lunes, 21 de noviembre de 2022

Los que traen el infierno #2


 

La historia de HELLRAISER, la primera, la original, es curiosa, incluso más que su propio guion, o la autoadaptación que Clive Barker realizó allá por 1987, y que ha llegado hasta nuestros días con un status que merece la pena analizar mínimamente. HELLRAISER debe ser de las pocas películas a las que su aureola de culto precede (y supera) a su calidad intrínseca, discutible por motivos obvios. Barker tuvo demasiado azúcar, era un treintañero destinado nada menos que disputarle la corona como maestro del horror a Stephen King, y de repente se encontró con la posibilidad de tener carta blanca para llevar al cine su gran obra maestra. El resultado, sin ser decepcionante (recordemos la inenarrable incursión de King como director), no hace justicia al libro, pero creo que no seríamos justos si nos quedáramos ahí y no juzgáramos HELLRAISER estrictamente como film, y efectivamente el de un debutante. Como película de horror, es capaz de transmitir la extrañeza que producen los cenobitas, haciendo que aparezcan muy poco en pantalla, y centrándose en la "regeneración corporal" de quien ha logrado escapar de sus garras, y ahora pretende volver al mundo de los vivos, para lo que requiere una serie de sacrificios humanos. Los efectos de maquillaje no están mal (los otros, pues que tal), las interpretaciones son efectivas, y la imaginería de tintes decididamente sadomasoquistas es recreada por Barker puntillosamente, legándonos básicamente a un Pinhead absolutamente icónico ¿Cuál es el problema entonces? Principalmente tiene un desfase narrativo importante, que lastra el ritmo y casi desgaja la historia en dos vertientes, no siempre complementarias. Si prescindiéramos del elemento sobrenatural, nos quedaría un thriller arquetípico, con cuernos, venganzas y relaciones tóxicas. Algunos, ente ellos Barker, podrían ver eso como una representación fidedigna del infierno en la Tierra... A lo mejor es hilar muy fino, pero un par de revisiones llevan a fijarse en estas cosas...
Ha creado una iconografía única y envidiable, y eso es mucho más de lo que puede decir mucha gente más versada en hacer películas.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!