sábado, 30 de abril de 2022

El mundo embelesado


 

Se ha estrenado (por fin) WHERE IS ANNE FRANK?, nueva vuelta de tuerca a aquella niña, convertida hoy en icono del martirologio nazi. Prebendas incluidas, se estaba tardando en hacer un musical sobre el holocausto, y no lo digo irónicamente, sino activando los sensores del exorcista que todos llevamos dentro. Es una forma de enfrentarnos al horror, si es que éste es tan terrible como para determinarlo en parámetros realistas, tanto como para no resbalar en casquería ni vergüenza. La pena es que Ari Folman no logra su propósito, que parece la creación de un mundo paralelo mediante la evocación de una memoria sugerida. Esta Ana Frank es otra cosa, una especie de superheroína pizpireta y hasta desdoblada en su sosias, otra más, ya plenamente incrustada en un tiempo presente que recuerda sin dolor lo que, decíamos, es incapaz de asimilar. Lo que deja esta película es una sensación encontrada, la de su brillantez formal, incuestionable, frente a un argumentario, como poco, endeudado con su propia circunstancia fenomenológica. O lo que es lo mismo: demasiado bonita para contar algo tan terrible. Lo de siempre, vaya.
Saludos.

viernes, 29 de abril de 2022

El cinéfilo ilustrado #15


 

Casi nadie duda en señalar a NOISES OFF! como la gran resurrección de Peter Bogdanovich, y desde luego una de sus mejores películas, al menos por la gozosa vuelta de tuerca que le da a uno de sus géneros favoritos, en un ejercicio autorreferencial que funciona como un metrónomo. Se trata de una obra de teatro creada por Michael Frayn, en la que se recrea precisamente la preparación de una obra de teatro. Es decir, que cobra importancia suma ese "ruidos fuera", que crea una deliciosa confusión, la de no saber si lo que vemos pertenece a los ensayos o no. Al fin y al cabo, el film nos viene a decir que todo es show, o que los actores también son, además, personas. Pero lejos de embarcarnos en un sesudo estudio de metacine, Bogdanovich suelta los caballos, y mediante una compleja puesta en escena nos retrotrae a aquellas comedias de trasfondo sencillo pero complejísimo mecanismo; una sucesión de gags, siempre con las risas del público de fondo, que se van encadenando a velocidad de vértigo, ante la mirada del resignado director (un fabuloso Michael Caine), que no puede más que aceptar el desastre. Es, en el mejor sentido de la palabra, una comedia, un género complicadísimo y que por ello tiende a adoptar formas más sencillas; Bogdanovich hace el camino inverso, y complica hasta la escena más tenue. El resultado es maravilloso, como un plato de sardinas de aquí para allá...
Saludos.

jueves, 28 de abril de 2022

Alguien me dijo...


 

Normalmente suelo huir de las recomendaciones entusiastas, sobre todo si éstas se convierten en alegatos montaraces, en la línea de "sujétame el cubata". Básicamente por una regla no escrita, y que me ha demostrado que este tipo de artefactos suelen desembocar en decepciones imperdonables, para quien las hace y para servidor, una vez comprobado el desastre. Y sí, alguien me dijo hace unos días que me hiciera con una producción italiana titulada BARBAROSSA, que hablaba de un rey, Federico Hohenstaufen, que en su momento aspiró a devolver toda la grandeza al imperio fundado por Carlomagno. Como ustedes saben, me la trae al fresco el asunto histórico, y me interesa más la valía cinematográfica. Seré breve. No es agradable ver a Rutger Hauer o F. Murray Abraham ganarse las lentejas con un culebrón hagiográfico, catolicoide y filmado en un formato digital que yo he visto utilizar con más salero en una boda en Cuenca... Tal cual.
Terrible.
Saludos.

miércoles, 27 de abril de 2022

Niebla diurna


 

Recuperando más títulos que se habían quedado por el camino de la última edición de Sitges, aparece THE CURSED, la esperada última película de Sean Ellis, que llevaba nada menos que cinco años sin rodar. A priori, hubo voces que la colocaban entre las favoritas, y que iban desistiendo de ello a medida que veían, con estupor, el enésimo ejemplo de cómo tirar por tierra una excelente idea. Estrenada también con el título de EIGHT FOR SILVER, es ésta una película que muere de solemnidad, o de soberbia; de creerse mejor de lo que es, y también por no ser capaz de superar sus errores, que son muchos. Ellis es un director sin sentido del humor, un poco ensimismado, que se recrea desesperada e insistentemente en los hallazgos visuales, cuando los encuentra, dejando a menudo la narración deshilachada y mortecina. En este caso, volvemos al tema de los hombres lobo, vía maldición, en la que ésta es desatada tras el aniquilamiento de unos gitanos que reclaman unas tierras. Esto, que ocupa la primera media hora del film, es de lejos lo mejor, y promete una película de enjundia, a partir de una serie de planos secuencia generales, orgiásticamente rodados, y que revelan a ese gran cineasta que, me temo, sigue escondido en alguna parte. A partir de ahí, el film se torna pesado y previsible, sin abusar de los efectos digitales, pero apoyado en todo momento en ellos. Los actores parlamentan inacabablemente sobre cosas que ya sabemos, se dedican minutos interminables a gente comiendo, durmiendo o simplemente paseando, y pareciera que Ellis quería filmar otra cosa, en ningún modo cine de terror, sino alguna estampa de época, un poco a lo BARRY LYNDON... No sé, porque tiene momentos absolutamente fascinantes, pero es una cinta que se va haciendo cuesta arriba y ya no logra remontar.
Una lástima, pero a Ellis habrá que seguir esperándolo.
Saludos.

martes, 26 de abril de 2022

Travesía indeterminada


 

