sábado, 31 de julio de 2021

Sé lo que otros han hecho... #3


 

FEAR STREET PART THREE: 1666, supone una digna conclusión para esta sorprendente trilogía, aunque no logra cumplir las expectativas de cerrar la historia a lo grande. Pese a lo estimulante de llevar el guion hasta un tiempo tan pretérito como el de los primeros colonos, hay decisiones cuanto menos discutibles, y lo que resultaba natural en los setenta y noventa, es puro cartón piedra en un siglo XVII poco creíble. De todas formas, hemos venido a divertirnos, y Leigh Janiak lo sabe, así que no hay muchas explicaciones, y sí un guion trepidante, sin cuartel, que va desembocando hacia un desenlace que no por esperado es menos sorpresivo. Es, finalmente, una trilogía que intenta una tarea loable: reconectar a los abúlicos, sobreinformados espectadores adolescentes de hoy, con una manera de hacer cine que se creía extinta, y a la que se ha vuelto de una forma superficial, no por homenaje sino por incapacidad para crear algo genuino. De todas formas, esta especie de teen slasher (por poner una etiqueta), se detiene antes de empezar a aburrir, y deja una más que inteligente solución para quienes siguen empeñados en poneren pie largometrajes sin nada nuevo que ofrecer.
Saludos.

viernes, 30 de julio de 2021

Películas para desengancharse #93


 

Ha corrido com la pólvora, que hubo una película que era el desquicie, lo intolerable, lo que hoy día nadie se atrevería a rodar. No porque sea muy arriesgada, ni muy inteligente, sino más bien lo contrario. Machista, deslenguada, absurda, entregada a un actor que nunca ha sido actor, y con un encadenado de frases que no tienen ningún sentido, pero que te ves días y días repitiendo, sin saber por qué. Todo eso es THE ADVENTURES OF FORD FAIRLANE, o cómo cepillarse la típica historia de detectives a base de un montón de sketches a cual más burro, haciendo del sinsentido su bandera. Andrew Dice Clay daba vida a un detective macarra, mujeriego y extrañamente flemático, que sólo tenía un amor en su vida: una Fender Stratocaster del 62 hecha para cierto guitarrista zurdo. Su especialidad, resolverle problemas a las estrellas del rock, obteniendo los más disparatados obsequios en pago (los Inxs le regalan un koala...), y batiéndose el cobre con productores sin escrúpulos, mientras fuma sin parar y pellizca un montón de culos. Desayunando un mastodóntico cóctel flamígero, tras despertarse, junto a dos gemelas, al ritmo del "purple haze". Esta sí, ésta ostenta sin empacho esa etiqueta tan manida de "es tan mala que es buena", y treinta años después no pasaría un corte mínimo de moralidad, si es que podemos definir esa palabra ahora mismo. Pero al menos no se tomaba en serio a sí misma, y tan poco se la tomaron en serio fuera de un Hollywood que la coronó directamente a los razzies, que aquí todavía es objeto de culto ese marciano doblaje a cargo del único actor que podría haber protagonizado la versión española: Pablo Carbonell. Ustedes saben de qué hablo, y si no me creen, o no la han visto todavía, están tardando en descubrir este monumento al dadaísmo machirulesco, que si no existía existe a partir de hoy...
Saludos.

jueves, 29 de julio de 2021

Sé lo que otros han hecho... #2


 

Suma y sigue. FEAR STREET PART TWO: 1978, no sólo da continuidad a lo iniciado en la primera parte, sino que consigue un doble reto que me parece complicado. Por un lado, atreverse con uno de los subgéneros más trillados del cine de terror, el del slasher vía "campamentos de verano"; por el otro, abonar de nuevo el terreno hacia un desenlace que se presume aún mejor, yendo hacia el origen de esta historia de pueblos encantados y brujas ajusticiadas. Y de nuevo Leigh Janiak va virando poco a poco hacia compartimentos más oscuros, y desde un arranque igualmente convencional, desembocando en un final, más que aterrador, muy inquietante. Es ésta una historia engañosa, que creemos conocer de antemano, y que así nos es presentada; pero si no se olvida de dónde viene (y hacia dónde va), otra vez están los personajes muy bien dibujados, sin trivializar nada, y, de hecho, con algunos momentos de una truculencia que nada tiene que ver con scream queens agitadas ni enmascarados macheteros. En definitiva, que la ¿saga? ¿miniserie? tiene todo el sentido en este atípico formato, y, a la espera de un final que se intuye mejor aún, ofrece algo que no está nada mal para Netflix: una producción de calidad, una estupenda dirección de actores (y son todos jovencísimos) y una refrescante puesta al día de un tipo de cine que parecía acabado.
Hay que ver la última, por tanto.
Saludos.

miércoles, 28 de julio de 2021

Películas para desengancharse #92


 

