SAMARITAN es una pena, y en las dos vertientes. Una pena por desaprovechar una idea de partida interesante, que ofrece a un antiguo superhéroe en la vejez, viviendo una vida anodina como basurero y con un pasado tan terrible que se ve obligado a ese anonimato. La otra pena es peor, y alude a un Sylvester Stallone inflado como un bol de cereales, arrastrando su indescriptible rostro, tan sólo para comprobar que siempre ha sido igual de expresivo. SAMARITAN es una buena idea horriblemente desarrollada, una de esas películas de las de hacer caja sin mayores pretensiones, con un humor chusco, una acción robotizada y una trama que va como a hipidos. Le gustará a los que son capaces, aún, de encontrar algún rastro de autoguiño a esta especie de ROCKY desvalida y tontuela. Y muy poco más que decir, la verdad...
Saludos.
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