jueves, 3 de noviembre de 2022

El dogma del Dogma antes del Dogma


 

Paciencia. Se puede contar la vida, pero paciencia. En la vida se puede ser sincero, pero nadie te entenderá. En el cine se puede mentir, y nadie entenderá lo contrario. NUMÉRO DEUX anticipa muchas cosas. Al Godard deseoso del video, hastiado del celuloide. Al ya último hachazo a Mayo del 68, para que nadie pudiese rematar al muerto. A la futilidad del desnudo como reclamo, del porno encubierto como reclamo. El montaje paralelo no es montaje, es desangrado de la luz, único recurso para que dos ojos no sigan siendo uno solo. Godard renunciaba, del cine, del comunismo, de las historias. Nunca de las personas. Godard como el director-entomólogo, desgranando las vicisitudes de los libres-derrotados, aquí dibujados como seres incapaces de compaginar el reflejo de la libertad con la realidad cotidiana. Derrotados, hastiados. El sexo como acto mecánico, como lección casera para los hijos, que se desentienden en cuanto comprenden que también eso es algo mecanizado y carente de misterio. El dilema del hombre común, del viejo que llega a proclamar la prevalencia de la experiencia bélica sobre el aplastamiento del trabajo diario. Los niños aburridos, los padres aburridos, los niños aburridos. Godard lo veía claro entonces, y tampoco sabía de qué manera filmarlo, así que puso una imagen y su contraria, tan sólo para demostrarnos que todas las imágenes cumplen el mismo idiotizante cometido.
Estremecedora.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!