Amada y repudiada a partes iguales, THE UNTOUCHABLES es otro de esos títulos con los que aún me cuesta reconciliarme, y del que no me atrevo a ponderar con absoluta seguridad. Será porque no me gustó nada cuando la vi en su estreno, o porque luego me ha parecido un film muy bien rodado pero montado bastante a lo loco. Sea como sea, se trata de una película que ha adquirido cierto aura de mitificación, que la hace a muchos ojos, efectivamente, "intocable". Pero nos equivocaríamos si no reconociéramos que el guion de David Mamet apenas puede contener los excesos y licencias de un Brian de Palma desbocado, capaz de amalgamar referencias a LA JUNGLA DE ASFALTO, EL PADRINO o incluso ese hiperciclado situacionista, que es la escena de las escaleras, sin ningún pudor para mirar a Eisenstein, un maestro del montaje. Incluso hay una carga a caballo que podría haber filmado Peckinpah, y una persecución por los tejados que remite a Feuillade. Demasiadas cosas para tan poco discurso. En THE UNTOUCHABLES importan más las ráfagas de disparos que la coherencia narrativa; la ingenua heroicidad de un tipo entregado a su propio fanatismo (Eliot Ness moriría alcoholizado, tras ser el gran talibán de la ley seca), o los esfuerzos de Robert de Niro por no caer en el exceso por el exceso, componiendo un Capone casi caricaturesco. Había una racha y se aprovechó, porque eran los momentos álgidos de Sean Connery y muy incipientes de Kevin Costner, que a partir de aquí empezó a ser más que una estrella. Y no es que venga yo aquí a decir que sea una mala película, pero sí una que empieza a necesitar alguna revisión de montaje, aunque quizá ya vamos tarde para eso...
Mítica, sí, pero manifiestamente mejorable.
Saludos.

martes, 27 de julio de 2021

Sé lo que otros han hecho... #1


A la búsqueda del pelotazo fácil, sería lo lógico al enterarnos de que Netflix ponía en circulación la serie de "Fear Street", de R.L. Stine; un autor que personalmente no me interesa lo más mínimo, pero del que me habían recomendado que echara un vistazo a esta nueva revisitación de "terrores juveniles". Sin demasiadas expectativas, y con el lastre que supone tener que fiscalizar una trilogía que se ha estrenado casi simultáneamente, mi advertencia es la siguiente: aguanten la primera media hora. Mezclando impúdicamente cualquier referencia "neochentera" que se les pase por la cabeza (con STRANGER THINGS al frente), el slasher noventero de según Wes Craven, y algún pellizquito del universo de Ryan Murphy, FEAR STREET PART ONE: 1994 es la puerta de entrada a una curiosa vuelta de tuerca a algo que ya suponíamos muy trillado. Todo nos suena, todo lo hemos visto, y todo parece estar dispuesto para consumir y olvidar rápidamente. Sin embargo, tiene encanto, que es lo mejor que se puede reseñar sobre un producto de esta naturaleza. El arranque, insisto, es descorazonador, pero la trama se vuelve un poco más interesante a medida que nos presentan a los personajes principales, y vamos comprendiendo que su premisa va a ser un encadenado, casi una miniserie. Hay maldiciones, monstruos, asesinos, sangre. Pero también sentido del humor, multitud de guiños hacia unos años noventa que algunos conocemos muy bien, y para rematar una cascada de música de aquella de las mixtapes. Es decir, que Netflix salva el primer punto, abona la curiosidad por ver el segundo segmento, y de paso nos reconcilia un poquito con un escritor tan constante como inconsistente...
Entretenida, y me dicen que las otras dos son incluso mejores...
Saludos.

lunes, 26 de julio de 2021

Películas para desengancharse #91


 

A punto de cumplir nada menos que sesenta años, LA JETÉE sigue suponiendo uno de los más incontestables puntos de inflexión en la historia del cine, entendido éste como vehículo de contemporaneidad a la hora de la transmisión de ideas e historias. Con las grandes productoras rompiéndose la cabeza para poner en imágenes unas superproducciones, cada vez con un sentido más discutible, Chris Marker redefinía, casi sin presupuesto, todo el cine anterior a 1962, y ponía en cuestión la deriva de lo que habría de venir después. Formada por fotos fijas (la mayoría pertenecientes al París destruido por la guerra), y con una narración en off que ofrece la información justa, nos situamos en un futuro indeterminado, con la humanidad al borde de la extinción y reducida a pequeños grupos que se guarecen en oscuros túneles subterráneos. En un intento desesperado de supervivencia, envían a un hombre al pasado, con la esperanza de que transmita un mensaje de advertencia. Con una poética pocas veces vista en un film, esta breve obra maestra (apenas media hora) nos reconcilia con nosotros mismos, en un acto de humanismo tan terrible como finalmente hermoso. Este viajero del tiempo, en realidad un prisionero usado como cobaya humana, es enviado después al futuro, donde se da cuenta de que la humanidad de ese tiempo, totalmente en paz, aborrece de su propio pasado, y le ofrece quedarse junto a ellos y ser libre. Un ser que sólo sea práctico aceptaría sin pestañear, pero, humano demasiado humano, prefiere instalarse en la única patria que nos pertenece por derecho propio: la infancia. La explicación es sencilla, y tiene que ver con un rostro de mujer...
Efectivamente, no encontrarán aquí monstruos derribando edificios, superhéroes volando o robots indestructibles. En cambio, serán testigos de cuál es el germen de la ciencia ficción, entendida como un maravilloso acto de imaginación imperecedera.
Obra maestra absoluta.

domingo, 25 de julio de 2021

Rincón del freak #465: A las tres en la puerta...


