lunes, 7 de marzo de 2022

Malamadre


 

Si lo que Maggie Gyllenhaal pretendía, en su debut como directora, era plasmar los interiores de una mujer fuera de las convenciones sociales, las que tan a menudo encasillan como "madre y esposa abnegada", el intento es loable, pero me temo que no le hacían falta mayores truculencias que las ya generadas por el complejo personaje interpretado con brillantez por Olivia Colman. Todo lo demás sobra, pero desgraciadamente todo lo demás ya estaba en la novela de Elena Ferrante, más matizado, pero estaba. La llegada de una mujer a un paradisíaco rincón de Grecia, teniendo en cuenta que se trata de una profesora de literatura que roza los cincuenta, y que disfruta de su apacible soledad, no parece, en principio, el marco ideal para un vaivén de personajes misteriosos, miradas chungas y decisiones sencillamente tan imbéciles como imprudentes. Todo esto es THE LOST DAUGHTER, un film tan sobriamente realizado como indigesto de ubicar en algún lugar que no nos haga pensar en personajes, nunca personas. Entiendo que es muy difícil sostener cierto naturalismo sin ceder a tentaciones explicativas, pero precisamente aquí choca frontalmente con una narrativa que brinca más que fluye, y que se pasma en secuencias que parecen recortadas de un fondo que nunca termina de asomar por completo. En su favor queda la audacia de ese retrato femenino, tan desbordante como desbordado, su conflicto interior desmigajado en detalles conectados a su juventud, donde tomó una decisión tan complicada que necesita demasiadas explicaciones, y eso termina siendo otro gran lastre para un film que queda en un correcto debut.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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