Es curioso toparse con un film como VOYAGE OF THE DAMNED, quizá para comprobar que no todo tiempo pasado fue mejor, o que tendemos a idealizar lo que queda fuera de nuestro campo de visión reciente, como extraño ejercicio de autoprestigio. Dirigida por Stuart Rosenberg en 1976, contaba la vergonzosa peripecia del St. Luis, un barco zarpado desde Hamburgo, en 1939, con dirección a La Habana, con la intención de salvar a un millar de personas de los campos de concentración. La película, seamos claros, es fallida, y por varios motivos. Lo primero es que pretende poner en pie un cine que ya no existía entonces, con mastodónticos repartos internacionales, lo que obligaba a la fastidiosa "cuota", en la que cada contrato se miraba con lupa. Después, Rosenberg, proveniente de la televisión norteamericana, se encuentra más cómodo en dramas intimistas, y se nota que esta superproducción le venía un poco grande. Así las cosas, y aparte de una aceptable partitura a cargo de Lalo Schifrin, tan sólo merece la pena detenerse en algunas actuaciones, las que elevan el tono general de la cinta, porque hay algunas que no están a la altura. Memorables están sólo Lee Grant y Oskar Werner, que clavan sus papeles de esposa doliente y profesor de universidad sofisticado, liberal y asqueado de la deriva de su país. Correcto está Max von Sydow haciendo de capitán, Jonathan Pryce como judío represaliado o José Ferrer como un inquietante militar cubano. Lo de Orson Welles lo podemos discutir con más calma, pero no le vi muy convencido, ni de su papel ni de la película. 
Hasta ahí la película, ya digo, irregular, descompensada y con insertos romanticoides que dan vergüenza ajena. Aunque la vergüenza está en la historia real, porque no es ya que el régimen cubano de Batista (ese tan democrático) hiciera un trato con los nazis para no dejar desembarcar a los pasajeros, y seguidamente mandarlos de vuelta, sino que la operación contaba con la aprobación del mismísimo Roosevelt, que calibraba unas inminentes elecciones. Y es una lástima que este suceso tan lamentable (que ningún estudio norteamericano ha querido abordar jamás) no haya tenido una adaptación más rigurosa y de mayor enjundia.
Ahí lo dejo.
Saludos.

lunes, 25 de abril de 2022

Apurar las heces


 

Hay una cuestión simplemente insoslayable que recorre todo el metraje de CRY MACHO, un elefante en la habitación demasiado voluminoso como para ser obviado, y menos cuando se nos presenta en un espacio mitificado, como es la filmografía del último gran dinosaurio del viejo Hollywood. Posiblemente, Clint Eastwood debería haber hecho otra película, o no protagonizarla él. Posiblemente, esta peliculita apenas represente un ínfimo vestigio de la grandeza de un tipo que ha cabalgado libre (y grandioso) durante una barbaridad de décadas. Lo único que a mí se me ocurre es que a nadie debería importarle esto, no al menos en la manera que nosotros, simples mortales, nos aferramos a nuestras mediocres vidas mientras disertamos sobre composición de cámara o referencias de guion. Eastwood ha hecho su ¿última película? con el dedo meñique, con el mismo entusiasmo que encontraríamos en el trabajo de fin de carrera de un veinteañero, y otorgándose algunos momentos inverosímiles, tan sólo porque él decide, siempre ha decidido. Ustedes, nosotros, podemos ser tan duros e implacables como esta "nueva manera de ser" nos impone y aceptamos obedientes; a tito Clint, estoy seguro, le suda la polla una reseña más o menos, porque quizá es el único actor que a día de hoy es capaz de caminar, renqueante, eso sí, un par de pasos por delante de la muerte. Otras veces lo hemos llamado eternidad, no veo porqué ahora no...
Lo que viene siendo una historia de las de antes.
Saludos.

domingo, 24 de abril de 2022

Rincón del freak #504: Cuando la ridiculez nos alcance


 

No se me ocurre mejor manera de culminar todo este batiburrillo que nos hemos traído por aquí con lo de las inteligencias artificiales, que con una película muy poco inteligente y muy artificial, uno de esos hitos a la inversa, capaz de llevarse por delante más de una carrera, y que ha quedado casi como un meme gigante invocado desde la prehistoria. Nadie debería ver JOHNNY MNEMONIC sin haber leído un poco de William Gibson, al menos para comprender el valor incalculable de cómo un hombre era capaz de adelantarse varias décadas a su propio tiempo. El estrépito de Robert Longo (videoartista, que ya nunca volvería a inmiscuirse en terrenos cinematográficos), no es que no roce el visionario universo de Gibson, sino que lo patea sin miramientos y lo convierte en un desquiciado despropósito, un tontísimo compendio de lugares comunes que pretende convencernos de que aquello podía ser esto. Y entiendo que para un espectador de 1995 la experiencia visual podía tener su gracia, pero todo lo apoteósico va revirtiéndose en escatológico; es como un refrito de BLADE RUNNER para dummies, o un adelanto de las bondades de aquel internet noventero, que usaba decenas de cables para poder ver una imagen en un par de horas. Ni siquiera creo que llegue a la categoría de videoclip, porque los hay de una factura muy superior. Baste decir que otro actor habría quedado tocado del ala para siempre, pero curiosamente parece que el único que se tomó esto en serio era el propio Keanu Reeves, en un papel simple y llanamente hostiable. 
Si son de los que, como yo, se gastaron los cuartos en su momento para verla en pantalla grande, creo que me entenderán...
Terrible.
Saludos.

sábado, 23 de abril de 2022

Escapar del mundo ideal


 