 

Pese a no gozar del mismo predicamento de títulos similares, de lo que hoy llamaríamos "ochenterismo desaforado", lo cierto es que THREE O'CLOCK HIGH ha aguantado bastante bien el paso del tiempo, convirtiéndose prácticamente en un gran ejemplo de cine consciente de sí mismo. Narrada como una versión juvenil y cardada de SOLO ANTE EL PELIGRO, su premisa es tan imbécil, tan poco creíble, que entonces te das cuenta de que ese tipo de cosas se daban en los institutos y no fuera de ellos, y que en aquel tiempo (a mí me coincide en el tiempo) uno podía sentirse tan abandonado por todos como Casey Siemaszko, enésimo émulo de aquellos encantadores e inofensivos protagonistas, que se miraban en el espejo de Michael J. Fox, y que terminaban venciendo al malo y besando a la chica, aunque fuesen un absoluto desastre. En este caso, el trepidante montaje no da lugar al respiro desde la huida a toda prisa al instituto, donde Jeffrey va a verse envuelto en un problema de difícil solución, tras ser retado por Buddy, un alumno nuevo con pinta de desayunar bebés crudos... Así las cosas, la película es una cuenta atrás constante, en la que Jeffrey, cada vez más angustiado, espera a que den las tres. Mientras tanto, le da tiempo a destrozar la papelería, besar a una profesora, ser detenido con una navaja o convencerse de que a lo mejor puede ganar la pelea. Y es que todo era posible en los ochenta...
Sorprendentemente divertida.
Saludos.

sábado, 24 de julio de 2021

Solución o escapatoria


 

En la fina línea que separa la trascendencia del cachondeo, el problema de tomarse demasiado en serio a uno mismo, puede devenir en productos fallidos con una premisa muy interesante. El caso del noruego André Ovredal es paradigmático, y se inició hace unos años con la sorprendente TROLL HUNTER, donde se le daba un vuelta de tuerca a una serie de mitos nórdicos, haciendo valer la autoridad del cuento sobre cualquier rastro de realismo. Ovredal ha vuelto con MORTAL, que podríamos considerar una nueva variación de aquel film, o de aquel sugerente modo de filmar. Más preocupado de abonar el terreno para un final impactante, que de agilizar la narrativa, la película va transformándose, de la incógnita inicial al despiporre de un final, que no por anunciado aumenta el valor de lo que puede parecer un spin off ingeniosoe independiente. La realización es solvente, los actores cumplen (incluso un Nat Wolff que vendría a ser la antítesis del superhéroe), y el lastre proviene siempre de un ritmo cansino y sin chispa. Y sin querer desvelar nada, tampoco hay que ser un genio para intuir de qué va la cosa... ¿Noruega y truenos?...
Más curiosa que entretenida.
Saludos.

viernes, 23 de julio de 2021

Películas para desengancharse #90


 

Y también, por supuesto, PREDATOR. Summum del blockbuster por la cara, a la mayor gloria de Arnold Scwarzenegger, que se confundía con los árboles no sólo por el camuflaje, sino por tener ambos casi las mismas líneas de diálogos. Hoy día puede parecer casi una boutade, pero si hay algo que no le falta a este mítico título son defensores a ultranza. Y no les falta razón. McTiernan no engaña a nadie, ni intenta creerse mejor director de lo que es, y mucho menos un director diferente. Lo suyo es la efectividad, el ritmo, los golpes de efecto bien medidos, y llevar de la mano a la estrella de turno, para que se endiose lo preciso. Si obviáramos al bicho (convenientemente invisibilizado durante gran parte del metraje), estaríamos ante una cosa de esas de guerrillas, que tanta aceptación cobraban en los ochenta. La diferencia aquí es, por increíble que parezca, cuestión de sutilezas; como jugársela al dotar de entidad propia a cada personaje, o priorizar a un monstruo que es cualquier cosa menos tonto, y que, sabiéndose superior, destila un inusitado espíritu deportivo. El resto es historia, con las sucesivas sorpresas, introduciendo este film en el universo de ALIEN, o con la horda de imitadores que intentaban replicar al "cazador de hombres". Más allá de los musculitos en primer plano, las chorradas machirulescas, o lo artesanal de algunas soluciones aportadas por el gran Stan Winston, PREDATOR ha quedado como lo que apuntábamos al principio: un entretenimiento con algún momento de goce visual, y bastante carnaza para un montón de gifs...
Se puede ver, sin duda, y no ha envejecido tan mal como podría esperarse.
Saludos.

jueves, 22 de julio de 2021

Montaje, viñetas y anticipos morales


 

Si quieren ver una película de verdad rara, les recomiendo THE EMPTY MAN, film auspiciado por David Fincher, que dio todo su apoyo a David Prior, colaborador habitual suyo, para que pudiese rodar un proyecto que llevaba acariciando varios años. Prior no es ningún recién llegado, y lleva un cuarto de siglo rodando multitud de contenidos extra para films ajenos, además de varios documentales, pero es éste su primer largometraje. Cabe señalar, porque termina teniendo su sentido, que esta historia proviene de una novela gráfica, obra de Cullen Bunn, y que voy a intentar leer por todos los medios, teniendo en cuenta que parece explicar muchos de los puntos oscuros de este film, cuyo tono deslavazado podría explicarse atendiendo a su montaje sincopado, prácticamente en forma de viñetas, lo que en lenguaje cinematográfico suele tener efectos desastrosos. Lo primero que llama la atención es su extenso prólogo, una apertura que sitúa a cuatro jóvenes expedicionarios en una remota región de Bután, y que acaba por ser lo mejor de todo el montante, que se extiende sin muchas razones hasta las casi dos horas y media. Este preámbulo, que se acerca a la media hora de duración, podría (e incluso debería) haberse aislado como historia autónoma, y suscita un paroxismo angustioso, sobre todo tras el sorprendente descubrimiento que los turistas/exploradores hacen, y que suponemos será el desencadenante del resto de la historia. A medio camino del KILL LIST de Wheatley, o de EL CORAZÓN DEL ÁNGEL de Parker, se noscuenta la artificiosa búsqueda de una joven desaparecida, por parte de un policía retirado, que irá internándose en un submundo de sectas adoradoras de antiguas deidades. No es que me moleste que una película sea larga, si con ello el guion se aprovecha para tomarse su tiempo y no apresurar las explicaciones, pero este film tiene un ritmo perezoso y repetitivo, con algunos hallazgos interesantes, pero cuya supuesta "gran revelación final" apenas si tiene originalidad, y se inscribe descaradamente en el terror de monstruos digitales.
Una lástima, porque el arranque auguraba algo de mayor enjundia, pero en cualquier caso es un título curioso y que puede tener sus adeptos.
Saludos.

