¿Puede una película estar muy bien hecha y no ser buena? Algo así ocurre con STARDUST, ambiciosa adaptación de la novela de Neil Gaiman, tan de actualidad ahora mismo, y que supuso el debut en el largo de Matthew Vaughn. Varias curiosidades. Me llama la atención el lujoso reparto, que aquí juega en contra del ritmo, ya que parece que Vaughn esté en la obligación de "repartir minutos", como un mal entrenador. Difícil tesitura, en todo caso, si tienes a Michelle Pfeiffer, Robert DeNiro, Sienna Miller, Mark Strong, Claire Danes, o hasta el mismísimo Peter O'Toole... que incluso Ricky Gervais andaba por allí. Luego está la trama, frenética, pero inexplicablemente alargada hasta que da la sensación de tener varios desenlaces. Es Gaiman en estado puro, con sus mitologías, su socarronería y dominio del "espacio virgen", el destinado a los autores genuinos, siempre pugnando por eludir el lugar común. A Vaughn, en cambio, le sale meloso el trasfondo romántico, desvaídas las escenas de acción, pero por el contrario le da un toque muy personal (todo su cine, como hemos ido descubriendo) a los chispazos cómicos, que surgen con personal naturalidad. E insisto, es una historia mil veces contada, con malos y buenos, brujas y espadachines, pero que al menos intenta humanizar a sus personajes. Algunos salen mejor parados que otros, pero esa es una historia que el director británico nos ha contado unas cuantas veces.
Lo mejor, la Pfeiffer. Matizadísima malvada la suya.
Lo peor, algunas caracterizaciones, como la de Robert DeNiro o Henry Cavill... Si, sí. Yo tampoco me di cuenta de que estaba hasta los créditos...
Saludos.
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