Y efectivamente, el film de Crichton tuvo una secuela, un poco traída por los pelos, y que intentó aprovechar el tirón del original, aunque el resultado es simplemente decepcionante. FUTUREWORLD apenas tiene en común con su predecesora el despliegue de efectos visuales y de maquillaje (estamos en 1976), pero su tono general nunca sale del telefilm puro y duro; un poco por encima de la media, pero nunca en la liga de títulos destacados de la gran pantalla. Además, el dueto protagonista, interpretado por Peter Fonda y Blythe Danner, no consigue superar los ramalazos de comedia intrascendente, aspecto éste que recorre el film de cabo a rabo. Incluso rechina la brevísima aparición de Yul Brynner, en unos menesteres alejados del de su personaje, prácticamente un cameo. Puede tener su gracia, pero se hace demasiado previsible desde primera hora, y ha quedado como lo que es, un título muy menor, poco reivindicable, y con algún momento de cierta brillantez formal, que quedan inmediatamente diluidos en un guion que podría ser el piloto de una serie setentera más.
Si no se ve, no pasa nada.
Saludos.

viernes, 22 de abril de 2022

El cinéfilo ilustrado #14


 

La jugada de TEXASVILLE era demasiado obvia para salir bien. No se le puede negar a Bogdanovich todo el derecho del mundo a acometer una secuela de su película más famosa, reverdecer viejos laureles y, por qué no, colocarse de nuevo en el disparadero. El principal problema es que TEXASVILLE es una película engañosa desde su mismo cartel promocional, que nos invitaba a imaginarnos un romance otoñal entre Duane y Jacy, con lo que de comercial tendría volver a Cybill Shepherd y Jeff Bridges, ya maduros, retomando lo que en su momento era completamente imposible. Nada de eso, porque queda claro que la intención del guion de Bogdanovich era seguir destrozando a sus personajes, con más canas pero las mismas inseguridades, los mismos errores y los mismos perdones, y todo exactamente en el mismo lugar, no ya físico, sino directamente sentimental. TEXASVILLE debería ser mejor, precisamente por transitar el camino opuesto a cualquier comedia romántica; tras sus ajetreadas dos horas, la sensación que queda es la de una historia desganada, contada a trozos, como sketches que ya nos sabemos de memoria, y ni siquiera su dramático final logra su objetivo, que no es otro que imbricar al cine en la cotidianidad humana, como sí quedaba de manifiesto en LA ÚLTIMA PELÍCULA. El recuerdo que tenía de ella era más bien tibio, y volver a verla muchos años después sólo lo ha confirmado.
Saludos.

jueves, 21 de abril de 2022

Morir en un mundo ideal


 

Aunque si de lo que hablamos es de inteligencias artificiales, no podríamos pasar por alto un film absolutamente mítico como WESTWORLD, que recientemente se ha visto revitalizada gracias a una estupenda serie, que corregía y aumentaba las muchas carencias de este curioso film, que se mantiene vigente por la concisión de su relato. Era también el debut en la dirección del novelista Michael Crichton, y se nota en la dificultad para mantener el ritmo, o hacer avanzar la trama otorgando cohesión a la explosiva mezcla de western y distopía futurista. La película, ya digo, se queda un poco corta en sus pretensiones de poner en imágenes el intrincado mundo imaginado por Crichton, y el parque temático de Delos pugna por ser el protagonista de la función, aunque lo más interesante, y también lo que ha quedado para la historia, es ese inquietante androide psicopático interpretado magistralmente por Yul Brynner, y que es la encarnación perfecta de lo que supondría la sublevación de las máquinas como contrapunto a la crueldad humana, que tiene rienda suelta en este mundo donde uno puede asesinar o violar impunemente, si dispone del dinero suficiente. Es un buen film, con imágenes realmente potentes para la época, pero a la que le faltaría una mirada más reflexiva ante el dilema moral que late tras su apariencia de film fantástico de entretenimiento. Más o menos por ahí va la cosa...
Saludos.

miércoles, 20 de abril de 2022

Huir hacia delante


 

Siguiendo con esto de las inteligencias artificiales, mundos pocalípticos y tal, otro título reciente es MOTHER/ANDROID, auspiciada por Hulu y dirigida por un cineasta que proviene de la escena independiente, lo que da como resultado una cinta tremendamente irregular, y con apenas algún pequeño destello como todo bagaje. Es como una especie de TERMINATOR que huye de la espectacularidad, y que se centra básicamente en la odisea de la pareja protagonista, que busca un lugar seguro en un planeta que ya han empezado a conquistar las máquinas. Con un metraje que se antoja excesivo, casi parece que hay dos historias paralelas, entre el arranque (lo mejor del film), en el que vemos la sublevación de los androides, que hasta ese momento se dedicaban a servir a los humanos, y luego toda la segunda mitad, que se despeña incomprensiblemente por un cúmulo de incoherencias prácticamente gratuitas. Uno llega a esbozar media sonrisa cuando, llegado el momento, nos damos cuenta de que nos tenemos que tragar que una mujer embarazada de nueve meses es capaz de sortear cualquier dilema, por violento y extremo que se nos presente. Además, se nota que el presupuesto da para lo que da, y el tema de los androides no está a la altura, y de hecho podríamos imaginar que estamos ante un conflicto bélico cualquiera, sin necesidad de ornamentar el fondo.
Habrá quien la encuentre entretenida, y es cierto que Chloë Grace Moretz se esfuerza en todo momento por sacar a flote un personaje no tan empático como nos gustaría, pero me temo que va a quedar como fondo de catálogo de Netflix y poco más.
Saludos.

martes, 19 de abril de 2022

Hierbas demasiado aromáticas


 