miércoles, 21 de julio de 2021

Películas para desengancharse #89


 

Desde que José Luis Garci intuyó que podía hacerse un cine negro que, sin traicionar a los clásicos, conectase con la particular idiosincrasia española, son contadas las ocasiones en que esto ha ocurrido, al menos literalmente. Enrique Urbizu es su mayor exponente, y su arrojo y conocimiento del medio ha abierto un interesantísimo camino a multitud de cineastas más jóvenes, como podrían ser Alberto Rodríguez, Rodrigo Sorogoyen o Daniel Calparsoro. El punte ente EL CRACK y títulos recientes, como LA ISLA MÍNIMA o QUE DIOS NOS PERDONE, habría que situarlo en 2002, cuando Urbizu filma LA CAJA 507. Una película que ha sido sucesivamente mejorada (pulida, si acaso), por quienes han recogido el testigo del director vasco, pero en cuyo interior están las grandes claves para desencriptar en qué se diferenciaría un thriller español de, por ejemplo, uno americano. Lo primero es su intrincado guion, obra del propio Urbizu y Michel Gaztambide, que serpentea por diferentes estratos, aparentemente irreconciliables, pero que cobran todo su sentido una vez unidas las piezas. El incendio, en principio casual, de una apartada zona de la Costa del Sol (casi no podría ser otro lugar), y la muerte de una joven, dan paso al dolor de su padre (espléndido Antonio Resines), un anodino director de banco, que intenta recomponer su vida y la de su mujer enferma; justo hasta que un otro "hecho fortuito" desencadena un diabólico entramado, del que él es involuntario protagonista. Recalificaciones ilegales, políticos corruptos, mafias establecidas en la zona, y un sinfín de podredumbre, que va descubriéndose cuando la sucursal es atracada y las cajas de seguridad reventadas. Y este hombre, como si de un golpe del destino se tratara, accede al contenido de la caja 507, a la que los atracadores no conceden importancia, pero que es la clave para desmontar esta red de corrupción. En el otro extremo, Rafael (José Coronado moldeando sus hieráticas caracterizaciones junto a Urbizu), un ex-policía, que asimismo ve su oscura vida desmoronarse si el contenido de la caja se desvelase. El film es intenso, valiente, irregular en algunos tramos, pero con la convicción de los grandes clásicos; una joya, a punto de cumplir los 20 años, y que mantiene vigente su fuerza dialéctica, no sólo como exponente de este "cine negro español", sino como necesario corolario y denunciante de ese otro país, que sólo vemos venir cuando nos explota en las narices.
Siempre reivindicable.
Saludos.

martes, 20 de julio de 2021

Horror Vacui


 

He sido un cierto defensor (tampoco nos volvamos locos) de la deriva tomada por Marvel para construir, de un tiempo a esta parte, la puesta en imágenes de su vasto universo comiquero. Lo mejor que han podido hacer es tomarse en serio la parte técnica, dejando los guiones en manos competentes, sin caer en la pedantería o la autocomplacencia. No sé si BLACK WIDOW puede suponer un toque de atención, pero su más que discutible naturaleza, por mucho que la sigan celebrando los auténticos fanáticos, hace prever que a lo mejor termina siendo cierto que el papel aguanta lo que la pantalla no. Sin entrar en si era necesario este spin-off, me centraré en dos o tres cosas que sí me han llamado la atención. Primero, que sobre un montante (previsiblemente largo) de casi dos horas y media, en los que la pirotecnia, los mamporros y vuelos sin motor, lo único memorable sea una secuencia íntima y repleta de diálogos cruzados, en la que cuatro estupendos actores son al fin requeridos para ejercer su oficio. Tanto Scarlett Johansson, como Florence Pugh, Rachel Weisz y un sorprendente David Harbour, comparten lo que parece ser una comida familiar, en la que afloran las verdades ocultas y hasta las superheroínas se permiten sollozar. Es un oasis entre una acción que busca parecerse más a un film de espías (hay mucho 007 aquí), algunas decisiones incoherentes con el UM, y un argumento general de pura verbena. Ni siquiera me parece pertinente entrar en el indisimulado tema de "Girl Power vs. Heteropatriarcado", porque es tan obvio que sólo caeríamos en prescindibles reiteraciones, las mismas en las que reincide una y otra vez la australiana Cate Shortland, incapaz de dejar un hueco libre de pantalla. O esto lo remedian LOS ETERNOS, o puede convertirse en un peñazo insoportable.
Saludos.

