En referencia a lo comentado la semana pasada, se le contrapone a un título injustamente olvidado, otro directamente fallido. AT LONG LAST LOVE es un musical de los de toda la vida, a la vieja usanza, sofisticado, chispeante, dinámico. Incluso con canciones de Cole Porter, al que Bogdanovich invoca una y otra vez para que salve al film del pastiche. Se me hace demasiado larga, demasiado tontuela, o simplemente es que una fórmula hecha antes muchísimo mejor. Aun así, mientras el musical no se apodera de la pantalla, se puede disfrutar una típica comedia de enredos medianamente entretenida, con un improbable cuarteto que se va intercambiando sucesivamente. Los problemas, en cambio, son muchos. Empezando por Burt Reynolds, que ni sabe cantar, ni bailar, ni tiene gracia, y oficia de ajadillo playboy alelado, que se va colando alternativamente de una Cybill Shepherd que tampoco está dotada para el musical, y una Madeline Kahn, esta sí, que es de lo poco sobresaliente de la función. Completaba Duilio del Prete, al que Bogdanovich se trajo de Italia, y la tercera trama, que podría haber funcionado de haber dispuesto de más espacio, con la tensión sexual no resuelta de unos espléndidos Eileen Brennan y John Hillerman. Resumiendo, un musical en clave desenfadada, que parece un hit parade, y en el que Bogdanovich tira por tierra el encadenamiento de complejos planos-secuencia, en pos de una mayor firmeza dramática. Y claro, no le funcionó, y supuso el primer gran descalabro de su autor.
Saludos.
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