que, por mucho que intuyas, siempre acaban por sorprenderte. X tiene todo eso, e incluso más; una realización impecable, de formas que pertenecen a un cineasta que domina su oficio. De nuevo un anticlima extendido, a lo mejor demasiado, y esto le juega en contra; o mejor dicho: West tiene que desplegar todo el arsenal en los últimos veinte minutos, y puede que para los no iniciados sea mucho esperar dicho clímax. Dos pulsiones se cruzan en esta historia, sobre todo la sexual, presentando a un grupo de jóvenes que, sin más, se marchan a un lugar apartado a rodar una película porno. Es 1979, y todavía no existía una industria tan asentada como ahora, por lo que este tipo de rodajes, totalmente aficionados, proliferaron ante la promesa de poder iniciarse en un cine "más serio". Personalmente, me parece muy interesante el largo preámbulo, donde vemos todos esos anhelos condensados en un puñado de diálogos más mordaces de lo que parecen. Luego está el elemento terrorífico, porque ésta es una peli de terror, y que aparece tímidamente, hasta que West decide que se acabó la cháchara y es hora de salpicarlo todo de rojo. 
No creo que sea, ni de lejos, su mejor película, pero sí una más que digna continuación en clave de slasher un poco autoconsciente, y con un insólito poso de amarga melancolía, desafiando constantemente qué es lo que realmente esperaba encontrar aquí el espectador.
Merece la pena.
Saludos.

domingo, 8 de mayo de 2022

Rincón del freak #506: Cosas que desearías no saber


 
Como por ejemplo, que en 1978 se realizó un telefilm titulado DOCTOR STRANGE, justo en el momento en el que se desató una especie de fiebre por adaptar cualquier cómic de superhéroes, aunque lamentablemente siempre hablásemos de presupuestos muy limitados, que daban como resultado decepciones como ésta. Y es que el mundo del Dr. Extraño es ilimitado en matices y posibilidades, pero exige quedar al servicio de un corolario de posibilidades técnicas igualmente esplendoroso. El asunto aquí es que resulta prácticamente imposible discernir qué diablos estamos viendo, puesto que sus escenas son las de cualquier telefilm al uso, con gente hablando y entrando en habitaciones. Se nos habla de un hechicero supremo que ha de traspasar sus poderes y conocimientos al pobre Stephen Strange, interpretado por un tipo con menos carisma que una lata de berberechos, y que se limita a abrir mucho los ojos, mientras no podemos obviar su pelo rizado y un bigotón de fucker discotequero. Los efectos especiales son patateros, los actores hacen lo que pueden por no estallar en carcajadas, mientras recitan líneas de diálogo terribles, y la música de Paul Chihara nos hace temer que aparezca John Holmes en cualquier momento, dando la razón a quienes temíamos estar ante una de aquellas salpicantes pelis porno de finales de los setenta. Quizá hubiera sido mejor así, o no haber abandonado nunca al gran Benedict Cumberbatch...
Sólo para masoquistas resilientes.
Saludos.

sábado, 7 de mayo de 2022

Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #26


 

Vivimos en un mundo de apariencias, mentiras y calamidades. Alguna vez, alguien, algo, nos abre los ojos y nos pone frente a nosotros, frente a lo que se nos pasa por alto. En una búsqueda de depuración permanente, Hong Sang-soo ensaya el prurito vital de vernos ante una persona abierta en canal, tan sólo para, seguidamente, devolvernos al asco de seguir adelante como si hoy fuera igual a ayer. Pendiente de estreno en Julio (más de un año después de su realización), DANGSIN-EOLGUL-APESEO (DELANTE DE TI) es una de las obras maestras del director coreano; una de sus películas más sencillas, y sin embargo más desgarradoras. Apenas nos cuenta el viaje de una mujer (excepcional Lee Hye-young), una antigua actriz, de olvidada trayectoria, ha vuelto a Corea desde Estados Unidos, adonde se marchó hace muchos años, para visitar a su hermana. Escindido en dos partes bien diferenciadas, el film muestra la doble desnudez de esta mujer; primero ante la hermana, a la que aclara, tras unos halagos que la incomodan, que su vida norteamericana no ha tenido nada de glamuroso, y que apenas tiene unos cientos de dólares en su cuenta, contrastando con la boyante economía de ella. Aunque su viaje tenía otro propósito más retorcido: encontrarse con un pujante director, que (suponemos por capricho autoral) la ha requerido repetidas veces para trabajar con ella, aun sabiendo de su retirada. El encuentro, entre comida china y abundantes botellas, transcurre ante una admiración que nunca sabemos si es fingida, y la última gran revelación de ella, tras rechazar la colaboración, pero que despierta otro interés en el director. En una simplísima pero magistral secuencia de cierre, el film nos deriva hacia la inevitabilidad de la cruda realidad ante nuestras ínfimas y pueriles ensoñaciones. Y una vez más, abrazamos ese amplio abanico de sensaciones gracias a un guion simplemente perfecto.
Absolutamente maravillosa.

