Nos enteramos hace un par de meses de que Amazon, esa plataforma que algún día debiésemos poner en su debida cuestión, estrenaba el remake norteamericano de GOODNIGHT MOMMY, la inquietante película austríaca de 2014. Más allá de si era o no necesaria esta revisión, que se intuye más oportunista o de relleno que otra cosa, es interesante indagar mínimamente en las constantes de este tipo de productos, que nos llevan a pensar en esos doppelgängers sintéticos y descafeinados. Lo que en aquella era una vuelta de tuerca, perversa y amoral, a las relaciones materno-filiales, en ésta roza el dramón de mediodía, empeñada en explicar lo que debería quedar en manos de la intuición del espectador. Y eso que la esforzadísima interpretación de Naomi Watts salva el desastre, y ella sola deja este intrascendente film en lo que es, un subproducto de consumo rápido para telespectadores sin tiempo para discernir ni bagaje para exigir. Desafortunadamente, me parece que nos estamos acostumbrando demasiado rápido a este "nuevo" (porque no lo es) modelo de producción, basado en la copia infame y sin nada que aportar, más allá de una cierta campaña publicitaria... y en algunos casos ya ni eso.
Si no existiera la original de Franz/Fiala diría que es correcta, pero en mi caso han sido noventa minutos de visionado indignado.
Saludos.
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