Uno de los iconos de los veranos ochenteros era aquella máquina de videojuegos, cuya sola presencia y sonido resultaba un reclamo irresistible en aquellas tardes post-playeras. Había sólo una, y el juego solía variar de temporada en temporada, lo que era un poco frustrante una vez que le empezábamos a pillar el tranquillo. De un tiempo a una parte, han proliferado las películas basadas en videojuegos, no tanto en maquinitas, sino en consolas, aunque no es un asunto tan novedoso como creeríamos. La cosa ha cambiado una barbaridad, y hay videojuegos mejor realizados que sus posteriores adaptaciones, pero los que tienen una edad se acordarán de THE LAST STARFIGHTER, que aterrizó en 1984 para erigirse en next big thing, pero se quedó a mitad de absolutamente todo; una película, más que pequeña, empequeñecida, a la que se le ven las carencias de presupuesto, y las pocas soluciones aportadas por su director, que lo hizo casi todo en televisión. Sí, "Starfighter"era una maquinita de Atari, y no una tan buena, pero qué le vamos a hacer, al fin y al cabo todos soñábamos con salvar la galaxia en chanclas, mientras papá apuraba el cubata en vaso de tubo en una de aquellas tardes plegadas sobre sí mismas...
Saludos.
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