La película de hoy la podríamos entroncar sin demasiadas dificultades con la de ayer, y no sólo por su humanista visión de las inteligencias artificiales, sino más bien por el buenismo que a ambas las frena en un desarrollo narrativo más amplio, dejándolas en el templado lugar que ocupan los "títulos amables". AFTER YANG intenta por todos los medios huir de los tropos más manidos de la ciencia ficción convencional, para ocuparse de un relato íntimo y sugerentemente descarnado. Se agradece, por ejemplo, la naturalidad con la que nos enfrentamos a los modos de esas "máquinas", en este caso demasiado humanas, que lejos de suponer amenaza alguna, son seres diseñados para integrarse plenamente en cualquier familia y ayudar a éstas en cada tarea que se le precise. El film se centra en una familia interracial (y prometo que intenté que no me rechinara) en la que el padre, que se dedica a "diseñar" tés, y su mujer, adoptaron a una pequeña proveniente de China, y más tarde "adoptaron" a Yang, no sólo para las tareas habituales, sino para que ejerciera de hermano mayor, al ser diseñado como culturalmente chino. El problema sobreviene cuando Yang (que por lo visto no era de las mejores calidades), digamos que dejó de existir sin previo aviso, dejando un hueco irreparable, y que obligará al padre a buscar cualquier medida desesperada, incluso acudir al prohibido mercado negro. 
La película, ya digo, está bien rodada, quizá con un exceso de pausa, que puede llegar a exasperar, y me temo que sólo va a satisfacer a quienes gusten de minimalismos poéticos sin exigir algo más de brío. Incluso Colin Farrell está en permanente estado de narcolepsia; y excepto un explosivo baile de apertura, y una preciosa canción central, su hora y media escasa se eterniza innecesariamente. Habrá que ver de qué puede ser capaz el surcoreano Kogonada de seguir explorando las posibilidades de la ficción, tras la mucho más interesante COLUMBUS, aunque de momento parece que le cuesta desprenderse de su estela como video-ensayista, extenso trabajo que me permito recomendarles desde aquí vivamente.
Saludos.

lunes, 18 de abril de 2022

Cuidado ahí fuera


 

Hay cosas muy buenas, y otras no tanto, en una película tan desarticulada (y desaprovechada) como FINCH; un film que se intuye prácticamente como una especie de apuesta personal entre conocidos, lo que queda reforzado por lo insólito de que una megaestrella como Tom Hanks se eche casi todo el peso de una historia siempre al borde de la autoparodia. Lo que tiene de bueno, curiosamente, proviene de lo que no se ve, en este caso del excelente trabajo de Caleb Landry Jones, un actor cuya presencia física suele incomodar, pero al que le viene como anillo al dedo la matización en la voz robotizada del otro protagonista de la función. La historia, para nada original, nos sitúa en un planeta devastado, sin capa de ozono, en el que apenas sobreviven puñados de gente a muy duras penas. Y aquí viene lo malo, porque ese contexto post-apocalíptico no termina de cuajar, y cuesta un mundo pensar en un entorno hostil cuando la totalidad del film busca el lucimiento de Hanks, cómo no. Es decir, que por un lado tenemos la humanización del robot que este hombre, enfermo por la exposición radiactiva, construye con el único propósito de que cuide a su perro cuando él muera. Por el otro, tenemos un viaje a la costa Oeste, que se hace ligeramente cansino y reiterativo, aunque el propósito, temiblemente conductista, es apretujar nuestra sensibilidad, ya tocada, hasta un desenlace descaradamente lacrimógeno. Y es una pena, porque podríamos haber asistido a una fábula desgarradora acerca de la posible humanidad de una máquina prevaleciendo sobre la estupidez humana. Luego nos acordamos de aquello del náufrago, y todo encaja...
Saludos.

domingo, 17 de abril de 2022

Rincón del freak #503: Acometiendo el suicidio de los cobardes


 

RENT-A-PAL es una película sumamente curiosa, que pasó totalmente desapercibida en un año tan convulso como fue 2020, pero en la que merece la pena detenerse para advertir algunos aspectos que vienen siendo habituales en el cine reciente. Lo primero que llama la atención es el preciso abordaje de una época (los años 90), que no suelen ser tan reivindicados como por ejemplo las dos décadas inmediatamente anteriores. David es el típico solterón, que vive cuidando a su madre, que padece demencia, y que regularmente visita una especie de videoclub, aunque no con las intenciones que podríamos presumir, sino para adquirir un curioso servicio, en el que mujeres en su misma situación se graban presentándose para una potencial cita. Sin embargo, David jamás obtiene respuesta alguna; y es entonces cuando se topa con una cinta que no había visto antes, y que al reproducir le muestra algo totalmente diferente: un tipo, simpático y dicharachero, llamado Andy, y que tan sólo quiere ser "tu" amigo. El film mantiene el interés con sus formas austeras, y va creando un clima de suma extrañeza, que oscila entre el suspense de no saber a qué estamos asistiendo, mientras David va cayendo en una espiral obsesiva, prácticamente abducido por el absorbente personaje que literalmente parece poder mantener una conversación real desde la pantalla. Ahí radica el mayor valor del film, en la correspondencia que un espectador actual, habituado a las redes sociales, puede rastrear en esa especie de proto Tinder, sólo para comprobar lo solos que suelen estar sus usuarios. La lástima es que el desenlace es mucho más convencional de lo que en un principio promete, lo que resta valor a una producción, sin embargo, menos descuidada que las habituales en plataformas.
Recomendable como curiosidad de las que de tanto en tanto gusta descubrir.
Saludos.

sábado, 16 de abril de 2022

Ni el título


 

