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miércoles, 5 de octubre de 2011

Un Belén ideado



Tampoco había aparecido aún Guédiguian por aquí; hora de subsanarlo. Y como el director marsellés mantiene una serie de constantes perfectamente reconocibles a lo largo de su extensa obra, me gustaría recordar una de sus películas que, creo, intentó salirse de esa tangente autoconsciente, a veces demasiado pétrea. MON PÈRE EST INGÉNIEUR es puro Guédiguian, sí; pero también juega deliberadamente con una parte de sí mismo, la que inmediatamente asociamos a los ámbitos obreros marselleses (incluyan cualquier ciudad media europea/mediterránea), sus lugares comunes, sus santuarios, sus conflictos e intereses. Jugar, en este caso, es una especie de relumbrón romántico a lo Romeo y Julieta de barriada, con dos héroes subterráneos, Jérémie y Natacha, que en su juventud fueron universitarios idealistas, que estudiaron medicina y cuyas vidas tomaron dos sendas totalmente contrapuestas. Jérémie hizo una importante carrera internacional, mientras que Natacha se quedó en su barrio de siempre. Él vuelve, pero ella no es la misma, algo extraño le pasa.
En este batiburrillo social-psicológico y, claro, romántico, conocemos otras ocasiones en las que Robert Guédiguian ha salido inmenso, triunfante. Cito, por ejemplo, MARIUS ET JEANNETTE y, por supuesto, MARIE-JO ET SES DEUX AMOURS, la que creo sinceramente que es su mejor película. Aquí le infecta una especie de ensalmo "gabrielgarciamarquecista" que emborrona el estupendo y evocador prólogo y convierte su insufrible tramo final en una sucesión de tableaux vivants de lo menos estimulante. Una lástima, porque sus dos actores fetiche, Ariane Ascaride y (sobre todo) Jean-Pierre Darroussin, tienen una presencia más que digna, pero todo se va al traste con un realismo supuestamente mágico que provoca más carcajadas que ternura. Quizá por eso el último Guédiguian que ha aterrizado en nuestras pantallas nos resulte tan irreconocible.
Saludos de ingeniería.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!