martes, 15 de noviembre de 2022

Un tapete bordado de fino hilo


 

Hacer películas de época no es fácil, y menos si están basadas en personajes reales, y menos aún si se pretende virar la biografía oficial hacia terrenos más sensibles, oscuros o artísticos. Algo así le ocurre a EMILY, descompensadísimo biopic (entendemos) sobre la controvertida figura de Emily Brontë. No es mucho lo que se conoce de los 30 años que vivió la autora de "Cumbres borrascosas", obra rompedora e imprevisible, con la que la fugaz escritora, posiblemente sin llegar a ser consciente de ello, ayudó a la visibilización de las mujeres como artistas, hasta entonces escondidas bajo seudónimos masculinos, o relegadas a componer historietas para modistillas. Es el gran lastre de la película, atrapar esa rebeldía sin renunciar a una narración preclara, lo que deja muy al margen unas ínfulas autorales que la actriz y directora debutante Frances O'Connor nunca explicita, o al menos desprende de su autocontrol, remitente a tantos otros títulos que, de repente, le son ineludibles al espectador más avisado. Tiene una buena fotografía y una excelente banda sonora, pero el clima se nota pesado, taciturno, sin ganas de explotar o sorprender. La interpretación de Emma Mackey se resiente de todo ello, y no parece haber gran diferencia entre los momentos "controlados" y los supuestamente desatados, lo que da una puesta en escena que se acerca incomprensiblemente a lo teatral, pero en modo antigualla. Debe tener sus adeptos, porque este tipo de cine siempre es atractivo, pero a mí me parece una oportunidad perdida para ahondar más en una personalidad fascinante, torturada y nada convencional.
Tampoco me encajaba mucho en Sitges, pero doctores tiene la iglesia...
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Sigo esperándote en Twitter.

dvd dijo...

Estoy en Twitter, maño, pero no publico nada, sólo entro de vez en cuando y pongo algún comentario. Ya he dicho alguna vez que me parece una red social cuyo dispositivo y cometido no entiendo demasiado bien, y eso me rebaja las ganas de involucrarme más a fondo.
Lo mío, usted sabe, es escribir sin barreras ni controles, y que las opiniones sean circunscritas en lugar de tendentes.
Pero quién sabe...
Un abrazo, hermano.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!