Ni el título se han molestado en modificar en esta bufonada titulada TEXAS CHAINSAW MASSACRE, y que es una de las mayores vergüenzas salidas de los pozos de inmundicia de Netflix. No la salva nada, ni una duración insólita que no supera los 75 minutos, ni unos esforzados efectos visuales, y mucho menos la pleitesía que pretende enarbolar a la mítica cinta original, y que acaba por convertirse en una especie de extraña parodia involuntaria. Hay muy poco que contar de esta absoluta bazofia, terriblemente mal dirigida y con esas ínfulas, que no sé de dónde salen, que suelen tener los que creen que satinar los brillos en una Alexa te dará una una profundidad narrativa excepcional. Es un film, insisto, absurdo, innecesario, oportunista sin que nadie lo hubiese pedido, y que tiene algunas de las escenas más ridículas de los últimos tiempos. Y se me ocurre ver a este "nuevo" Leatherface masacrando a millenials mientras éstos no pueden evitar grabarle con sus móviles en streaming, en lugar de salir corriendo. Eso tiene su gracia, pero como tampoco estamos ante una comedia, queda aún más raro y desubicado. Luego, merece la pena quedarse a ver los títulos de crédito, y no por ver la escenita de marras, en la que un "Cara de cuero" cansado , pero satisfecho por el trabajo bien hecho, vuelve a casa tras la necesaria limpieza diaria de gilipollas que cada año vienen a molestarle. No, lo único que da miedo es comprobar que en realidad ésta es una película búlgara... Ahí lo dejo...
Saludos.

viernes, 15 de abril de 2022

El cinéfilo ilustrado #13


 

No me atrevería a afirmar que ILLEGALLY YOURS sea la peor película de Peter Bogdanovich, pero por ahí debe andar más o menos. Es como si en mitad de un spoof de los ZAZ se incrustara una comedia de canónicas maneras, para seguidamente abandonarlo por un pálido calco de los Marx, o una trama policíaca que podría haber escrito un chimpancé. Y digo lo mismo que ayer, porque también flotan aquí nada menos que cuatro guionistas, sin que pueda haber una explicación plausible. En realidad, de lo que hablamos es de un director con una crisis de identidad galopante, con el deseo de seguir filmando, pero escudado tras su faceta de crítico especializado. Es una comedia, vale, pero en la que no se entiende casi nada, y si la idea era disponer una mixtura de conceptos, a mí me parece una simple y llana ceremonia de la confusión, con el añadido de tener a un idiotizado Rob Lowe haciendo de despistado en busca de la chica, mientras que la vida personal del propio Bogdanovich iniciaba una deriva poco menos que cuestionable, al iniciar una relación con la hermana de su fugaz pareja asesinada, Louise Stratten, a la que por supuesto reservó un papel secundario.
Más que prescindible.
Saludos.

jueves, 14 de abril de 2022

Domingo por la tarde en los coches de choque


 

Si lo que quería demostrar Jaume Collet-Serra era que podía acercarse al estilo de Spielberg en plena era digital, enhorabuena, porque eso es todo. JUNGLE CRUISE es un ladrillazo de más de dos horas en las que no ocurre nada excepto que los personajes han de realizar un esfuerzo extra: actuar para que nos despistemos, porque detrás de sus siluetas no hay más que pantallas verdes. Y me remito a un dato excelente por curioso: Disney necesita hoy día a tres guionistas (y ojo, no unos cualquiera, que ahí están Ficarra y Requa) para poner en pie una trama basada en una atracción de Disneylandia. Como lo oyen. Que ya no hay apenas originalidad lo pasamos por alto, incluso en pos de algún entretenimiento digno; pero de ahí a hacernos creer que aquí podemos asistir a un guion moderadamente brillante, es de aurora boreal. Y de verdad, lo de la química entre Emily Blunt y Dwayne Johnson me toca los cojones, que para ver cómo se besan lo tienen que disfrazar como un boca a boca submarino. Apenas le salvo un par de detalles: el descacharrante y antidisneyano villano interpretado por Jesse Plemons y el breve interludio, casi metanarrativo, en el que aparecen unos descollantes Quim Gutiérrez y Dani Rovira.
Da para una tarde de resaca y poco más.
La música de Newton Howard es para correrlo a gorrazos por insoportable y cansina.
Saludos.

miércoles, 13 de abril de 2022

Siniestro total


 

Y no, no es Hamlet en el disco-pub, sino la increíble continuación de la cosa de ayer. Increíble porque no puedo creer que haya gente dispuesta a embarcarse en deleznabilidades como ésta. OCCUPATION: RAINFALL es lo mismo pero con un poquito más de presupuesto, lo que no es óbice ni circunstancia atenuante para prescindir de las caretas de carnaval, el atrezzo peregrino o las armaduras de los armaos de la Macarena... Sí, yo veo estas cosas en esta semana y luego les voy contando, para que el trago no sea amargo para todo el mundo. 
No vean la de ayer ni esta.
Saludos.

martes, 12 de abril de 2022

Nadie al volante


 

En fin, sigamos a todo ritmo con este desganadísimo penitenciario de la peor semana del mundo si vives en mi ciudad. Me pregunta alguien, después de ver una aberración titulada OCCUPATION, si hay una sola cosa que pudiese salvar de este despropósito infecto. Sí, por supuesto: hay un equipo de fútbol australiano (deporte absurdo donde los haya) que se llaman los Kookaburras... Y no digo que me lo superes, sino que me lo iguales. Lo supera el hecho de que los integrantes de este equipo son los encargados de salvar a Australia de una invasión alienígena. Sé que esto iría en un domingo cualquiera, pero insisto en lo de esta semana y tal...
Saludos.

lunes, 11 de abril de 2022

Perdidos en la traducción


 

