De verdad que le sigo dando vueltas a cómo se me pudo resbalar de enttre las manos una película como VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN. No me lo perdono, aunque lo subsano, recomendación indirecta mediante. Sólo por desmarcarse gozosamente del "canon ibérico", pese a contar con un elenco de lo más "mainstream", merece que pongamos atención a esta desquiciada comedia (si es que lo es) negra, pero negrísima, sin nada de azul para entendernos. El guion de Javier Gullón, adaptando la novela de Antonio Orejudo, es un escándalo de concisión, porque el material de partida es diabólicamente intrincado y decididamente escurridizo. Es un juego de muñecas rusas esquizoides, tanto como una rayuela hecha con tiza rechinante, que molesta e importuna, pero jamás deja indiferente. Y son muchas las referencias, desde los "extraños en un tren" de Highsmith, de donde parte todo, al incontenible cine-río de Mariano Llinás y su placer por el relato por el relato por el relato... Aunque el film, ópera prima del excelente cortometrajista Aritz Moreno, encuentra un aire propio, malsano pero presto a ser celebrado; bebiendo una mijita del grotesque de aquella DELICATESSEN, tanto como de las pesadillas surreales de Ken Russell, así a vuelapluma se me vino un nombre recurrente y que veía escondido tras cada fotograma. Ignoro si conscientemente, donde este joven director se atreve a mirar es en el imaginario de un cineasta que, hace ya mucho tiempo, trazaba un "mapa ibérico" desbordando los meros límites fronterizos. Me refiero a Edgar Neville, que en otro país menos inculto y desagradecido sería la brújula de cualquier aspirante a contador de historias. Y aquí hay muchas historias, y muy sorprendentes, y alguna les aseguro que les va a dejar mal cuerpo. Y nosotros que lo agradecemos...
Imprescindible.
Saludos.
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