lunes, 19 de julio de 2021

Películas para desengancharse #88


 

Como un puñetazo sin avisar. Así fue la irrupción de los hermanos Dardenne en la escena europea, aunque su debut está fechado una década antes, con ROSETTA, o esa película que venía a constatar que el realismo siempre tendrá un lugar en un medio dominado por las ficciones. ROSETTA es, ante todo, Émilie Dequenne, su rostro de animal huidizo, incomprendido e incapaz de comprender el mundo que le rodea, y por qué le ha tocado vivirlo. Menos truculenta de lo que parece, la fuerza reside aquí en toda la información que nos es escamoteada, pero que intuimos certera e incontestable en esa mirada que mezcla odio, integridad, desesperación y otra cosa que sólo conocen los que han pasado hambre de verdad. Rosetta tiene 17 años, y vive en un remolque junto a su madre, que se dedica a venderse en el camping por un par de cervezas. Nuestro primer contacto es brutal, y la vemos mientras patalea tras ser despedida. No sabemos el motivo, pero es lo de menos. Rosetta deambula por las calles de una Bélgica amenazadora e indiferente, lejos de esa centroeuropa que nos llevan vendiendo demasiado tiempo. Necesita un trabajo como sea, pero la dignidad la hace rechazar cualquier cosa que no sea un trabajo de verdad. Mientras, intenta vender los retales que su madre cose, o pesca pececillos de manera artesanal en un riachuelo. Lo que estamos viendo es lo que al cine tanto le cuesta poner en imágenes, ese día a día del Sísifo moderno, sintetizado en el cruel e insoportable plano secuencia final, que no desvelaré, pero que, si somos justos, incluso estaría más cerca de la hondura tragicómica de Chaplin, que de referencias más o menos culturetas. 
No se ha vuelto a rodar nada tan certeramente insondable. Tampoco los Dardenne.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

domingo, 11 de julio de 2021

Rincón del freak #464: Mono mojado pelea siempre en el agua


 

Me voy de vacaciones, maldita sea. No sin antes dejarles en compañía de monos, que es lo que se lleva en época de carestía. Monos que salen del agua, monos gigantes. Monos verdes y amarillos. Monos que se pelean con pulpos de ojos rojos. Monos que son criados con leche por japoneses vestidos de médicos. Médicos con la cara de Russ Tamblyn, que se hizo pasar por japonés para hacer películas de monstruos gigantes en Japón. Monos que atacan de noche a cantantes que remedan a Rocío Dúrcal en japonés. Monos que no aguantan el sol porque son de natural acuático. Monos, monos, monos. Japoneses que tienen armas secretas, que son como antenas parabólicas rodantes, y que lanzan unos rayos que parecen pintados. Monos que de pequeños eran monos, pero que bebieron demasiada leche y crecieron ya más que un edificio de cartón piedra. Monos que a lo mejor aprendieron el idioma y se dieron cuenta de que los hdp de los médicos esos les llamaban "Frankenstein", ignoro el motivo. Creo que es suficiente como para que un mono, ya agigantado, se empodere y se dedique a masticar barcos y engullir cantantes de música ligera. Estos monos dan más penica que King Kong, en serio, pero más pena daba ver a Russ Tamblyn pintando lo mismo que el último mono...
Por si la quieren buscar, el título es FURANKENSHUTAIN NO KAIJÛ: SANDA TAI GAIRA.
Saludos. Nos vemos a la vuelta...

sábado, 10 de julio de 2021

De listos e inteligentes


 

Joe Wright solía ser un cineasta con lo que los pedantes llaman "sello propio". No sé qué es eso, hasta que es el propio director el que se encarga de demostrarlo a través de sus imágenes, y de su forma de contar historias. Desde luego, lo que nunca ha sido el londinense es un autor reconocible, y lo que THE WOMAN IN THE WINDOW pone de manifiesto es que copiar a Hitchcock conlleva la caída de muchas máscaras. Es éste un thriller "psicológico" con olor a naftalina, de ropa enmohecida y articulaciones oxidadas; una nadería a mayor gloria de una Amy Adams que hace todo lo que puede por resultar creíble, mientras le van preparando la cama hacia un acto final desastroso, ridículo ¿Para qué el elenco? ¿Qué diablos pintan ahí Gary Oldman, Julianne Moore, Anthony Mackie o una Jennifer Jason Leigh que parece un maniquí mudo? Estoy de acuerdo en que todo el mundo merece cobrar, pero son cosas como ésta las que restan valor a trayectorias como las mencionadas. Todo semeja una opereta de cameos, mientras la protagonista se debate entre su agorafobia, y el "terrible secreto" que sus nuevos vecinos parecen albergar. Los personajes entran y salen sin orden ni concierto, con actitudes en absoluto creíbles, bajo historias que no le importan a nadie, con confidencias de modistilla. Pero creo una cosa. Joe Wright es británico, y los británicos apenas pueden resistirse a dos cosas: la gente conversando con copas de vino y un loft en Manhattan.
Termino de la peor manera posible. Efectivamente, también hay accidente de coche...
No la vean.
Saludos.

viernes, 9 de julio de 2021

Películas para desengancharse #87


 