Esta semana, a la fuerza ahogan. Habrá que apretar el paso, tirar hacia delante y despejar algunos títulos más que prescindibles, yo diría que inanes. Y empezamos con LAST SURVIVORS, incomprensible telefilm plataformero, que se ve incapaz de plasmar adecuadamente ni una sola de las ideas que propone en su arranque. Un comienzo decente, con una aceptable fotografía del paisaje nevado que domina todo el metraje, y unas interpretaciones que no necesitan de diálogos para entenderse. El problema es que nadie, ni el guionista, ni el director, y mucho menos nosotros, sabemos lo que va a seguir tras lo que parece un survival postapocalíptico, en el que un hombre y su hijo intentan mantener su refugio a salvo de "los invasores". Nada de eso, porque el chaval, que lleva 20 años en tan reducido territorio, se topa por casualidad con una mujer que vive en una especie de granja, y entonces empieza a dudar de la veracidad de su propia vida. Y es que podría haber sido un resultón cruce entre WINTER'S BONE, THE ROAD o THE VILLAGE, y opta por ser, insisto, un telefilm demasiado ridículo para sertomado en serio. No funciona la historia del padre manipulador, ni ese joven que nos venden como un superviviente pero parece un pijo de Yale; y mucho menos el casposo romance entre éste y una Alicia Silverstone que, o empieza a cuidar esta segunda juventud, o va a remedar los pasos de Nicolas Cage... Al tiempo.
Saludos.

domingo, 10 de abril de 2022

Rincón del freak #502: En la campiña de los condenados


 

Les pongo en situación, para que imaginen a una pareja que viaja desde España hasta Inglaterra, para dar el último adiós al hermano de ella, desaparecido en extrañas circunstancias. Les recoge la mujer del finado en un Ford Fiesta, y les lleva hasta la mansión donde vive. No hay luz por culpa de la tormenta, así que la anfitriona enciende un puñado de velas negras y les indica sus aposentos, donde no falta el mobiliario provenzal, más velas y un agujerito estratégicamente situado tras un siniestro cuadro. Nos esperan 90 minutos de señoras sin frío, varones hirsutos y alguna que otra misa negra. El artefacto se titulaba BLACK CANDLES, pero por culpa de aquello del internacionalismo se le atribuye algún título más, como LOS RITOS SEXUALES DEL DIABLO, y cosas así. Protagonizaba la por entonces popular Helga Liné (aunque intuyo que con doble de cuerpo para según qué escenas), y dirigía José Ramón Larraz con seudónimo anglófilo; aunque no le hacía mucha falta, ya que contaba con una amplia experiencia en las islas, donde comenzó con un puñado de interesantes films de explotación a finales de los sesenta. Esto es una rareza de las del destape tardío, con pocos medios y mucho entusiasmo, y con un par de escenas lo suficientemente atrevidas como para no ser desdeñada completamente. A día de hoy, no sé quién se atrevería a poner un macho cabrío (real) encima de una señorita con mirada lasciva... 
Sólo la recomendaría si son extremadamente curiosos.
Saludos.

sábado, 9 de abril de 2022

Ficción limítrofe


 

No hay un título más despistante que TWIN PEAKS: THE RETURN. Como no hay una serie que haya aglutinado tantas adhesiones, mitomanías o reverencias hasta lo soportable. Y a lo mejor el plan de Lynch era abonar ese campo, cultivarlo pacientemente, para darle a su legión de seguidores con la puerta en las narices. Da igual, porque una serie que vuelve nada menos que 25 años después no puede, en todo caso, hacerlo de una forma canónica. A menos que sea un simple "in it for the money", y de verdad que no lo parece ni por asomo. Lo que me ha parecido a mí, desde una mirada decididamente desapasionada, es que Lynch necesitaba desmantelar el juguetito, aunque sólo fuese para enseñarnos que en su interior podía caber cualquier cosa, o nada en absoluto. Ese campo abonado era como un compendio de sus obsesiones, más sintetizadas en sus largometrajes, más dadas a un cierto convencionalismo en aquellas dos primeras temporadas que son historia de la televisión. Esto es otra cosa. Es lo que Lynch escondía tras aquella apariencia de culebrón, a veces fastidioso, inacabable, pero que se derretía como un goloso caramelo para quien no tenía ningún interés en "ver más allá" ¿Y qué hay más allá? Un gran vacío, un enigma, y una traslación demiúrgica como se han visto pocas. Al mismo tiempo que Lynch aislaba a la propia serie original de su discurso mismo, se iba fraguando el final, que es desolador, anticlimático y parco en sentimientos, que no sensaciones. Se ha hablado mucho de ese capítulo ocho, que podría ser un film experimental, pero que es incluso más revelador que la mayoría de diálogos (¿parlamentos?) que se amontonan en esta oda a la libertad creativa, quizá no tan potente como cabría esperar de un acontecimiento semejante, pero que de servir para algo, debería hacerlo para remover el anquilosado espectro narrativo actual. 
Véanla, pero intenten hacerlo sin expectativa alguna. Saldrán ganando.
Saludos.

viernes, 8 de abril de 2022

El cinéfilo ilustrado #12


 

Es demencial cómo el paso del tiempo le haya sentado bien a un film tan en el alambre como MASK. Objeto de innumerables chanzas (en una curiosa analogía) y parodias, parece que lo sabemos todo de esta historia de superación con maquillaje extremo, sentimientos a flor de piel y costumbrismo gozón, del que le remueve las tripas oscarizadoras a Hollywood. Sin embargo, con lo que nos encontramos es con un film asombrosamente honesto, capaz de asumir su circunstancia con naturalidad, y sobreponerse a ese "elefante en la habitación" que es el personaje interpretado por Eric Stoltz. Bogdanovich logra que no estemos pendientes de ello, y sí de cómo se va construyendo la trama, basada en los anhelos de este joven con una enfermedad rarísima, que le deforma el rostro y pone en riesgo su propia vida. Ahí está su valía, en no rendirse en el empeño de los diálogos y las interpretaciones, porque también Cher está sorprendentemente contenida, y su personaje está muy lejos de cualquier madre coraje al uso. Ya digo, una película que nunca es autocomplaciente, ni se relame en ningún tipo de desgracia, por lo que jamás cae en el exhibicionismo gratuito, y termina como lo que es, una mirada a una persona extraordinaria, que en realidad sólo quería ser normal y corriente.
Saludos.

