A ver ¿Es THE TENDER BAR una mala película? No creo que lo sea más que lo contrario. Es una visión correcta, un trabajo empaquetado desde el mismo encargo, es AOR. Es George Clooney del mismo modo que es J.R. Moehringer, porque si no son sus vivencias sí que son las que él mismo ha elegido para ser expuestas. Ni siquiera parece un relato autobiográfico, sino más bien un escaparate de reliquias, recuerdos que refulgen por lo molones que quedarían en una pantalla. Clooney mola, y Ben Affleck también, y lo saben; Moehringer es un señor que ganó el Pulitzer y que no conoce ni dios, pero su historia podría contarse desde los estudios de Amazon, por ejemplo. Es la historia del aspirante a escritor, no del escritor; es la historia de un bar con libros, donde todos se invitan y nadie sale perjudicado. También es la carta de amor a la madre abnegada, tozuda por ver a su hijo fuera de su propia espiral de desgracias; aunque el tropezón llega muy al final, con el ajuste de cuentas paterno. El cierre es bochornoso, salido de un manual para construir clímax dramáticos, y echa por tierra las pocas partes buenas. Las partes buenas, casi todas, son en las que sale Affleck, ese tío que algunos tienen (yo no), que te da tu primera copa, tu primer cigarrillo y tu primer consejo sabio. Sí, sabiduría de cuñado, pero que te servirá para sortear algunas trampas al poner un pie ahí fuera. No sé, los personajes van oscilando como tentempiés, los arcos temporales tienen la cronología de un hipido, y en definitiva se intuye demasiada indulgencia con según qué fronteras, no vaya a ser que por una vez nos manchemos las camisas. Tan fácil como ir a Yale, tan estúpido como repetirte a ti mismo que eres escritor sólo porque lo deseas. Bares, libros. Volvamos.
Saludos.
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