viernes, 6 de mayo de 2022

El cinéfilo ilustrado #16


 

Aparte de las anécdotas que pueblan el accidentado metraje de THE THING CALLED LOVE, no hay mucho que añadir a esta rutinaria historia ambientada en el Nashville de las oportunidades, al que llegan miles de aspirantes a ser la "next big thing" de la música country. Por ahí ya exige un extra de dedicación, al menos para los no iniciados en este género, allí una religión, aquí un aparte de exégetas. Pero bueno, se trata de un vaivén de encuentros y desencuentros entre los cuatro principales personajes, que fluctúan entre el local al que regularmente presentan sus composiciones, con la esperanza de ser elegidos para interpretarlas por la noche, y su escarceos con "esa cosa llamada amor", y que podría ser lo único que los apartara de su gran sueño. Y hay que hablar de este cuarteto. No tanto de Dermot Mulroney, o de una primeriza Sandra Bullock, sino de la siempre estupenda Samatha Mathis, que es con diferencia lo mejor del film, o aquella estrella prematuramente truncada que fue River Phoenix, que curiosamente realizó aquí su última actuación, antes de fallecer con apenas 23 años. No ha resistido bien el paso del tiempo, y hoy día se ve con cierta indulgencia de película funcional y resultona, aunque fue uno de los mayores fracasos de Peter Bogdanovich, y un título olvidado y complicado de reivindicar.
Saludos.

jueves, 5 de mayo de 2022

Los rompehuelgas


 

Y como ya les he dicho que conmigo es siempre un todo o nada, aquí va otra serie (jeje...). DAMNATION tiene ya unos cinco años, y llegué a ella por casualidad, alentado por un argumento que a priori parecía interesante. En clave de western tardío, ya en unos años 30 donde se amalgaman el racismo y el paro, alimentándose mutuamente, nos cuenta la historia de dos hermanos de pasado turbulento, que vuelven a encontrarse en una situación extrañamente incómoda para ambos. Uno es el cura de un pueblo granjero de Iowa, y sus ideas revolucionarias chocan con las de los patrones, que exprimen sin compasión. Ante la amenaza de una huelga indefinida, un extraño pistolero de métodos expeditivos, llega para romperla y devolver el orden. A ello se suma la intervención de la "Logia Negra" (trasunto del KKK), que acabará por detonar un cima insostenible. 
Con este argumento es difícil que algo salga mal, pero DAMNATION se alarga durante sus diez episodios y se vuelve innecesariamente confusa, con algunos momentos de gran brillantez y otros insoportablemente rutinarios. El reparto, igualmente irregular, se nutre fundamentalmente de la dupla protagonizada por Killian Scott y Logan Marshall-Green, pero se diluye en una amalgama de secundarios que no llegan a su altura.
Bien para quienes degusten este tipo de pseudo-westerns, pero finalmente olvidable para el resto.
Saludos.

miércoles, 4 de mayo de 2022

Pito, pito, gorgorito...


 

Y, bueno, he logrado ver SQUID GAME, esa serie de la que todo el mundo habla, o hablaba, porque ahora, con lo rápidas que van las cosas, la importancia siempre es relativa. En mi caso es un logro, habida cuenta de lo jodido que me resulta enfrascarme en una serie y compaginarla con el tema cinematográfico, lo que suele provocarme más de un remordimiento de conciencia, sobre todo si la serie avanza y se va tornando aburrida. No sé si el concepto "aburrido" es el más ajustado para la que nos ocupa hoy; en todo caso, se me ocurre que es más reiterativa que otra cosa. Y ya que su argumento gira en torno a una serie de juegos "mortales", es notorio observar cómo el mecanismo de dichos juegos termina por copar todo el interés, asfixiando el elemento sorpresa, o relegándolo a los susodichos cliffhangers, sin los que quedaría como una extravagancia asiática de modos irritantemente chillones. Es el principal problema, que cada uno de los nueve episodios comparten una estructura similar, por lo que no es difícil ir estructurando qué es lo próximo que va a pasar; y aunque se reserva algún giro locuelo (a lo GOT), no hay más que echar un vistazo a la sinopsis para saber por dónde va a ir toda la serie. Es entretenida si no se tienen exigencias de altos vuelos, y su diseño de producción es lo suficientemente elaborado como para eludir el peligro de lo cutre. Incluso (sin desvelar nada) tiene un episodio final más serio y melancólico de lo que cabría esperar, lo que también puntúa a su favor. A mí completarla me ha llevado casi dos meses...
Saludos.