jueves, 7 de abril de 2022

Ver lo bello escondido


 

Joachim Trier no es ningún recién llegado a esto de dirigir películas, y se le nota en lo bien que suspende el pulso en el momento justo, cuando a la mayoría sólo se le ocurren efectismos para rellenar unos huecos demasiado vacíos. No es el caso exacto de VERDENS VERSTE MENNESKE (LA PEOR PERSONA DEL MUNDO), con la que el noruego concurría este año a los oscar, y que nos pone en perspectiva de un cineasta del que podemos augurar grandes cosas, si es que logra investirse de una mayor ambición estilística. De estilo va sobrada esta crónica femenina (la palabra es esa, sin edulcorados peyorativos), que al fin ofrece un retrato desde el punto de vista de la "mujer que duda incluso de su propia fortaleza", como si en tan poco tiempo ya estuviéramos hastiados de tanto empoderamiento, que en la mayoría de los casos esconde un galopante techo de cristal. Julie (extraordinaria Renate Reinsve) es de carne y hueso, pero parece querer huir del mundo, y una amenaza de monotonía asesina desde sus recién cumplidos 30 años, que la miran como un animal asustado. Así nos lo va narrando Trier, con un personalísimo "naturalismo imaginado", tan apegado a la realidad como deseoso de volar libre, que es el estado natural del creador. Y me pregunto qué le falla a este film para ser definitivamente extraordinario, y sólo se me ocurre que, como a su protagonista, la realidad termina por cortarle unas alas que se intuyen longilíneas, hermosas, imponentemente frágiles. 
Quizá un segundo visionado me convenza de lo que me he perdido, por no ver lo que tan escondido parece.
Saludos.

miércoles, 6 de abril de 2022

De la hijoputez


 

Hijos de puta hay muchos. Los hay encubiertos, gallináceos, que recubren con plumas su tarea diaria de difamación y gimnasia de índice. Hay hijos de puta convencidos, descerebrados a quienes alguien (aún más hijoputa que ellos) les dijo una vez que eran adalides de una misión imprescindible para imponer el orden y la ley. Los hay, cómo no, subvencionados, los más cínicos, que incluso se enorgullecen de ver sus perdigones salivares arabesquear en el aire fétido por su aliento infamante. Pero luego está el hijo de puta a secas, compendio de todo lo anterior, incapaz de reconocer su circunstancia, adherido a un tenaz código de valores que, claro, a él le sirven, por mucho que se pisoteen derechos y libertades. A todo esto, es de voladura de cabeza total que en 1984 se rodara EL CASO ALMERÍA, y que casi cuatro décadas después, con todo nuestro orgullo democrático a cuestas, no seamos capaces de rozar la honestidad brutal de este film. Imperfecto y tosco en las formas, sí; cuestionable y académico en lo discursivo, por supuesto; pero con los mismos cojones bien puestos que tuvo aquel abogado "rojo" para acusar y condenar, por primera vez en España, a tres mandos de la guardia civil por secuestro, tortura y asesinato. Aquello fue una barbaridad de la que sólo los más viejos se acuerdan, y si no, intenten imaginar qué significa asesinar a tres ciudadanos que iban a una comunión sólo "porque parecían etarras". 
Como siempre digo, ésta la ponía yo a la hora de comer y en cada instituto de España.
Saludos.

martes, 5 de abril de 2022

Living on a prayer


 

Si el tono lo es todo, hay un error imperdonable en THE EYES OF TAMMY FAYE, El mismo que lo hace pasar de un retrato ácido e inmisericorde a una atolondrada y masajeadora (e incomprensible, insensata) hagiografía. El tono lo compone el personaje, y el personaje no tiene un solo asidero desde el que reflexionar sobre su propia circunstancia. Estamos hablando de gente que se lucraba vendiendo humo, menos que humo, una salvación rancia, un confort dispuesto desde el autoengaño. Como comerte una bomba de chocolate con una Coca-Cola light, o como imitar a Betty Boop atiborrada de Ativan. Si había un subtexto en este (tele)film, yo no me he enterado; si había una crítica a la repugnante imbecilidad de los telepredicadores, a mí me ha parecido que conllevaba su poquito de condescendencia venial ¿Dónde deja esto a los millones de abducidos que aflojaron sus carteras mientras le vendían su parcela celestial? La única respuesta que se me ocurre está, efectivamente, en el tono, aquí disfrazado de gorgoritos atonales, jerseys pelotilleros y maquillaje enfático, tanto que el oscar a Jessica Chastain debía haber estado repleto de agradecimientos y adláteres. 
O parafraseando a la propia Tammy Faye: si se salva, se salva por los pelos.
Saludos.

lunes, 4 de abril de 2022

El cuerpo del fantasma


 

