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miércoles, 2 de diciembre de 2020

El espejo roto #14


 

"Arkangel" (el segundo episodio de la T4 de BLACK MIRROR) se abre con una imagen ideal, que poco a poco se torna inquietante; un alumbramiento que deriva al suspense, con el simple recurso del bebé que no llora al nacer. El gran problema de este episodio, su lastre, es el escaso tiempo del que dispone para desarrollar una idea de partida compleja y desafiante, el debate moral que suscita un implante mediante el que esta madre puede literalmente controlar cada movimiento de su hija, a la que iremos viendo crecer hasta convertirse en una adolescente. El guion de Charlie Brooker se atreve a proponer un tema espinoso, y Jodie Foster lo pone en imágenes con un estilo sobrio y algo sombrío; una distopía nada descabellada, que apenas necesita de efectos digitales y que vuelve a advertir de los peligros de la (posible) supeditación de nuestras vidas a esas supuestas ventajas de lo digital. No está mal, pero podría haber sido mucho mejor con algo más de margen y menos prisas para contextualizar sus ideas.
Saludos.

lunes, 24 de octubre de 2016

El ritmo trucado



Todo el mundo respeta a Jodie Foster. Yo respeto a Jodie Foster, aunque no había visto ninguna película suya como directora. Tenía un presentimiento, y MONEY MONSTER me ha despejado las dudas. Por lo que he leído por ahí creo que nadie considera esta película como una gran obra, pero es curioso el hincapié generalizado acerca del ritmo. El ritmo, esa porción cíclica y salvaguarda del honor del tullido: ¿Cojo? Sí, pero rápido... No importa, Foster despeña una historia de partida bastante interesante y con puntos en común con (nada menos) NETWORK. Pero Lumet es Lumet, claro. El arranque es más que curioso, y está muy bien filmado, con George Clooney como presentador de un extraño híbrido televisivo, que mezcla el sensacionalismo más zafio y... las finanzas... No me digan que no mola. El caso es que este señor se empeña en aparecer ante nosotros como el antihéroe al que todo el mundo envidia, pero la trampa, el truco, se desvela demasiado pronto, justo cuando un joven (magnífico, vibrante Jack O'Connell, de lo mejor del film) "secuestra" el plató en pleno directo y amenaza con hacerlo saltar por los aires a menos que le ayuden a desenmascarar al causante de su ruina, y por extensión de una estafa financiera que, precisamente, fue inducida por este presentador, al que culpa directamente.
No crean que hay una gran sorpresa detrás de todo esto, apenas un desarrollo rutinario y molestamente conservador, donde hasta los grandes e insalvables dramas de nuestra sociedad pueden solventarse con un poco de buena voluntad. Entre medias poca cosa, Julia Roberts de secundaria, la aparición al final del televisivo Dominic West y la constatación de que uno no se carga el aire acondicionado en verano, como mucho lo maldice un par de veces al día...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!