martes, 3 de mayo de 2022

Pater


 

Los abrazos entre padre e hijo nunca son fáciles. Guardan esa incomodidad de la desubicación, como si faltara un ritmo último para completar la melodía. Y eso que puede que el único abrazo sincero en tu puñetera vida sólo te lo pueda dar tu padre, mientras ambos pensáis qué os ha llevado hasta ahí. No iba a ser justo que un gran actor como Juan Diego se marchase de este mundo sin haber ganado un Goya como actor principal, y ahí, en 2006, le llegó el papel de VETE DE MÍ, una historia que parece fácil de contar, pero envenenada de principio a fin. Y ahora, con la perspectiva, se entiende mejor el diabólico guion escrito por dos jóvenes autores, como Víctor García León y Jonás Trueba, que le imprime su habitual calma urgente, sobre todo en el demoledor desenlace. Es una historia sobre padres e hijos que no se conocen, y que tampoco parecen tener mucho interés en hacerlo. Lo humano, lo indescifrable, es saber que será inevitable que esta refracción termine en fusión; o mejor, que la única reconciliación posible llegue tras el reconocimiento mutuo, de que ni uno supo ser padre, ni el otro sabía ser hijo. Es, de todas formas, y por encima de todo ello, una lección de modulación interpretativa de un maestro que era capaz de pasar del sarcasmo cómico a un patetismo de viejo animal herido. 
Es una película que merece verse, y con la que muchos vamos a ver un reflejo nada cómodo.
Saludos.

lunes, 2 de mayo de 2022

Retablo de facinerosos


 

Se nos ha ido Juan Diego. Grandísimo actor, de fuerza y carácter, de camaleónica versatilidad. Paisano mío. No nos cansaremos de proclamar lo grande que ha sido, que siempre será, Juan Diego; por sus películas, pero también por su compromiso político, de ideas muy alejadas de cualquier divismo de escaparate. Y de sus muchas películas, muchas, las mejores probablemente, ya han aparecido por este sitio, aunque quedan muchas para brindarle un merecido homenaje. Está, por ejemplo, DRAGON RAPIDE, en la que el actor daba vida nada menos que a Franco, justo en los días, fatídicos y anteriores, de la sublevación militar que desembocó en la Guerra Civil. Película algo irregular, pero que se nutre de la precisa erudición del guion de Román Gubern, crece sustancialmente en el momento, ya avanzado, en que Juan Diego se hace con el protagonismo absoluto, componiendo un Franco psicopático y tonadillero, dotando al personaje de una gran complejidad de matices. No se hizo aquí con el Goya, precisamente en la primera edición de los premios, aunque sí estuvo nominado, y de hecho el film ganaría un total de dos. Tan sólo un par de brochazos para entender el estupendo guion, que hubiese necesitado una dirección menos fiduciaria que la de un esforzado Jaime Camino. Vemos a Franco y su mujer, tristes ante el gazpacho de verano; después, tras enervar a sus pelotas cercanos, rehúsa hablar con el presidente de la República, haciendo ver que no está. Todo un valiente. Finalmente, ya en Tetuán, se acaricia el pecho mientras toma un baño; en la otra habitación, Santiago Ramos mata unos mosquitos con la babucha, con el sobresalto consecuente...
Y sí, pónganla también en las escuelas.
Saludos.

domingo, 1 de mayo de 2022

Rincón del freak #505: Un cerdo en mitad del océano sigue siendo un cerdo


 

Vayamos al grano. IMMANENCE es un bodrio repleto de buenas intenciones, o cómo no debe hacerse una película, si realmente no tienes ni puta idea de cómo hacerla. El argumento trata sobre un grupo de gente (gente, sin más) que se monta en un barco para atender una especie de "señal" en mitad del triángulo de las Bermudas. Allí están ellos, disertando sobre cosas que parecen improvisadas; y mientras unos dicen que son extraterrestres, otros apelan a una señal divina. Entretanto, miran los radares, pescan peces que salen del agua ya cocinados, y de repente, del agua, sale un cerdo. Ya no hay duda de que esto es cosa del diablo, claro. Mal escrita, peor dirigida y pésimamente interpretada, tan sólo hay una breve escena de cierta curiosidad, en la que el diablo en persona se les aparece y les suelta una parrafada de político regional. 
Apenas llega a curiosidad de bajo presupuesto, que se nota hecha por cuatro amigos, y que es un fondo de catálogo descarado.
No la vean.
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!