Pablo Larraín repite el experimento, y le sale a medias. Si JACKIE era un film que nadie vio venir, SPENCER comete el flagrante delito de acostumbrarnos la mirada demasiado pronto, con lo que casi todo su metraje se reduce a una forma sin discurso, un baile de fantasmas muy bien rodado, eso sí, pero acotado a cualquier cosa que Kristen Stewart sea capaz de hacer. Y eso es todo, aunque merece la pena detenerse aquí y regodearnos en la exposición extrema de una actriz que se ha doctorado con honores. Una de las cosas más acertadas que he leído por ahí, es que Stewart literalmente "confronta el ridículo", con lo que hace suya toda la carga de caricatura y lo transmuta en un patetismo absorbente, virginal y piadoso. De todas formas, es un salto al vacío adentrarse en una historia convertida en patrimonio de la humanidad, pero de cuyos recovecos apenas tenemos certeza alguna. Así, Larraín se centra en las turbiedades y angustias psicológicas de Diana de Gales, en lugar de enfatizar ese "maltrato" desde lo físico. La lástima es que todo lo demás queda desdibujado, como un fondo de pantalla lujoso. Un dato: Timothy Spall vuelve a sentar cátedra con un personaje a priori insignificante, pero con el que entendemos perfectamente el derrumbe psicológico de su protagonista.
Bien, y no es poco.
Saludos.

domingo, 3 de abril de 2022

Rincón del freak #501: El sistema que todo lo absorbe


 

Es poco menos que sintomático el oscar que se ha llevado CRUELLA, prescindible y desganado "origin" del personaje Disney, que saltó a la fama por su odio visceral hacia ciertos canes moteados. Vivimos una época tan ridícula que necesitamos ordenarlo todo, dar una explicación a todo; aunque puede que sea más sencillo, y se trate de simple planicie de ideas originales. No hacía falta esta película, y si lo que se buscaba era un constante enfrentamiento de talentos entre Emma Stone y Emma Thompson, ambas dos se merecían un guion menos ridículo y adocenado que este. CRUELLA ES un videoclip de más de dos horas, insoportablemente repetitivo e inocuo en su supuesta rebeldía punk. Que por cierto, apenas queda representado en dos cosas. La única escena que merece la pena, con los Stooges de fondo (videoclip), y el abigarrado muestrario de modelos, oración expresa a doña Vivienne Westwood, quien empezó vendiendo la idea de que el punk era también moda, para terminar asimilada por la industria a la que decía combatir. Más o menos como esta película, pero sin engañar a nadie...
Soporífera.
Saludos.

sábado, 2 de abril de 2022

Coming-of-age


 

Es difícil entrar en una película como TURNING RED, y más tras el visionado de los "grandes títulos" de Pixar, como si esta aproximación a la llegada de la madurez en la adolescencia fuese tema menor, y no lo es. Sin embargo, es una lástima que el derroche de ideas de este guion no logre revalorizarse, por culpa precisamente del empecinamiento disneyano de abordarlo todo desde el espectáculo visual, que está muy bien, pero vulgariza los puntos fuertes del discurso que pretende discurrir por terrenos menos trillados. Hasta ese momento (no mejor por esperado), el film logra su propósito de empatizar con la joven Mei, justo hasta el temido día en que llega la menstruación, abordada desde un simpático punto de vista que le quite hierro al asunto. Mei se convierte en un panda rojo gigante, o al menos esa es la metáfora desde la que trabajar la subjetividad, y cada acción suya pasa por enfrentarla al miedo comprensible a dejar atrás la niñez para siempre, lo que supuestamente la convierte en un monstruito delante de todos. Esa búsqueda de aceptación es un gran punto a favor para dotar de sentido al resto de personajes, fundamentalmente a la madre, de una sobreprotección exagerada, y el grupo de amigas, que intentan animar a la pobre Mei proponiéndole una escapada para ver el concierto de su boy-band preferida. Desgraciadamente, ese tramo final se desparrama por el ruido y el colorín afectado, y desentona con esa espléndida idea de partida, más brillante cuanto más metafórico lo entendemos.
Es un Pixar menor, sí, pero también puede ser un Disney mayor, que no es poco.
Saludos.

viernes, 1 de abril de 2022

El cinéfilo ilustrado #11


 

Resulta completamente imposible desligar a THEY ALL LAUGHED de la trágica historia de una de sus protagonistas, la actriz y modelo Dorothy Stratten, a cuya memoria quedó dedicada, y que sigue siendo uno de los sucesos más macabros e incomprensibles del star-system hollywoodense. Stratten, que acababa de ser portada de Playboy, fue asesinada por su novio y manager, Paul Snider, cuando le confesó su intención de abandonarlo por el propio Bogdanovich, con quien había iniciado un romance durante el rodaje. Sólo tenía veinte años. Aquello fue una conmoción terrible, y al propio Bogdanovich le costó bastante recuperarse del todo. El film, porque es de lo que hemos venido a hablar, podría enclavarse en una de esas comedias de enredo, de inequívoco trasfondo neoyorquino, donde los encuentros y desencuentros de un grupo de personajes desencadenan multitud de situaciones extrañas. Menos alocada, por ejemplo, que ¿QUÉ ME PASA, DOCTOR?, su argumento parte de la investigación paralela que una agencia de detectives realiza a dos mujeres, de las que sus maridos sospechan sendas infidelidades. La gracia está en que son los propios detectives quienes caen rendidos ante estas mujeres, por lo que el tema de la infidelidad es ahora doblemente enrevesado. Una película sobre todo coral, un poco ardua de seguir, y que mostraba por un lado a Ben Gazzara intentando conquistar a una madura Audrey Hepburn, y a John Ritter haciendo de un desastroso detective, fascinado por la bella Dorothy Stratten. En mi opinión, muchos de sus motivos, supuestamente rompedores hace cuarenta años, han quedado algo desfasados, y no me parece ni de lejos la mejor comedia de Bogdanovich, aunque tiene algunos momentos muy bien rodados, y ese aroma que desprende la Gran Manzana, tan propicio para el arquetipo de personaje zarandeado por los avatares del corazón.
Correcta película, de todas formas, y con un título que no puede ser más terriblemente irónico.
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!