CHARIOTS OF FIRE podría encabezar otra lista, menos glosada ni transitada, una en la que cabrían pocos títulos, no por menores, ni por sobrevalorados, sino por unas características que son difíciles de ver hoy día. Personalmente, creo que lo más ajustado sería hablar de film mítico, incluso fuera de las habituales epopeyas épico-deportivas. Por un lado está el tono, extraño, roto desde la inolvidable escena de apertura, con los acordes de Vangelis cabalgando junto al grupo de corredores en la playa; es uno de esos momentos de rara belleza, desacompasada pero armónica, que lleva al espectador a un tiempo pretérito con elementos presentes. Luego está la historia de Eric Liddell y Harold Abrahams, un escocés y un judío, que sin embargo fueron los atletas más grandes de su época en las islas británicas. Su historia ejemplifica el sinsentido de las banderas, aun jugando constantemente con un sentimiento patriótico que ni siquiera era el motor de estos deportistas. Liddell, de fuertes creencias religiosas, se negó incluso a correr en Domingo en las Olimpiadas de París, y Abrahams era un competidor nato, poseedor de una insatisfacción perpetua. Ésta es su historia, bellamente filmada por un director que luego ya no hizo nada tan interesante, que ganó cuatro oscars contra todo pronóstico, y que se convirtió (ya han pasado 40 años) en uno de esos contados acontecimentos, muy escasos, en los que una película supera su propia circunstancia, lo que no parece casual en su caso. 
Y aprovecho para dedicar esta entrada a mi amiga del alma, Cindy... Meet you soon!!!...
Saludos.

jueves, 8 de julio de 2021

Alguien tenía que hacerlo


 

Efectivamente, porque no estamos teniendo muchos ejemplos sobre cómo el audiovisual (y extiendan el adjetivo) pueda llegar a adaptarse a las circunstancias derivadas de la pandemia de Covid-19. Y es extraño, porque uno de los aspectos más interesantes ha sido observar cómo se ponía a prueba a un mundo hiperconectado tecnológicamente, obligando a los usuarios a un acto de recogimiento máximo. Conexión y aislamiento, tan sólo para comprobar lo solos que estamos, o lo falsas que son muchas de nuestras relaciones. Pero HOST va un paso más allá, y propone, en ¡57 minutos!, toda una señora película de terror, disponiendo a sus personajes frente a la pantalla, en una sesión de zoom que deriva en una pesadilla de lo más inquietante. En este caso es una historia de terror sobrenatural, pero la fórmula podría funcionar magníficamente en base a la subversión de las reglas básicas sobre cómo nos relacionamos a distancia. A Rob Savage no le hace falta mucho más, y sin inventar nada que no hayamos visto antes (con PARANORMAL ACTIVITY como referente claro), aprovecha y exprime al máximo cada posibilidad proveniente de esa imagen virtual, que pugna por ser real. No se asusten, no se trata de una reflexión metafísica, y sí de una historia típica de fantasmas, un poco truculenta, pero apegada a los anhelos de una pequeña producción independiente, que sólo quiere poder llegar a un número aceptable de público. Más allá de sus valía cinematográfica, que es mejorable, supone una interesante piedra de toque, incluso para repensarnos a la hora de ponernos a contar historias, porque en este último año han cambiado muchas cosas.
Saludos.

miércoles, 7 de julio de 2021

Películas para desengancharse #86


 

Era inevitable traer a BARTON FINK aquí. Ya me parecía una proeza haberla pospuesto durante tanto tiempo, pero qué mejor retruécano que éste, tratándose de la mejor película acerca de la procrastinación. El equilibrio entre lo que sucede dentro de la cabeza y fuera compone el tema principal de esta película, elaborada como un cuento gótico, pero realizada en clave de cine negro. Y no es ni una cosa ni la otra. Para entendernos, es muchas cosas: una corrosiva crítica a los férreos sistemas de control creativo de Hollywood, pero también a los "creadores pretenciosos", buscadores de una pureza inexistente dentro de los márgenes de la industria del entretenimiento. La excusa es la intensa figura de Fink (John Turturro en su mejor papel), que triunfa en New York con una obra "socialmente comprometida", y que empieza a recibir parabienes con ese único éxito; pero la realidad se impone, y su editor lo envía a Hollywood, para ingresar en la magra nómina de escritores anónimos para ignotos films de serie B. No nos engañemos, porque los Coen no lo hacen. Son los años 40, y la figura del autor total parece más una broma entre snobs descarriados que una realidad. Sin embargo, la historia muta hacia otros territorios, convirtiendo el siniestro hotel donde Fink se aloja en un personaje más, y haciéndonos ya dudar sobre si no será todo lo que estamos viendo una representación idealizada desarrollándose en la maltrecha psique de este escrito "sin ideas", el gran procrastinador, que se va internando en algo más terrible que el fracaso, como parece representar el antológico personaje interpretado por John Goodman. Porque lo peor no es el fracaso, es el olvido...
30 años después, no ha perdido ni un gramo de vigencia.
Saludos.

martes, 6 de julio de 2021

El perjuicio de la duda


 

