Toda una sorpresa. Así hay que calificar la aparición de SHIN ULTRAMAN en el festival de Sitges, como uno de los mejores títulos que se pudieron ver en el certamen, y probablemente contra todo pronóstico. Interesantísimo el enfoque que le ha dado a este conocido personaje el director Shinji Higuchi, apoyado en un asombroso guion, a cargo de Hideaki Anno, su guionista habitual. Más allá de la típica película de robots y monstruos gigantes, he aquí un doble y complicado reto. Por un lado, sublimar los efectos especiales, pero conservando toda la estadía de los films originales de los años sesenta. Tanto la música, los enfrentamientos o incluso los diálogos o el tratamiento de los personajes, todo nos remite a aquella rudimentaria imaginería, pero con unos efectos absolutamente contemporáneos. Por el otro, la historia no es para nada ingenua, y en su aparentemente ingenua trama esconde una ácida crítica hacia los extremismos bélicos, convirtiendo a Ultraman en un heraldo de las estrellas, inmensamente poderoso, pero con un mensaje de paz (más bien una inquietante advertencia) al gobierno japonés, que planeaba convertirlo en un arma total.
Una gozada, tanto para los fanáticos del género como para los recelosos.
Saludos.
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