Es muy difícil contar las cosas como son. "Como son". Y en el cine se tiende a hacer dos cosas para evitar una herida imposible de sortear una vez abierta. Se acelera el ritmo, proponiendo ese agradable aroma de "lo entretenido", o también se va desplazando el eje, y sin qu nos demos cuenta estamos en "lo que de verdad importa", cuando esa médula de la historia siempre está en la minuciosa apreciación de los detalles. Esto es más fácil de verificar en el documental, donde se crea un curioso juego de espejos invertidos: a más realidad, mayor creatividad. La directora australiana Kitty Green proviene del documental, y tras estremecer a la crítica con sus durísimas visiones sobre la prostitución institucionalizada en Ucrania, en 2019 filmó la visión más lúcida, áspera e inclasificable del #meToo. THE ASSISTANT no empodera a nadie, más bien toma nota de lo que el día a día del trabajador moderno (con muchas comillas esto) significa, haciendo que todo gire en torno al no mirar, noescuchar y no hablar... incluso si tu jefe es un déspota psicótico, un depredador sexual a quien todos pondríamos nombre, y que sin embargo no aparece ni una sola vez en escena. En lugar de ello, Green pega la cámara a la superlativa interpretación de Julia Garner, testigo mudo e impasible de cada abuso o vejación, pero también del pestilente código de silencio establecido en la oficina de este "gran productor". Ella es una de las asistentes, pero casi podría ser confundida con una "chica para todo". Y aquí está la gracia, porque precisamente no lo es para todo, y es requerida para cualquier cosa menos para "eso", mientras jóvenes sin oficio ni beneficio desfilan por un despacho convertido en trituradora de personalidades. No es nada sencillo, insisto, hacernos ver con tanta elocuencia lo que pasa diariamente, mientras la angustiada mirada de esta chica (que también quiere ser productora) nos suplica que no elogiemos el dilema, sino que simplemente mostremos algo de empatía. Más que nada para que no nos acusen de subirnos al carro demasiado tarde.
Inexplicablemente desapercibida hasta hace muy poco, supongo que la pandemia se la llevó por delante en el momento de su estreno. Pero su potente vigencia la hace de imprescindible visionado, aunque parezca que no pasa nada, porque sí pasa, siempre pasa...
Saludos.

lunes, 5 de julio de 2021

Películas para desengancharse #85


 

Sólo una película interpretada por Jim Carrey puede terminar con una recopilación de tomas falsas en los créditos. Es la manera de reafirmar lo redundante, expandir lo exagerado, caer en la hipérbole sin que nadie lo pida de antemano. Pero sí que se pedía, porque durante un tiempo (demasiado en mi opinión), hubo "películas de Carrey", porque era lo que le gustaba a la gente. Personalmente, me parece un tipo de lo más cargante, por la razón que le llevó, las más de las veces, a suplir la planicie artística de cada proyecto en el que se embarcaba con un glosario de muecas y contorsiones, capaces de dejar a Jerry Lewis en un ator de noh japonés. Y LIAR LIAR debe ser una de las cumbres de este tipo de cine, en el fondo descuidado, incluso barato, pero auspiciado por la gran estrella de la función, que es un señor poniendo caras raras y chillando muchísimo. El argumento iba sobre un abogado muy mentiroso, que es conminado a no mentir por arte de magia, o porque su hijo lo pide en su cumpleaños. Con un buen guionista y un realizador solvente, la cosa podría haber tenido su gracia, y haber construido una comedia de enredos y equívocos a la vieja usanza. Pero no, porque es mejor ver a un tipo al que parece que le va a dar un aneurisma, mientras se suceden los chistes machistas sin rubor, desfilan las actrices con wonderbra y logran convencernos de que el bien y la verdad terminarán por imponerse en una sociedad (la de esta película al menos) que da bastante asquito...
Y termino. La película es mala, con avaricia, y ustedes deberían hacer un poco de contrición con este asunto, porque fíjense para lo que ha quedado el propio Carrey...
Saludos.

domingo, 4 de julio de 2021

Rincón del freak #463: Ayuso y la teoría de la heuresis mística


 

Si no existiera Ayuso habría que inventarla. A Ken Russell también. Que llamemos "normal" o "convencional" a una película como ALTERED STATES es, como mínimo, patológico; que no se haya denunciado desde ese consejo de momias, que es la RAE, esta enésima patochada, que no hace más que insistir sobre la prostitución del lenguaje, también. La cosa es que, si se ha visto el resto de la filmografía del británico, no es de extrañar que la cinta de hoy pase por normal; lo que ya es indefendible es el engendro de la "Oficina de Defensa del Español"... ¿?... Y su director, claro... el de la oficina, digo... Anyway. El caso es que, "normalizada" o no, esta película contiene algunos momentos de bizarrada supina, aunque justificados por el guion de Paddy Chayefsky, que se atrevió a adaptar su propia novela. Si ustedes pensaban que no se podía hacer un film sobre tanques de aislamiento, es que no lo han pensado lo suficiente, y aquí tenemos a William Hurt (en uno de sus primeros papeles importantes) en la piel de un científico colgadete, que se somete a prolongadas sesiones en dicho tanque, a fin de demostrar que se puede traspasar la barrera de lo sensorial. La cosa sale regular, pero el tipo no ceja y viaja hasta un remoto poblado mexicano, donde amplía su investigación a base de hongos y otras cosas aún más extrañas. Por no extendernos demasiado, la gracia del film reside en hacernos testigos de los cambios sufridos por este señor, que van desde el adelanto varios años del "hombre primate" de THE SQUARE, hasta una psicodélica regresión a un estado primigenio, que recordaba en cierta manera el expansivo final del 2001 de Kubrick. Algo de todo eso hay, mas algunas prótesis imposibles, un inquietante uso de las lentes como "ojo de pez", o unas interpretaciones que quizá no pasarían el corte de un análisis fisiológico... Aunque pueden olvidarse de todo lo demás. De hecho, creo que el único fotograma realmente importante en esta película es el último... Sí, el último. Con un par de narices, Mr. Russell...
Saludos.

sábado, 3 de julio de 2021

Organizando el desastre


 

La única razón por la que me dispongo a ver algo como SPIRAL: FROM THE BOOK OF SAW, aparte del aburrimiento, es cierta e inexplicable curiosidad, puede que esperando una especie de spin off más o menos ingenioso, en una saga que no me interesa prácticamente nada. Lo que me encuentro es una cosa rarísima, un compendio de extractos y lugares comunes, desordenados, sin ingenio ni gracia. Parece más bien un empeño personal de Chris Rock, a la sazón productor ejecutivo, o uno de esos deseos oportunistas que aspiran a renovar una idea que ya huele a rancio. Es extraño, porque si se aislan según qué trozos (y no es un chiste fácil), el film tiene momentos correctos, de cine comercial para consumir sin problemas. Lo inexplicable es ese montaje a hipidos, que igual encadena una escena gore con otra cómica (Rock incapaz de contenerse), o que se hace más ininteligible a medida que van llegando las explicaciones. No sé, supongo que tendrá sus fans, y que haya quien la aprecie, pero me parece un producto facturado a toda velocidad, como rodada con el manual en la mano, y con escasas ideas genuinas que aportar.
Quitando un par de escenas a lo TRAINING DAY, muy prescindible.
Saludos.

viernes, 2 de julio de 2021

Películas para desengancharse #84


 

Filmar la vida es imposible... pero se puede vivir dentro de un rodaje. Algo así debió pensar Federico Fellini al rodar ROMA, carta de amor manchada de grasa, con faltas de ortografía y alguna que otra buena intención, seguramente calamitosa. Es una declaración a la propia ciudad, la eterna, la que amamanta con pechos de loba a sus abigarrados, ruidosos habitantes. Esta Roma es Fellini, vagabundeando por inmensos veladores de verano, donde la gente suda a chorros mientras les sirven interminables platos de pasta, caracoles gigantes, cabezas de vaca enteras... O van al cine, no a ver una película, sino a chillar, dormir, seguir comiendo, amenazar, relajar a los chiquillos, en una sinfonía desordenada que tiene poco que ver con cierta concepción aséptica del séptimo arte. Los burdeles (casas de tolerancia), emparentados con los manicomios, habitados por pobres desgraciadas de la guerra, casi todas idas, sumidas en el mismo desprecio que muestran a los hombres en desfiles caóticos. La iglesia, atiborrada, harta pero aún insatisfecha, con la sonrisa de hiena en banquetes desorbitantes, acariciando la cabeza de los niños... Fellini filma los edificios y el suelo, los monumentos y los arrabales; transita un tráfico infernal, con burros despanzurrados en el asfalto, y la dolly guareciéndose de la lluvia. Conecta la Roma de los césares entre una representación teatral casi de geriátrico, y la elocuente metáfora de los frescos subterráneos, que sólo han podido conservarse a salvo de todo oxígeno. Esta Roma es acogedora y cruel; atronadora y sugerente; casta y ninfómana. Y como esa puta que se baja de una moto, sólo para echar un vistazo desde la colina, su mirada resume miles de años de historia, para demostrarle a Woody Allen, por ejemplo, que sólo se puede entender esta ciudad entrando por la boca y saliendo por el culo...
Maravillosa. Irrepetible.
Saludos.

jueves, 1 de julio de 2021

Ruido... y nueces también


 

Todas las secuelas deberían aspirar al mismo objetivo que A QUIET PLACE: PART II. No soliviantar lo conseguido en la primera, ofrecer novedades sin caer en el wtf!, o demostrar que se puede ser conciso y coherente. Porque este tipo de películas normalmente suele ser un rebañado de éxito, y en las manos equivocadas el intento desesperado de instaurar una franquicia, casi siempre innecesaria. Pero no, porque John Krasinski vuelve a ofrecer un producto digno y solvente, ninguna obra maestra, pero sí una película muy entretenida y que aprovecha la oportunidad de devolvernos al clima irrespirable de un mundo que ha quedado en silencio, acechado por unos mortíferos alienígenas con oído superdesarrollado. Si tuviese que dejarle algo en el debe, siempre sería el no atreverse a ampliar el porqué de la llegada desde el espacio, teniendo en cuenta que los bichos no tienen ningún rasgo de inteligencia superior, y sí esa insaciable y sanguinaria brutalidad, lo que nos podría haber llevado a pensar en otra raza más evolucionada que hubiese enviado a sus perros de la guerra. Lo digo por la magnífica secuencia de apertura, en la que se ve brevemente esa arribada interestelar, y que personalmente me llevó al impresionante arranque de DAWN OF THE DEAD. Luego, la película va por donde tiene que ir, con momentos de alta tensión, y con un sentido de la concisión que es de agradecer en tiempos del desparrame gratuito. La inclusión de Cillian Murphy es acertada, y el uso de la música, cómo no, da en el clavo cuando es contrastada con los atronadores silencios. Un film muy recomendable, y que deja la puerta abierta a otra nueva entrega... Esperaremos si así es.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!